Estados Unidos se convertirá en el único país del continente americano que no tendrá relaciones con Cuba, al tiempo que es hoy el único del mundo a cuyos ciudadanos se les impide viajar a esa nación caribeña, a causa del bloqueo que Washington le impone desde hace 50 años. Con el inminente restablecimiento de los […]
Estados Unidos se convertirá en el único país del continente americano que no tendrá relaciones con Cuba, al tiempo que es hoy el único del mundo a cuyos ciudadanos se les impide viajar a esa nación caribeña, a causa del bloqueo que Washington le impone desde hace 50 años.
Con el inminente restablecimiento de los vínculos diplomáticos entre El Salvador y Cuba, tras la victoria del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) en las recientes elecciones celebradas en ese estado centroamericano, se confirmará que es el gobierno norteamericano el que sufre el mal de la soledad, y no la mayor de las Antillas, que es cada vez más arropada internacionalmente.
Por su parte, Costa Rica, la otra nación latinoamericana que no tenía hasta ahora nexos con Cuba, anunció también hace pocos días en boca de su presidente Oscar Arias, que los restablecerá inmediatamente, decisión que fue aceptada por las autoridades de La Habana.
Las determinaciones de El Salvador y Costa Rica ratificarán nuevamente que Estados Unidos, cuyas sucesivas administraciones han pretendido mantener cercada a la isla caribeña durante más de cinco décadas, es al final el aislado y no el aislador.
Para decepción de Washington, al igual que para los cada menos y debilitados adversarios de Cuba, ese pequeño país se ha insertado definitivamente en América Latina, donde es reconocido su prestigio y autoridad moral, además de su larga lucha en defensa de su soberanía e independencia frente al bloqueo y a las continuas agresiones de su poderoso y agresivo vecino del norte.
En los últimos meses la mayor de las Antillas ha intensificado sus relaciones con casi la totalidad de los estados latinoamericanos, y fue acogida oficialmente como miembro efectivo del Grupo de Rio, el más importante organismo de integración de esa región, en una multicumbre celebrada en diciembre pasado en Brasil.
Precisamente, en esa cita se escuchó como nunca antes y de manera unánime en América Latina y el Caribe el reclamo a la Casa Blanca de que ponga fin de una vez por todas al ilegal cerco económico, financiero y comercial que le aplica a Cuba, desde el triunfo de su Revolución en 1959.
En la referida multicumbre de Brasil, los 33 países presentes al más alto nivel concordaron en subrayar que el bloqueo es injustificado y sin razón, y exhortaron al hoy mandatario norteamericano, Barack Obama, a sepultar para siempre esa frustrada conducta hostil.
Asimismo resaltaron que la admisión de Cuba en el Grupo de Rio fue un acto histórico y de justicia porque nunca la Isla debió intentarse aislar del continente americano, como siempre han deseado hacer las sucesivas administraciones estadounidenses.
Washington tiene ahora dos opciones, continuar en su encierro imperial derivado del mantenimiento de su política agresiva hacia Cuba, o escuchar el llamado de la comunidad internacional de acabar con el bloqueo y normalizar las relaciones con la mayor de las Antillas, respetando su soberanía e independencia.
La pelota está evidentemente en terreno norteamericano, y es su actual gobierno el que deberá escoger entre pasar a la historia por su aislamiento o su inserción en América Latina.