“Es falso que nuestro planeta no pueda alimentar a 10.000 millones de personas, tan solo se trataría de racionalizar la producción y conseguir un reparto eficaz de los recursos”
La viñeta de Hitler con uniforme militar, los anagramas del euro y el dólar en la solapa, un fondo ocre y el planeta bajo su control. Se le adjuntan, entre otras figuras, las raspas del pescado, un avión y un automóvil; Crisis alimentaria, empobrecimiento y fin de recursos, es el título del número 124 de la revista Al Margen (invierno 2022), presentado el 20 de enero en el Ateneo Libertario con la misma denominación, ubicado en la calle Palma (centro histórico) de Valencia.
La redacción y edición corre a cargo del colectivo Al Margen. Esta publicación de debate libertario ha cumplido su 32 aniversario y cuenta con puntos de distribución en la ciudad de Valencia, las comarcas de l´Horta y La Safor, además de otras ciudades del estado español: Bilbao, Vitoria, Barcelona, Madrid y Palma de Mallorca. También puede adquirirse por suscripción.
“Es falso que nuestro planeta no pueda alimentar a 10.000 millones de personas, tan solo se trataría de racionalizar la producción y conseguir un reparto eficaz de los recursos”, se afirma en el editorial; pero este extremo resulta imposible, según el colectivo editor, en el contexto actual de capitalismo depredador, en que la solidaridad y la ética no cotizan en bolsa.
Cómo Italia renunció a la energía nuclear es el título de un artículo de Gianni Carrozza, publicado en el apartado de correspondencia internacional; Italia decidió por votación en referéndum –en 1987, tras la catástrofe de Chernóbil- abandonar la energía nuclear; otra consulta popular –en junio de 2011- negó la posibilidad de retornar a las nucleares (la planta de Caorso fue clausurada en 1990 y la de Latina en 1987). El autor destaca la presión del lobby nuclear para que la cuestión continúe en la agenda, pero también confía en el desarrollo de las energías renovables.
La edición de Al Margen presentada en enero es el cuarto número que el Ateneo ha publicado de la revista en 2022; se agrega a los de Burrocracia y control social (otoño); A vuelta con el militarismo y el antimilitarismo (verano); y La sumisión a la pandemia o la pandemia de la insumisión (primavera), con la separata Ultimátum a la tierra.
El número dedicado a la crisis alimentaria y el control de los recursos incluye un artículo –de tres páginas- del historiador y militante anarquista Miquel Amorós (Tener siempre presente al capitalismo al hablar de crisis ecológica); en el texto advierte que, desde la tercera Cumbre de la Tierra (Johannesburgo, 2002), organizada por Naciones Unidas, los grupos de presión multinacionales apuestan por una “Nueva Economía Climática”; en otros términos, la llamada digitalización (o Tercera Revolución Industrial), que comenzaría por la “transición energética”.
El también autor de El sutil hilo conductor de la subversión (Ed. Irrecuperables, 2022)desarrolla la idea del siguiente modo: “Hace tiempo ya que las finanzas se aventuran por los negocios ‘ecológicos’ y digitales como por ejemplo, los inmuebles inteligentes, los techos de paneles solares, el alumbrado LED, los coches y patinetes eléctricos, las pilas de hidrógeno, las subastas de energía o los mercados de emisiones”.
El Doctor Gibarian introduce una reflexión de fondo -en el texto titulado Agriocultores– sobre los conceptos de “antidesarrollismo” y “decrecentismo”; además, se incluyen las secciones habituales de poesía (poemas de Mónica Calderio, autora de Latitud sur); o la sección El Embudo, que recomienda el cómic del dibujante Rubén Uceda sobre la revolucionaria anarquista Soledad Casilda Hernáez; y también se hace eco de la campaña de solidaridad con los repobladores de Fraguas (Guadalajara).
Una perspectiva diferente adopta el Informe de remuneraciones de los consejeros de las sociedades cotizadas, que publica anualmente la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV); en el ejercicio de 2021 la retribución media devengada por consejero se situó en 416.000 euros anuales (incremento del 11% respecto a 2020); las retribuciones más elevadas correspondieron a los presidentes ejecutivos, con una media en 2021 de 2,4 millones de euros, a las que siguieron las de los consejeros delegados (2,1 millones de euros).
Dista mucho de esta realidad la de Matilde Sanz Gil, autora de Explotación flexible, libro editado por La Consentida en 2022. Presentado en el Ateneo Libertario Al Margen, el texto de 288 páginas está escrito en forma de dietario con reflexiones y experiencias laborales (también vitales) entre octubre de 2008 (capítulo 1, Alta velocidad) y enero de 2021 (capítulo 4, No es sólo no parar, es acelerar).
Cuando la obra finaliza, Matilde Sanz tiene 34 años, empezó a trabajar con cerca de 21. “Es necesario redirigir nuestra conducta, nuestras metas y nuestros deseos si no queremos que la vida se pase sin habernos dado cuenta. Es urgente la toma de conciencia sobre hacia donde nos lleva trabajar más de 8, 9, 10 o más horas diarias (…)”, afirma; una alternativa posible radicaría en el mejor reparto de horas y salarios.
En el comentario del 17 de octubre de 2008 destaca cómo llevaba un mes trabajando a media jornada, realizaba un número superior a las cuatro horas firmadas en el contrato y no cobraba las horas extraordinarias; pero aprendía (se mostraba satisfecha), desarrollaba proyectos y planos con el programa de diseño AutoCAD. “Ellos son ingenieros, ellas secretarias”, era una de las primeras impresiones.
Apenas un mes después, evoca la autora: “Sándwich de supermercado y mandarina rancia hasta las 7 de la tarde. Parece que soy la única a la que le molesta no tener un rato para comer caliente (…); quizás en el currículum tenga que añadir cosas como: dispongo de microondas, cafetera e impresora para compartir en la oficina”.
Surgida en 2021, La Consentida presenta el libro de Matilde Sanz como un diario en el que se expone la realidad del mercado laboral “sin edulcorar”; una relación Capital-Trabajo en la que no son extrañas la explotación, el machismo y los abusos de poder. En la página Web de la editorial, figura también una pregunta de la obrera a las Cortes Valencianas: “Estoy cansada de ver la situación tan precaria que vivimos en España. ¿Por qué las instituciones no contratan a más inspectores/as para velar por los/as trabajadores/as y sus condiciones?”
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