La Campaña Banca Armada ha participado en la junta de accionistas del banco presidido por Patricia Botín para exigir que deje de financiar empresas relacionadas con el armamento nuclear y la militarización de fronteras.
Una año más y gracias a la delegación de voto de varias accionistas críticas, integrantes de la Campaña Banca Armada han participado en la junta de accionistas que el Banco Santander ha celebrado hoy en su sede en Boadilla del Monte para exigir a la entidad que deje de financiar empresas relacionadas con el armamento nuclear y la militarización de fronteras.
Según los cálculos realizados por la Campaña Banca Armada y una de sus organizaciones, el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, la entidad que preside Patricia Botín se encuentra en el top 10 de bancos europeos que más financian las armas nucleares. Durante el periodo 2019-2021, el Banco Santander ha financiado ocho empresas que fabrican este tipo de armamento, sumando un total de 5.344 millones de euros. “esto supone, según los datos de los cuales disponemos, un incremento del 174% respecto al periodo anterior en cuanto a inversiones en empresas que fabrican armas nucleares“, ha explicado en su intervención frente al resto de accionistas Sara Manserra, integrante de la campaña. Dicha cifra colocaría al banco entre las diez entidades europeas que más han invertido en las empresas que fabrican armamento nuclear.
Además, Manserra ha recordado al bando que en enero del año 2021 entró en vigor el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, después de que 51 países lo ratificaran. Este tratado prohíbe explícitamente la fabricación, el desarrollo, la adquisición, el almacenamiento y el emplazamiento de armas nucleares, así como usar o amenazar de usar estas armas. Dicho tratado, además, prohíbe que se asista o se ayude de cualquier manera porque se puedan realizar estos actos prohibidos, lo cual, según los integrantes de la campaña, debería extenderse a la ayuda financiera que banco como el Santander dan a este tipo de empresas armamentísticas. ”Es un imperativo moral, sobre todo en el contexto que estamos viviendo donde se está incrementando de manera vertiginosa la amenaza de una guerra nuclear, dejar de financiar las empresas que producen este tipo de armamento y apostar por el desarme nuclear“, ha matizado Manserra.
Las ocho empresas financiadas por el Banco Santander son Boeing, Airbus, Honeyell Internatiownal, Safran, Thales, Flúor, Leonardo y Raytheon Technologies. Tres de ellas, Boeing, Raytheon Technologies y Honeywell Internacional están fabricando componentes clave para los misiles nucleares intercontinentales Minuteman III. Entre las tres han recibido más de 2.800 millones de euros en financiación del Santander, tanto en créditos como en operaciones de emisión de bonos.
Por otro lado, el Banco Santander también ha financiado a Airbus, Safran y Thales, que producen y hacen tareas de mantenimiento de los misiles nucleares balísticos M51 utilizados en los submarinos franceses. Entre las tres han recibido más de 2.300 millones de euros también en créditos y operaciones de underwriting.
Banco Santander y las fronteras
No solo se ha señalado los lazos de la entidad de Botín con la industria de las armas nucleares. La Campaña ha señalado que “el Banco Santander está utilizando el conflicto armado en Ucrania para lavar su imagen con campañas de donaciones y de supuesto altruismo”, ha clamado Gemma Amorós, técnica de la campaña en Setem Cataluña. ”En años anteriores hemos denunciado y relacionando su implicación financiera con empresas que fabricaron armamento que después fue utilizado en conflictos armados como el del Yemen”, ha denunciado Amorós, “y se les tendría que caer la cara de vergüenza de utilizar el conflicto de Ucrania para lavar su imagen”, ha finalizado señalando a la representación del banco en la junta de accionistas.
Según los datos obtenidos por la campaña Banca Armada, el Banco Santander ha financiado al Grupo Eulen, ATOS y Accenture. Todas ellas forman parte de las empresas contratistas que han recibido encargos a la frontera sur para hacer, por ejemplo, servicios de mantenimiento y reparación tanto de lugares fronterizos como de los CETIs (Centros de Estancia Temporal para Inmigrantes), donde se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos.
Desde la campaña denuncian que esas empresas forman parte del complejo industrial que “recibe de manera inhumana a personas que huyen de conflictos como Siria, Etiopía, Somalia, Libia o el Sahel, o que huyen de zonas en tensión”.
Además, el Banco Santander ha dispuesto de casi 11 millones de euros en acciones de Accenture. Amorós ha destacado que ”Accenture, junto con otras empresas, ganó un contrato marco de 157 millones de euros para desarrollar lo Biometric Matching System (BMS), que es un componente básico de los sistemas de identidad que utiliza la UE para militarizar sus fronteras, reproduciendo así la narrativa que la crisis humanitaria de las personas refugiadas es una amenaza a la seguridad“. Para terminar, Amorós ha vuelto a recordar a los accionistas y representantes del banco allí presentes que “los conflictos armados empiezan y se perpetúan gracias a las armas y a los bancos que las financian”.