Señor Presidente: Señores delegados: El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba, y también contra los derechos de los pueblos que ustedes representan en esta Asamblea, dura ya casi medio siglo. Según cálculos conservadores, ha provocado a Cuba pérdidas por más de 89 mil millones de dólares. Eso significa, al […]
Señor Presidente:
Señores delegados:
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba, y también contra los derechos de los pueblos que ustedes representan en esta Asamblea, dura ya casi medio siglo.
Según cálculos conservadores, ha provocado a Cuba pérdidas por más de 89 mil millones de dólares. Eso significa, al valor actual del dólar, no menos de 222 mil millones de dólares. Cualquiera puede comprender el nivel de desarrollo económico y social que Cuba habría alcanzado si no hubiera estado sometida a esta guerra económica implacable y obsesiva.
El bloqueo es hoy el principal obstáculo al desarrollo y el bienestar de los cubanos y una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos de nuestro pueblo.
El bloqueo pretende rendir por hambre y enfermedades al pueblo cubano.
Así se explicó la esencia del bloqueo a Cuba en una reunión encabezada por el presidente Dwight Eisenhower en 1960:
«…no existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.»
Cuarenta y siete años después, así lo ha repetido el presidente George W. Bush:
«… insto a nuestro Congreso a que dé muestras de su apoyo y solidaridad a favor de un cambio fundamental en Cuba al mantener nuestro embargo…»
Siete de cada diez cubanos, señores delegados, sólo hemos conocido la amenaza perenne de agresión contra nuestra Patria y las penurias económicas causadas por la persecución implacable del bloqueo.
Los Estados Unidos han ignorado, con arrogancia y ceguera política, las quince resoluciones adoptadas por esta Asamblea General pidiendo el levantamiento del bloqueo contra Cuba. Más aún, durante el último año han adoptado nuevas medidas, rayanas en la locura y el fanatismo, que endurecen todavía más las sanciones y la persecución extraterritorial de nuestras relaciones con los países que ustedes representan.
El bloqueo no se había aplicado nunca con tal ensañamiento como en el último año.
El 14 de agosto del 2006, el Gobierno de Estados Unidos llegó al extremo de multar a la Alianza de Iglesias Bautistas, alegando que algunos de sus feligreses «hicieron turismo» durante una visita con fines religiosos a Cuba.
En diciembre del 2006, el Gobierno de Estados Unidos prohibió a las compañías norteamericanas proveer servicios de Internet a Cuba. Por lo tanto, si desde Cuba se intenta acceder a los servicios del Google Earth, como hacen millones de usuarios cada día en todo el mundo, se recibe como respuesta que: «Este producto no se encuentra disponible en su país».
Los niños cubanos han sido especialmente lacerados por el bloqueo que el presidente Bush ha prometido reforzar.
Los niños cubanos no pueden recibir el anestésico inhalatorio Sevorane, de la compañía norteamericana Abbott, que es el mejor para la anestesia general pediátrica. Tenemos que usar sustitutos de menor calidad. El presidente Bush lo explicará seguramente diciendo que esos niños cubanos son «víctimas colaterales» de su guerra contra Cuba.
Los niños cubanos aquejados de arritmias no pueden ya recibir marcapasos que la empresa norteamericana Saint-Jude nos vendía. Fue muy fuerte la presión de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, y Saint-Jude se vio obligada a romper con Cuba.
La delegación de Estados Unidos debería explicar a esta Asamblea por qué los niños cubanos que padecen arritmias cardíacas son enemigos del gobierno norteamericano.
La delegación cubana no puede explicar, quizás la de Estados Unidos sí lo haga, por qué la cultura ha sido uno de los objetivos principales de la persecución del bloqueo.
El Gobierno de Estados Unidos impide a Cuba participar en la Feria del Libro de Puerto Rico. Bloquear la participación de escritores y editores cubanos en una Feria del Libro es un acto bárbaro.
A partir de diciembre del 2006, los hoteles de las cadenas norteamericanas Ritz, Carlton, Hilton y Marriott recibieron instrucciones del Gobierno de Estados Unidos de cancelar los contratos a los músicos cubanos que trabajaban temporalmente en sus hoteles en todo el mundo. Sólo si se mudan a Miami, se declaran admiradores de la política del presidente Bush y se arrepienten de haber vivido alguna vez en Cuba, podrán volver a ser contratados.
Quisiera hoy reiterar nuestra solidaridad con los cineastas norteamericanos Oliver Stone y Michael Moore. El primero, ya fue multado por el Gobierno de Estados Unidos, en nombre de la libertad, por haber viajado a Cuba a filmar los documentales «Comandante» y «Buscando a Fidel». Realmente no sé cómo el presidente Bush imagina que Oliver Stone podía encontrar a Fidel si no era viajando a Cuba. El segundo, Michael Moore, está siendo investigado por el viaje que hizo a nuestro país, el pasado mes de marzo, para filmar su documental «Sicko». Es, señores delegados, el macartismo del siglo XXI.
Con esta grotesca persecución de la palabra honesta y el arte independiente, el Presidente de los Estados Unidos se convierte en un émulo de la Inquisición medieval. Solo que esta moderna Inquisición es mucho más bárbara y letal: ésta organizó el saqueo de la fabulosa Biblioteca de Bagdad y la quema de más de un millón de volúmenes.
Quisiera recordar ahora las palabras de la artista cubana y del mundo, Alicia Alonso, en su carta reciente a los intelectuales y artistas estadounidenses:
«Trabajemos juntos para que los artistas y escritores cubanos puedan llevar su talento a los Estados Unidos, y que a ustedes no les impidan venir a nuestra Isla a compartir sus conocimientos y valores; para que una canción, un libro, un estudio científico o una obra coreográfica no sean considerados, de manera irracional, como un delito».
El bloqueo persigue los intercambios y las relaciones humanas entre los pueblos de Cuba y Estados Unidos. Impide, además, las relaciones normales entre las familias cubanas a uno y otro lado del Estrecho de la Florida. Multas de hasta un millón de dólares para las empresas y 250 mil dólares para los individuos y penas de cárcel de hasta 10 años para los infractores es el precio que tiene que arriesgar un norteamericano por venir de turista a nuestro país o un cubano residente en Estados Unidos si quiere visitar a un familiar enfermo en Cuba.
Señores delegados:
En más de una ocasión esta Asamblea ha escuchado a los representantes de Estados Unidos decir que el tema que hoy discutimos es una cuestión bilateral, que no debe ser tratada en este foro. Probablemente repitan este falaz argumento cuando expliquen después su voto.
Sin embargo, como bien ustedes conocen, la brutal guerra económica que se le impone a Cuba no afecta solamente a los cubanos. Si sólo fuere así, sería sumamente grave. Pero es peor aun. Es una afrenta al Derecho Internacional, a los propósitos y principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas y al derecho de cualquier país a comerciar de manera libre y soberana con quien lo desee.
La aplicación extraterritorial de las leyes norteamericanas, en menosprecio de los legítimos intereses de terceros países -los países que ustedes representan, señores delegados, en esta Asamblea- de invertir y desarrollar relaciones económicas y comerciales normales con Cuba, es un tema que concierne a todos los Estados aquí reunidos.
Sólo en el período comprendido entre mayo del 2006 y mayo del 2007, al menos 30 países se vieron afectados por las disposiciones extraterritoriales de la política de bloqueo contra Cuba.
Veamos sólo algunos ejemplos:
– El 28 de julio del 2006 le fueron aplicadas al Banco «Netherlands Caribbean Bank», de Antillas Holandesas, las regulaciones del bloqueo, incluidos el congelamiento de cuentas en Estados Unidos y la prohibición de cualquier transacción de ciudadanos y entidades norteamericanas con dicho Banco.
– El 4 de mayo del 2007, la empresa británica PSL Energy Services fue multada con 164 mil dólares por exportar a Cuba equipos y servicios para la industria del petróleo.
– Tampoco los compresores marca Sabroe pudieron ser exportados a Cuba, después que la compañía danesa que los produce fue adquirida por una empresa norteamericana.
– La multinacional norteamericana General Electric adquirió a la compañía finlandesa Datex-Ohmeda. Sólo hasta ese día Cuba pudo seguir comprando los excelentes equipos de anestesia y monitorización multipropósito, fabricados en Finlandia, que adquiríamos tradicionalmente.
– Cuando el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos de Cuba trató de comprar a la compañía japonesa Shimadzu un espectrofotómetro infrarrojo, encontró que ello estaba prohibido por el bloqueo, pues ese equipo tiene más de 10% de componentes norteamericanos.
– La compañía alemana Basf AG no pudo vender un producto herbicida a Cuba, ni desde Alemania ni desde sus sucursales en América Latina, porque el ingrediente activo es de origen norteamericano.
– Desde que, a fines del año 2006, la compañía de cruceros española Pullmantur fue adquirida por la norteamericana «Royal Caribbean», el crucero Holiday Dream, propiedad de la primera, tuvo que suspender sus operaciones en Cuba.
– En diciembre del 2006, la gerencia del Hotel Scandic de Noruega, que había sido comprado en marzo del 2006 por la cadena hotelera norteamericana Hilton, canceló las reservaciones que una delegación cubana había hecho para alojarse durante una feria internacional de turismo. Ello provocó un gran escándalo y un generalizado rechazo de la opinión pública noruega. Pero lo más increíble estaba por venir: la vocera del Grupo Hilton en Londres anunció públicamente, oigan bien, señores delegados, que dicha cadena prohibiría la estancia de cubanos en todos sus hoteles alrededor del mundo, pues de lo contrario estarían sujetos a multas o podrían ir a prisión según las leyes del bloqueo.
Pero el episodio más notorio ocurrido este año respecto al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba fue, sin dudas, la guerra sin cuartel librada por el Departamento del Tesoro norteamericano contra las relaciones de Cuba con instituciones financieras y bancarias de otros países.
Ello fue posible especialmente después que el Gobierno de Estados Unidos y sus servicios especiales accedieron a la información confidencial de la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT), institución a través de la cual se realiza prácticamente la totalidad de los pagos e intercambios de mensajes que se producen entre las instituciones financieras de todo el mundo.
En el último año, más de una veintena de bancos de diversos países han sido groseramente amenazados a fin de interrumpir cualquier tipo de relación o transacción con Cuba. Por comprensibles razones, no puedo dar a esta Asamblea más información sobre un tema tan sensible, pues facilitaría con ello la obsesiva persecución de las agencias norteamericanas dedicadas por entero a esta innoble tarea.
Señor Presidente:
Señores delegados:
Hace apenas unos días, el Presidente de los Estados Unidos declaró: «El régimen cubano utiliza el embargo de los Estados Unidos como chivo expiatorio de todos los suplicios que padece Cuba».
Sin embargo, el Informe del Secretario General contenido en el documento A/62/92, con la información aportada por 118 países y 21 Organizaciones Internacionales, prueba de manera clara y exhaustiva las acciones ejecutadas por la Administración en el transcurso del último año para recrudecer el bloqueo y sus graves consecuencias para Cuba.
Esta Asamblea General tiene hoy la oportunidad de expresar de manera libre y abierta el criterio de la comunidad internacional sobre la política de bloqueo y agresiones que durante casi 50 años Estados Unidos ha impuesto a los cubanos.
Ahora mismo, allá en Cuba, nuestro pueblo sigue con atención y esperanza la decisión que ustedes han de tomar. Lo hace recordando las palabras de Fidel: «Jamás un pueblo tuvo cosas tan sagradas que defender ni convicciones tan profundas por las cuales luchar».
Cuba, señores delegados, no se rendirá. Lucha y luchará con la convicción de que defender hoy nuestros derechos es defender también el derecho de todos los pueblos representados en esta Asamblea.
En nombre de Cuba les solicito votar a favor del proyecto de resolución titulado «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».
Les pido, señores delegados, votar a favor del proyecto presentado por Cuba, a despecho de las mentiras que se han proferido por la delegación de Estados Unidos y de las amenazas que se han hecho en todos estos días previos.
Les pedimos votar a favor del proyecto de Cuba, que es votar también a favor de los derechos de todos los pueblos del planeta.
Termino recordando las palabras de José Martí, Apóstol de la Independencia de Cuba: «Quien se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos».
¡Libertad para los Cinco Héroes cubanos, luchadores contra el terrorismo, presos políticos en cárceles norteamericanas!
¡Libertad para los Cinco Héroes cubanos!
Yo sí tengo legítimo derecho, señores delegados, a decir:
¡Viva Cuba Libre!
¡Viva Cuba Libre!
¡Viva Cuba Libre!