El «cabo» James cason, ahora aspirante a alcalde en Coral Gable (Miami), aprovechó su estancia en La Habana para embolsar dinero de la USAID, al encubrir las operaciones fraudulentas de supuestas ONGs, en particular la del agente CIA Franka Calzon, subsidiadas por este mecanismo norteamericano de desestabilización e injerencia, El ex jefe de la representación […]
El «cabo» James cason, ahora aspirante a alcalde en Coral Gable (Miami), aprovechó su estancia en La Habana para embolsar dinero de la USAID, al encubrir las operaciones fraudulentas de supuestas ONGs, en particular la del agente CIA Franka Calzon, subsidiadas por este mecanismo norteamericano de desestabilización e injerencia,
El ex jefe de la representación diplomática estadounidense en Cuba se jactó hace unos días en un canal de televisión local que distribuyó «un cuarto de millón de libros» a llamados disidentes, mientras estuvo en su puesto en la capital cubana.
Lo reporta en su blog Rui Ferreira, ex reportero del Nuevo Herald ahora con el diario español El Mundo, y conocido bloguero de Miami. Señala como la afirmación de Cason «es una soberana mentira», y recomienda a lectores de no votar por él: «Ya tenemos demasiados problemas de corrupción en el sur de la Florida».
Por cierto, «un cuarto de millón de libros» es una cantidad ciertamente desproporcionada en relación con la reducida clientela mercenaria que Cason alimentó y representa una tal logística para su distribución que algo suena inverosímil en su afirmación.
Salvo que es precisamente en el periodo 2002-2005 cuando Cason se encuentra en La Habana de jefe del bunker del Malecón habanero que se realiza el fraude detectado entonces por los propios contadores de la USAID. Falsas facturas encontradas qie no correspondían con la mecancia entregada provocan en el 2006 una investigación del GAO, la auditoria federal. Justo cuando Cason se retira de La Habana.
La USAID se percató a inicios de este año de que el centro de Center for a Free Cuba (CFC) del funcionario cubanoamericano Frank Calzón, un amigo personal de Cason, inflaba los costos de libros que editaba desde unos años, supuestamente para su distribución en Cuba.
Estos libros, conocidos por su calidad mediocre eran de pequeña tirada y se facturaban a un precio de fabricación muy superior a la realidad por cantidades que no correspondían a la mercancía entregada.
El Center for a Free Cuba de Calzón, fue luego implicado en un escándalo de corrupción cuando el brazo derecho de Calzon, Felipe Sixto, confesó que habia desviado medio millón de dólares a través de una operación similar a la de los libros realizadas con «radiocitos» destinados supuestamente a llevar la «verdad» norteamericana a la Isla.
El CFC de Calzon, un conocido agente de la CIA, es una organización satélite de los servicios de inteligencia norteamericanos, creada en 1997 con personal de la organización Freedom House y financiada por la USAID y otros fondos secretos. Realiza operaciones mixtas de desestabilización, desinformación y espionaje a menudo por el intermedio de ONGs extranjeras, tales como Reporteros sin Fronteras, que subsidia.
Entre otras «obras» editadas por Calzón y su mafia «anticastrista» se señalaba en aquel momento a un panfleto redactado por Emilio Ichikawa, propagandista miamense, con un prólogo de nada menos que el terrorista prófugo Carlos Alberto Montaner.
Otro libro es ¡Dengue!, firmado por Densy Mendoza e Ileana Fuentesen el cual los autores expresan sus agradecimientos a… Montaner y otro personaje conocido de la fauna terrorista de Miami, Angel De Fana, vinculado a un ex jefe del comité para militar de la FNCA Roberto «Macho» Martín Pérez.
Los libros fueron producidos por la imprenta Rhodes Printing, una pequeña empresa especializada en impresión ligera y venta de tarjetas de negocio y papelería, propiedad de los hermanos Roberto y José Escobar, con talleres en 8369 S.W., 40 Street Miami.
Rhodes Printing ha fabricado otros libritos por cuenta de otros protegidos de la USAID entre los cuales el Directorio Democratico Cubano de Orlando Gutierrez-Boronat, el millonario de la «disidencia».
Frank Calzón que no se pierde una oportunidad de enriquecerse, fue hasta ordenar la inclusión en los ejemplares de libros que repartió en Estados Unidos – la casi totalidad – sobres de recolección de donaciones para la Fundación Of Human Rights, un lucrativo invento suyo.
En diciembre del 2006, otra auditoria del GAO reveló compras de pacotilla que realizaron protegidos de la USAID: sierras de motor, bicicletas de montaña, abrigos de piel, y suéteres de casimir, juegos electrónicos Nintendo y latas de langosta compradas para su supuesta entrega a «disidentes» por la Sección de Intereses Norteamericana, en La Habana, bajo responsabilidad de Cason.
Calzón siempre llego a salvarse de cargos criminales gracias a contactos políticos tales como Ileana Ros-Lehtinen, hoy jefa de Relaciones exteriores en la Cámara Baja del del Congreso.
En cuanto a Cason, su nombre no fue citado ni por la USAID ni por el GAO, y fue nombrado embajador de EEUU en Paraguay donde se ilustró con un espectáculo que dio como cantante de folklore guaraní. («Si un gringo habla mal el español ya te imaginás como es en guaraní», comentó una amiga paraguaya al bloguero ya citado).
El colmo: al jubilarse del Departamento de Estado en el 2009, Cason fue inmediatamente contratado por Frank Calzon, como Presidente de su consejo de administración. Con un salario pagado con el dinero de la USAID – y del contribuyente.
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