La presión del gobierno de Estados Unidos a empresas de otros países, para que no inviertan y comercialicen en Cuba es descomunal e irracional. No tienen el menor respeto hacia sus aliados, como lo demuestra la coerción a la empresa española Telefónica, que –como cuenta el diario español El País– fue requerida en noviembre pasado […]
La presión del gobierno de Estados Unidos a empresas de otros países, para que no inviertan y comercialicen en Cuba es descomunal e irracional. No tienen el menor respeto hacia sus aliados, como lo demuestra la coerción a la empresa española Telefónica, que –como cuenta el diario español El País– fue requerida en noviembre pasado por la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés), por supuestos negocios y contactos con compañías cubanas.
En este caso me llama la atención dos asuntos. La primera, el nivel de sumisión del gobierno de España al imperio del Norte, al permitir se dicte la conducta a seguir a empresas de ese país, poniendo en entredicho la soberanía de la nación europea. Por otro lado, la doble moral en la política del gobierno de Barack Obama, que el 13 de abril de 2009, emitió un memorando con «permisos» a los proveedores de telecomunicaciones de Estados Unidos para:
- «Autorizar a las empresas de redes de telecomunicaciones a establecer acuerdos encaminados a crear las instalaciones de telecomunicaciones por satélite y fibra óptica que enlacen a EE.UU. y Cuba.
- «Autorizar a las empresas de servicio de telecomunicaciones a iniciar las negociaciones y operar conforme a acuerdos de servicio roaming con las empresas de servicio de telecomunicaciones por la parte cubana.
- «Autorizar a las empresas de servicio de televisión y radio por satélite a comenzar las transacciones necesarias para ofrecer el servicio a los clientes en Cuba».
Como se puede apreciar por un lado presionan a Telefónica de España para que no establezca ningún tipo de relación con la operadora de telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, y por otro, anuncian minúsculas medidas que no han implementado en lo más mínimo debido a las restricciones regulatorias en vigor en el vecino país del Norte.
Además, el hecho de que la Administración Obama haya incluido a Cuba en el listado de países que según ellos patrocinan el terrorismo, propicia que, amparada en ese enunciado, cualquier persona jurídica o natural en Estados Unidos pueda solicitar que se le indemnice, utilizando dinero cubano depositado en cuentas en ese país, y además que determinados jueces fallen a favor de utilizar los fondos cubanos, como ya se ha hecho.
Recordemos que en bancos de Estados Unidos se encuentran confiscados unos 200 millones de dólares pertenecientes a empresas de telecomunicaciones de Cuba, y que el gobierno norteamericano deberá revisar su actual marco reglamentario para poner en práctica las modificaciones indispensables que se requieran a fin de garantizar que las empresas de servicio de telecomunicaciones estadounidenses no sean objeto de demandas de las partes que han solicitado activos de Cuba.
Es posible que en vísperas de la Cumbre de las Américas que se efectuará en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias el mes próximo, anuncien alguna que otra «medida»; pero lo cierto es que el bloqueo contra Cuba se mantiene inalterable, por un lado tibias medidas sin concretar, para supuestamente modificar la ejecución del mismo, y por otro, se recrudece al imponer presiones y sanciones a empresas que negocien con Cuba, como es el caso de Telefónica, una muestra más de la falsedad del imperio al tratar este asunto.
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