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Entrevista a Miriam Montes Mock, prima de Ana Belén Montes

«El castigo Ana Belén es un vestigio de la Guerra Fría»

Fuentes: Rebelión

Una de las principales características de la Guerra Fría, es su tendencia a afectar más a terceros que a las mismas potencias implicadas inicialmente en ella. Un ejemplo viviente de esto es Ana Belén Montes. Una mujer que nació en la Alemania Occidental de 1957, un 28 de febrero, en una base militar, donde su […]

Una de las principales características de la Guerra Fría, es su tendencia a afectar más a terceros que a las mismas potencias implicadas inicialmente en ella. Un ejemplo viviente de esto es Ana Belén Montes. Una mujer que nació en la Alemania Occidental de 1957, un 28 de febrero, en una base militar, donde su padre, el puertorriqueño Alberto Montes, servía como médico psiquiatra para el ejército norteamericano.

El 21 de septiembre de 2001 (10 días después del ataque a las Torres Gemelas), Ana Belén sería arrestada por el Buró Federal de Investigación (FBI) y acusada de conspiración para cometer espionaje para el gobierno de Cuba. Actividad que realizaba mientras trabajaba como analista superior de inteligencia en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos.

Ana Belén Montes fue condenada, el 16 de octubre de 2002, a 25 años de cárcel, en la prisión de máxima seguridad de Carswell en Fort Worth, Texas, Estados Unidos. Tras declararse culpable de espionaje ante un tribunal de Washington D.C.

Sus declaraciones en ese momento, lejos de mostrar arrepentimiento, indicarían una incesante lucha de Ana, por lograr una convivencia armoniosa entre los países de esa «patria mundial» de la que todos hacemos parte:

«Existe un proverbio italiano que quizás sea el que describe de la mejor forma en lo que yo creo: Todo el Mundo es un solo país. En ese «país mundial» el principio de amar al prójimo tanto como se ama a uno mismo resulta una guía esencial para las relaciones armoniosas entre todos nuestros «países vecinos».

Este principio implica tolerancia y entendimiento para las diferentes formas de actuar de los otros. Él establece que nosotros tratemos a otras naciones en la forma en que deseamos ser tratados, con respeto y consideración. Es un principio que, desgraciadamente, yo considero nunca hemos aplicado a Cuba…». (Tomado de: http://segundacita.blogspot.com.co/2011/10/declaracion-de-ana-belen-montes-en-la.html , en el enlace la declaración completa)

Esta clase de discursos, ha generado gran controversia alrededor de Montes. Mientras para algunos la convierten en una traidora, para otros esas palabras son lo que define a Ana Belén como una noble heroína.

En esta ocasión, nos acercaremos a la voz de Miriam Montes Mock, prima de Ana Belén, comunicadora y novelista, quien lidera la Mesa de Trabajo por Ana Belén Montes en Puerto Rico y la que durante estos años ha intercambiado sus palabras y su apoyo con Ana Belén, mediante correspondencia supervisada minuciosamente por el gobierno norteamericano.

Junto a la madre de Ana, Emilia Badillo y el apoyo de otro sin número de simpatizantes de la causa de Montes, Miriam se ha encargado de no permitir que este caso quede en el silencio.

1. ¿Qué rol representa Ana Belén para su vida, como familiar, como mujer y en general como persona?

-Ana Belén y yo nos conocimos en Puerto Rico cuando éramos niñas. Sus padres y sus hermanos visitaban la familia extendida en la isla durante algunos veranos. A partir de nuestras adolescencias, Ana viajaba sola o en compañía de su hermana Lucy. Alternaban sus estadías entre las casas de unas tías y mi casa. Ana y yo siempre tuvimos afinidad y nos unía un gran cariño. Tal vez se debía a que tenemos un gran parecido físico, quizá a que somos la hija mayor de nuestros padres o porque sencillamente compartíamos algunos rasgos de nuestro carácter. En uno de esos veranos advertí que Ana se había dejado crecer el pelo. Tenía una cabellera marrón claro, lustrosa, lacia y bien cuidada. Se hacía una trenza larga para dormir. Yo quise imitarla, y desde entonces me dejé crecer el cabello para tenerlo igual al de Ana. Recuerdo que siempre admiré su sentido del orden y la pulcritud. Aun durante la adolescencia, Ana se proyectaba con madurez, atenta a su abuela y sus tías, cariñosa con todos. Le encantaba la playa, comer piña fresca y rodearse de aquellos primos que la hacían reír. Disfrutaba la gente con sentido del humor.

Observé también su manera de solidarizarse con los menos afortunados. En una ocasión, cuando ella tenía como 17 o 18 años, una pareja de amigos míos se casaba. Eran de escasos recursos económicos, por lo que habíamos dispuesto que los invitados les entregaríamos un sobre con dinero, con tal de ayudarlos a cubrir sus nuevos gastos. Yo también había echado un poco de dinero, según me lo permitía mi limitada mesada. Ana, al advertirlo, abrió su cartera de inmediato y echó dinero en el sobre. Ella no los conocía, no estuvo invitada a la boda y su nombre jamás aparecería entre los donantes. Era como si para ella, no fuera opción tener la oportunidad de ayudar a alguien y no hacerlo. En otra ocasión en la que se hospedaba en mi casa, se enteró de que su mejor amiga había perdido a su papá. Ese día Ana se vistió de negro. Como Ana no solía vestirse así, yo le pregunté. «El papá de mi amiga Terry murió, y yo quiero estar con ella», me contestó. Lo curioso es que su amiga nunca se enteró. Lo supo muchos años después, cuando un periodista me preguntó y yo le narré el relato. Eventualmente, supe que el periodista logró contactar a esa buena amiga de Ana y le dijo: «I have a beautiful story to tell you’. Me pareció, desde entonces, que Ana se solidarizaba con la gente por el solo hecho de que le nacía de adentro, no porque fuera a recibir ningún reconocimiento por ello. En ese sentido, sus acciones eran silenciosas. Ana era apenas una adolescente y ya podía identificarse con otros.

Ana Belén significa para mí la prima con quien comparto evidentes lazos de sangre y de historia familiar. Hubiera apoyado a su hermana Lucy de la misma manera, si el caso hubiera sido a la inversa. Con los años, he desarrollado de manera paulatina una comprensión acerca del proceder de Ana. Por esa razón, mi compromiso con Ana tiene otros vínculos. Advierto, por ejemplo, las condiciones históricas que contextualizaron el proceder de Ana. Me refiero a las intervenciones y los crímenes de Estado organizados y perpetrados por el gobierno estadounidense en países latinoamericanos y del Caribe. También reconozco los principios que la impulsaron a solidarizarse con un pueblo oprimido, en este caso, el cubano. Creo que las motivaciones de Ana fueron sinceras y que su proceder requirió un convencimiento hondo y un valor inmenso.

Ana y yo nos escribimos con frecuencia desde que fue apresada, hace casi 16 años. En nuestras cartas nos contamos todo. Igual hablamos de nuestras historias familiares y personales que del acontecer político o literario. Me siento parte de la vida de Ana, quizá también lo soy para ella, eso tendría que decirlo Ana. Creo que la historia personal de cada quien nos ha llevado a hermanarnos. Ana ha declarado que sus acciones se debieron a su conciencia. En mi caso, puedo decir, igual que le dije a ella hace poco más de un año, «No hubiera podido vivir con mi conciencia tranquila si te hubiera ignorado’.

2. ¿Podría hacer una descripción del proceso de aprisionamiento de Ana Belén?

-Ana Belén fue detenida el 21 de septiembre de 2001 en su oficina. En un acuerdo con fiscalía, se declaró culpable del cargo de conspiración para cometer espionaje en favor de Cuba. El 16 de octubre de 2002 fue sentenciada a 25 años de prisión y cinco de libertad condicionada. Ese día declaró ante la corte federal las razones que la impulsaron a proteger a Cuba contra las políticas de agresión del gobierno estadounidense. «Obedecí mi conciencia antes que obedecer la ley», dijo. También manifestó que «Considero que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa… Me consideré moralmente obligada a ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político». Ha cumplido casi 16 años en la prisión Federal Medical Center Carswell, en Fort Worth, Texas, bajo estrictas medidas de seguridad que limitan su comunicación con el mundo exterior.

3. ¿Por qué cree que el gobierno estadounidense no se manifiesta frente al caso de Ana Belén a pesar de la supuesta mejora en las relaciones con Cuba?

-Desconozco la razón por la cual el gobierno de Estados Unidos no se manifiesta con respecto a Ana luego de que Obama reiterara su intención de iniciar un proceso de normalización en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. De hecho, uno de nuestros argumentos es que el encarcelamiento de Ana es anacrónico y no tiene sentido, pues ella es, en efecto, un resultado de la Guerra Fría. De otro lado, puede ser que la solicitud de clemencia que se envió a la oficina de Clemencia nunca le llegó al Presidente Obama.

 

4. ¿Cuál ha sido la posición del gobierno cubano hacia Ana Belén durante estos 14 años?

-Hasta donde yo sé, el gobierno cubano no se ha pronunciado en cuanto al caso de Ana. Entiendo que casos de esta índole son muy sensibles, y cada uno se trata según las circunstancias y coyunturas.

5. ¿Qué opina del trato que los medios internacionales de comunicación le han dado al caso de Ana Belén Montes?

-Hemos advertido todo tipo de contenido en los medios de comunicación masiva. He leído opiniones favorables y opiniones adversas, informaciones correctas y otras incorrectas. En Puerto Rico, la mayoría de los escritos que se publican sobre Ana Belén, son aquellos que apoyan su proceder. Las reacciones hacia dichos escritos, cuando se publican en los medios electrónicos, incluyen opiniones adversas. Sé que en otros países también se publican artículos solidarios con Ana, como en Cuba, Brasil, Francia, España, Estados Unidos, Irlanda, Argentina, Chile, entre otros.

6. La información que Ana Belén transmitió a Cuba durante años, le causó el rechazo de innumerables personas, incluyendo el de algunos de sus hermanos, quienes hacen parte del FBI. Por otro lado, los defensores de la causa de Ana Belén, consideran que esa información trasmitida la convierte en una heroína. En su caso, ¿Qué consecuencias considera que tuvieron las acciones de Ana para cada uno de los gobiernos, cubano y norteamericano?

-Muchas personas opinan sin tener información concreta. No sabemos qué información se transmitió, pero entiendo que las acciones de Ana Belén constituyen un acto de solidaridad para contrarrestar las políticas de intervención ilegal y agresión por parte de los Estados Unidos. Creo que ponen de manifiesto un trato inmoral que es contrario a los principios que se supone rijan la política de buen vecino de los Estados Unidos. Sus acciones, que fueron explicadas por ella misma a través de las declaraciones que hizo el 16 de octubre de 2002 ante la Corte Federal, son una invitación a observar los paradigmas de dominación que durante tantos años han caracterizado las relaciones entre los países, y un reto a desarrollar relaciones de respeto y amistad entre los pueblos.

7. ¿Qué parte de la vida y formación de Ana Montes, cree que influyó en ese sentido de justicia que desarrolló y que la impulsaría a arriesgar su vida para «obedecer a su conciencia más que a la ley»?

-Siempre observé en Ana, aun desde joven, la capacidad para solidarizarse con otros. Fue una estudiante aprovechada, hacía lecturas sobre temas políticos y demostraba una actitud analítica cuando conversaba sobre esos tópicos. Realizó viajes a Europa, América Latina y el Caribe, y los viajes, me parece, suelen ser oportunidades de aprendizaje. No sé exactamente qué fue lo que más influyó en definir su sentido de justicia; supongo que una mezcla de todo ello.

8. ¿Alguna vez en sus conversaciones con su prima, ella ha expresado arrepentimiento por sus acciones o le ha comentado qué es lo más difícil o lo que más le duele haber perdido tras su condena?

-Las medidas extraordinarias de seguridad impuestas a Ana Belén son una mordaza, tanto para ella como para mí. Si revelo el contenido de mis comunicaciones con ella, puedo perder el «privilegio» de ser una de las pocas personas con quien ella pueda tener contacto fuera del mundo carcelario. Pero le puedo asegurar que nuestras comunicaciones no tratan de lo que perdió, sino de mantener la esperanza. Me enfoco en proveerle el apoyo que amerita como la prima que yo quiero y como una persona que cumple una condena por razones de conciencia.

9. ¿Cómo se enteró del arresto de Ana Belén Montes, cuál fue su primera reacción y dónde se encontraba cuando lo supo?

-Estaba en mi hogar el día que supe que habían arrestado a Ana. Mi hermana me llamó por teléfono y me leyó la noticia sobre su arresto. Lloré. Entonces, como una reacción espontánea, la llamé a su casa y le dejé un mensaje en la máquina contestadora. «Estoy contigo, te quiero mucho», algo así le dije.

10. ¿Cuál ha sido el momento más doloroso o difícil para usted como familiar, durante estos 15 años en que su prima ha estado privada de su libertad?

-Para mí, lo más difícil fue recibir la noticia de su padecimiento del cáncer. Puedo imaginar el trauma que ello significa para cualquier mujer, aun en la libre comunidad. ¡Cuánto más, encarcelada! Sin apoyo de sus seres queridos, sin la posibilidad de escoger distintos tratamientos alternos o dietas especiales, sin un grupo de apoyo, sin una atmósfera de amor, sobre todo. Me parece horrible, hasta inhumano. Cualquier persona podría sentir una pizca de compasión y pedir su excarcelación por razones humanitarias.

11. ¿Cómo es el proceso de investigación del gobierno estadounidense hacia aquellos que tienen contacto con Ana Belén? ¿Se ha sentido usted vulnerada en algún momento por esto?

-Entiendo que leen las cartas que Ana y yo nos intercambiamos. Cuando visité a Ana en la cárcel, dos agentes estuvieron presentes durante el tiempo que duró mi visita. Inicialmente, las autoridades realizan una investigación en las personas que pueden comunicarse con ella, es parte del protocolo, supongo. No sé si realizan algún otro tipo de intervención. No puedo afirmarlo ni refutarlo.

12. ¿Cuál es su invitación al mundo, frente a toda esta situación de Ana Belén Montes?

-Ana Belén merece ser excarcelada. Su encierro y el silencio al que ha sido obligada son crueles e inhumanos. El castigo Ana Belén es un vestigio de la Guerra Fría. Entiendo que actuó para contrarrestar acciones y políticas de parte de EEUU que son contrarias a la ley internacional y la moral. La relación entre Estados Unidos y Cuba han cambiado, creo que el mundo entero fue testigo de las declaraciones del entonces presidente Obama aquel 17 de diciembre de 2014. Hoy, más que nunca, es obvio que no se justifica que Ana siga prisionera. Su liberación sería un gesto de buena voluntad ante el mundo, considerando la iniciativa de reanudar las relaciones diplomáticas entre ambos países. Pero más que todo, Ana Belén debe ser liberada por razones humanitarias. Es una paciente de cáncer. Nadie merece estar condenada a tratos inhumanos mientras lucha por su vida. Invito a todos y todas a conocer y solidarizarse con Ana Belén Montes. Las voces de apoyo son vitales para dejarle saber que no está sola ni olvidada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.