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El Congreso recuerda el 23-F y el Estado atornilla el relato oficial

Fuentes: La Marea

El Congreso de los Diputados celebró un acto para conmemorar el 40º aniversario del fracaso del golpe de Estado del 23-F. No pudo estar presente en él quien, al menos según el relato oficial, salió más reforzado tras aquella larga noche del 23 al 24 de febrero de 1981, el rey Juan Carlos I, por haber abandonado el país para vivir en Emiratos Árabes Unidos. Alabado en aquellos primeros años ochenta como el hombre que recondujo al Ejército e impidió una reedición de la dictadura franquista, el exjefe del Estado habita hoy lejos de la justicia española, que estudia su procesamiento por el presunto cobro de comisiones ilegales.

En ausencia del gran protagonista de aquella noche, fue su hijo, Felipe VI, quien presidió el acto. El actual soberano fue recibido a las puertas de las Cortes con arrebatados e insistentes gritos de “¡Viva el Rey!” y “¡Viva España!”. Una vez dentro del Salón de los Pasos Perdidos, su intervención fue breve, lacónica e impersonal. Nombró a su padre una sola vez. Fue un paréntesis de fugaz fidelidad familiar. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, conductora del homenaje, también se refirió a “don Juan Carlos” de forma rápida y aislada.

“Recordamos hoy que hace 40 años nuestra democracia supo responder, con firmeza y con éxito, al asalto que pretendía acabar con la libertad y el pluralismo en España”, dijo Batet en la presentación. La fórmula para referirse a Juan Carlos I sin nombrarlo fue celebrar a ‘aquellos que defendieron las instituciones democráticas’ en unas horas ‘angustiosas’. Entonces, la intervención del rey, que leyó en televisión un comunicado posicionándose a favor del restablecimiento del orden constitucional, fue fundamental para abortar el golpe.

A juicio de la mayoría de historiadores, aquel fue el momento en el que, verdaderamente, se ganó su legitimidad como monarca, un título que le había sido concedido por el dictador Francisco Franco y al que le faltaba el refrendo popular. “Millones de españoles, incluso los de mi generación, tenemos aquella noche grabada en la memoria”, evocó su hijo en el acto de recuerdo.

En el capítulo de los agradecimientos se refirió al presidente Adolfo Suárez y a “una larga lista de hombres y mujeres, civiles y militares, que todos tenemos en mente, que ofrecieron esa noche un ejemplo de coraje y de lealtad a las instituciones del Estado y a nuestra Constitución”. Una forma de señalar a su padre sin nombrarlo. Luego reafirmó el compromiso de las instituciones del Estado con el “sistema democrático de derechos y libertades”. Y añadió, por si no había quedado claro: “Se lo debemos a quienes lo defendieron entonces”.

Unidas Podemos pidió antes de la ceremonia que no se intentara blanquear la imagen del anterior rey, hoy expatriado en el Golfo Pérsico. Además, el diputado de En Comú Podem Gerardo Pisarello pidió que Felipe VI hiciera una condena expresa del franquismo. “Los 40 años que han pasado desde el 23-F no pueden servir para hacer una exaltación mítica del pasado”, apuntó Pisarello. “No pueden servir ni para lavar la cara al rey emérito, que está cuestionado por delitos gravísimos, ni para blanquear el neofranquismo que todavía existe entre nosotros”, añadió. El rey Felipe, huelga decirlo, no aceptó la invitación de Pisarello.

A pesar de todo, Unidas Podemos acató su deber institucional y asistió al acto. No hicieron lo mismo Esquerra Republicana, Bildu, Junts, PdeCat, BNG y la CUP. La razón que esgrimieron es que su objetivo es acabar con el Régimen del 78 y con sus instituciones. “Hoy, como rey y como símbolo de unidad y de permanencia del Estado, mi compromiso con la Constitución es más fuerte y firme que nunca”, aseguró Felipe VI en algo que sonó, de alguna manera, a respuesta.

“Bruma informativa”

Entre los grupos parlamentarios que expresaron su extrañeza por el acto estuvo el PNV. Casi todo lo relacionado con la intentona de golpe sigue oculto en virtud de la ley de secretos oficiales. ¿Cómo se puede celebrar algo que no se conoce? Esta fue la postura manifestada por el diputado Aitor Esteban: “Es incómodo estar conmemorando unos sucesos envueltos, todavía hoy, en una bruma informativa. Y en bastante propaganda”. Hay que recordar que el PNV ha sido, históricamente, uno de los partidos más beligerantes en el propósito de reformar la ley de secretos oficiales. La derecha nacionalista vasca también se desmarcó del acto.

A lo largo de 40 años han ido saliendo a la luz diferentes documentos con los que se ha tratado de recomponer el puzle de lo que ocurrió aquellos días. Uno de los últimos ha sido un informe del CESID (el nombre entonces del servicio de inteligencia, hoy llamado CNI) en el que se explicaba la asonada militar por un “proceso de fascistización en el seno del Ejército”. Según este texto, al que ha tenido acceso infoLibre, el “crecimiento de actitudes golpistas” se conocía al menos desde finales de 1977. El informe únicamente pone por escrito lo que, en aquellos años, se dio en llamar “ruido de sables”.

En la sesión del Congreso inmediatamente anterior al golpe, el secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo, alertaba de “la existencia de sectores de ultraderecha, nostálgicos, que sueñan con una involución. Y lo grave es que estos sectores tienen una incrustación en el aparato del Estado”. La “fascistización” no era, pues, una sorpresa para nadie.

¿Conocía el rey, como capitán general de los ejércitos, el golpe que se estaba tramando en los cuarteles? ¿Sabía de los rumores pero no los tomó en serio? ¿Entendía la magnitud de lo que se estaba desarrollando? ¿Fue el entonces jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, quien le marcó la línea a seguir ante un acontecimiento que lo sobrepasaba y que, no es descartable, lo confundía? El Congreso fue asaltado a las seis y media de la tarde. Poco después los tanques patrullaban las calles de Valencia. El rey habló en televisión a las 01.15 de la mañana. La democracia estaba salvada.

Cuarenta años después, el relato de los hechos sigue estando incompleto y hoy sería un día de múltiples alabanzas oficiales a Juan Carlos I si no fuera por su delicada situación judicial.

Monarquía… ¿parlamentaria?

Esquerra Republicana ha presentado una proposición no de ley a favor de retirarle la inmunidad a la figura del monarca y a la familia real. Unidas Podemos adelantó que se sumará a la iniciativa del partido catalán y que votará a favor.

El pasado mes de enero, el PSOE ya votó junto al PP y a Vox para que no se abriera una comisión de investigación en el Congreso para tratar las supuestas irregularidades en las que se ha visto relacionado Juan Carlos I. A juicio de los socialistas, la Cámara Baja no debe ser la encargada de controlar al exmonarca. O dicho de otra forma: el Parlamento no debe vigilar la monarquía parlamentaria. Según la Constitución de 1978, en su artículo 76, tanto el Congreso como el Senado “podrán nombrar Comisiones de investigación sobre cualquier asunto de interés público. Sus conclusiones no serán vinculantes para los Tribunales”.

“La democracia, como todo lo valioso, exige compromiso diario, defensa permanente y esfuerzo constante”, aseguró Meritxell Batet en el acto de conmemoración del 23-F. A modo de subrayado, la socialista expuso su apoyo a “una comunidad de ciudadanos informados y conscientes de su libertad”.

La ley de secretos oficiales, redactada durante el franquismo, cumplirá en abril 53 años. Sometida a leves reformas en 1978, sigue en vigor a día de hoy

Fuente: https://www.lamarea.com/2021/02/23/juan-carlos-congreso-recuerda-aniversario-23f/