Es difícil saber cuanto le cuesta a un país graduar un estudiante universitario. Una medida aproximada podría ser la siguiente: el total del gasto público en Educación Superior en un período de 5 años dividido por el número total de estudiantes graduados. Eso, sin embargo, es apenas un número de referencia, muchos gastos sin los […]
Es difícil saber cuanto le cuesta a un país graduar un estudiante universitario. Una medida aproximada podría ser la siguiente: el total del gasto público en Educación Superior en un período de 5 años dividido por el número total de estudiantes graduados. Eso, sin embargo, es apenas un número de referencia, muchos gastos sin los cuales el número de graduados sería completamente diferente no se consideran en el mismo. Por ejemplo, el esfuerzo económico de la familia para sostener a un estudiante universitario, los gastos realizados por el país en la educación previa, o los gastos en el sistema de salud que le permitieron llegar sano, las subvenciones en el transporte público, la seguridad ciudadana, etc.
La influencia de estos gastos en la formación de un estudiante universitario variará con el contexto histórico y también de país en país. Así que hacer comparaciones, puede ser un ejercicio académico interesante, pero difícilmente esclarecedor. Si pensamos en Cuba, la situación es aún más complicada porque la doble moneda se ocupa de esconder ineficiencias y también de devaluar servicios fundamentales.
Por eso, quizás habría que hacer la pregunta al revés. Es mucho más simple saber cuanto vale un graduado universitario. Especialmente si este prosigue una carrera de superación académica. Sin pretender aportar números con valor científico, no fue difícil hacer las siguientes estimaciones.
El salario de un estudiante de Doctorado en Europa Occidental fluctua alrededor de los 1000 Euros, dependiendo del país y de la beca; en Europa Oriental, poco más de la mitad de esa cifra. En América Latina parece que los salarios más altos se consiguen en Brasil, más de 1000 dólares, en Argentina algo menos, igual que en México, Colombia, Ecuador. En los Estados Unidos la dispersión de salarios es más amplia, pero 1500 dólares parece un estimado razonable. En los pequeños países Centro-Américanos, donde hay estudios de post-graduado, podemos encontrar estudiantes de doctorado con estipendios de 300 dólares o menos. No por gusto el salario es una variable clave en el flujo neto de profesionales desde el sur hacia el norte. Ahora, en todos los países, estos son salarios que, en el mejor de los casos, se consideran medios-bajos. Salarios que el estado garantiza porque, presumiblemente, generarán un retorno económico positivo para la sociedad.
El salario de un estudiante de Doctorado cubano es muy inferior a todos los mencionados arriba. Todo matizado por la doble moneda, y por servicios fundamentales e importantísimos garantizados, pero aún así hablamos de que nuestros estudiantes de posgrado en Cuba reciben un salario que puede ser 100, 50, 20 veces menor que el que recibirían en casi cualquier lugar del mundo, sin que muchos artículos de primera necesidad tengan también costos equivalentemente menores.
No es una sorpresa entonces que nuestros graduados universitarios emigren al exterior, muchos de los más talentosos, con la esperanza de hacer allí su formación posgraduada. Por la misma razón salarial no es una sorpresa que lo hagan también muchos trabajadores con menor formación. Solo que el costo para la sociedad es mayor cuando lo hace un graduado universitario. Se aspira que la unificación monetaria y una futura reforma salarial en Cuba atemperen estas diferencias. Mientras llegan, en el medio de la crisis internacional, el bloqueo y nuestras propias ineficiencias, esto de mantener en Cuba – haciendo ciencia para Cuba – a nuestros mejores graduados es, como me decía un profesor hace casi 20 años, «una pelea de león pa’ mono,… y con el mono amarrao».
Hubo quién se alzó en Yara, quién vino en el Granma y quién estuvo en la Sierra. A nosotros que estamos frente a un aula universitaria, nos guste o no, es esta pelea de león pa mono la que hoy nos toca. Visto en perspectiva, poca cosa.
Pero como si esta desventaja salarial no bastará, la Universidad cubana se da el lujo de prohibirle a sus graduados matricular una Maestría hasta pasados dos años de su graduación, tampoco apoya – para no decir restringe- sus salidas al extranjero a cursos cortos de post-grado hasta cumplido el adiestramiento. Peor aún, muchos jóvenes con interés de superación y de ingresar al claustro universitario o a instituciones de alto nivel científico-técnico son ubicados en centros laborales donde es imposible que amplien o profundicen su educación. En algunos de estos la administración les retrasa por tiempo indefinido la superación. Hoy además, gracias al nuevo código del trabajo, la superación profesional en Cuba debe hacerse en el tiempo libre del trabajador. ¿Alguien me puede explicar porque un joven haría un doctorado en Telecomunicaciones en la CUJAE, en su tiempo de descanso, cuando el Politécnico de Monterrey le paga por hacerlo allá? La pelea del mono es ya muy dura, no tenemos ninguna necesidad de sacarle los ojos.