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El decrecimiento no es una elección

Fuentes: Rebelión

El decrecimiento no es una teoría, ni una elección posible. Es un fenómeno degradante y suicida de la biosfera, generado por el crecimiento oligárquico, crecimiento del 1% que origina un decrecimiento infeliz sobre el 99%, y lo realiza a partir de dos enfermedades mentales suicidas y pandémicas: la obsesión por la y acumulación y la manía de la hegemonía. Estas dos enfermedades están expoliando y esquilmando todos los recursos planetarios: las energías no renovables (energías fósiles, materias minerales, etc.) y las renovables (el suelo vivo cargado de micro-fauna y nutrientes naturales). Están haciendo decrecer vertiginosamente los recursos del planeta.

En la actualidad ya estamos decreciendo; muestra de ello son: el pico del petróleo, la desertificación subsahariana (que está originando una intensa emigración climática que termina en multitud de muertes en las pateras que atraviesan el Mediterráneo), la salinización masiva del agua dulce de los casquetes polares, contaminación de suelos, agua y aire, etc. Todo esto dará lugar a un multicolapso, que será energético, económico, socio-laboral, cultural, sanitario, de subsistencia, etc.

En esta tesitura, el decrecimiento puede seguir dos rumbos opuestos: un decrecimiento infeliz o un decrecimiento feliz.

a. El decrecimiento infeliz. Consiste en que la élite del decrecimiento oligárquico al ver y comprender que los recursos planetarios empiezan a ser muy limitados, emprendan, para reservarse para ellos estos escasos recursos, unas acciones atroces como lo son: la necro-política y el eco-fascismo, que serán generadoras de exterminio masivo y global de miles de millones humanos. Esto ya lo está practicando Bolsonaro al incendiar las moradas naturales de los pobladores indígenas de la selva amazónica, y con su negacionismo de la pandemia covid-19. Otra necro-política a destacar, entre otras muchas, puede ser la construcción del muro fronterizo gringo-mexicano que condena a la hambruna a millones de latinoamericanos.

b. El decrecimiento feliz. Para evitar mencionado decrecimiento infeliz el 99% deberemos lograr percatarnos de que la única salida de este multicolapso, que ya empezamos a padecer (pandemias y grandes migraciones, hambrunas, calentamiento global, etc.), es decantarnos por sustituir este decrecimiento infeliz por un decrecimiento feliz, basado el la desaparición del crecimiento oligárquico mediante huelga de consumismo, pues el suicida crecimiento oligárquico muere si no vende cosas absurdas e inútiles (seudonecesidades); y también basado en la austeridad global digna y saludable, en el apoyo mutuo, en el localismo emancipante y en el ruralismo como base.

Pero este decrecimiento feliz no podrá nunca realizarse mientras persista el crecimiento oligárquico esquilmador y exterminador. Así que lo primero que hay que hacer, según ya se ha insinuado, es una huelga de consumismo y de trabajo indefinida, sobre todo de consumismo, porque el crecimiento oligárquico morirá por asfixia si deja de vender seudonecesidades e inútiles que inundan todo de mercancías efímeras, como lo son las que se obtienen con la obsolescencia programada.

Sólo a partir del desmontaje y aniquilación de esta gigantesca máquina del crecimiento oligárquico podremos comenzar con el liberador decrecimiento feliz.

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT.