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El derecho a la salud en la Cuba socialista

Fuentes: Rebelión

Defiendo el criterio de que Cuba socialista es sin duda un país de privilegio. Y pienso que tal concepto no puede entenderse como categoría propagandística. Este criterio es el que ha guiado la primera entrega de este trabajo. Tanto en esa como en la que hoy ponemos a disposición del lector, realizamos un balance de […]

Defiendo el criterio de que Cuba socialista es sin duda un país de privilegio. Y pienso que tal concepto no puede entenderse como categoría propagandística. Este criterio es el que ha guiado la primera entrega de este trabajo. Tanto en esa como en la que hoy ponemos a disposición del lector, realizamos un balance de los logros del socialismo en Cuba, en tanto constituyen resultado y condición de cualquier evaluación seria sobre la Revolución Cubana, su pasado, presente y futuro.

Un tema que parece muy socorrido es el de la salud pública. Salvo nuestros más acérrimos enemigos, se reconoce que la Revolución Cubana en el rubro de la salud tiene resultados. Sin embargo en este, como con en otros asuntos cubanos, es frecuente que se manifieste un sustantivo reduccionismo. Tras cifras o menciones circunscritas a una u otra especificidad, muchas veces no queda suficientemente explícito el conjunto de la obra humana.

Predomina en buena parte de los enfoques sobre los sistemas de salud -como resultante de la hegemonía ideológica y política neoliberal-, un concepto de servicio de salud, que enajena su naturaleza social y humanista, para reducirla a lo tecnológico- mercantil. Evidentemente desde tal paradigma solo es posible, a lo sumo, asomarse en Cuba a la consideración de un Estado benefactor. No puede entenderse que si de salud se trata el Estado revolucionario cubano es organización y voluntad de las masas en revolución, es tránsito que adelanta la sociedad humana. Es socialismo.

En general los valores socialistas en tanto alternativa económico social y cultural de desarrollo humano, no están suficientemente asumidos y mucho menos publicitados, cuando de hablar de la salud cubana se trata. Resultar por tanto de interés acercarnos a esa totalidad humana que se expresa en el sistema de salud cubano, a su naturaleza, funciones y resultados.

Frente a millones que carecen de salud

Vivimos en un mundo con 766 millones de personas sin servicios de salud, 158 millones de niños que sufren de desnutrición y 10 millones que mueren anualmente, en su mayoría por enfermedades prevenibles. Para 507 millones de personas solo existe una esperanza de vida de 40 años de edad (1). Y puede afirmarse que ninguno de esos problemas existen en Cuba.

En la etapa prerrevolucionaria, la atención médica y hospitalaria en Cuba difería muy poco de lo que actualmente ocurre en el mundo. Se caracterizaba por el predominio de servicios de carácter privado y mutualista, frente a una reducida y pobre oferta pública. Esta modalidad en los servicios de salud impedía el acceso a las personas de más bajos ingresos, las que contaban como única opción con las Casas de Socorro, que atendían principalmente los casos de urgencia. Las instalaciones y el personal médico radicaban fundamentalmente en la capital del país, donde se concentraba el 65% de los médicos y el 62% de las camas existentes. En 1958 en Cuba existían 94 hospitales, tres de ellos pediátricos, diez gineco-obstétricos, y no existían hospitales clínico quirúrgicos. En estos centros existían unas 28500 camas, casi siempre vinculadas a la politiquería y al tráfico de favores. Los hospitales, además eran focos de desorden, corrupción y desprecio por la vida humana, tal como puede apreciarse si solo se siguen las crónicas en la prensa de la época. Llegó el momento en que el presupuesto de manutención y medicinas de un enfermo hospitalizado era de apenas 10 centavos. En las zonas rurales, prácticamente no existía atención médica y se contaba con un solo hospital rural (2).

En medio de la desatención, la corrupción y la mercantilización de la profesión, imperantes en la neocolonia cubana, no dejaron de destacarse médicos, enfermeras y técnicos, que enfrentaron la situación existente y dedicaron su calificada inteligencia y esmero para con nuestro pueblo. Estos profesionales eran portadores de una tradición progresista y libertaria que venía desde finales del Siglo XVIII, imbricada en los primeros proyectos nacionalistas e independentistas, que levantaron el criterio de que la ciencia, debía de ir acompañada por la ética patriótica. En las nuevas realidades de mediados del pasado siglo dieron su aporte al proceso nacional liberador, que tuvo su más alta expresión en los servicios médicos del Ejército Rebelde. Tras el triunfo de enero de 1959 constituyeron el núcleo de despegue del nuevo sistema de salud revolucionario, y resistieron la masiva operación de robo de fuerza calificada que desarrolló el gobierno de los Estados Unidos para dejar al país sin médicos y especialistas de educación superior. Las revolucionarias acciones emprendidas por estos pioneros en el desarrollo de la red asistencial, y en la formación de nuevos galenos, permitieron la rápida transformación de la situación existente y el nacimiento del Sistema Nacional de Salud Único.

La garantía de atención médica gratuita a toda la población cubana -aún en los lugares más apartados-, se convirtió desde los primeros momentos del triunfo de la Revolución en uno de los paradigmas sociales fundamentales. Hoy toda la población goza de atención médica primaria permanente y remisión a servicios gratuitos de alta tecnología.

El sistema creado comenzó a realizar importantes reformas a partir de los años 60, como parte fundamental de las transformaciones del período revolucionario y en respuesta al respeto más absoluto de uno de los derechos humanos fundamentales de todo ciudadano. El país realizó un gran esfuerzo por ampliar y modernizar la red de servicios hospitalarios, lo que implicó mejorar coberturas, accesibilidad, capacidad, confort e incorporar las más novedosas tecnologías. En el año 2000 existían 270 hospitales, 25 de ellos pediátricos, 31 gineco-obstétricos, y 36 hospitales clínico quirúrgicos. Estos centros contaban con una capacidad de 58 713 camas (3). 

Cuba es el país con más médicos en el mundo en proporción a sus habitantes: 591 doctores por cada 100 000 personas. A ello se suma la formación de más de 80 mil jóvenes como tecnólogos de la salud, de nivel medio y superior. Este personal altamente calificado cubre 21 perfiles profesionales.

El sistema de salud cubano tiene muchas características nuevas y únicas. Refleja a la sociedad socialista cubana como un todo. El sistema es subsidiado por el Estado y se basa en las necesidades de la población y no en las relaciones de solvencia financiera. La atención médica y dental es un derecho constitucional (4) y los ciudadanos no solo reciben gratuitamente los beneficios del sistema, tampoco se les cobra ninguna contribución impositiva deducida de sus salarios o ingresos. Los medicamentos en nuestro país tienen la mitad del precio que tenían hace 44 años, porque se rebajaron entonces a la mitad, y hoy se mantienen los precios de aquellos productos genéricos.

Novedosa es también la filosofía de la salud en que se basa el sistema cubano. Parte del visionario legado del Héroe Nacional José Martí, quien certeramente definió que: «Mejor es evitar la enfermedad que curarla. La medicina verdadera es la que precave… La higiene es la verdadera medicina». (5). Criterios que fueron asumidos y desarrollados con el enfoque social de la medicina de Ernesto Che Guevara: «ciencia que sirva para prevenir las enfermedades, que sirva para orientar a todo el público hacia sus deberes médicos» (6).

Sobre la base de los presupuestos filosóficos y políticos de la Revolución Cubana, la estrategia de salud se elabora a largo plazo y se dirige hacia toda la población, no solo a los enfermos. Para ello se labora en una amplia prevención organizada y en la activa participación de las personas dentro de la comunidad en los programas de salud. (7). El comportamiento del sistema de salud en Cuba se caracteriza por su homogeneidad, pues no hay diferencias significativas entre los distintos sectores de la sociedad, entre el acceso en el campo y la ciudad, debido a los principios de equidad y justicia social aplicados en la extensión y desarrollo de los servicios de salud.

En década del ochenta en el centro del programa de salud cubano se orienta hacia el novedoso sistema el médico de la familia y el equipo de especialistas del policlínico, los cuales atienden a la comunidad. Este brinda la atención primaria de la salud y los servicios dentro del punto de entrada en el sistema de salud. El sistema está organizado en 381 áreas de salud con una cobertura que alcanza a todos sus pobladores.

La atención primaria de salud, comprende un conjunto de procederes y servicios de promoción, prevención, curación y rehabilitación, así como la protección de grupos poblacionales específicos y el abordaje de problemas de salud con tecnologías apropiadas de este nivel, dirigido a cada persona, sus familias, la comunidad y el medio ambiente. Tal atención primaria se relaciona estrechamente con la atención médica secundaria especializada y con la terciaria altamente especializada en los policlínicos y los hospitales, donde las avanzadas mediciones de diagnóstico se llevan a cabo junto con los complicados tratamientos quirúrgicos y médicos.

Antes de precipitarse la crisis económica de los años noventa, más del 99,1 % de la población cubana llegó a estar cubierta, y plenamente satisfecha con un médico y enfermera de la familia que atendían alrededor de 120 familias – de 600 hasta 800 personas-, desde la infancia hasta la ancianidad. El médico de la familia ha sido uno de los programas de maravilla de la Revolución Cubana. Las personas recibían los cuidados del médico tanto en su consultorio, como en visitas a las casas. Este programa llegó a funcionar como un verdadero médico personal, que lograba dispensarizar a todos los vecinos de su área, y constantemente estaba disponible para apoyar a sus pacientes, dar un consejo de salud y orientar a sus conciudadanos. En la estrategia nacional se aspiraba que para 1996 toda Cuba estuviera cubierta programa (8).

Los impactos del sistema nacional de salud

Entre los mayores impactos del sistema nacional de salud está la excepcional situación higiénico-epidemiológica. El Programa Nacional de Inmunización protege a la población contra 13 enfermedades infecto-contagiosas. Al Triunfo de la Revolución, el 14.2 por ciento de la mortalidad general correspondía a las enfermedades infecciosas. Hoy la proporción de defunciones por infecciones y parasitarias se ha reducido al 0.8 por ciento del total.

El país erradicó dolencias como la poliomelitis, tétanos neonatal, difteria, parotiditis, meningo encefalitis postparotiditis, sarampión, tos ferina y síndrome de rubéola congénita. A su vez y no constituyen problemas de salud pública debido a tasas muy reducidas, el tétanos, h. influenzae tipo B, m. meningococcica, y hepatitis B en mayores de 20 años. La tuberculosis que fue un serio problema de salud en Cuba antes del 1959, hoy es exitosamente controlada. Hemos alcanzado cifras muy bajas de morbilidad y mortalidad, mientras a nivel internacional esta grave enfermedad pulmonar ha vuelto a manifestarse con fuerza, incluso en algunos países del llamado mundo desarrollado. Cuba además, está entre los tres países de América Latina, donde la enfermedad del dengue no es endémica.

Otros logros del sistema están en el incremento del parto institucional, reducción de la mortalidad infantil, disminución del bajo peso al nacer e incremento de la esperanza de vida y la reducción de los egresos hospitalarios en todas las provincias. Dado el concepto de atención preventiva existen numerosos programas de estudios y pesquisaje que tienen un carácter masivo y movilizan importantes recursos materiales y humanos, con el apoyo de las organizaciones sociales de las comunidades.

La salud pública cubana ha priorizado a los grupos poblacionales de riesgo, en particular a la mujer y los niños. Cuba ocupa el primer lugar en indicadores favorables de mortalidad infantil en menores de un año y menores de cinco años en América Latina y buena parte del mundo. Durante los dos últimos años se ha alcanzado la tasa de mortalidad infantil más baja de la historia, con 5.3 por mil nacidos vivos. Según estadísticas recogidas en el Estado Mundial de la Infancia 2007 que publica UNICEF, globalmente la tasa mundial es de 52 y la de América Latina de 26. La de África occidental es de 108. Cuba además redujo la mortalidad infantil por cardiopatías congénitas de 3,5 por mil recién nacidos vivos, en 1980, a 0,5, en el año 2005, gracias al Programa Nacional de Atención al Niño Cardiópata.

Estos resultados de la mortalidad infantil expresan otros tantos beneficios que se garantizan a las cubanas. A cada mujer durante el embarazo, se le realizan no menos de 17 consultas y 30 exámenes de diagnóstico para evitar que sus hijos padezcan enfermedades graves o malformaciones congénitas, con lo que se logra que disfruten de buena salud. A cada niño que nace no solo le vacuna contra las 13 enfermedades erradicadas en el archipiélago, se le aplican además pruebas para detectar otras seis enfermedades, un derecho al que solo tienen acceso algunas personas muy ricas, en los países más desarrollados del planeta. La esperanza de vida al nacer es de 76,8 años y se espera que en el próximo quinquenio llegue a 80 años.

El desarrollo tecnocientífico en la atención de salud realiza maravillas, incluso dentro de las posibilidades de los países de más alto nivel mundial. En Cuba ya se acumula una destacada experiencia en el empleo de las técnicas más avanzadas a escala mundial, entre ellas: la trasplantología, la fertilización in vitro, lázer en cirugía, oxigenación hiperbárica, litotricia extracorpórea, resonancia magnética nuclear, angiografía por sustracción digital, ingeniería genética, técnicas inmunológicas y electroanalgesia. Otro gran espacio de desarrollo lo constituyeron las unidades de terapia intensiva pediátricas, que existen en las 14 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud; los cardiocentros, y el Centro de Microcirugía Ocular en Serie anexo al Hospital Oftalmológico «Ramón Pando Ferrer», que fue el primero en América, inaugurado en abril de 1988 (9).

Existe una amplia red de instituciones creadas por la Revolución que son a su vez centros de investigación y docencia, como los hospitales Clínico-Quirúrgico «Hermanos Ameijeiras» y el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ). También está la labor especializada de institutos como el de Cardiología y Cirugía Cardiovascular; Endocrinología; Nutrición e Higiene de los Alimentos; Medicina del Trabajo; Medicina Tropical «Pedro Kourí»; Nefrología; Neurología y Neurocirugía; Oncología y Radiobilogía; Hematología; Gastroenterología; Angiología y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC). El fortalecimiento de complejo de ciencia- desarrollo, se protegió de manera muy significativa durante el período especial. No obstante los rigores del momento, en octubre de 1993 se inauguraron las nuevas instalaciones del Instituto de Medicina Tropical «Pedro Kourí», que lo convierten con su moderna tecnología, en uno de los más importantes de América Latina y el mundo para la investigación y tratamiento de las enfermedades tropicales.

En particular la biotecnología ha realizado decisivos impactos en el sistema de salud, y está en la base del programa nacional de medicamentos. En medio del período especial comenzó este programa con la creación del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Inmunoensayo y el Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEM). Entre 1992 y el 2002 se introdujeron en el país 333 medicamentos de factura nacional. Desde los llamados retrovirales para la terapia de pacientes con SIDA. hasta antibióticos de tercera generación, cardiovasculares y vasodilatadores. Una moderna planta de citostáticos garantiza los principales sueros necesarios en el tratamiento de los enfermos de cáncer. De los diez productos biotecnológicos más vendidos en el mundo, ocho se hacen en nuestros laboratorios. Gracias al desarrollo de la tecnología SUMA por el Centro de Inmunoensayo, el país ha impulsado importantes programas de pesquisaje masivo en favor del bienestar del pueblo. Esta tecnología posee 27 estuches de diagnóstico para 15 patologías diferentes.

Entre las líneas de investigación en salud figura también la búsqueda de nuevas tecnologías, tratamientos, instrumentos y procedimientos para evaluar la salud ocupacional lideradas por el Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores (INSAT). También hay un trabajo sostenido de investigación en las líneas de educación para la salud, educación sexual y profilaxis social. A tal entorno de ciencia se incorporan las disciplinas sociales, entre otras el aporte de la Psicología, Sociología, Antropología, Historia.

La Red Telemática de la Salud INFOMED une todas las unidades y trabajadores del sistema sanitario nacional. Con un amplio uso de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TIC), se obtienen en estos momentos resultados de alto impacto en las biotecnologías como terapias antivirales contra el VIH SIDA, y una vacuna pentavalente pediátrica. Cuba es el segundo país en el mundo que logra un producto semejante, solo antecedido por Francia.

Desde los aportes de ciencia y tecnología se han montado un grupo de programas de atención de primer nivel para garantizar la salud de la población. Entre ellos vale destacar los programas para prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer, atención a las personas con insuficiencia renal, los cardiocentros, el diagnóstico precoz de las afecciones congénitas, prenatales, de sangre y hemoderivados y otros. Los centros oftalmológicos operan de la vista a más de 50 mil cubanos cada año y atienden 27 tipos de enfermedades. Ya son 113 los niños que han recibido un implante coclear; de ellos 101 escuchan y hablan.

Cuba salva entre 200 y 400 vidas por año con el empleo de la estreptoquinasa recombinante, un producto del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) que posee probada efectividad en pacientes con infarto agudo del miocardio. El tratamiento se extiende a los cerca de 500 policlínicos que brindan servicios en todas las provincias, con el objetivo de acercarlo a la población, reducir el tiempo de aplicación, mantener la tendencia decreciente de la mortalidad y casi duplicar la cifra de los asistidos con este medicamento. Hasta la fecha más de 35 000 pacientes han sido tratados con este medicamento.

El enfoque humanista de la sociedad socialista y la atención diferenciada que hay que brindarle a los grupos poblacionales que más lo necesitan es una prioridad de la Revolución. La disminución del índice de natalidad y el incremento de las expectativas de vida han conducido a un envejecimiento acelerado de la población con un 14.3 por ciento de la población mayor de 60 años. Ya en el 2002, Cuba contaba con más de dos mil centenarios, reportándose como el de mayor edad una persona de 123 años. Para esta población se ha dirigido un plan de acción y atención diferenciada con el propósito de cubrir sus necesidades biológicas, psicológicas y sociales, y elevar la calidad de la vida. Para ello se conformó el programa integral del adulto mayor, con un enfoque comunitario e institucional, el mismo se acompaña del desarrollo de la Geriatría y Gerontología y así estudiar mejor los aspectos del envejecimiento de las personas y sus requerimientos en nuestro medio social.

El programa prioriza el perfeccionamiento del trabajo en la atención primaria, y promueve los círculos de abuelos y otras alternativas no institucionales con la participación comunitaria. Para atender a los ancianos hay 471 equipos de atención y más de 14 500 círculos de abuelos en todo el país. Más de 400 000 personas mayores participan en actividades físicas y sociales en los círculos de abuelos. Toda la población mayor de 60 años será protegida con la vacuna contra la influenza. También esta vacuna se extenderá a pacientes fibroquísticos y con Insuficiencia renal crónica, a ciudadanos con VIH/SIDA y a trabajadores avícolas.

El sistema nacional de salud cubano no tendría los altos resultados que muestra, si no contara con la cooperación del más amplio espectro de la sociedad civil cubana. El sistema de organizaciones políticas y sociales y numerosas ONGs están estrechamente vinculadas a los programas de salud. Un ejemplo significativo es el que realizan la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en cada barrio y comunidad del país, a favor de una cultura de la prevención y la salud, de campañas de vacunación, fumigación y saneamiento. Los CDR aportan cada año alrededor de medio millón de donaciones voluntarias de sangre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene como indicador para los países desarrollados una donación por cada 20 habitantes, y el promedio actual de Cuba es de una por cada 19.

La atención al VIH-SIDA

El enfoque humanista y la atención diferenciada que se brinda a quien más lo necesitan expresa de manera muy específica en la atención a la pandemia del SIDA. La estrategia nacional de lucha contra el SIDA, puesta en práctica desde 1986, cuando se detectó el primer caso de contagio en el archipiélago, constituye un notable ejemplo del privilegio de vivir en Cuba.

La prevalencia por SIDA en el archipiélago cubano de 15 a 49 años es de 0.09 por ciento, a pesar de un pesquisaje activo de más de un millón y medio de casos cada año y de prolongar la vida de los enfermos con atención adecuada. En las edades de 15 a 24 años la enfermedad solo se manifiesta en el 0,05 por ciento de la población, cifra esta que es la más baja de toda la América, y una de las más bajas del mundo.

En Cuba se garantiza el acceso a sangre segura certificando el 100 % de las más de 600 mil donaciones voluntarias anuales y solo 13 casos han adquirido la infección por esta vía. Se implementó la prevención de la transmisión perinatal (madre a hijo) garantizando pruebas voluntarias a las mas de 170 mil embarazadas por año y tratamiento antirretroviral y demás medidas recomendadas internacionalmente -por ONUSIDA- a las positivas, con solo 8 casos infectados por esta vía. Desde el primer caso hasta octubre de 2007, se han detectaron en el país un total de 9.039 personas contagiadas con el VIH/SIDA, de las cuales han enfermado 3.427.
En la actualidad, 7.379 personas viven con el VIH en el país
(10).

El país garantiza una creciente calidad de vida a los enfermos. A través de un programa de atención integral para personas que viven con el VIH/SIDA se logra la capacitación, seguridad social y laboral, asistencia médica especializada. A partir del 2001 el país implementó el tratamiento antirretroviral con acceso universal totalmente gratuito, que incluye el tratamiento de enfermedades oportunistas, también gratuito para el cien por ciento de los enfermos. Hay que considerar adicionalmente que el SIDA genera un costo alto no solo en medicamentos, sino en atención a pacientes en sentido general, incluida la dieta sobrecargada en proteínas, con 3 500 calorías diarias, además de las consultas periódicas y análisis de rutina.

La industria farmacéutica nacional hoy produce seis importantes medicamentos antirretrovirales para el enfrentamiento de la enfermedad. También, el país incrementa las investigaciones para lograr medicamentos más eficaces y ya se avanza en un prospecto de vacuna cubana.

Los enfermos de SIDA en Cuba no son los nuevos «apestados» de la era contemporánea, tal como ocurre en la mayoría de las más «adelantadas» ciudadelas del capitalismo. Aquí se privilegia el tratamiento ambulatorio y la vida en el seno de las familias y los colectivos laborales y estudiantiles. El movimiento de los voluntarios cubanos en la prevención del VIH, creció con la participación de enfermos, a los que se sumaron estudiantes, trabajadores y amas de casas, y hoy forman un ejército que cuenta con miles de promotores o consejeros en la prevención de este mal.

Los resultados de Cuba en el control y tratamiento del VIH-SIDA hay que evaluarlos en el contexto de la pandemia que se ha extendido por el mundo. Recientes datos del Programa Conjunto de la ONU contra el SIDA (ONUSIDA) indicaron que la pandemia causó el pasado año 2,9 millones de muertes y hoy están infectados 39,5 millones de personas. La enfermedad ya ha cobrado unos 25 millones de vidas. La situación del la pandemia en los países subdesarrollados es dramática. Unos 74 millones de personas, en especial de las zonas pobres del mundo, podrán estar muertas en 2015 por causas relacionadas con el SIDA. En África ya peligra la vida de naciones enteras. En 2006 se produjeron 4.3 millones de nuevas infecciones, de las cuales 2.8 millones (65 por ciento) correspondieron a África subsahariana. En América Latina 140.000 personas contrajeron el virus. Solo en el Caribe unas 24.000 personas mueren anualmente mientras otras 300.000 son portadoras del VIH.

Una comparación necesaria

Los logros de salud de la Cuba revolucionaria se han realizado venciendo la constante hostilidad del imperio estadounidense y su criminal política de bloqueo y guerra económica. Solo en el pasado 2007 las afectaciones en el sector por tales razones sobrepasaban los 30 millones de dólares (11). Esta cifra no puede incluir por supuesto, el incalculable daño por el sufrimiento infligido nuestro pueblo por las carencias de medicamentos, equipos y material gastable, en las instalaciones de la red nacional de salud. A pesar de tan brutales presiones, la salud pública cubana contrasta de manera muy nítida, con las realidades que sufre la salud en los Estados Unidos

Gana terreno en la preocupación de la sociedad norteamericana la crisis por la que atraviesa el sistema de salud del país. La falta de atención médica a unos 50 millones de personas en el país del Norte, es uno de los principales temas de campaña de cara a las próximas elecciones presidenciales. Un estudio del Sondeo Nacional de Cobertura de Salud Laboral demostró que en ese país el costo de la salud ascendió a unos ocho mil dólares anuales por empleado, alza que evaden las empresas con la supresión de los seguros sanitarios a sus asalariados. Solo entre los años 2000 y 2006 aumentaron en casi nueve millones las personas sin asistencia sanitaria. A su vez los estadounidenses que pagan seguros, erogan los más altos costos del mundo desarrollado, sin seguridad de recibir a cambio un mejor servicio, según confirman los estudios realizados por las escuelas de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins y de Medicina de la Universidad de Harvard, publicados en los números de mayo y junio pasados de la revista Meath Affair.

La crítica situación no se limita a la falta de atención médica a millones de personas, sino que abarca malas condiciones de trabajo y falta de fondos para las clínicas que atienden a personas con enfermedades terminales, como el cáncer. Los problemas de presupuesto también afectan a médicos y enfermeras, que en muchas ocasiones están expuestos al contagio por no poder observar las normas requeridas.

En los Estados Unidos además, las comunidades negras e hispanas y las comunidades rurales siguen sufriendo grandes disparidades en el cuidado médico, lo que incluye la falta de acceso a información básica sobre la salud y el impacto de enfermedades crónicas y preventivas. En su conjunto los países industrializados tienen una tasa de mortalidad infantil de 5 por mil nacidos vivos, pero el imperio líder, registra un promedio nacional de 6, que casi se duplica si se trata de la población hispana o afronorteamericana (12). 

La inescrupulosa política imperialista se pone de manifiesto en la actuación de la actual administración estadounidense. Fue notoria la despreocupación de Bush por la suerte de millones de niños pobres, cuando el pasado 3 de octubre, vetó por cuarte vez, la liberación de un monto de 35 mil millones de dólares para el Programa del Seguro Estatal de Salud Infantil. De entrar en vigor, la ley aumentaría la matrícula actual en el programa de salud de hasta unos 10 millones de infantes, a partir de los seis millones que cubre hoy día.

Hoy en día los ciudadanos estadounidenses, y en particular los trabajadores, pobres, negros e hispanos, carentes de recursos, sin seguros médicos, soportan sus padecimientos sin acudir a las impagables consultas médicas. No es casual, como ha denunciado Michel Moore en su película SiCKO, que la industria de salud y seguros, es una de las principales fuentes de financiación del presidente George W. Bush y del Partido Republicano, pues aportó más de 13 millones de dólares a la campaña presidencial en 2004 y más de 180 millones de dólares a los candidatos republicanos durante los dos últimos ciclos de campañas (13).

«Hágase una pesquisa activa en Estados Unidos -ha sugerido Fidel Castro- y se podrá ver cuántas personas necesitan realmente ser operadas entre los habitantes del país, que al no ser nunca examinados por un oftalmólogo atribuían sus limitaciones a otras causas y corren el riesgo de quedar ciegos o seriamente afectados de la vista. Comprobarán que son millones de personas» (14).

La potencia capitalista más poderosa de la Tierra ha sido incapaz de frenar la pandemia del SIDA. Aproximadamente 1.185.000 estadounidenses son VIH positivos (15). Más de 40.000 ciudadanos de ese país se infectan con el VIH cada año. De ellos, entre un 25 por ciento y un 30 por ciento no saben que están infectados. El costo del tratamiento por paciente en Estados Unidos es de 600.000 dólares a lo largo de su vida. El gasto anual asciende a unos 25.200 dólares por persona, lo que supone un 40 por ciento más que en la década de los 90. Entonces el SIDA golpea a través de las líneas de pobreza y desigualdad que existen en ese país. Los hispanos representan el 14 por ciento de la población total de los Estados Unidos, sin embargo suman el 20 por ciento de los casos de SIDA. La enfermedad es la principal causa de muerte en mujeres afroamericanas de 25 a 34 años

No es ocioso recordar que la administración de Bush continúa fijando su prioridad en los beneficios de las industrias farmacéuticas en detrimento al acceso universal a los medicamentos. Las patentes que permiten a los laboratorios médicos con base en Estados Unidos y Europa controlar la fabricación y la venta de los medicamentos contra el SIDA, impiden a países de Asia, África y América Latina proveer a sus habitantes de medicinas. Mientras tanto, las nueve compañías más grandes de los Estados Unidos dedicadas al negocio del SIDA, han obtenido en un año, beneficios cercanos a cuarenta y tres mil millones de dólares, superiores al producto nacional bruto de algunos de los países con mayor número de afectados por el SIDA (16). 

Notas

1. Ángeles Palacios Escobar : Pobreza en el mundo, http://www.rolandocordera.org.mx/esta_inter/pobreza.htm.

2. José A. de la Osa: La semilla del desarrollo de la salud pública en Cuba, http://www.granma.cubaweb.cu/marti-moncada

3. He recuperado un conjunto datos y estadísticas preferentemente de Oficina Nacional de Estadísticas (República de Cuba. Oficina Nacional de Estadísticas, [email protected]). En caso de que sea otra fuente significativa lo señalaré. No escapamos al error de cálculo, o de la no utilización de la fuente más exacta. Pido escusas si mi revisión no ha sido suficientemente cuidadosa en tal dirección. No hay sin embargo, ninguna cifra que no sea el reflejo de la realidad palpable, de ese sujeto masivo que hoy pelea y hace Revolución en Cuba.

4. Constitución de la República de Cuba: Artículo 50, La Habana, 1992.

5. José Martí: Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, tomo VIII, pp 298-302.

6. Ernesto Che Guevara: Obras 1957-1967, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1967, Discurso en el acto de inauguración del curso de adoctrinamiento organizado por el Ministerio de Salud Pública el 20 de agosto de 1960.

7. Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. El desarrollo de la salud pública en Cuba, 1959-1989, s/a, p. 7

8. Gregorio Delgado García: Etapas del desarrollo de la salud pública revolucionaria cubana, Revista Cubana de Salud Pública, La Habana, 1/1996, http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol22_1_96

9. George Eisen: La atención primaria en Cuba: el equipo del médico de la familia y el policlínico, Revista Cubana Salud Pública, v.22 n.2 ,Ciudad de La Habana jul.-dic. 1996

10. República de Cuba. Ministerio de Salud Publica, 2007.

11. República de Cuba: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba. Informe del Secretario General. Sexagésimo segundo período de sesiones, Washington, 3 de agosto del 2007

12. United States. Census Bureau: Census 2006, December 2006, www.census.gov, José A. de la Osa: 5,3!, mortalidad infantil en 2007, Granma, 4 de enero del 2008

13. Michel Moore: Carta abierta de Michel Moore al Secretario del Tesoro de los Estados Unidos Henry Paulson , Departamento del Tesoro 1500 Pennsylvania Ave. Washington, DC 20220, 11 de mayo de 2007

14. Fidel Castro: Reflexiones del Comandante en Jefe. Bush, la salud y la educación, Granma, Ciudad de La Habana, 14 de julio del 2007

15. Ver: Organización Mundial de la Salud (OMS): Situación de la epidemia de SIDA, Publicación del ONUSIDA, Diciembre de 2006, http://www.unaids.org/.

16. S/a: La codicia financiera, La Vida…Vivir con Sida, http://panelvida.blogspot.com