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El enfado de Carlos Alberto Montaner

Fuentes: InSurGente

Parece ser que las resoluciones consensuadas en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, no han sido del agrado de Carlos Alberto Montaner, un tipo que, según el Gobierno cubano, camuflaba bombas en el interior de cajas de tabaco para introducirlas en Cuba. Recientemente, este agente de la CIA, ha vuelto a enseñar su siniestro rostro para […]

Parece ser que las resoluciones consensuadas en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, no han sido del agrado de Carlos Alberto Montaner, un tipo que, según el Gobierno cubano, camuflaba bombas en el interior de cajas de tabaco para introducirlas en Cuba. Recientemente, este agente de la CIA, ha vuelto a enseñar su siniestro rostro para insultar y calumniar a casi todo el mundo.

El pasado viernes 14 de Octubre- fecha del inicio de la Cumbre- el programa «La Mañana» de la Cadena de Ondas Populares(emisoras de radio propiedad de la Conferencia Episcopal española), que dirige el locutor de extrema derecha Federico Jiménez Losantos, prestó sus micrófonos a Carlos Alberto Montaner para que éste diera rienda suelta a su enfado. No deja de ser curioso que sea la Iglesia Católica, que tanto pregona -supuestamente- el amor y la paz, la que permita que por sus ondas, se escuche libremente la voz de un terrorista que solo sabe de muertes y atrocidades.

Para empezar, cargó contra el embajador español en La Habana al que tildó de «comunista» por no invitar a los disidentes profesionales -que sólo representan a su propia familia y a veces ni siquiera eso- a la recepción en la embajada española con motivo del 12 de Octubre, Fiesta Nacional de España.

Continuó llamando «etarras» y «pandillas violentas» a los miles de manifestantes que se desplazaron a Salamanca en solidaridad con las revoluciones de Cuba y Venezuela llegando incluso a aventurar la hipótesis de que constituían un Comité de recepción, a sueldo del Gobierno cubano (eso mismo decía Franco de sus oponentes pero, en aquel caso, estaban «pagados por el oro de Moscú»).

Criticó a los países de América Latina al considerar que adoptan posiciones «blandas» respecto a Cuba, y tan sólo tuvo alabanzas para el presidente colombiano Uribe, un aliado fiel, y servidor de Estados Unidos, al igual que él.

Sentenció que los jóvenes latinoamericanos que estudian medicina, becados en La Habana, forman parte de una estrategia que tiene por finalidad regar la «subversión marxista» por toda América cuando- una vez finalizados sus estudios académicos- regresan a sus países de origen. Incluso llegó a implicar a los familiares de los estudiantes, al decir que, la altruista actitud cubana solo tiene por objeto convertir, a esas familias, en instrumentos de presión a favor de Cuba.

Arremetió contra el colectivo español de gays y lesbianas a los que denominó «hemipléjicos morales» porque no condenan las supuestas violaciones de los derechos de los homosexuales en Cuba.

Para colmo tuvo la desfachatez de afirmar que Estados Unidos es el primer socio comercial de Cuba -según dice, el bloqueo es un invento del Gobierno cubano- pero eludió citar a la Ley Helms Burton que él mismo ha enarbolado en más de una ocasión para amenazar con futuras represalias a determinadas empresas, instaladas en Cuba, para que abandonaran la isla.

Finalmente -como era de esperar en cualquier tipejo relacionado con la CIA y familiarizado con sus manuales de torturas y crímenes selectivos- deseó, una vez más, la muerte de Castro y de Chávez, e invitó a sus admiradores a la manifestación que la extrema derecha cubana de Miami iba a realizar al día siguiente en la ciudad de Salamanca, y que, según el programa, finalizaba con una ofrenda foral. Dicha manifestación contó con la «extraordinaria» asistencia de 200 personas (todo un «éxito») entre las que se encontraban miembros de Alfa 66 y de la Unión Liberal Cubana, es decir, connotados terroristas internacionales.

Ignoramos si Carlos Alberto Montaner -que, según dijo, estaría presente- fue el encargado de efectuar dicha ofrenda. De ser así, ni siquiera nos hemos preocupado por saber si el subconsciente le jugó una mala pasada y, en lugar de flores, colocó una caja de tabaco conteniendo explosivos, algo en lo que es todo un experto.