El avión es caro -pocas empresas están habilitadas para los charters desde los Estados Unidos a Cuba y por ende fijan los precios- pero el viaje, cortísimo: 145 kilómetros separan Miami de La Habana. Y sin embargo, países tan cercanos no podrían estar más lejos; tan nulas relaciones mantienen y no podrían ser más especiales: […]
El avión es caro -pocas empresas están habilitadas para los charters desde los Estados Unidos a Cuba y por ende fijan los precios- pero el viaje, cortísimo: 145 kilómetros separan Miami de La Habana. Y sin embargo, países tan cercanos no podrían estar más lejos; tan nulas relaciones mantienen y no podrían ser más especiales: los Estados Unidos son los principales exportadores de arroz a la isla y los cubanos tienen una ley especial que les permite obtener su residencia legal y permanente al año de haber pisado el territorio estadounidense.
Como parte de lo que Cuba llama, sutilmente, la «falta de normalización de los vínculos bilaterales», es el único país al que por votación del Congreso de los Estados Unidos, la Ley de Transmisiones Radiales para Cuba, aprobada durante el gobierno de Ronald Reagan y por impulso del activista Jorge Mas Canosa, el gobierno financia un servicio de radio y televisión internacional opositor a la revolución del vecino.
Transmite las 24 horas de lunes a domingo y alcanza toda la cuenca del Caribe, y la isla, por supuesto. ¿Qué informa Martí? Esta semana pasada, según su web: «Demolerán emblemático hotel de Varadero», «Se destapa caso de espía cubana en España», «Estadounidenses llevan ayuda médica a Cuba». Entre los programas se destacan Avanza Cuba, que se difunde en las tres plataformas -Radio Martí, Televisión Martí y Martinoticias.com-; 1.800 Online, donde Juan Juan Almeida, hijo del fallecido comandante Juan Almeida, «descubre cómo funciona el mundo del internet a los cubanos que nunca o muy poco han visto de él»; y varios informativos como Lo que se dijo y lo que es o 7 días en 30 minutos.
En 2010, John Kerry y otros senadores demócratas recomendaron que Radio y TV Martí se fusionara con la antigua emisora Voz de América, dada la baja calidad de su programación, su escaso público en Cuba y las denuncias de corrupción en su administración. Los republicanos cubano-americanos en el Congreso, Lincoln Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, defendieron las señales.
El grueso del periodismo cubano de Miami es anticastrista, y por eso a veces se quedan en el territorio los fondos reservados que Washington destina cada año al financiamiento indirecto de la disidencia cubana. Pero aún los medios comerciales como los canales 41 o Mega TV y las radios Actualidad 1020 o Univisión logran su audiencia -y por ende su publicidad- con una agenda crítica hasta la exasperación.
Los tradicionales diarios Miami Herald y su versión en castellano, El Nuevo Herald, tienen redactores dedicados a fustigar a Cuba, como Juan O. Tamayo y Luisa Yanez, y dedican secciones especiales a contar la versión parcial de hechos históricos como las crisis migratorias de los Niños Pedro Pan o El Mariel. El periodismo siempre ha sido una trinchera militante, y no es ese el principal problema que causó las imparables bajas en las ventas del Herald, que llevaron a la venta del edificio donde funcionaba la redacción, sino la falta de rigor que los altos estándares de la prensa estadounidense no tolera.
Tan local como estos diarios, Radio Mambí (parte de Univisión) tiene a una de las voces más estridentes contra Cuba, la de la Ninoska Pérez Castellón en Última palabra. La locutora fue la mano derecha de Mas Canosa; nunca mejor elegida la mano ya que ha sido capaz de correr por derecha a quienes quedaron a cargo de la CANF y hasta a un disidente que hizo huelga de hambre dentro de la isla pidiendo, como ella, por las libertades civiles, Guillermo Fariñas. Luego de quince años, cuando la CANF canceló una transmisión radial sin éxito en Cuba, renunció «porque ha dejado de ser esa institución que tantos de nosotros ayudamos a crear y con la cual soñaba Jorge Mas Canosa». Y cuando Fariñas, enflaquecido y deshidratado, firmó una petición para que los Estados Unidos levantaran las restricciones de viajes y la exportación de alimentos a Cuba, lo acusó de «traicionar su propia causa».
Pérez Castellón ha fustigado a Pablo Milanés, quien no la pasa muy bien en la isla porque ha manifestado críticas al gobierno: «Pasó por Miami. Su presencia no fue más que el fiel reflejo de la dictadura que representa. La decadencia en todo su esplendor». Y a continuación le pegó a Carlos Alberto Montaner -el decano de la disidencia, el inventor de la bloguera Yoanni Sánchez, el de la famosa polémica con Silvio Rodríguez-, quien destacó que Milanés había dicho que ya no deseaba cantarle a Fidel Castro, que no tenía problemas en dedicarles una canción a las Damas de Blanco y que es un revolucionario crítico comprometido con el socialismo. «Es doloroso que le dé la bienvenida en su blog ofreciéndole un apretón de manos», se ofendió.
Menos enfático pero más popular, Oscar Haza -de origen dominicano- fue el primero en entrevistar a la bloguera más famosa a su llegada a Miami. Haza llevó su dominio de la temprana mañana en radio desde Mambí hacia Zeta 92.3, y su programa de televisión del Canal 41 a MegaTV.
Mientras tanto, al otro lado del estrecho de la Florida, la población se alimenta de una dieta noticiosa monótona: Granma, Trabajadores y Juventud Rebelde, los medios gráficos nacionales de Cuba, publican prácticamente las mismas cosas, y sus criterios noticiosos no sólo no siguen la agenda internacional -nada condenable, excepto por el efecto indeseado de aislamiento de lo que sucede en otros lugares- sino que sus noticias oscilan entre lo excesivamente local y la nada. «Recibió Raúl a la directora ejecutiva del PMA», «Día de Rusia: la juventud de una veterana nación», «Ministro mozambicano de Cultura visita Casa de África en La Habana», «Dialoga René González con universitarios cubanos». La televisión ofrece excelentes novelas locales y programas educativos; sin embargo, los noticieros adolescen del mismo problema. Mesa redonda, el programa estrella, aunque se enorgullece -con la misma honestidad que los demás medios- de su toma de partido revolucionario, es más de lo mismo, y en un formato televisivo antiguo.
Lo más interesante de Cuba es una blogósfera oficialista que tiene espacios como La Joven cuba, y otros más de opinión y temáticos que de información: El blog de la Polilla cubana, Ojos a la N o Paquito el de Cuba. Hacia fuera, Prensa Latina sigue manteniendo una equilibrada combinación de ideología explícita e información variada y rigurosa, y la web CubaDebate, más orientada -desde su subtítulo: Contra el terrorismo mediático– a la defensa de la revolución, es un espacio de noticias y discusiones de enorme variedad. Pero ninguna de estas fuentes está al alcance del cubano común, ya que el acceso a internet en la isla es paupérrimo.
Quizás lo más destacado de la prensa de y sobre Cuba en estas sobras interminables de la guerra fría sea la presencia en Miami de una prensa opositora seria, como en ocasiones el blog Café fuerte, del matrimonio de Ivette Leyva Martínez y Wilfredo Cancio Isla, quien además tiene un programa en Canal 41.
Y, más llamativo aún, de una prensa pro-castrista, como el programa La tarde se mueve, que conduce Edgardo García -y, hasta su fallecimiento en marzo, Francisco Aruca, dueño de la chartera Marazul-, vinculado a la web Progreso Semanal, y Radio Miami, donde se destaca Max Lesnik, antiguo amigo -luego distanciado, luego reconciliado- de Fidel Castro. Su discurso hace que los llamen «los comunistas de Miami»: contra el bloqueo y el imperialismo, en defensa de las virtudes de la Revolución Cubana, por la normalización de las relaciones con los Estados Unidos. «De las cosas malas hay mucha gente dispuesta a hablar. Creo que cada etapa no es blanca ni negra, tiene escala de grises», dijo García a Miradas al Sur. «Y en Cuba también se han cometido errores pero a la luz de un proyecto social siempre en peligro de ser aplastado por una gran potencia. Estados Unidos no puede mejorar su imagen en América latina si no resuelve su diferendo con Cuba», agregó, tema que es eje de la agenda de una web más académica (en inglés), The Havana Note. «Existen todas las condiciones para que eso suceda -siguió García-. De esta incomprensión sólo se benefician un puñadito de extremistas».
Fuente: http://sur.infonews.com/notas/el-gallo-negro-y-el-gallo-rojo