Rodolfo Páramo es médico pediatra radicado en el norte de la céntrica provincia de Santa Fe. Jubilado de su profesión, sigue activo en la difusión de los efectos del glifosato, el herbicida fabricado por la transnacional estadunidense Monsanto, utilizado para fumigar las plantaciones de soja transgénica que en Argentina cubren ya una superficie de más […]
Rodolfo Páramo es médico pediatra radicado en el norte de la céntrica provincia de Santa Fe. Jubilado de su profesión, sigue activo en la difusión de los efectos del glifosato, el herbicida fabricado por la transnacional estadunidense Monsanto, utilizado para fumigar las plantaciones de soja transgénica que en Argentina cubren ya una superficie de más de 17 millones de hectáreas. |
Junto a integrantes de diversos grupos de vecinos que intentan frenar las fumigaciones en sus pueblos, Páramo recorre el país dando charlas y conferencias o participando en encuentros sobre el tema. A mediados de marzo se dio a conocer un fallo dictado en diciembre por la Justicia de Santa Fe que prohíbe las fumigaciones con glifosato a menos de 800 metros de viviendas familiares.
Juan Nicastro, colaborador de Noticias Aliadas, dialogó con Páramo en el marco del Festival Nacional de Folclore de Cosquín, provincia de Córdoba, realizado del 20 al 31 de enero, ámbito elegido para una nueva campaña de concientización sobre el daño a la salud que producen los agrotóxicos. ¿Cómo descubrió los efectos de los herbicidas? Mal Abrigo tiene unos 10,000 habitantes y de 15 a 20 partos por mes. En un año tuvimos 12 niños nacidos por malformaciones, una tasa altísima. En Santa Fe teníamos lo normal: un caso de malformación congénita cada 8,500 a 10,000 nacimientos vivos. En Mal Abrigo la cifra era de terror. Comenzamos a investigar. Yo planteaba que había en el ambiente una sustancia que inhibía al ácido fólico, que es el protector para evitar las malformaciones en el sistema nervioso. Esto me llevó a averiguar qué producto se estaba utilizando en el campo. Corrían los años 1994, 1995. Recién en enero de 1996, Felipe Solá, subsecretario de Agricultura del gobierno del ex presidente Carlos Menem [1989-99], autorizó formalmente la siembra de soja transgénica RR Roundup Ready, resistente al herbicida Roundup, el glifosato de Monsanto. Pero observen que [la transnacional suiza] Syngenta venía vendiendo en la zona la soja de Monsanto, antes de la autorización nacional, de contrabando, y utilizaba el Roundup. Yo seguía investigando, hablaba con ingenieros agrónomos, en una época en que las arañas -o mosquitos, como les llaman en otros lugares [vehículo cuyo diseño lo asemeja a una gran araña o insecto]- terminaban de fumigar en el campo y entraban chorreando los productos químicos por las calles del pueblo. Eso en muchos lugares sigue ocurriendo. Otras localidades, como en este caso el gobierno de Mal Abrigo, prohibieron el acopio y la introducción o circulación de los mosquitos o arañas dentro del perímetro urbano del pueblo. Y como por arte de magia, empezaron a disminuir las malformaciones en los recién nacidos. Pero comenzaron a resaltarse los casos de cáncer, sobre todo en personas jóvenes, que no respondían a los tratamientos anticancerosos habituales, y de rápida evolución. ¿Hay antecedentes de efectos nocivos en otros lugares del mundo? Al principio, a mí me consideraban loco, el que venía a molestar. Cerca del 2000 logramos que un juez, con sentencia judicial, con elementos científicos, sacara los silos de cereales del centro de Mal Abrigo, demostrando que en el ámbito urbano son desastrosos para la comunidad. Mientras yo trabajaba en la ciudad de Santa Fe, no vi la cantidad de chicos con problemas respiratorios que vi en Mal Abrigo. Allí había polución ambiental, porque ventean los cereales para secarlos, pero al mismo tiempo están sacando al aire sustancias que están en la cobertura de esa semilla. El herbicida está. La Universidad Nacional del Litoral [en Santa Fe] desde el año 1997 venía haciendo un estudio, publicado el año pasado, que demostró que hay concentraciones de glifosato en el grano verde y en el grano maduro de la soja. Y que el glifosato pasa a todo lo que sea acuoso. Además, cuando se estudió el aceite de soja, se encontraron residuos del insecticida endosulfan, altamente tóxico; tal es así que a partir de este año la transnacional alemana Bayer lo retirará de la venta en Argentina. ¿El glifosato mata todo menos la soja? ¿Cuál cree que es el modo más eficaz de enfrentar esta situación? |