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El guiterismo de los que quieren luchar

Fuentes: La Tizza

En febrero de 1955, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez, luchadores ya bragados contra el régimen de facto de Fulgencio Batista, regresaban del combate internacionalista en Costa Rica, de la contención del imperialismo en las fronteras de Somoza. Al descender las escalerillas del avión que arribaba a Matanzas, eran arrestados y llevados al Castillo de […]

En febrero de 1955, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez, luchadores ya bragados contra el régimen de facto de Fulgencio Batista, regresaban del combate internacionalista en Costa Rica, de la contención del imperialismo en las fronteras de Somoza.

Al descender las escalerillas del avión que arribaba a Matanzas, eran arrestados y llevados al Castillo de San Severino. Presos según se decía por agitadores, cabecillas insurreccionales, comunistas inconfesos, ponedores de bombas.

Se les dejó en la explanada del San Severino, por varias horas, a merced del sol. En ese tiempo, un único soldado se les acercó, con lo que parecía la intención de darles de beber. Se trataba de un soldado de más graduación que los demás, pero de pasiones más bajas, que en realidad, venía a burlarse de su causa y de su juventud.

Apareció para decirles, que ahí mismo donde estaban ellos, habían estado allá por el 35, los cuerpos de Guiteras y del venezolano (Carlos Aponte), profanados, arrastrados, llevados en bote y después en parihuela a esta prisión, con la finalidad de que los presos, sobrevivientes del Morrillo, vieran sus cadáveres. Allí, también en el 35, había llegado Batista y se había abrazado con Carmelo González, el traidor.

La provocación no haría otra cosa que afincarles la convicción al Gordo y a Fructuoso, pues Guiteras era, ya hacía mucho, uno de los asideros más sólidos de su arsenal simbólico.

Con la asistencia del recuerdo de tantos viejos guiteristas, era Guiteras para ellos el miembro del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) anti prórroga de poderes, el conspirador e insurreccional del 1929 al 1933 en Oriente, el jefe de la toma de San Luis, el anti injerencista decidido a mantenerse alzado por no aceptar el binomio Céspedes-Welles, el ministro de Gobernación, Marina y Guerra del gobierno colocado por un Directorio sin tacha.

Era el que rápido había definido la orientación del gobierno y esta era: el socialismo de Estado, la reconquista de la riqueza nacional y la completa independencia económica. Era el protagonista del telegrama a Londres del escéptico embajador británico que decía a su gobierno: Guiteras decidió ha llegado momento de fundar república de trabajadores.

Es el que, sin detenerse por los temerosos, los punta de lanza de la reacción, propone crear cooperativas y el reparto de 10 000 caballerías de tierra en usufructo; es quien le entrega a los soldados fábricas rescatadas. Es el que cuando la Cuban Cane cerró, cuando la Compañía Cubana de Electricidad se paralizó, declara una emergencia e incauta las propiedades, haciéndolas funcionar a toda costa.

Es quien se dispuso de nuevo a combatir con las armas a Batista, el nuevo Machado, y su ejército a disposición de la bota del invasor y del propietario extranjero.

Es para ellos Guiteras el primero que percibe y denuncia en Cuba el cariz contrarrevolucionario de Batista, es quien más pronto reconoce su ambición sin límites, por la cual descendería a las peores claudicaciones, destrozaría instituciones, recurriría a todos los medios intimidatorios, coercitivos y violentos y barrería del mapa a sus enemigos.

Es Guiteras, también para ellos, el muerto más caro de Batista, el muerto al que Batista aun teme, por el que aun niega, se justifica, se contradice. Es la leyenda que le persigue de por vida, es el hombre que le llama asesino; porque es vox populi, en toda Cuba y para toda la generación de Fructuoso, que Batista mató a Guiteras.

Lo dice Chibás en el 46 cuando rompió a mandarriazos la tarja al cabo del ejército batistiano que murió en el combate del 8 de mayo. Lo dice Bohemia, en el 48, en el artículo: Batista es el responsable directo de la muerte de Guiteras. Lo dice el 14 de octubre de 1951 Calixta Guiteras en una entrevista titulada: Batista mandó a asesinar a Toni. Lo deja ver Roa en Trayectoria y balance del ciclo revolucionario en 1950. Lo soslayan algunos discursos de 1951 cuando se inaugura el puente Antonio Guiteras sobre el río Canímar. Lo señala Loló de la Torriente en su Guiteras y Chibás del 17 febrero de 1952.

Lo dice Alma Mater clandestina desde su primer número después del golpe. Lo dice la actuación de la soldadesca en la misma madrugada del 10 de marzo del 52, cuando derriban el pequeño busto de Guiteras, colocado por el escultor Ravenet en las cercanías del Morrillo, busto que arrojan al río pero que será salvado por el pueblo.

Pero Guiteras no es solo todo lo que ellos viven en la oposición irreconciliable con el dictador, sino también el ejemplo en las disposiciones y en la obra que los anima, porque Guiteras es el que prefiguró que había que ir mucho más lejos que la caída de Machado, que la caída de Batista.

Es el que ve de nuevo la insurrección armada y la toma violenta del poder como el único camino, como un paso para la gran Revolución que se prepara donde los derechos de los obreros y campesinos estén por encima de los deseos de lucro de los capitalistas nacionales y extranjeros.

Guiteras reúne la reivindicación de un antimperialismo a ultranza, la defensa de la soberanía y la actitud intransigente frente al servilismo al yanqui, gran asidero ideológico en la vida política de la generación rebelde del 50.

Todos conocen Septembrismo, todos conocen el diálogo telefónico con el jefe del puesto de Guantánamo que le informaba a Guiteras que los marines se aprestaban a desembarcar, al que Guiteras dice: «Al primer marine que vea en tierra ábrale fuego, sin pensarlo».

También verán en Guiteras al primero que desde la heterodoxia de izquierda, no le temió a la palabra Socialismo. Otros prostituirán después el término hasta el cansancio, en un acumulado de dos décadas de militarismo, politiquería y populismo.

Pero el Directorio de José Antonio, Fructuoso y su grupo de vanguardia, no temerá tampoco fundamentar en su Manifiesto al pueblo de Cuba, el objetivo guiterista de hacer la revolución cubana, encaminada hacia la justicia social y el socialismo.

Es paradigmática también su Joven Cuba, pues ellos buscan igualmente una agrupación preparada para nuclear un frente unido, una organización anti sectaria, con la capacidad para sumar e integrar anti batistianos sin filiación, dispuestos a derrocar la tiranía por la vía insurrecta y convertirse en base social y sujeto político de la Revolución.

Que nadie piense que el Directorio se propone el diseño estructural de la organización de Guiteras y la reivindicación simbólica del mito Guiteras, asumiendo solo lo epidérmico o lo formal. Sin dudas leerán el programa de Joven Cuba, y entenderán que los sacrificios futuros deben ameritar un cambio radical, la derogación de un régimen levantado sobre bases individualistas.

Verán en el programa de Joven Cuba la valentía de trazarse el objetivo de distanciarse del coloniaje económico, un plan encaminado a, tal como dicen: facilitar la implantación futura de formas socializadas de producción y de convivencia social, un plan encaminado a combatir y extirpar las formas monstruosas del capitalismo en la industria y en el comercio, estimulando fórmulas contrapuestas de valor colectivo, de elevación del trabajo al lugar preponderante de la energética nacional que permitan desterrar el prejuicio que lo posterga a la máquina, cuyo desgaste preocupa más al capitalista que el agotamiento y la consunción del trabajador.

Todos los que leyeron estas palabras en el programa de Joven Cuba, divulgado ampliamente por la prensa y por los guiteristas de la post Revolución, asistieron a lo que Guiteras entendía como la Revolución verdadera, y menos que eso, era claudicante.

Joven Cuba y el programa de Guiteras planteaban horizontes. En política exterior, la sustitución de la diplomacia cortesana y débil por una diplomacia que velara por Cuba; en lo jurídico, la creación de tribunales de justicia penal revolucionaria para sancionar duramente todos los actos delictuosos realizados al amparo de cualquier poder público; en la enseñanza, intervenir la privada, laica y religiosa mientras no se implantase íntegramente la escuela única; facilitar cultura universitaria a la población trabajadora e intensificar la lucha contra el analfabetismo; en lo tributario, hacer que el peso del sistema impositivo recayera sobre la clase acomodada; en la vivienda, priorizar la del trabajador y el guajiro, derogando nichos intocables como los del clero; en cuanto a la tierra, reafirmar la nacionalización del litoral de la república y de la riqueza del subsuelo, aplicar una reforma agraria para expropiar todas las tierras a los latifundistas; en cuanto a la industria, nacionalizar los servicios públicos, estimular la pequeña industria y fomentar otras nuevas. En cuanto al sistema crediticio, crear la banca nacional bajo el control del estado y absorber con impuestos el crecimiento exagerado del capital. En cuanto al comercio, prohibir la exportación de toda materia prima que pueda ser transformada en Cuba. En definitiva, imprimir a la economía una orientación francamente nacional, aprovechando todas las oportunidades para la socialización de los medios de producción.

El programa plantea los horizontes para los verdaderos revolucionarios porque parte del descubrimiento del fracaso del sistema. Cuba debe liberarse de la opresión del imperialismo americano, debe cambiar sus instituciones y sus relaciones políticas, económicas y sociales si busca una distribución justa de las riquezas y las oportunidades. El camino que condujo a Guiteras a estos hallazgos y al socialismo, los jóvenes de la nueva época lo emprenden también, un recorrido político e insurreccional siempre ascendente, el camino de la praxis revolucionaria.

Como ellos, Guiteras es un joven. Es un temerario, le es indiferente su destino personal. Como ellos, es un anti sectario, capaz de sobreponerse a la oposición necia del Partido Comunista, mientras tiene que combatir la contrarrevolución interna y el imperialismo. Es de una austeridad total. Es incorruptible y es por demás capaz de provocar la lealtad de sus hombres, que veinte años después hablan sobre sus proezas con la fascinación de quienes claramente hubieran dado la vida por él.

Tiene todas las cualidades del gran hombre de Revolución, que trasciende la vida física para ofrecer sustento, materia orgánica, impulso para la obra de la nueva generación, que una Cuba abroquelada por tantos fracasos, espera.

Solo tres meses después de la vivencia de San Severino, el 8 de mayo de ese mismo 1955, volverían Fructuoso y José Antonio a Matanzas, al Morrillo, al tributo obligado a Toni. Allí los alumnos de segunda enseñanza le piden su asistencia esa misma noche a una velada antibatistiana de homenaje a Guiteras, en el Instituto de Matanzas. Al Instituto vendría a amedrentarles la policía y allí Fructuoso lanzaría por los aires al capitán batistiano Alberto Triana. A José Antonio la porra le fracturaría el brazo derecho y al estudiante José Venegas le dejarían inconsciente y rota la cabeza.

En el acto de la mañana en el Morrillo, José Antonio había hablado de Somoza, el amigo de Batista, matador de Sandino, porque todos los servidores del imperialismo se parecen. Fructuoso, por su parte, había dicho: Es para nosotros gran orgullo llamarnos hijos de Antonio Guiteras.

Este año, poco después, usarían ya las armas para ripostar a la policía, abusiva en manifestaciones, protagonizarían un paro general de trabajadores, una huelga azucarera por el diferencial, mientras ideaban la organización armada y la guerra a muerte.

José Antonio, Fructuoso y Venegas, los tres de 22 años de edad, pasaron la noche del 8 de mayo heridos, otra vez en el Castillo de San Severino donde había sido llevado Guiteras, pero ningún soldado se atrevió a humillarlos esta vez, no por pena, conmiseración… sino por miedo.

Fuentes

-Batista es el responsable directo de la muerte de Guiteras. Bohemia. 3 de octubre de 1948.

-Batista mandó a asesinar a Toni, dice Calixta Guiteras. Bohemia. 14 de octubre de 1951.

-Crónica del año 33. Enrique de la Osa. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1989.

-Guiteras y Chibás. Loló de la Torriente. Bohemia. 17 febrero de 1952.

-Guiteras y el socialismo cubano. Fernando Martínez Heredia. Antonio Guiteras. 100 años. Selección de Ana Cairo. Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 2007.

-Guiteras, la época y el hombre. Olga Cabrera. Editorial de Arte y Literatura. La Habana. 1979.

-Geografía de Cuba. Leví Marrero. Talleres Tipográficos Alfa. La Habana, 1955.

-Homenaje de Echeverría a Guiteras. 8 de mayo de 1955. Enrique Rodríguez Loeches. Bohemia. Mayo de 1975.

-Trayectoria y balance del ciclo revolucionario recogido en Quince años después. Raúl Roa García. Talleres Tipográficos Alfa. La Habana, 1950.

Fuente: http://medium.com/la-tiza/el-guiterismo-de-los-que-quieren-luchar-4cbfb2a8a309