El profesor de Historia en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Pablo Sánchez León explica que España no haya hecho justicia respecto a la dictadura durante la transición porque «perdió a sus indígenas» durante el franquismo. Sánchez León intervino en la tercera mesa redonda del Encuentro Iberoamericano de Derechos Humanos y Ciudadanía Memorias en Transición, […]
El profesor de Historia en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Pablo Sánchez León explica que España no haya hecho justicia respecto a la dictadura durante la transición porque «perdió a sus indígenas» durante el franquismo. Sánchez León intervino en la tercera mesa redonda del Encuentro Iberoamericano de Derechos Humanos y Ciudadanía Memorias en Transición, Sociedad civil, movimientos sociales y ciudadanía. «No hay memoria de la transición española porque en ella no hubo indígenas, pero los hubo antes».
El historiador usa esta expresión al seguir el hilo de las argumentaciones de los invitados procedentes de América Latina en este encuentro, que frecuentemente se refieren a los indígenas o a la población afrodescendiente como los protagonistas de las nuevas transiciones democráticas que se están dando en la región.
La II República y «la larga resistencia de la guerra civil» fueron posibles gracias a los «campesinos analfabetos, pero cultos» procedentes de las culturas «subalternas» que se habían mantenido gracias a su autonomía por haber sido «excluidas del orden liberal», como también lo fueron los indígenas en América Latina. En ese espacio excluido del orden elitista, en el campo español se formó un «orden subalterno en cierta medida autónomo» sostenido por redes de solidaridad entre las aldeas y las villas. Es lo que el historiador llama «los indígenas» españoles.
Ese «indigenismo subalterno» de los años 20 y 30 que perduró en algunos lugares de España hasta los 40 desapareció durante el franquismo, en el proceso de «éxodo rural más extenso en el tiempo y más intenso de los experimentados en Europa durante el siglo XX». De esta manera, España, al perder a ese campesinado que hizo posible la II República y la resistencia al golpe y al avance de Franco, perdió la memoria de los años 30, que pasó a ser contada por las clases medias urbanas y cultas creadas durante la dictadura.
«Tengo la percepción, incluso autobiográfica, de haber vivido una transición sin ese componente de emergencia de un lenguaje en torno a la recuperación de agujeros de los procesos traumáticos del siglo XX, que sí se da en América Latina», manifestó Sánchez León, quien seguidamente se preguntó «¿qué pasó en los años 70 para que esa justicia transicional no fuera importante?».
La respuesta que el historiador da a esta pregunta parte de la creación de una sociedad civil propia por parte del franquismo, basada en la clase media urbana «adquisitiva, civil, de estatus, que se genera en el desarrollismo de los años 60 y no se ha roto hasta el día de hoy». Se trata de una sociedad civil que no quiere por igual «ni paletos, ni aristócratas, ni rojos obreros», que distingue y separa el trabajo de la política, la vida privada de la vida pública, relega la política a un segundo plano, prefiere ser representada que participar y aspira a que las instituciones resuelvan sus problemas, mientras se recluye en el ámbito privado. «Ésa es la base social de la lucha contra la dictadura, que tiene una identidad política antifranquista, mientras que el resto de su identidad está marcada por ese contexto desarrollista».
Así, a pesar de que en el año 76 «hubo conatos de justicia transicional y de recuperar activamente los años treinta» y unas «huelgas salvajes» que deslegitimaron por igual al régimen que a la oposición antifranquista, sostenidas por un movimiento popular, obrero y vecinal «transgresor de los límites de la propia oposición», luego «llegan los partidos y se hacen cargo de la transición». El pulso se traslada entonces al terreno cultural y hoy el problema de la memoria consiste en saber «qué narrativa alternativa tenemos» después de esa crítica a la visión dominante de la transición española elaborada por las clases medias que la hicieron.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.