A lo largo de décadas, se ha analizado el desarrollo de la economía española en términos monetarios con relación al Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, nunca antes se había planteado un análisis centrado en la dimensión física. El metabolismo económico regional español, impulsado por FUHEM Ecosocial de la mano experta de Óscar Carpintero* es […]
A lo largo de décadas, se ha analizado el desarrollo de la economía española en términos monetarios con relación al Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, nunca antes se había planteado un análisis centrado en la dimensión física. El metabolismo económico regional español, impulsado por FUHEM Ecosocial de la mano experta de Óscar Carpintero* es un informe que cuantifica el consumo de energía y materiales de cada Comunidad Autónoma, bajo la perspectiva de que el conjunto de la economía española es un organismo vivo cuyo metabolismo tiene unas características propias.
Al igual que los organismos vivos ingieren energía y alimentos para mantenerse, crecer y reproducirse, una economía convierte materias primas, energía y trabajo en bienes de consumo, infraestructuras y residuos. En este sentido, el tipo y la intensidad de los flujos de energía, materiales y desechos que atraviesan la economía conforman su particular metabolismo. De esta manera, las dinámicas físicas sirven para explicar ciertas pautas de desarrollo económico regional.
Monocultivo del sector hostelero e inmobiliario en el centro y el litoral de la Península
La principal conclusión de este informe, en el que han participado 16 investigadores** de todo el Estado, es que existe una especialización territorial en el seno de la economía española. «Con este informe se identifican ciertas regiones especializadas en la extracción de recursos y vertido de residuos, y otras, en el consumo y acumulación, obviamente, muy dependientes de las primeras«, concluye Óscar Carpintero, director del informe.
Es decir, el metabolismo económico español está formado por las zonas intermedias en la península, con una fuerte vocación extractiva, que abastecen a las zonas centrales de acumulación y consumo, con Madrid y el litoral mediterráneo a la cabeza, cuya principal actividad se centra en el sector hostelero e inmobiliario.
Así pues, por primera vez, se puede teorizar acerca de la regionalización de los flujos de energía y materiales -a través del recuento de la extracción y el comercio, tanto a nivel interregional como internacional- y esto permite observar la huella de deterioro ecológico de nuestra economía y demostrar objetivamente cuáles han sido los patrones de insostenibilidad desde los orígenes del último ciclo alcista hasta los inicios del declive actual.
Especialización entre Comunidad Autónomas: unas extraen, otras consumen
Uno de los causantes de esta especialización productiva tiene que ver con la burbuja inmobiliaria, que ha condicionado el metabolismo de todas y cada una de las Comunidades Autónomas en el periodo 2006 – 2010. Los minerales no metálicos: rocas de cantera y materiales de construcción han supuesto entre la mitad y tres cuartas partes de los flujos físicos utilizados en cada región. Madrid, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana están a la cabeza de las exigencias territoriales de las actividades constructivas presentando cifras de consumo de cemento en toneladas por hectárea muy superiores a la media territorial. La cifra estatal de una tonelada de cemento por hectárea en el punto álgido de la burbuja queda empequeñecida por las 7,5 toneladas por hectárea de Madrid, o las 2,5 de la Comunidad Valenciana y las 2,1 de Cataluña.
Sin embargo, en términos de extracción, son Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Castilla-La Mancha y Galicia las que concentran el 61% del total de energía y materiales extraídos del territorio, y en cuanto a la producción de biomasa agraria, forestal y pesquera siguen siendo Castilla y León, Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia las que soportan el 70% de la extracción. Este dato coincide además con la extensión geográfica de estas Comunidades.
Así pues, se pueden diferenciar dos tipos de regiones en España: aquellas especializadas en la extracción de recursos y posterior vertido de residuos, y las que centran su labor en las labores de acumulación y consumo.
Pero además, el informe también cruza datos acerca del comercio exterior, entre comunidades y a nivel internacional, que corrobora esta división regional del trabajo y muestra además que, durante la fase de auge económico, en términos globales, el grueso de las Comunidades Autónomas debieron acudir persistentemente a otros territorios más allá de sus fronteras para satisfacer su modelo de producción y consumo.
En definitiva, según Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de FUHEM Ecosocial, «este informe cubre un vacío importante en el estudio de la economía como un organismo vivo» ya que demuestra, entre otras cosas, que la velocidad con la que las regiones recurren al resto de territorios para abastecer su modelo de producción y consumo es mayor que el ritmo al que extraen los recursos dentro de sus propias fronteras, «lo cual demuestra objetivamente la insostenibilidad de la economía española«, concluye.
* Óscar Carpintero (Valladolid, 1972). Doctor en Economía y Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid y Postgraduado en Economía de los Recursos Naturales y del Medio Ambiente por la Universidad de Alcalá. Durante los últimos años, ha escrito más de una treintena de trabajos sobre economía ecológica, sostenibilidad ambiental de la economía española, o comercio y medio ambiente.
** Sergio Sastre, Pedro Lomas, Iñaki Arto, José Bellver, Manuel Delgado, Xoán Doldán, Jaime Fernández, José Frías, Xavier Ginard, Ana C. González, Miguel Gual, Iván Murray, José Manuel Naredo, Jesús Ramos, Esther Velázquez y Sebastián Villasante.
Fuente: http://www.fuhem.es/ecosocial/noticias.aspx?v=9753&n=0»