Recomiendo:
0

Parasitando instituciones estatales en Canadá

El magnífico Royal Tyrrell Museum

Fuentes: Rebelión

Bajando hacia el valle de Drumheller, el cambio es sorprendente, después de pasar por trigales todavía en su verdor, la sequedad del valle y su paisaje desértico, da la impresión de que estamos en un lugar extraño, salido de otro tiempo. Drumheller es el nombre de la zona y el del pueblo a orillas del […]

Bajando hacia el valle de Drumheller, el cambio es sorprendente, después de pasar por trigales todavía en su verdor, la sequedad del valle y su paisaje desértico, da la impresión de que estamos en un lugar extraño, salido de otro tiempo. Drumheller es el nombre de la zona y el del pueblo a orillas del río Red Deer, río que forma un número de valles y cañones de paredes erosionadas por el viento y el agua que le da el nombre a estas tierras de «malas tierras» (badlands). Este nombre se lo dieron inicialmente los hermanos Francois and Louis Joseph de la Verendrye en 1743 antes de que se descubriera la riqueza en carbón de la zona. No se trata de tierras malas realmente sino de tierras antiguas y erosionadas, rocas sedimentarias de más de 75 millones de años. Los aborígenes del lugar sabían acerca de la existencia de fósiles en esta area, que ellos creían eran vestigios de gigantes antepasados del bisonte, protegidos por formaciones erosionadas de rocas que ellos bautizaron con el nombre de Hoodoos, formado porarenisca erosionada.
En la zona hay variedad de plantas desérticas, arbustos y cactus, y animales silvestres -conejos, ciervos, antílopes, y variedades de roedores. El Parque Provincial de los Dinosaurios ha sido declarado lugar para la posteridad en 1979. Drumheller, el pueblo, está ubicado a 110 kilómetros de Calgary, una de las dos ciudades principales de Alberta, provincia que cuenta con más de 661.000 kilómetros cuadrados de extensión. Drumheller mismo nace como un centro minero del carbón, el más importante del oeste canadiense, que alcanzara su máximo auge en 1930 con una población de más de 30 mil habitantes. Hoy del carbón sólo queda el recuerdo, algunas de sus minas más grandes funcionan como museos. Drumheller tiene casi ocho mil habitantes que viven de la agricultura que se da fuera del valle, de los servicios vinculados a la industria del gas y del petróleo, y de una prisión federal. Productoras cinematográficas han usado la zona para filmar comerciales, videos y películas, la más famosa «Unforgiven» ganadora de un Oscar.
En esta zona, donde se encontraran restos del período Cretáceo, está enclavado el Museo Tyrrell, así nombrado en honor a Joseph Burr Tyrrell quien en 1884 descubriera el primer fósil importante que él bautizara como Albertasaurus. Tyrrell llegó a la zona estudiando los depósitos de carbón y encontró el famoso fósil. Principalmente durante el verano el museo, que figura en todas las guías turísticas y científicas del mundo, llena de actividad la zona. Royal Tyrrell es un centro de investigación paleontológica y posee la colección fósil más grande del mundo. Fue construído por el gobierno de Alberta y abierto al público en septiembre de 1985; se esperaban entonces 400 mil visitantes pero más de 600 mil personas visitaron el museo ese año y cientos de miles lo visitan cada año. A través del Ministerio de Desarrollo Comunitario, el gobierno de Alberta opera el museo. La misión específica del Royal Tyrrell es coleccionar, conservar, investigar y exhibir la historia paleontológica de los fósiles, particularmente, de Alberta.
El museo es un moderno e inmenso edificio que abre sus puertas para mostrarnos la larga historia de la Tierra y su fascinante diversidad de vida. Está muy inteligentemente diseñado para interesar desde niños a adultos asi como para educar incluso a quienes jamás hayan tenido contacto alguno con la historia paleontológica. Esta formado de once diferentes galerías que incluyen el «Nexen Science Hall» dedicado a enseñar conceptos científicos básicos, «Preparation Lab» donde observamos a personal del museo preparando los fósiles para investigación y exhibición. Impresiona particularmente el «Devonian Reef» con su piso transparente iluminado donde observamos la vida submarina de hace 350 millones de años. Otra galería importante es el «Cretaceous Garden» un jardín con plantas vivas de hace más de 65 millones de años, la mayor colección viva de plantas prehistóricas de Canadá, con 75 géneros y 600 espécies. La mayor atracción es el «Dinosaur Hall» con 40 esqueletos armados de dinosaurios. Estos fascinantes recorridos están acompañados de videos, fotos, murales escritos explicando detalles sobre los 3900 millones de años de la vida del planeta; una experiencia educativa inolvidable.
El pueblo de Drumheller, mientras tanto, se bautiza ridiculamente «La Capital de los Dinosaurios del Mundo», y en cada esquina de su calle principal hay dinosaurios de yeso o plástico, pintados de colores, limitando la seriedad de esta experiencia. Para colmo, en un plaza del pueblo, levantaron un dinosaurio de 25 metros de alto, de yeso y plástico, accesible por dentro hacia su boca que hace las veces de mirador, todo por uno o dos dólares de entrada. Este mamarracho verde, monumento al plástico, ha sido premiado por las autoridades provinciales y las cámaras de comercio. Y en sus alrededores los kioscos venden supuestos «dientes de tiburones fósiles» por tres dólares -lo que quita un poco de crédito al trabajo científico válido del museo.
Lamentablemente, ni siquiera el museo está completamente a salvo de la intromisión privada. La sociedad de apoyo al museo tiene hoy representación de varias corporaciones que se dedican a la explotación de recursos naturales. Se trata de corporaciones «donantes» que hacen figurar sus nombres en el museo, como la Nexen Inc. o Atco, aunque sus contribuciones al presupuesto del museo son realmente mínimas. En las guías de información turística de Alberta figuran con desproporcionada importancia los servicios y comercios del pueblo de Drumheller y las iniciativas privadas de inversión cualquiera. Estas ignoran, sin embargo, la fuente principal económica del lugar, el Royal Tyrrell Museum mismo, que no fue creado con fines de lucro sino con fines científicos y educativos y que es patrocinado por el estado. Darle creciente importancia a lo privado, que parasita instituciones estatales, se ha hecho, si embargo, común en Canadá.