Soy testigo de una historia real. Una prima de 15 años fue diagnosticada con Leucemia después de algunos desmayos en su ciudad natal de Morón, Ciego de Ávila. Allí se le aplicaron todas las pruebas y luego fue trasladada hacia La Habana y hospitalizada en el Instituto de Hematología, ubicado en el Hospital Clínico Quirúrgico […]
Soy testigo de una historia real. Una prima de 15 años fue diagnosticada con Leucemia después de algunos desmayos en su ciudad natal de Morón, Ciego de Ávila. Allí se le aplicaron todas las pruebas y luego fue trasladada hacia La Habana y hospitalizada en el Instituto de Hematología, ubicado en el Hospital Clínico Quirúrgico Enrique Cabrera, conocido como el Nacional.
Lo sorprendente de este caso es que la muchacha era negra y sus padres de procedencia obrera. Recibió un tratamiento gratuito con medicamentos de última generación valorado en 15 000 dólares diarios. Su enfermedad era fulminante y en varias ocasiones fue trasladada a cuidados intensivos en habitación individual preparada con alta tecnología y con aislantes de microorganismos para que su sistema inmunológico no se deprimiera más aún.
Ella falleció a los pocos meses, nuestra familia nunca pudo agradecer a todos los que lucharon hasta el último aliento por arrebatarle un segundo a la muerte. Recibió atención de un equipo multidisciplinario, altamente especializado para estos casos, e incluso sus medicamentos fueron comprados en el exterior a través de intermediarios y trasladados al país en la menor brevedad posible.
Mi prima no era la única en la sala, como ella, había otros. A nadie se le preguntó si tenía seguro médico o si su familia podría sufragar los gastos. Todos fueron recibidos, diagnosticados y tratados con los mejores recursos posibles para su enfermedad y sin pagar un centavo.
Este no es un ejemplo aislado porque el sistema de salud cubano tiene una estructura en la cual ha dotado a todos los hospitales provinciales y de cabecera municipal con salas especializadas en el tratamiento del cáncer, enfermedad que cada año registran 10 millones de casos en todo el mundo y que producen 6 millones de defunciones anuales.
Las medidas terapéuticas tradicionales para combatir el cáncer incluyen la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Clínicas en países desarrollados se dan el lujo de no tratar la enfermedad por su alto costo. Sin embargo, en la Isla caribeña, todo el diagnosticado recibe tratamiento, y si requiere de una mayor especialización se le ingresa en el Instituto de Oncología radicado en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución.
En la literatura científica se describe que el cáncer es evitable, la causa del padecimiento está en la herencia, las infecciones, las radiaciones ionizantes, los productos químicos y las alteraciones del sistema inmunológico.
En Cuba se practica la medicina preventiva y existen campañas educativas contra las adicciones, el alcoholismo y el tabaquismo. A todas las mujeres después de los 25 años de edad se le aplica, cada tres años, la prueba citológica para detectar el cáncer cervico-uteriro. Las mamografías se realizaban antes del período especial (década de los noventa) al ciento por ciento de las mujeres con un auto que transportaba el mamógrafo hacia lugares montañosos, ahora se realiza a los casos sospechosos y por voluntad de la persona.
A los niños se previene de las caries y las infecciones bucales con un preparado químico, bautizado como «el buchito». Se controla por los consultorios de la familia los casos de personas con factores genéticos hacia el cáncer. Se chequean las personas de riesgos como los mineros, los obreros expuestos a sustancias químicas, etc.
En Cuba no se practica la eutanasia. Los pacientes en fase terminal no se dejan hospitalizados más de lo requerido, se devuelven al seno familiar y su fallecimiento se ve aliviado por el amor y el calor de las personas más allegadas.
Los centros científicos cubanos laboran arduamente en una vacuna contra la enfermedad y ya alcanzaron importantes avances con el Anticuerpo Monoclonal Humanizado hR3, y el Prevenox (D003), un fármaco de origen natural registrado como suplemento para tratar el cáncer de cabeza y cuello, y también con el Toxoide elaborado a partir del veneno de alacranes.
El director del Centro de Inmunología Molecular (CIM), Agustín Lage Dávila, dijo que Cuba trabaja en seis proyectos de vacuna contra el cáncer, cuatro están en prueba clínica y dos se experimentan en animales de laboratorio, pues en el «país fallecen anualmente alrededor de 19 mil personas por esa enfermedad, mientras se detectan unos 28 mil nuevos casos».
Algo importante son las donaciones en medicamentos, juguetes y material médico realizadas por los trabajadores de las instituciones que acceden a las divisas, es el caso de los deportistas, de los del sector turístico y de la aviación, así como los artistas. En días pasados figuras del Ballet Nacional de Cuba (BNC), disfrazados de los personajes del cuento ‘El cascanueces y el rey de los ratones’, entregaron golosinas a niños con cáncer en un hospital.
Todos los años se realiza la carrera Terry Fox y las campañas educativas para la prevención del cáncer donde participan artistas nacionales con orquestas de alto nivel que no cobran nada por el espectáculo y lo recaudado se entrega totalmente a la autoridades sanitarias.
El enfermo de cáncer y sus familiares nunca puedan descifrar el enigma de cómo un país subdesarrollado con poco recursos a su alcance, bloqueado,además, por Estados Unidos, pueda garantizar los medicamentos y la tecnología para detener la muerte en estos pacientes.
Ojalá un día desaparezca el bloqueo y las relaciones irregulares en el mercado internacional, en ese momento, los cubanos haremos que la calidad de vida en las personas sea la cúspide a tomar.
Nuria Barbosa León es periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba.