El sevillano Isaac Rosa ha publicado las novelas «La malamemoria», posteriormente reelaborada en «¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!», y «El vano ayer» que fue galardonada con el Premio Rómulos Gallego, el Premio Ojo Crítico y el Premio Anadlucía de la Crítica. De esta última se ha realizado una película -«La vida en rojo»- en la que ha colaborado en el guión y que está pendiente de estreno. También ha escrito teatro, «Adiós muchachos» y es coautor del ensayo «Kosovo. La coartada humanitaria». La semana que viene se publica su última obra «El país del miedo» una novela inquietante en la que todos, en mayor e menor medida, nos vemos reflejados.
la Quincena.- Tu primera novela versa sobre la guerra civil ¿No está ya todo dicho?
Isaac Rosa.- A pesar del título («¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!») creo que no. Se ha escrito mucho cayendo en tópicos y elementos comunes. Hay autores que escriben desde una cierta deuda personal y otros que, simplemente por edad, escribimos con una mirada un poco más libre. Creo que se pueden seguir escribiendo novelas de la guerra civil para esclarecer episodios de aquella época que todavía no hemos comprendido.
P.- Hoy mismo Garzón ha anunciado una investigación sobre los desaparecidos del Franquismo ¿Qué opinión te merece?
R.- Me produce una sensación contradictoria. Me parece interesante que se mantenga abierto el debate y que se haga desde las instituciones. Por otra parte, el juez Garzón a mi no me ofrece mucha confianza, lo veo un poco veleta. Está muy bien para hacer ruido, pero no confío en que tenga mucho recorrido esta iniciativa.
P.- La Ley de memoria histórica ha generado posturas muy encontradas…
R.- Es un debate muy vigente por desgracia. Hay familias que no saben ni donde están enterrados su muertos y otra gente que ha vivido sin pedir ni rendir cuentas durante muchos años.
P.- ¿No está demasiado politizado todo el proceso?
R.- Abordar una cuestión sobre la guerra civil únicamente desde la perspectiva de las familias no es fácil porque no quieren sólo recuperar sus cadáveres sino una reparación política.
P.- «El país del miedo» tu última obra mezcla la novela y el ensayo ¿Por qué has empleado esta fórmula?
R.- Es algo que ya he hecho otras veces. De todos modos pienso que es la «más novela» de todas mis obras. Hay unos personajes, su desarrollo y una trama dramática, pero también un tratamiento ensayístico de la cultura del miedo. Está separado de forma alterna por capítulos que me permite en los dedicados al ensayo hacer una presentación de los miedos contemporáneos.
P.- Deja un agrio sabor de boca…
R.- No es un libro de conclusiones. Propone una serie de reflexiones y permite a casi todos identificarse con la obra aunque sea con cosas de las que no se suele hablar. No obstante, estos miedos están auspiciados por los medios de comunicación, el cine y la literatura.
P.- No hay moraleja, si acaso que no se puede vivir con miedo, pero tampoco sin él.
R.- El problema es que el miedo genera más miedo. Todo arranca cuando el protagonista evita la resolución de una situación por miedo y entra en una espiral de miedo, de un miedo aceptado, de una búsqueda de seguridad que no tiene límite… Pero este obra no es un programa ni una guía para vencer el miedo, ni mucho menos.
P.- En los estados totalitarios no hay duda, pero en los países democráticos ¿interesa que exista cierto miedo?
R.- El miedo tiene muchas utilizaciones políticas: como estrategia de distracción, como una forma de mantener cohesionada a la ciudadanía. Hoy he leído unas declaraciones de Esperanza Aguirre asegurando que Madrid está alcanzando unas cotas de inseguridad insoportable. No creo esto sea así ni que exista esa percepción, pero al decirlo la presidenta de la Comunidad puede generar esa sensación. Esto no ayuda nada a la seguridad.
P.- ¿Qué papel tenemos los medios de comunicación? Tras el accidente de Barajas se está hablando mucho de seguridad y de miedo…
R.- El miedo vende bien. Las situaciones de miedo, ya sea a la violencia, a la alimentación, a volar, son muy atractivas para los medios de comunicación sobre todo para los audiovisuales.
P.- ¿Cada día vivimos con más miedos?
R.- Vivimos en la sociedad más segura de la historia y nos sentimos más inseguros que nunca. Tenemos muchos más medios para protegernos y nos sentimos mucho más inseguros. Es algo propio de sociedades acomodadas. La seguridad absoluta no existe pero siempre se anda buscando. También puede ser que tengamos otro tipo de miedo que no sabemos elaborar y deviene en miedos más asequibles como el miedo a un atentado, a un accidente aéreo o a los inmigrantes.
Una cierta dosis de miedo es sana, cuestión de supervivencia. Pero el miedo genera cada vez respuestas más agresivas que, a fin de cuentas, generan mucho más miedo.
P.- ¿Dónde esta el país del miedo?
R.- En el primer mundo y más en otras países que en España, aquí estamos en una fase inicial. En cuanto a sociedades del miedo todavía nos llevan ventaja países como estados Unidos.