La ISA, siglas de la ‘anemia infecciosa del salmón’, que está provocando estragos en la industria salmonera de Chile, lleva a Juan Gérvas a conclusiones más próximas, como lo que está sucediendo con la gripe A, o con lo ocurrido con la gripe aviar o con el mal de las ‘vacas locas’. El archipiélago […]
La ISA, siglas de la ‘anemia infecciosa del salmón’, que está provocando estragos en la industria salmonera de Chile, lleva a Juan Gérvas a conclusiones más próximas, como lo que está sucediendo con la gripe A, o con lo ocurrido con la gripe aviar o con el mal de las ‘vacas locas’.
El archipiélago de Chiloé está a unos mil doscientos kilómetros al sur de Santiago de Chile y a unos noventa de Puerto Mott. El clima es suave y lluvioso (caen 2.500 mm de lluvia anualmente), lo que convierte al paisaje de llanuras y colinas en una maravilla de verdes, con bosques llenos de helechos y musgos en los que destacan las iglesias tradicionales hechas en madera y en los que viven el diminuto caballo chilote y el minúsculo pudú (el ciervo más pequeño del mundo). La costa de la región tiene lagos y estuarios y forma una especie de mar interior con aporte de agua por las mareas. La Isla Grande de Chiloé está separada del continente por el Canal de Chacao, que cruza un ferry en media hora, aproximadamente. La Isla Grande tiene unos 180 km de largo por 50 de ancho, y fue conquistada por Diego Hurtado de Mendoza en 1540. Por su paisaje, los españoles le dieron el nombre de Nueva Galicia, pero ha persistido la voz huilliche que significa «lugar de chilles» (una gaviota). La ciudad de Castro es una de las más antiguas de Chile, fundada en 1567; en ella se conservan los típicos palafitos, recuerdo de un paraíso perdido de la artesanía (fibras, madera y lana). Chiloé ignoró la independencia de las naciones de Sudamérica y fue la última posesión española, hasta 1826. Los chilotas son conocidos por su afabilidad y eran pequeños productores agrícolas, ganaderos, pescadores y mariscadores hasta hace quince años. Ahora son básicamente obreros por cuenta ajena, de multinacionales salmoneras.
El salmón chileno
El viaje en LAN-Chile suele evocar olor a pescado, pues en muchos casos la carga es básicamente salmón para exportación. En quince años la acuicultura en Chile, en el archipiélago de Chiloé y en el entorno de Puerto Mott (y por la expansión, incluso hasta el Estrecho de Magallanes), ha ido creciendo un 15% anual, lo que ha multiplicado por 13 la inversión. Con ello Chile se ha convertido en la segunda potencia mundial del salmón, tras Noruega, y es capaz de exportar anualmente casi medio millón de toneladas. La exportación de salmón sigue en importancia a la del cobre y celulosa. La acuicultura del salmón en Chile es la más productiva del mundo, por la riqueza y fertilidad del área marina de las Islas de Chiloé. En la actualidad hay unas 5.000 hectáreas de mar dedicadas a la acuicultura del salmón, concentradas en apenas 300 kilómetros, con 600 centros de cultivo y unos 120 millones de salmones. Trabajan en este sector 50.000 personas, aproximadamente, y el 70% son mujeres (el 90% en las plantas de procesamiento). El trabajo es peligroso en lo que se refiere al de los buzos, y los accidentes son frecuentes. En el proceso productivo se emplean grandes cantidades de fungicidas, plaguicidas y antibióticos. En 2008 se calcula que se emplearon 0,07 gramos de antibiótico por tonelada de salmón en Noruega y 560 gramos en Chile (el 40% quinolonas). Se añaden los problemas ambientales, tipo escape de los salmones (especie europea invasora), del orden del millón anual, aprovechamiento excesivo de la pesca de sardinas, jureles y otros peces para hacer pienso para los salmones y la contaminación y ocupación del mar en competencia con otras actividades, como la pesca artesanal tradicional y el turismo. Por cierto, los salmones que se escapan no se pueden pescar pues siguen siendo «propiedad» de la industria; además, la sobre-explotación para hacer pienso deja a los pescadores artesanales sin sustento.
Aumento del precio del salmón
En lo que va de año, el precio del salmón noruego en origen ha subido de 2,81 a 4,34 euros. Por consecuencia, las acciones de la mayor empresa salmonera del mundo, la noruega Marine Harvest, han subido el 270%. También han subido las acciones de otra empresa nórdica dedicada a la producción de alimento para salmones y truchas, Cermaq.
El aumento del precio del salmón noruego se debe a la caída de la producción del salmón chileno, en un 75%. La muerte de los salmones en Chile se debe a la enorme incidencia de la anemia infecciosa del salmón, ISA (de infectious salmon anemia). La anemia infecciosa del salmón la produce un virus, probablemente traído de Europa, de Noruega, donde la ISA fue un problema grave en los ochenta y noventa del pasado siglo. La ISA apareció por primera vez en Chile en 2007, y probablemente su diseminación ha tenido que ver con la plaga de piojos de mar (cáligus). Los piojos de mar han aprovechado las condiciones extremas de concentración de millones de salmones para crecer incontroladamente, y para hacerse resistentes a los diversos plaguicidas (empleados imprudentemente en cantidades crecientes y sin control). Los piojos pican y destrozan la piel de los salmones y eso facilita la diseminación de la ISA. Ésta se combatió en Noruega con el sacrificio de los animales, las cuarentenas y la limpieza, pero todo fue más fácil allí, por la menor concentración de explotaciones. En Chile se ha emprendido una campaña manual de vacunación uno a uno de los salmones, además de trasladar las jaulas más al sur, a aguas más frías y por ahora no contaminadas. Pero se calcula que la producción tardará cinco años en recuperarse, y ha habido hasta 20.000 despidos entre los trabajadores del sector. Las empresas han tenido que enfrentarse a deudas millonarias (en torno a los 1.500 millones de euros) y, para renegociar la deuda, el Estado de Chile les ha transformado las concesiones, haciéndolas a perpetuidad e hipotecables. De hecho, pues, ha privatizado el mar en contra de los intereses nacionales.
¿Quién toma las decisiones?
El virus que causa la anemia infecciosa del salmón afecta especialmente a los endotelios vasculares lo que provoca hemorragias profusas. Es un virus RNA, de la familia de los orthomyxoviridae, del género isavirus. Es decir, es un virus gripal, del tipo que provoca la gripe en humanos, cerdos y aves, pero por ahora nunca ha producido el menor daño en la salud ni de trabajadores ni de consumidores.
En todo caso, la historia de la anemia infecciosa del salmón tiene puntos en común con los problemas que padecemos por los excesos de la industria ganadera, tipo «vacas locas», gripe aviar y gripe A (gripe porcina). Sobre todo, demuestra que los gobiernos no son libres, que no toman con independencia las decisiones que afectan a su soberanía y al bienestar de las poblaciones a las que representan. La gestión de la gripe A es un buen ejemplo, con ritmos y alarmas marcadas por agentes no identificados públicamente, con protocolos, medicamentos, vacunas, mascarillas, jabones, respiradores, campañas y anuncios que generan millones de euros de beneficio y poca salud (si alguna).
Juan Gérvas es Médico General Rural y promotor del Equipo CESCA