La quema mundial de gas en los yacimientos petroleros trepó en 20021 hasta los 144 000 millones de metros cúbicos, 2000 más que el año anterior. Se estima que cada metro cúbico de gas asociado que se quema genera alrededor de 2,8 kilogramos de emisiones de CO2 equivalente.
MADRID – Mientras la atención de los medios de comunicación y los políticos occidentales se centra casi exclusivamente en la guerra en Ucrania y sus consecuencias en el sector energético, el gran negocio del petróleo sigue prendiendo fuego al planeta Tierra con su práctica de quema de gas, muy poco denunciada pese a ser muy contaminante y derrochadora.
No se trata de un problema menor: de hecho, se quemaron 144 000 millones de metros cúbicos de gas en los yacimientos de petróleo y gas en tan solo el año 2021. Tal cantidad provocó la emisión de 400 toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, según datos del Banco Mundial.
La quema es «un desperdicio monumental de un recurso natural valioso» que debería utilizarse para fines productivos, como la generación de energía, o conservarse, establece la entidad multilateral.
Suficiente para alimentar a toda África subsahariana…
Por ejemplo, la cantidad de gas que se quema actualmente cada año, unos 144 000 millones de metros cúbicos, podría abastecer a toda el África subsahariana, explica el Banco Mundial.
…Y para generar 65 % de la energía interna de Europa
Sin embargo, el mundo sigue quemando suficiente gas para generar aproximadamente 1800 teravatios hora (TWh) de energía, casi dos tercios de la generación neta de electricidad interna de la Unión Europea (UE).
¿Qué es la quema de gas?
La quema de gas es la quema de gas natural asociada a la extracción de petróleo. Esta práctica ha persistido desde el inicio de la producción de petróleo, hace más de 160 años, y se ocasiona debido a una serie de problemas, desde las limitaciones económicas y de mercado, hasta la falta de una regulación adecuada y de voluntad política, explica el Banco Mundial.
Su informe de la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR, en inglés) estima que la quema de gas a nivel mundial aumentó a 144 000 millones de metros cúbicos (mmc) en 2021, frente a 142 mmc en 2020.
La GGFR del Banco Mundial aglutina un conglomerado de gobiernos, compañías petroleras y organismos multilaterales que se asociaron para acabar con la quema de gas en el mundo asociada a la explotación de los yacimientos de petróleo.
Esa quema de gas contribuye al cambio climático y tiene un impacto en el ambiente a través de la emisión de CO2, carbono negro y otros contaminantes. Se calcula que cada metro cúbico de gas asociado que se quema produce unos 2,8 kilogramos de emisiones equivalentes de CO2.
Diez países concentran la quema de gas
En su informe de mayo de 2022, el Banco Mundial también específica que tres cuartas partes de la quema de gas es responsabilidad de tan dolo 10 países.
De estos 10 productores de petróleo, siete de ellos (Rusia, Irak, Irán, Estados Unidos, Venezuela, Argelia y Nigeria) se han mantenido entre los siete primeros de forma constante durante los últimos 10 años.
Poner fin a la quema de gas y a las emisiones de metano es fundamental para la transición energética. Sin embargo, el avance mundial para reducirlas se ha estancado en la última década, lo que subraya aún más la urgencia de acelerar la descarbonización de las economías del mundo.
Subsidio a los desastres climáticos
A pesar del hecho científicamente demostrado de que la industria del petróleo, el gas y el carbón es uno de los principales contribuyentes al recalentamiento planetario, los políticos siguen subvencionando el negocio de los combustibles fósiles con cantidades escandalosas de dinero de los contribuyentes.
De hecho, en un estudio de fines de 2021 sobre los subsidios a los combustibles fósiles, el Fondo Monetario Internacional (FMI) detalla que, a nivel mundial, las subvenciones a los combustibles fósiles ascendieron a 5,9 billones (millones de millones) de dólares en 2020, es decir, alrededor de 6,8 % del producto interno bruto (PIB).
Y, es más, se espera que esos subsidios aumenten hasta 7,4 % del PIB mundial en 2025, a contracorriente entre otros muchos compromisos de los que establece el Acuerdo de París sobre cambio climático, suscrito en 2015.
En el caso de Estados Unidos, el gobierno proporciona una potente subvención pública a las empresas petroleras, con importantes exenciones fiscales en prácticamente todas las etapas de la exploración y extracción de petróleo, incluidos los costes de los arrendamientos de los campos petrolíferos y los equipos de perforación.
Sombrío panorama
El sector de los combustibles fósiles, con amplios beneficios, parece no preocuparse por los peligros reales de las crecientes emergencias climáticas.
Esas emergencias ya están aquí. Por ejemplo, hay una probabilidad de 50/50 de que la temperatura media anual del planeta alcance temporalmente 1,5 °C por encima del nivel preindustrial durante al menos uno de los próximos cinco años, y esa probabilidad aumenta con el tiempo, según la última actualización climática de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Existe 93 % de probabilidades de que al menos un año entre 2022-2026 se convierta en el más cálido de la historia y desbanque a 2016 del primer puesto.
La probabilidad de que la media quinquenal de 2022-2026 sea más alta que la del periodo anterior de cinco años (2017-2021) también es de 93 %, según la Actualización Climática Anual y de la Década, elaborada por la Met Office del Reino Unido, su servicio meteorológico nacional de ese país, que es a su vez el centro principal de la OMM para estas predicciones.
No es solo una estadística aleatoria
La probabilidad de que se supere temporalmente la elevación de 1,5°C sobre el periodo preindustrial ha aumentado de forma constante desde 2015, cuando era casi nula y se la incluyó como un tope en los objetivos de contención de las temperaturas del Acuerdo de París.
Para los años comprendidos entre 2017 y 2021, había 10 % de probabilidades de superación de ese nivel. Esa probabilidad ha aumentado hasta casi 50 % para el periodo 2022-2026, informó la OMM el 9 de mayo.
Este estudio muestra, con un alto nivel de conocimiento científico, que estamos cada vez más cerca de alcanzar temporalmente el objetivo más bajo del Acuerdo de París. La cifra de 1,5°C no es una estadística aleatoria.
“Es más bien un indicador del punto en el que los impactos climáticos serán cada vez más perjudiciales para las personas y, de hecho, para todo el planeta», dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Los peligros que se avecinan
Mientras sigamos emitiendo gases de efecto invernadero, las temperaturas seguirán aumentando. Y junto a ello, nuestros océanos seguirán calentándose y volviéndose más ácidos, el hielo marino y los glaciares seguirán derritiéndose, el nivel del mar seguirá subiendo y nuestro clima se volverá más extremo.
El recalentamiento del Ártico es desproporcionado y lo que ocurre en el Ártico nos afecta a todos.
¿Más bla, bla, bla?
El Acuerdo de París establece objetivos a largo plazo para guiar a todas las naciones a reducir sustancialmente las emisiones globales de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo en 2° C, al tiempo que se persiguen esfuerzos para limitar el aumento aún más a 1,5 ° C.
Mientras tanto, bajo fuertes presiones de las grandes empresas, los políticos siguen vertiendo promesas vacías, fijando nuevos compromisos que nunca se cumplirán, cacareando en las cumbres mundiales y en las grandes reuniones internacionales. ¿Para qué?
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
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