Recomiendo:
0

El nuevo salvamento de Posada Carriles

Fuentes: Rebelión

Tras varios ciclones de una intensidad bastante alarmante, la vida de Posada Carriles transcurría con cierto sosiego. Eso que algunos conocen como conciencia , no parecía haber alterado su decisión de seguir asesinando a diestro y siniestro, utilizando los métodos y formas más cruentos, con tal que lograr una medalla del gobierno norteamericano. Pero las […]

Tras varios ciclones de una intensidad bastante alarmante, la vida de Posada Carriles transcurría con cierto sosiego. Eso que algunos conocen como conciencia , no parecía haber alterado su decisión de seguir asesinando a diestro y siniestro, utilizando los métodos y formas más cruentos, con tal que lograr una medalla del gobierno norteamericano. Pero las tormentas y fenómenos que azotan esta región del orbe, no permitían actuar de inmediato una vez que la entonces Presidente de Panamá, Mireya Moscoso, concedió el indulto para el abnegado homicida y algunos compinches más, que bien pudieran figurar en el museo de los horrores para terror de Frankstein o Drácula.

Hacía muchos años que Posada tenía metido en la cabeza el magnicidio de Fidel Castro. Y ahora, su torva mente medita en cómo hacer lo propio con Hugo Chávez o Evo Morales. Ese sueño acariciado largamente se alejaba de sus posibilidades, y comenzó a ponerse nervioso. ¿Por qué George W. Bush no se decide a un ataque preventivo contra Cuba, Venezuela y Bolivia?, se lamentaba cada mañana en su refugio estadounidense. No sabía que el mandatario norteamericano, elegido fraudulentamente entre sonrisas, tenía un plan genial para ello: Sobornar a cuantos jueces y funcionarios se pusieran por delante.

El frustrado amancebamiento de Bush con Chemari Aznar (patético personaje condenado al olvido absoluto) fue sustituido por una palmadita en el hombro del Soldado Bono, el ministro de Defensa más tragicómico que ha dado un gobierno español en los últimos 25 años, amén de una regañina a Zapatero por haber vendido unos aviones a Venezuela:

– « Pero ni uno más ¡»- ordenó George.

Y Bono respondió: « No se preocupe, mister W que yo siempre digo que Castro es como Pinochet , ¿qué le parece?.

Y el presidente estadounidense le regaló una piruleta con la cara de Posada Carriles.

Mientras tanto, la Comunidad Europea hablaba de «derrotar al terrorismo» con la mano derecha, mientras que con la izquierda iba dando de comer a perros con collares de todo tipo, negándose a mirar a Guantánamo, Irak, Afganistán…

Y que se preparen los comunistas – pensaba Bush con esa sonrisa tan estúpida como siniestra – porque he ordenado a esos europeos de mierda que les condenen tanto o más como hicieron con mi amigo Hitler».

Y se preparó una estrategia de provocación en sesión continua que siguió explicando el presidente-terrorista George W. Bush:
– « Primero detenemos a mi dilecto Santiago Álvarez, previo permiso de mi hermano Jeff que es su mamporrero number one, y a alguno de sus sicarios, porque sabemos que tienen bombas, ametralladoras, dinamita, etc. Una vez que les tenemos a buen recaudo les leemos sus derechos, les explicamos la táctica, les metemos derechitos en una prisión de cinco estrellas y les enviamos algunas chicas de alterne para que se entretengan. Mientras tanto preparamos el teatro jurídico alegando que el amigo Carriles sólo cometió una falta: entrada ilegal, pero no sabemos por dónde ni cuando. En pocas semanas desestimamos la petición legal del gobierno de Chávez para extraditarlo. Castro se pone nervioso, pasan las semanas, y a finales de febrero, no encontrando pruebas de que Posada sea un terrorista, sino un ancianito desamparado que no pone en peligro la seguridad interna de EEUU, o sea todo lo contrario de Ibrahim Ferrer, que con sus canciones podría enervar al pueblo norteamericano, soltamos al viejo y le ponemos en Miami para que se jodan los castristas».-

Volvieron a repetir el mismo error de hace unos meses. No contaban con el pueblo cubano. Olvidaron el coraje del Comandante. La sangre que se derramó en la voladura del avión de Cubana, en Octubre de 1976, más la que provocaron las bombas en los hoteles habaneros, enciende todavía las conciencias de millones de cubanos.
Un ciclón inesperado, hermoso como un arco iris, ha brotado de nuevo en el Malecón. Una descomunal fuerza que sale a escena cuando es preciso. Más de un millón de gritos clamando justicia. El asesino, el terrorista Luis Posada Carriles, protegido por el Gobierno norteamericano , está a punto de salir a pasear por las calles de la ciudad de Miami, para residir de nuevo en una confortable e ilocalizable mansión. Y mientras, los cinco luchadores antiterroristas cubanos, nuestros Cinco Héroes , siguen presos en las cárceles de George W. Bush. Su delito: combatir el terrorismo. Combatir a Bush.
Pero otro fenómeno atmosférico, esta vez boliviano, además del boliviariano, viene desde La Paz con una intensidad increíble. Otro presidente latinoamericano que no cree en las mentiras del imperio, ha tendido la mano a Chávez y a Fidel para que las voces de denuncia lleguen a ser las de un inmenso coro de hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a seguir llamando terrorista al mayor asesino que jamás se sentó el los sillones del despacho oval en la Casa Blanca .
Bienvenido, Evo Morales. Bienvenido tu jersey de rayas, tu sincorbatismo, tu mirada, tu honestidad y humildad.

Si a mi me hubiera regalado el Rey de España una corbata (impertinencias reales, ya sabes) le hubiera respondido. « Dásela a tu amigo Bush para que, éste a su vez se la regale a Posada Carriles «.
Aunque la corbata en la que pienso para ese monstruoso criminal no es, precisamente, de seda.