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Sobre la redada contra la piratería efectuada en A Coruña

«El problema de la emigración no se solucionará con la represión policial»

Fuentes: Rebelión

Comunicado de la UJCE

El pasado martes 29 de agosto tuvo lugar en la Calle Real una espectacular redada contra la venta de material pirata en la cual fueron detenidos entre veinte y treinta inmigrantes (según diversos medios de comunicación). Esta redada fue llevada a cabo mediante un cierre de la céntrica calle coruñesa realizado con coches patrulla, motos y furgonetas tanto de la Policía Local como de la Policía Nacional. Dicho «blindaje» duró aproximadamente una hora durante la cuál numerosos agentes de ambos cuerpos (incluidos un gran número de ellos de paisano) no dudaron en detener a todos los vendedores ambulantes de la zona haciendo gran uso de la fuerza. Este uso desmedido de la fuerza acabó con tres inmigrantes heridos y teniendo que ser atendidos por una ambulancia que se desplazó hasta el lugar, y provocó la protesta de numerosos vecinos y viandantes que, según relata La Voz de Galicia en su edición del día 31, llamaron a la calma a los agentes y les pidieron a gritos que no se empleasen con tanta dureza.

Los emigrantes detenidos, senegaleses en su mayoría, fueron puestos en libertad con cargos por delito contra la propiedad intelectual un par de días después, todo ello acompañado de la tramitación de la orden de expulsión correspondiente debido a la situación de ilegalidad de la mayoría de ellos. Entre las reacciones a estos hechos se encuentran posturas tan enfrentadas como la de los comerciantes de la zona (que se quejaban principalmente de la «mala imagen» que les reportaban estos emigrantes), evidentemente a favor de la intervención policial y la de los sindicatos que se apresuraron a denunciar la excesiva y desproporcionada violencia.

Ante estos hechos surgen unas inevitables cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar todos y cada uno de los coruñeses: ¿Era realmente necesaria la violencia que acabó con tres emigrantes heridos? ¿Fue esta violencia fruto de la xenofobia y el racismo o fue un método extremo de defensa de los intereses de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE.) y de los comerciantes de la zona? ¿La mala imagen por la que protestan los comerciantes de la calle es por la venta ilegal o porque son extranjeros? ¿Acaso no deberíamos tener todos los seres humanos los mismos derechos?

Nuestra respuesta ante estas preguntas es clara: La Policía dispone de una gran variedad de medios a su alcance como para tener que recurrir a la violencia con un grupo de gente que en ningún momento presentó una actitud peligrosa, por lo tanto esta violencia no era necesaria. Simplemente fue ejercida contra estos emigrantes aprovechándose del desconocimiento que tienen de nuestro sistema legal y de los derechos que posee todo detenido. Pero claro, estos emigrantes han cometido uno de los mayores delitos: vender música pirateada, evidentemente un gran peligro para toda nuestra sociedad, ¿o será sólo un peligro para la SGAE?; y no olvidemos que daban «mala imagen», por supuesto (pero eso dicho por los propietarios de los negocios de la Calle Real, ¿no es racismo?).

Imaginémonos por un momento que hemos nacido en Senegal y que hemos tenido que emigrar para poder encontrar un trabajo y mantener a nuestras familias como los gallegos hemos hecho en el pasado. Imaginemos también que una serie de mafias nos engañan para que realicemos un viaje en patera o cayuco a través del océano que nosotros creemos seguro pero en el que cada día muere un incontable número de personas. Y no sólo eso, sino que al llegar a nuestro punto de destino (Canarias en la mayoría de los casos) el gobierno nos traslada a una ciudad que no conocemos y donde la única forma que tenemos de ganarnos la vida es vendiendo unos CDs piratas. ¿No resulta ya bastante malo todo esto como para que encima la Policía nos detenga usando métodos violentos? ¿Acaso estos emigrantes tienen menos derecho que nosotros a tratar de conseguir una vida mejor?

En el primer mundo es muy fácil decir (como hacen la mayoría de los gobiernos): «Que no vengan, no hay trabajo para ellos»; pero ¿como le explicas eso a un padre cuyos hijos se mueren de hambre cuando cada día puede ver por televisión el magnífico ritmo de vida que tenemos en Europa? ¿Por qué nosotros tenemos el derecho a vivir así y ellos no?

El problema de la emigración no se solucionará con la represión policial. El único modo de acabar realmente con este problema no es poner barreras, ni legalizar la situación de unos pero no la de otros. La única solución posible es ayudar a los países del llamado tercer mundo a que se puedan desarrollar. Y no sólo no hacemos eso, sino que además les ponemos trabas al desarrollo que llamamos Deuda Externa o Globalización mientras vemos en nuestras televisiones como se mueren de hambre sin siquiera inmutarnos. Es posible cambiar esto, pero eso nunca lo conseguiremos «blindando calles» ni con redadas contra la piratería; la única forma de cambiar esto es instar a los gobiernos del primer mundo a que cambien su actitud y olvidando definitivamente esos demonios actuales que son la xenofobia y el racismo.