Resalta a la vista en un grupo de personas. Su porte es atlético, de alta estatura y piel negra. A gran distancia se identifica a un deportista. Mi nombre es José Gómez Mustelier. José porque nací un 28 de enero igual que José Martí y Gómez porque mi abuelo materno me inscribió y quiso que […]
Resalta a la vista en un grupo de personas. Su porte es atlético, de alta estatura y piel negra. A gran distancia se identifica a un deportista.
Mi nombre es José Gómez Mustelier. José porque nací un 28 de enero igual que José Martí y Gómez porque mi abuelo materno me inscribió y quiso que yo llevara el apellido Gómez, como Máximo que combatió por Cuba en las Guerras de Independencia. Nací 28 días después del triunfo de la Revolución y me considero dichoso. Soy campeón de juegos Centroamericanos y Panamericanos. También tengo el título mundial y olímpico. Gané la Copa Mundial y obtuve cinco premios bilaterales Cuba-Estados Unidos. He ganado siete veces el Torneo Nacional Giraldo Córdova Cardín y el de Playa Girón que se celebran anualmente en nuestro país.
¿En qué división?
Peleé en los 75Kg, donde obtuve mejores resultados. Me inicié en 71kg y también peleé en 77kg.
Hablemos de tus inicios en el boxeo, ¿quién te captó?
Debo hablar de mi provincia natal Las Tunas. Vivía con mi familia en el batey del Central Azucarero Colombia. En la escuela primaria me inclinaba hacia el deporte y siempre competí en pelota (beisbol). Me descubrió el entrenador Rolando Guerra. Resulta que tuve una bronca con un muchacho de mi misma edad. Él era Jefe de Campamento en la etapa de Escuela al Campo y tuvimos una discusión que concluyó en golpes. Le gané y de ahí me destaqué entre los amigos quienes me alentaron a visitar al entrenador de boxeo. Me metí por embullo de mis compañeros. Por mis resultados positivos me captaron para una escuela deportiva en Santiago de Cuba y me hice campeón provincial. Me llevaron al torneo Playa Girón en 1977. En ese año llegué a las finales y me tocó enfrentarme con el campeón mundial y olímpico Emilio Correa. En la discusión del oro perdí la pelea pero ya no era un desconocido, clasifique para la preselección nacional porque tenía buenas condiciones físicas. Se dieron cuenta de mis posibilidades y me trajeron para la capital. Me llamaban como Gómez el de Oriente, no me reconocían por el tunero sino por el oriental. Fue Sarvelio Fuente quien trabajó conmigo en el equipo nacional.
¿Cómo se conjuga la juventud, con un entrenamiento de rigor y la responsabilidad de pertenecer a un equipo nacional?
Cuando se está en el equipo nacional ya se es representante de Cuba y se deja de ser uno para ser Cuba. Entonces se carga encima del ring a todo el pueblo. En el cuadrilátero se siente la bulla de la gente y uno se esmera para no defraudar al pueblo. Ser aclamado por un público te hace adquirir respeto y te comprometes con mayor disciplina en el entrenamiento, a no admitir la derrota ante nada. La cabeza se pone en función de ganar, la acción es meter el puño al contrario y obtener la victoria. Nuestro concepto era no perder y cuando nos ocurría una derrota rechazábamos hasta la comida. Se lloraba mucho y ni siquiera la comida pasaba por la garganta. El boxeo es golpe y para ganar se debe tener mucha seriedad.
¿Cuál fue el primer campeonato internacional en que participaste?
El primer campeonato internacional fue en Cuba. Si mal no recuerdo fue en las Espartaquiadas en el año 1977. El tope se realizó en la Ciudad Deportiva y yo perdí con el soviético Leonid Shapornikov. Esa derrota me enseñó a esmerarme más por lo que en lo sucesivo todas fueron victorias. Luego yo tenía más preparación y mayor madurez pero no tuve la oportunidad de volver a chocar con Shapornikov porque entonces ya la URSS tenía un nuevo talento, Risquiev.
¿La Escuela Cubana de Boxeo tiene alguna diferencia marcada que hace distinguir a un boxeador encima del ring?
Todo país tiene su estilo. En la pelea cada boxeador te muestra una forma diferente de pelear. Pienso que el estilo cubano está en el movimiento. Los estilos son diferentes por cada país pero es boxeo. Los cubanos realizamos diferentes movimientos en cada una de las peleas, hablo en la manera de esquivar el golpe, del ladeo hacia la izquierda o derecha con una parte del cuerpo o con todo el cuerpo. Según también como se tira el golpe.
¿Con quiénes compartías en el equipo nacional?
Conmigo estaba Jorge Hernández, Ángel Herrera, Teófilo Stevenson, Emilio Correa, Juan Hernández, Armandito Martínez, Andrés Aldama, José Aguilar, Héctor Ramírez, Omar Santiestebán. Ese equipo fue terrible aquí en Cuba. Se confiaba en él cada vez que salíamos para cualquier país. Había una furia en el pueblo por el boxeo y la pelota. Recibíamos los mensajes de aliento del Comandante Fidel Castro y en muchas ocasiones compartió con nosotros. Cuando un boxeador extranjero se enfrentaba a nosotros le caía encima un tren de golpes y eso nos dio una fuerza moral a nivel internacional incalculable. Esa fue una etapa de pegadores. Yo iba en cada pelea a matar en el primer asalto. Tengo el record del nocaut más rápido del mundo de sólo tres segundos. Yo no quería estar mucho tiempo arriba del ring. Lo mío era tumbar al contrario rápido. Cuando la pelea se extendía hasta los tres asaltos la gente decía que fue mala aunque venciera. Me gustaba escuchar desde el público la palabra ¡Mátalo! Y yo derribar al contrario con un golpe.
* La autora es periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.