En los años cuarenta, allá a Báez, de la antigua provincia de Las Villas, cada cierto tiempo llegaba un sacerdote católico de la parroquia de Fomento para bautizar a los niños del pueblo y de la comarca. El sacerdote era un español bastante mayor y de acento bien castizo. Sobre el pobre párroco se contaban […]
En los años cuarenta, allá a Báez, de la antigua provincia de Las Villas, cada cierto tiempo llegaba un sacerdote católico de la parroquia de Fomento para bautizar a los niños del pueblo y de la comarca. El sacerdote era un español bastante mayor y de acento bien castizo. Sobre el pobre párroco se contaban mil anécdotas. Nunca pude llegar a saber si eran ciertas o no. Recuerdo aquella en la que contaban que, en una ocasión, reunió a varias familias campesinas de cerca del pueblo con la intención de bautizarles sus hijos. Contaban que, al terminar el bautizo múltiple, el cura intentó cobrarles a los guajiros por su servicio y que estos empezaron a protestar porque no lo hizo individual, sino colectivo, por lo que los padres se negaban a pagar por el mismo. Decían que, entonces, el sacerdote se montó en su caballo y desde allí dijo: «Pues bien, el que pague está bautizado, y el que no, se queda hereje». Imagino que el cura parodió el célebre refrán que dice «El que tiene padrino se bautiza y el que no, se queda hereje».
Lo anterior me viene a la mente a la luz de dos vergonzosos hechos que han sucedido en lo que va de año en Miami, en los cuales han sido protagonistas dos hombres públicos de origen cubano. Uno, residente desde hace más de cincuenta años en esta ciudad y el otro, quien solo vino por un mes a presentar su obra artística en una feria de arte local.
Agustín Bejarano, un pintor cubano residente de La Habana, llegó a Miami a mediados de marzo de este año y poco después de su llegada, fue arrestado y acusado de haber molestado sexualmente a un niño de cinco años mientras estaba de visita, junto a su esposa, en casa de unos familiares de su cónyuge. La policía arrestó de inmediato al pintor, el cual fue presentado ante un juez de instrucción que le negó la fianza y lo envío a prisión hasta que se celebre el juicio, el cual se llevará a cabo en septiembre 19. Según las autoridades, no le permitieron salir a la calle bajo fianza, porque reside en Cuba y existía la posibilidad de que se fugara a la isla.
Claro que, al pintor, le hubieran podido poner una fianza bien alta, dejarlo bajo arresto domiciliario y controlarlo con un simple monitor electrónico en una de sus pierna. Pero el hombre reside en Cuba y con eso es suficiente para que sea sospechoso de fuga. Naturalmente, nadie sabe qué pasará en el juicio del Sr. Bejarano, como tampoco se sabe si es culpable de tan deleznable delito, ya que, hasta ahora, solo hay una declaración del menor acusándolo de haberlo molestado, pero como aquí se dice que se es inocente hasta que se demuestre la culpabilidad, Bejarano debió haber recibido libertad condicional hasta tanto se llevara a cabo el juicio. No obstante, no ha sido así y lleva cinco meses encerrado por algo que, quizás, nunca ocurrió.
El segundo de los casos sucedió hace unos días, en esta ciudad, cuando fue arrestado en el parqueo de una planta de televisión el conocido «activista anticastrista» Luis Conte Agüero. Al «combatiente por la libertad de Cuba» lo acusa su ex-amante de molestar sexualmente a su hija de diez años en más de diez ocasiones diferentes, de haberla acosado a ella con innumerables mensajes telefónicos y correos electrónicos y además, de violencia doméstica. Pues bien, el líder de la ultraderecha cubana de Miami fue llevado por la policía a la cárcel de la ciudad sentado al lado del chofer, sin esposas en sus muñecas y presentado ante un juez, el cual lo puso en libertad mediante el pago de una ridícula fianza de $1,500.00, en cuyo caso, pagando el 10%, que en estos casos es lo que se les paga a los que garantizan a la corte el pago real de la fianza, solo tuvo que sacar de su bolsillo $150.00 para irse tranquilamente a su casa.
De lo único que se le acusa es de acoso, mientras la policía dice que sigue investigando las alegaciones de abuso sexual contra una menor. En el caso del pintor cubano, a la policía solo le tomó dos días para arrestarlo. En el caso de Conte Agüero, tres semanas y solo por delitos menores. ¿Qué les parece? Tratamiento y arresto VIP, como aquel que le hicieron, las autoridades de inmigración, a Luis Posada Carriles hace un tiempo atrás. El arresto del «centinela de la libertad» se llevó a cabo más de tres semanas después de que la amante hubiera puesto la denuncia en la estación de la policía. Cualquiera podría preguntarse por qué razón la policía de Miami se demoró tanto tiempo para arrestar a un hombre acusado de tan serias alegaciones? La respuesta es muy sencilla, Conte Agüero es una personalidad dentro de los come candelas anticomunistas de Miami, es un hombre que se ha entrevistado con varios presidentes de esta nación y que, desde que llego aquí hace más de cincuenta años, ha sido enemigo acérrimo del gobierno revolucionario cubano. Todo lo anterior son avales suficientes para que sea tratado con tanta condescendencia por las autoridades locales.
Mirando objetivamente ambos casos, el del pintor que reside en Cuba y el del «combatiente» que reside en Miami, hay que parodiar las palabras que se le achacan al viejo sacerdote de mi pueblo, y decir que, aquí en Miami, el que tiene padrino va a la calle, y el que no, va para la cárcel.
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