Cinco siglos después del primer asalto, un cártel de empresas españolas capitaneado por el poder político emprenden la reconquista de América Latina. Codician sobre todo los servicios públicos privatizados y los recursos naturales. El periodista catalán Oriol Malló reconstruye en «El cártel español. Historia Crítica de la Reconquista de México y América Latina (1898-2008)» (Ed. […]
Cinco siglos después del primer asalto, un cártel de empresas españolas capitaneado por el poder político emprenden la reconquista de América Latina. Codician sobre todo los servicios públicos privatizados y los recursos naturales. El periodista catalán Oriol Malló reconstruye en «El cártel español. Historia Crítica de la Reconquista de México y América Latina (1898-2008)» (Ed. Akal) el proceso que arranca con la pérdida de las últimas colonias del imperio español (1898) y concluye un siglo después, cuando la gran banca española ya consigue extraer buena parte de sus beneficios de América Latina. Oriol Malló obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de Cataluña en 1992 por sus reportajes sobre la guerra de Yugoslavia y hoy reside en Ciudad de México donde colabora con diferentes medios de comunicación europeos.
¿Dónde sitúas las raíces del cártel español que se expansiona por Latinoamérica?
Todas las multinacionales españolas presentes en América Latina son, en última instancia, hijas del triunfo de la insurrección fascista en España de 1936. El BBVA, el Banco de Santander, Abengoa, Iberdrola o Unión Fenosa comparten este elemento fundacional. El ciudadano medio apenas imagina que la mayoría de consorcios que dominan la economía española surgen del triunfo franquista en la guerra civil. Y que la esencia del franquismo fue volver al siglo de oro de la burguesía (el siglo XIX), que en el ámbito mundial volvió por sus fueros a partir de 1980, con la contrarrevolución anglosajona y el llamado neoliberalismo.
¿Qué entiendes, en líneas generales, por la reconquista económica española de América Latina?
Consiste en el desembarco corporativo de las multinacionales de servicios públicos y sus hermanas hoteleras en Latinoamérica. La primera piedra del desembarco hispánico tiene una fecha: el 18 y 19 de julio de 1991, cuando se celebra en Guadalajara (Jalisco) la I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, con la presidencia del rey Juan Carlos y la presencia de los dos mandatarios más poderosos del área, Carlos Salinas de Gortari y Felipe González. Tras esta representación teatral, pocos meses después se inicia la reconquista con la privatización masiva de las empresas públicas argentinas. Y con un mecanismo básico: el canje de deuda externa por inversiones privadas. Un año después continúa el teatro con los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y la II Cumbre Iberoamericana de Madrid.
Mencionas en tu libro la Declaración de Guadalajara, como proclama ideológica de la reconquista
En efecto. La Declaración de Guadalajara recoge todos los preceptos del Consenso de Washington: disciplina fiscal, reducción del gasto público, reforma impositiva con rebajas a los ricos e imposición indirecta, apertura a la entrada de Inversiones Extranjeras Directas (IED), privatización, desregulación y garantía jurídica de los derechos de propiedad. Ello aderezado con un incremento de las ayudas al desarrollo en el marco de una estrategia de imperialismo manso. Hay un personaje, Felipe González, estadista de moda, que desempeña un rol esencial en este proceso. Es quien desde mediados de la década de los 70 establece contactos con las elites políticas latinoamericanas, con el panameño Omar Torrijos, el venezolano Carlos Andrés Pérez y el mexicano Luis Echeverría.
¿Define el proceso de reconquista al estado español como una potencia imperial?
No exactamente. El reino de España se convierte, más bien, en cabeza de puente europea en América Latina. El Mercado Común delegó el despacho de los asuntos latinoamericanos al Estado español. La Internacional Socialista también convirtió a Felipe González en portavoz e interlocutor preferencial para el subcontinente. En otros términos, el Estado español se convierte realmente en tesorero, capataz y secretario de dos hacendados absentistas, Europa y Estados Unidos. En empleado de estos dos grandes patrones. Es ésta realmente la hipótesis de la que nace el libro. El desahucio del capitalismo productivo español y su completa subordinación a los intereses europeos y estadounidenses, de los cuales actúa como gestor. Con este supuesto de partida, se impulsa la reconquista.
¿Cómo se forma el cártel y qué empresas lo componen?
Un hito clave es el ingreso del Estado español en la Unión Europea, en 1986, y la creación después del Mercado Único Europeo en 1993. Tras las sucesivas etapas de desregulación y privatización del sector público español, las nuevas empresas que se han hecho con estos servicios privatizados y la gran banca española se lanzan a la segunda conquista de América Latina. La estrategia de ataque es realmente una respuesta defensiva: sobrevivir en América o morir en Europa. Las compañías españolas tenían que competir en el mercado más exigente del mundo, el europeo, y protegerse de adquisiciones hostiles de gigantes empresariales. A inicios de 1992, con las primeras privatizaciones en Argentina, se crea el lobby español, formado por Telefónica, Iberdrola, Gas Natural, Repsol, Iberia y Mapfre.
¿Cómo se desarrolla el cártel? ¿Puedes poner algún ejemplo?
Las privatizaciones argentinas produjeron tal rentabilidad y costaron tan poco que financiaron la política de compras del cártel por toda América Latina. La ingeniería financiera y el presunto uso de sobornos para ganar licitaciones eran habituales. Con la acumulación original de recursos argentinos, más bien una gigantesca requisa, Iberdrola hizo sus primeras adquisiciones en Brasil. Hoy la compañía se ha convertido, tras diez años de implantación, en la primera distribuidora de electricidad del nordeste de Brasil, donde suministra energía eléctrica a más de 8 millones de hogares e industrias en tres estados. Después del crack argentino, la reconquista se abate sobre dos nuevos frentes, Brasil y México.
Cuentas que Felipe González iba país por país de la mano de los empresarios para abrir mercados. ¿Ocurrió lo mismo con Aznar?
En la época de Aznar decae sustancialmente la expansión del cártel español, con la excepción de las operaciones de Telefónica y la influencia en México. Desaparece el apoyo del gobierno español y se prefiere orientar las inversiones a los países de la Europa del Este. Aznar vinculó su carrera a la de Bush y esto fue una pesadilla recurrente para el cártel. Por ejemplo, su afinidad a las doctrinas de Miami le enfrentó con el lobby hotelero y sus intereses en Cuba. La consecuencia es que a partir del año 2000 no hay inversiones serias. En cuanto a Rodríguez Zapatero, lo cierto es que el cártel español lo admira porque su diplomacia suave ha evitado que pasen a mayores algunos pleitos abiertos en la era Aznar.
Subrayas el papel de las ONG y el mundo de la cooperación en esta reconquista imperialista
Esto es así a partir de la década de los 80 del siglo XX. Felipe González y su ministro de Asuntos Exteriores, Fernández Ordóñez, ofrecen su apoyo a Estados Unidos y a los contrarrevolucionarios de Nicaragua, El Salvador y Guatemala. A cambio de ello, las empresas españolas pueden actuar sin cortapisas en la región. En este contexto, las ONG contribuyeron a extender la influencia del modelo español en todos los países del continente. Como nuevas misiones, estas nuevas camadas cuyo epicentro fue Centroamérica retomaron el papel que la iglesia había tenido durante siglos como vanguardia de la hispanidad.
Por último, ¿la expansión imperialista se limita al campo económico?
Hay también una dominación cultural. Para comprobarlo no hay más que observar la labor del Instituto Cervantes. O, más aún, de la industria del libro española. La mayoría de escritores latinoamericanos publican, o lo intentan, en editoriales ibéricas. Una parte sustantiva de la intelectualidad lee o colabora en el complejo cultural del grupo PRISA, sea en los libros de texto de Editorial Santillana, en las páginas de El País o en sus cadenas de radio. El grupo PRISA moldea el pensamiento de las clases medias y marca la pauta derechista y corporativa. Cabe agregar el éxito de la revista Hola o de las series Cuéntame y Los Serrano, entre otras muchas. Ahora bien, el primer producto de exportación española fue eminentemente político: la Transición, el Consenso y los Pactos de la Moncloa.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR