Diversos expertos del área de la psicología, la psiquiatría, la ciencia forense o del derecho explican que el SAP es una construcción misógina para perpetuar el estereotipo de la mala madre y que no tiene ninguna base científica.
El pasado domingo Rocío Carrasco habló en Telecinco. Rompía un silencio que mantenía desde hace más de una década para contar su versión, su propio relato y desmentir el mito de «la mala madre» que había esparcido su expareja, Antonio David Flores.
Lo que Carrasco narró en prime time encajaba a la perfección con el discurso que muchas mujeres víctimas de violencia de género han contado a lo largo de los años, incluida la que se conoce como violencia vicaria. Tras su relato, un término no muy conocido por el gran público comenzó a abrirse paso en redes sociales, tertulias y debates varios. Afirmaban que lo que había sufrido Rocío Carrasco por parte de su exmarido era un Síndrome de Alienación Parental (SAP).
El fuego lo abrió la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio. Afirmaba en su cuenta de Twitter que «hoy media España ha entendido lo que es el Síndrome de Alienación Parental. Lo sufren miles de niños, unos víctimas de padre, otros de madre». Varias personas respondieron a este mensaje. Entre ellas la Delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, que afirmó en su red social: «Falso. Es #ViolenciaDeGénero, Ley O. 1/2004, la más conocida de las #ViolenciasMachistas. Las víctimas sufren violencia, aislamiento, su negacionismo y el apoyo social al agresor. Lo que no existe es el SAP, nicho de negocio ultraconservador contra las mujeres».
Diversos expertos del área de la psicología, la psiquiatría, la ciencia forense o del derecho afirman tajantemente que lo que ha sufrido Rocío Carrasco no es un SAP. Y lo hacen con un único y contundente argumento: «porque el SAP no existe». No es una teoría aceptada como científica. No se trata de indisponer a una persona o a un niño contra un progenitor. Se trata, afirman, de una construcción social misógina que se utiliza principalmente en los procesos judiciales para retirar la custodia de sus hijos a las madres, especialmente cuando estas denuncian abusos sexuales de los padres hacia los menores.
¿Qué es realmente el Síndrome de Alienación Parental y por qué se afirma que no existe?
¿Pero qué es realmente el Síndrome de Alienación Parental y por qué se afirma que no existe? «Mucha gente asocia el Síndrome de Alienación Parental con una injerencia, con malmeter o indisponer contra alguien. Pero no es esto. Indisponer a alguien contra otra persona es algo que pasa a diario, cuando a un niño le hablan mal del padre o de la madre, sobre todo en las separaciones de parejas o cuando alguien te dice que no te pongas la vacuna porque te meten un chip… Con esto vivimos a diario», explica Miguen Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno contra la violencia de género.
«Lo que significaría el SAP es que el plano afectivo y cognitivo que tenemos las personas en las relaciones familiares se rompe y que dejes de sentir lo que sientes o de querer a quien quieres y esto desde un mensaje congnitivo, es decir, haciendo críticas y malmetiendo. Pero esto no se da. Es tremendamente complicado. Requeriría un aislamiento social total de la persona o del niño. No sólo del padre o la madre, sino dejar de relacionarse con otras personas, alejarse de la familia, del colegio… Y esto es prácticamente imposible», afirma Lorente.
La psicóloga Sonia Vaccaro, experta en violencia de género, comparte esa idea. «Influenciar a los hijos es algo que ha ocurrido toda la vida. Todos fuimos niños y algunos con padres separado sabrán de lo que hablo. Pero de ahí a decir que lo que ocurre es un síndrome, una enfermedad y que todos los que rechazan al padre es porque han sido víctimas de este inexistente síndrome, es un delirio«.
La violencia vicaria, una forma de dañar a las mujeres
La fiscal Inés Herreros también terció en este debate. Desde sus redes sociales dejaba claro que no se puede confundir la violencia vicaria con el Síndrome de Alienación Parental. «La violencia vicaria es la utilización de los hijos e hijas por parte del maltratador en el contexto de la violencia de género, para proporcionar mayor daño a la mujer. Y también se usa cuando el maltratador no puede acceder a la mujer por una orden de protección o porque ésta se ha alejado. Se usa para seguir haciéndole daño. Tenemos muchos casos en que los niños y niñas han sido asesinado por sus padres. Es el extremo de la violencia vicaria», afirmaba recientemente en una entrevista en Cadena Ser.
«La gente que asocia SAP con violencia vicaria está queriendo revivir este síndrome que en este momento está denostado y casi enterrado. El SAP esta definido como un lavado de cerebro que la madre le hace a los niños para que rechacen al padre y tiene un sesgo misógino extremo».
Nuestro país tiene numerosos ejemplos de esta violencia, muchos de los cuales acabaron en el asesinato de los menores por pare de sus padres. Uno de los casos más emblemáticos fue el de José Bretón. Amenazó a su expareja, Ruth Ortíz, con un «te daré en lo que más te duele» y poco después asesinó a los sus dos hijos y quemó sus cuerpos. También Ángela Gonzalez Carreño había denunciado las amenazas de su expareja hacia su hija e interpuso más de 50 denuncias para impedir las visitas no vigiladas entre padre e hija. En una de ellas él la asesino. Más recientemente en Castellón un hombre mató a sus dos hijas. La madre, Itziar Prats había pedido medidas cautelares que nunca llegaron. Pero esta violencia vicaria «sólo tiene en común con el supuesto Síndrome de Alienación Parental en que ambos son violencias contra la mujer«, explica Vaccaro.
El invento de un pedófilo
El Síndrome de Alienación Parental no ha sido reconocido como una patología por ninguna institución médica, psiquiátrica o asociación científica y su aprobación ha sido rechazada por la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología y la Organización Mundial de la Salud. En nuestro país el Consejo General del Poder Judicial desaconseja su uso a los jueces en los procesos de violencia contra la mujer y más recientemente su uso ha sido desaconsejado por el Consejo del Trabajo Social.
El término fue acuñado por el psiquiatra norteamericano Richard Gardner en 1985. Gardner desarrolló toda su teoría en torno a la idea de que los niños pueden ser «programados», se les puede «lavar el cerebro» y esto puede ser realizado por un progenitor, que casi siempre es la madre. El fin último de este «lavado» es denigrar la figura del padre, lo que justificaría, según Gardner, la resistencia que existe en estos menores «enfermos» a relacionarse con su progenitor. Este médico afirmaba que, incluso en casos en los que existieran denuncias por abusos sexuales o malos tratos por parte del padre hacia el menor, se debía mantener la relación paterno-filial.»El SAP es una estrategia creada por Gardner que era un pedófilo»
«El SAP es una estrategia creada por Gardner que era un pedófilo, que la inventó para evitar que se pusiera fin al abusos sexual que realizaban algunos padres hacia sus hijos», afirma la fiscal Herreros. Gardner llegó a escribir más de 30 libros desarrollando su teoría y en ellos afirmaba que las hembras obtienen placer al ser golpeadas o que no había que dramatizar que los adultos tuvieran relaciones sexuales con los niños. También afirmaba que la madre «reacciona al abuso de manera histérica, o lo ha usado como una excusa para una campaña de denigración del padre… » y que los niños no sufren por los abusos sexuales, sino «por la reacción exagerada a la pedofilia por parte de la sociedad«.
Entre los métodos que describió Gardner para «curar» esta esta «programación de los menores», está la llamada «terapia de la amenaza», que supone amenazar al niño o a la madre con retirarles las visitas y el vínculo para forzar que esta acceda a las visitas con el padre. Gardner desarrolló su teoría en la convicción de la existencia de madres paranoicas y obsesionadas en el odio hacia sus maridos, que suele manifestarse según él tras una separación o divorcio y en el contexto de los juicios. De hecho durante años se especializó en la representación de hombres en pleitos de divorcio en los juzgados.»La causa más habitual de rechazo a un maltratador por parte de los hijos es la violencia que han ejercido contra ellos»
«La causa más habitual de rechazo a un maltratador por parte de los hijos es la violencia que han ejercido contra ellos y en su gran mayoría ésta la realizan los padres. Cuando un hijo no quiere ver al padre suele ser por este motivo, aunque muchas veces no se investigan las causas o no se escucha a los menores. Los datos indican que el 77% de las mujeres sale de la violencia a través de la separación, no de la denuncia y que el 84% de las mujeres que abandonan la violencia tienen hijos e hijas. Por tanto la posibilidad de encontrar mujeres maltratadas no declaradas en procesos de custodia de los menores es altísima, explica Lorente.
En nuestro país, muchas mujeres que han denunciado violencia de género o abusos sexuales hacia sus hijos por parte de sus parejas han acabado con un diagnóstico de SAP y en muchas ocasiones han perdido la custodia de sus hijos e incluso han sufrido ‘arrancamientos’ violentos de los mismos decretados por la justicia o los servicios sociales.
Naciones Unidas ha enviado diversas comunicaciones en los últimos dos años a España preguntando por la utilización que los juzgados de nuestro país están haciendo de este falso síndrome. Casos como el de Irune Costumero a la que los servicios sociales de Bizkaia le arrebataron la custodia de su hija y la separaron de ésta de forma violenta o el caso de María Noel, una Uruguaya que denunció a su expareja por abusar sexualmente de su hija y acabó con un diagnóstico de SAP y perdiendo la custodia de la menor, son algunos de los últimos casos por los que la Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer pidió explicaciones a España.
«El SAP es una enfermedad que surge en los juzgados y que es ideología pura y dura», afirma Vaccaro. «Es un exponente del junk science (ciencia basura) que se usa para impulsar una ideología: la misogínia«.
Recientemente el Gobierno ha considerado la aplicación del SAP como una violencia institucional y ha incluido en la ley contra la violencia en la Infanciaun párrafo que pretende impedir su uso por los poderes públicos. La ley, que aún no finalizado su trámite parlamentario insta a «los poderes públicos a tomar las medidas necesarias para evitar que planteamientos teóricos o criterios sin aval científico» como el Síndrome de Alienación Parental «puedan ser tomados en consideración». Algunas expertas en violencia hacia los menores, creen que esta declaración se queda corta y que no conseguirá impedir el uso del falso síndrome.
Fuente: https://www.publico.es/sociedad/sindrome-alienacion-parental-no-existe.html