«¿Hacia dónde va el socialismo cubano?», es el título de la conferencia impartida por el ministro consejero de la República de Cuba en España, Hugo Ramos, organizada por la Fundació d’Investigacions Marxistes del País Valencià en colaboración con la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí. «El socialismo en Cuba es una conquista irrenunciable, […]
«¿Hacia dónde va el socialismo cubano?», es el título de la conferencia impartida por el ministro consejero de la República de Cuba en España, Hugo Ramos, organizada por la Fundació d’Investigacions Marxistes del País Valencià en colaboración con la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí. «El socialismo en Cuba es una conquista irrenunciable, pero ahora se trata de hacerlo viable y perdurable», ha concluido Ramos.
Un documento de 32 páginas con 291 lineamientos agrupados en 12 capítulos, aprobado por el Consejo de Ministros y el buró político del Partido Comunista, guiará el rumbo socioeconómico de la revolución cubana en el próximo quinquenio. El objetivo es superar el periodo de dificultades que atraviesa Cuba, como consecuencia tanto de la crisis internacional como de la escasez de recursos y las propias ineficiencias de la economía cubana.
A diseccionar estos lineamientos o directrices básicas ha dedicado su intervención Hugo Ramos. La premisa fundamental es la siguiente: «El sistema de planificación socialista continúa siendo el modo de dirección de la economía, pero combinando con nuevas fórmulas de gestión, como las cooperativas, empresas mixtas, los arrendamientos de tierras y los cuentapropistas», ha sentenciado Ramos. En todo caso, «no será el mercado el que gobierne la economía cubana».
La empresa estatal permanecerá como fórmula básica de propiedad. «Ni se permitirá la concentración de la propiedad privada en manos de particulares, ni se privatizarán los medios de producción», ha destacado Hugo Ramos. Ahora bien, sectores no esenciales de la economía como el comercio minorista, los pequeños talleres o muchos oficios ya se están transfiriendo -y se continuará en esta línea- del estado al sector de los autónomos.
Según el ministro consejero de la Embajada de Cuba, estos nuevos actores (autónomos, cooperativistas o arrendatarios) podrán obtener materias primas e instrumentos de producción a precios razonables, aunque no subsidiados, tal como se establece en los lineamientos económicos.
Lograr el equilibrio entre importaciones y exportaciones, reducir progresivamente el déficit presupuestario, avanzar hacia la unidad monetaria (eliminando la doble circulación por ser origen de desequilibrios sociales) y una política fiscal de carácter redistributivo, que grave en mayor medida a los perceptores de mayores ingresos, constituyen prioridades del Gobierno cubano para los próximos cinco años.
Las rentas salariales merecen un capítulo singular. «Nuestros salarios son bajos, pero ahora resulta prioritario incrementar los sueldos en aquellos sectores que generan ingresos sustanciales para el país, por ejemplo la producción de alimentos». También se pretende racionalizar y aligerar el empleo en el sector estatal, «de manera que permanezcan los trabajadores más eficientes; este proceso se realizará con justicia y con la decisiva participación de los sindicatos. A los quienes abandonen el sector público se les ofrecerá, en todos los casos una alternativa, y se les garantiza el derecho a la seguridad social», ha explicado Hugo Ramos.
Además, se tenderá a «reducir subsidios y gratuidades que hoy no son sostenibles, de modo que lleguen a quien realmente las necesitan, como viudas o pensionistas», ha subrayado Ramos. Esta filosofía también afecta a la cartilla de racionamiento, de la que poco a poco se irán sacando los productos menos necesarios.
«Las reformas, ha explicado el ministro consejero de la embajada de Cuba, se implementarán gradualmente y responden a la necesidad de adaptarse al nuevo contexto para consolidar los logros de la revolución». Se trata de medidas previamente discutidas en 127.000 asambleas con la participación de 7 millones de ciudadanos cubanos. Como señaló Raúl Castro, «no se aprobará un solo lineamiento que no haya sido aprobado antes por el pueblo».
Las directrices o lineamientos reconocen dos de las grandes conquistas de la revolución cubana -la sanidad y la educación universal y gratuita- y plantean su mantenimiento. Aunque reorganizándolas. Por ejemplo, en materia educativa la apuesta consiste en aumentar las matriculaciones en carreras técnicas (las más necesarias para el país) y equilibrar las cifras entre estudiantes matriculados y los finalmente graduados. Pero en ningún caso están previstas medidas como el copago sanitario o el cobro de las matrículas universitarias, como ocurre en los países capitalistas.
El otro gran reto consiste en incrementar la producción y la productividad en el campo, para aumentar la disponibilidad de alimentos en las tiendas y los mercados. En este punto se proponen créditos blandos, incentivos que estimulen a la población a trabajar en el agro, las cooperativas, el arrendamiento de parcelas o las iniciativas de autogestión. El hecho de que la mitad de las tierras estatales permanezcan ociosas pone de manifiesto la gravedad de la situación.
El gobierno cubano propone, en fin, un conjunto de medidas o lineamientos para sortear la crisis y ganar en eficiencia económica. El objetivo es consolidar el socialismo aunque con los reajustes necesarios. Corregir las disfunciones para hacerlo viable. Como ha señalado Fidel Castro en más de una ocasión, «el principal enemigo de la revolución son sus propios errores», recuerda el ministro consejero.
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