En el siglo XIX el escritor romántico portugués Almeida Garrett se preguntaba: «¿se ha calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infamia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico?». Después de conocer las medidas […]
En el siglo XIX el escritor romántico portugués Almeida Garrett se preguntaba: «¿se ha calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infamia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico?». Después de conocer las medidas del gobierno de Zapatero, ¿no se hacen la misma pregunta?
Los recortes que se proponen son socialmente muy graves y vienen -dicen- para paliar la crisis y combatir el elevado déficit en el que navega nuestra economía. Aun sabiendo que España tiene un gasto público (e importantes necesidades sociales por cubrir) muy bajo en comparación con otros países de Europa, hay otros capítulos presupuestarios donde sí sería pertinente y beneficioso utilizar las tijeras. Frente a bajar las pensiones propongo anular inversiones en armamento como el avión de combate EF-2000, blindados Leopard y otras cacharrerías que ascienden a 2.510 millones de euros al año; frente a reducir en 600 millones de euros la ayuda al desarrollo sería preferible llamar a la retirada de nuestra tropa que ‘lucha sin cuartel’ contra los ‘terribles piratas somalíes’; y así con otros gastos militares que ascienden a la sorprendente cifra -en fregados y combatientes- de 400€ por habitante del Estado español al año.
Pero estas recetas las ignoran nuestros gobernantes, Obama y el FMI. Aunque los datos son elocuentes. Nuestra dañada economía tiene previsto dedicar más de 18.000 millones de euros a gasto militar (frente a los 15.000 millones de ahorro que se obtendrán de las medidas de Zapatero), según los datos de Justicia y Paz, donde contabiliza los gastos propios del Ministerio de Defensa y muchas otras partidas inequívocamente militares agazapadas en capítulos de otros ministerios, como la contribución a la OTAN que aparece en el Ministerio de Exteriores o el gasto en Investigación y Desarrollo militar que cubre el Ministerio de Industria.
Para acabar, es posible que alguien aluda a la contención que ya el Ministerio de Defensa está haciendo bajo esta crisis. Los 18.000 millones de presupuesto para 2010 representarían una disminución del 2’4% con respecto al gasto del 2009. Pero, ojo, con estos dineros de la guerra suele suceder que al cierre del ejercicio los presupuestos, las presunciones, no se cumplen y se acaban gastando más de lo acordado. Que si un conflicto imprevisto, que si estos helicópteros podrían matar mejor, que si intercambiemos tecnología con Israel…
Endeudados sí, pero armados hasta los dientes.
Fuente: http://www.elcorreo.com/alava/v/20100514/opinion/endeudados-hasta-dientes-20100514.html
rCR