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Energía, transporte y el sistema alimentario

Fuentes: From the Wilderness

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

[Norman Church ha escrito un artículo muy contundente sobre la insostenibilidad de la agricultura basada en hidrocarburos, desde la perspectiva británica. Este artículo debiera ser leído junto con «Comiendo combustibles fósiles» (que será publicado en una próxima edición de Rebelión). Juntos, estos artículos explican claramente por qué el pico del petróleo probablemente llevará a una crisis alimentaria global. Como señala Norman Church, incluso los productos alimenticios orgánicos son ineficientes desde el punto de vista energético si no son cultivados localmente. La globalización ha destruido nuestros mercados agrícolas locales y aumentado la importancia de los hidrocarburos en la agricultura. Y queda muy poco tiempo para corregir esta situación.

La solución es la agricultura orgánica localizada, acompañada por una moderada reducción en la población. Esto debería haber sido nuestro objetivo durante los últimos 25 años, en lugar de la globalización apoyada en hidrocarburos baratos. Tenemos que prestar atención a lo que ha ocurrido en Corea del Norte en la última década como una advertencia de lo que probablemente nos sucederá si no realizamos la transición agrícola (Vea Aprendiendo de la Experiencia, parte I, que será publicado en las próximas ediciones de Rebelión).

Y, como indicación de algunos de los posibles cambios necesarios para evitar esta crisis, podemos estudiar la agricultura cubana durante la última década (vea Aprendiendo de la Experiencia, parte II, que también aparecerá en Rebelión).

Actualmente, parece que estamos siguiendo el camino de Corea del Norte, en lugar del de Cuba. Mientras más sigamos dejando las cosas como están, menos tiempo nos quedará para realizar la transición, y mayores serán nuestros sufrimientos al hacerla. Es dudoso que podamos hacer la transición en el poco tiempo que queda, pero hay que tratar de hacerla. En la parábola del saltamontes y las hormigas, ¿preferimos ser el saltamontes que juega todo el verano, o las hormigas que se preparan para el próximo invierno? – DAP]

 

INTRODUCCIÓN

 

«Comiendo petróleo» [Eating Oil] fue el título de un libro publicado en 1978 después de la primera crisis del petróleo en 1973 (1). El objetivo del libro era investigar en qué medida el suministro de alimentos en los países industrializados se basa en combustibles fósiles. En el verano de 2000, el grado de dependencia del petróleo en el sistema alimentario del Reino Unido fue demostrado una vez más cuando manifestantes bloquearon las refinerías de petróleo y los depósitos de distribución de combustible. La crisis del combustible perturbó la distribución de alimentos y los dirigentes de la industria advirtieron que sus depósitos se quedarían sin alimentos dentro de algunos días. No se ha aprendido de las lecciones de 1973.

Actualmente, el sistema alimentario depende aún más de petróleo crudo barato. Virtualmente todos los procesos en el sistema alimentario moderno dependen ahora de este recurso limitado, que se acerca a su fase de agotamiento.

Además, en una época en la que deberíamos realizar reducciones masivas de las emisiones de gases invernadero a la atmósfera para reducir la amenaza posada por el cambio climático, el sistema alimentario está alargando sus cadenas de suministro y aumentando las emisiones hasta llegar a ser un aporte importante al recalentamiento global.

El sector orgánico podría encabezar el desarrollo de un sistema alimentario sostenible. Los impactos medioambientales y ecológicos directos de la agricultura «en la granja» se reducen evidentemente en los sistemas orgánicos. Sin embargo, el comercio y la distribución globales de productos orgánicos malgastan esos beneficios y debilitan su papel de líder.

El sistema alimentario contemporáneo no sólo es inherentemente insostenible, está dañando cada vez más el entorno.

Los sistemas que producen el suministro de alimentos del mundo dependen fuertemente de combustibles fósiles. Vastas cantidades de petróleo y gas son utilizadas como materias primas y energía en la producción de fertilizantes y pesticidas, y como energía barata y fácilmente disponible en todas las etapas de la producción de alimentos: desde la siembra, la irrigación, la nutrición y la cosecha, hasta el procesamiento, la distribución y el embalaje. Además, los combustibles fósiles son esenciales en la construcción y la reparación de los equipos y de la infraestructura requeridas para facilitar esta industria, incluyendo la maquinaria agrícola, las instalaciones de procesamiento, almacenamiento, barcos, camiones y carreteras. El sistema industrial de suministro de alimentos es uno de los mayores consumidores de combustibles fósiles y uno de los mayores productores de gases invernadero.

Irónicamente, la industria alimenticia corre un grave riesgo por el calentamiento global causado por esos gases invernadero, debido a la perturbación de los ciclos climáticos predecibles de los que depende la agricultura. Pero el calentamiento global puede tener el efecto más pronunciado e inmediato de exacerbar las amenazas ecológicas existentes para la agricultura, muchas de las cuales son causadas por la propia agricultura industria. La degradación medioambiental, la escasez de agua, la salinización, la erosión de los suelos, las pestes, enfermedades y la desertificación causan todas serias amenazas para nuestro suministro de alimentos, y son empeoradas por el cambio climático. Pero muchos de los medios convencionales utilizados para superar esos problemas ecológicos aumentan aún más el consumo de reservas limitadas de petróleo y gas. Por lo tanto, sigue adelante el ciclo de la dependencia del petróleo y de la degradación medioambiental.

La agricultura industrial y los sistemas de suministro de alimentos son también responsables de la erosión de comunidades en todo el mundo. Esta degradación social es exacerbada por las reglas y políticas comerciales, por el modo de pensar motivado por los beneficios de la industria, y por la falta de conocimientos de las fallas de los actuales sistemas y de las posibilidades de las alternativas. Pero la globalización y el control corporativo que amenazan seriamente a la sociedad y a la estabilidad de nuestro medio ambiente sólo son posibles porque se utiliza energía barata para reemplazar la mano de obra, lo que permite que se amplíe la distancia entre el productor y del consumidor.

Sin embargo, esto va a cambiar. Se espera que la producción de petróleo llegue a su pico en los próximos años y que disminuya continuamente después. Tenemos un entendimiento muy limitado de cómo las extremas fluctuaciones de la disponibilidad y el costo tanto del petróleo como del gas natural afectarán los sistemas globales de suministro de alimentos, y en qué medida serán capaces de adaptarse a la disponibilidad decreciente de energía. En el futuro cercano, las amenazas medioambientales se combinarán con la escasez de energía para causar importantes carencias de alimentos y fuertes aumentos de precios – en el mejor de los casos. Estamos a punto de entrar a una era en la que tendremos que volver a alimentar al mundo con un uso limitado de combustibles fósiles. ¿Pero tenemos suficiente tiempo, conocimientos, dinero, energía y poder político para realizar esta masiva transformación de nuestros sistemas alimentarios cuando ya son amenazados por importantes tensiones ecológicas y un creciente control corporativo?

El moderno milagro agrícola comercial que nos alimenta a todos, y a gran parte del resto del mundo, depende por entero del flujo, el procesamiento y la distribución del petróleo, y la tecnología es crítica para mantener ese flujo.

El petróleo refinado para gasolina y diesel es crítico para utilizar los tractores, las cosechadoras y otros vehículos y equipos agrícolas que plantan, pulverizan los herbicidas y pesticidas, y cosechan/transportan, alimentos y semillas. Los procesadores de alimentos dependen de la producción y la entrega de aditivos alimenticios, incluyendo vitaminas y minerales, emulsionantes, preservativos, colorantes, etc. Muchos se basan en el petróleo. La entrega se basa en petróleo. Los procesadores de alimentos se basan en la producción y la entrega de cajas, latas, etiquetas de papel impreso, bandejas de plástico, celofán para microondas/comidas de preparación rápida, frascos de vidrio, tapas de plástico y de metal con sustancias selladoras. Muchos se basan esencialmente en petróleo. La entrega de productos alimenticios terminados a los centros de distribución se hace en camiones refrigerados. El reparto diario justo a tiempo de alimentos, basado en petróleo, a los negocios, restaurantes, hospitales, escuelas, etc., se basa en petróleo; los clientes van en coche a las tiendas de comestibles para aprovisionarse, a menudo varias veces por semana.

ENERGÍA, TRANSPORTE Y EL SISTEMA ALIMENTARIO

Nuestro sistema alimentario es ineficiente en lo que a energía se refiere.

Un indicador de la insostenibilidad del sistema contemporáneo alimentario es la ratio entre la salida de energía – el contenido de energía de un producto alimenticio (calorías) – en relación con la inversión de energía. Esta última es toda la energía consumida en la producción, procesamiento, embalaje y distribución de ese producto. La ratio energética (energía que sale/energía que entra) en la agricultura ha disminuido de cerca de 100 para las sociedades tradicionales pre-industriales a menos de 1 en la mayoría de los casos en el actual sistema alimentario, ya que la inversión de energía, sobre todo en la forma de combustibles fósiles, ha aumentado gradualmente.

Sin embargo, el consumo de energía en el transporte también es considerable, y si es incluido en esta ecuación significaría que la proporción sería aún peor. Por ejemplo, cuando se importa por avión lechuga iceberg al Reino Unido desde EE.UU., la ratio energética es de sólo 0,00786. En otras palabras, 127 calorías de energía (combustible de aviación) son necesarias para transportar 1 caloría de lechuga a través del Atlántico. Si la energía consumida durante el cultivo, el embalaje, la refrigeración, la distribución en el Reino Unido y la compra en coche fuera incluida, la energía utilizada sería aún mayor. De la misma manera, 97 calorías de energía de transporte son necesarias para importar 1 caloría de espárrago por avión desde Chile, y 66 unidades de energía son consumidas cuando se lleva por avión 1 unidad de energía de zanahoria desde Sudáfrica.

Hasta qué punto el sistema alimentario es energéticamente ineficiente puede ser visto en el caso demencial del ketchup de tomate sueco. Investigadores en el Instituto Sueco de Alimentación y Biotecnología analizaron la producción de ketchup de tomate (2). El estudio consideró la producción de insumo para la agricultura, el cultivo de tomates y la conversión en pasta de tomates (en Italia), el procesamiento y el embalaje de la pasta y otros ingredientes del ketchup de tomate en Suecia y el comercio minorista y almacenamiento del producto final. Todo esto involucró más de 52 pasos de transporte y procesamiento.

Las bolsas asépticas usadas para embalar la pasta de tomate fueron producidas en Holanda y transportadas a Italia para llenarlas, colocarlas en barriles de acero y luego transportarlas a Suecia. La botellas rojas, de cinco capas, fueron producidas sea en el Reino Unido o en Suecia con materiales de Japón, Italia, Bélgica, EE.UU. y Dinamarca. Las tapas tapón de polipropileno de la botella , hechas de polietileno de baja densidad (LDPE), fueron producidas en Dinamarca y transportadas a Suecia. Además se utilizaron película plástica de embalaje de LDPE y cartón corrugado para distribuir el producto final. Las etiquetas, el adhesivo y la tinta no fueron incluidos en el análisis.

Este ejemplo demuestra hasta qué punto el sistema alimentario depende ahora del transporte nacional e internacional. Sin embargo, hay muchos pasos más involucrados en la producción de este producto ordinario. Incluyen el transporte asociado con la producción y suministro de nitrógeno, fertilizantes de fósforo y potasio; pesticidas, equipos de procesamiento; y maquinaria agrícola. Es probable que otros ingredientes como azúcar, vinagre, condimentos y sal también hayan sido importados. La mayoría de los procesos mencionados anteriormente también dependerán de derivados de combustibles fósiles. Es probable que este producto sea comprado en un viaje de compras en coche… que depende del petróleo.

Un estudio ha calculado que las importaciones británicas de productos alimenticios y de alimentos para animales involucraban transporte por mar, aire y carretera de más de 83.000 millones de toneladas-kilómetros (3). Esto requería 1.600 millones de litros de combustible y, sobre la base de una cifra conservadora de 50 gramos de dióxido de carbono por tonelada-kilómetro resulta en 4,1 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (4). Dentro del Reino Unido, la cantidad de alimentos transportados aumentó en un 16% y las distancias trascurridas en un 50% entre 1978 y 1999.

Se ha estimado que las emisiones de dióxido de carbono atribuibles a la producción, procesamiento, embalaje y distribución de la comida consumida por una familia de cuatro es de unas 8 toneladas por año (5).

… y contribuyen innecesariamente a las emisiones de carbono.

No es que este transporte sea crítico o necesario. En muchos casos los países importan y exportan cantidades similares de los mismos productos alimenticios (6) Un informe reciente ha destacado los casos en los que los países importan y exportan grandes cantidades de alimentos en particular (6). Por ejemplo, en 1997, 126 millones de litros de leche líquida fueron importados al Reino Unido y, al mismo tiempo, 270 millones de litros de leche fueron exportados del Reino Unido. 23.000 toneladas de leche en polvo fueron importadas al Reino Unido y 153.000 toneladas fueron exportadas (7). Las importaciones de leche del Reino Unido se han duplicado durante los últimos 20 años, pero ha habido una multiplicación por cuatro de las exportaciones de leche del Reino Unido durante los últimos 30 años (8)..

Gran Bretaña importa 61.400 toneladas de carne de pollo al año de Holanda y exporta 33.100 toneladas a Holanda. Importamos 240.000 toneladas de cerdo y 125.000 toneladas de cordero, mientras exportamos 195.000 de cerdo y 102.000 toneladas de cordero (6). Este sistema es insostenible, ilógico y extraño y sólo puede existir mientras haya combustibles fósiles baratos y no adoptemos medidas significativas para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y EL PETRÓLEO LIMITADO

La amenaza de calentamiento global y la necesidad de reducir las emisiones de carbono.

La proximidad de la etapa de agotamiento de los suministros de petróleo.

El descubrimiento de petróleo y gas tuvo su pico en los años sesenta. La producción también va a alcanzar su pico, al recuperar cinco países de Medio Oriente el control del suministro mundial (9). Casi dos tercios de las reservas totales de petróleo crudo del mundo se encuentran en Medio Oriente, sobre todo en Arabia Saudí, Irán e Irak (10). Una evaluación del suministro futuro de petróleo del mundo y su modelo de agotamiento muestra que entre 1980 y 1998 hubo un aumento de un 11,2 por ciento de la producción mundial de petróleo crudo, de 59,6 a 66,9 millones de barriles de petróleo por día (10). Las actuales tasas mundiales de producción son de aproximadamente 25 Gb (miles de millones de barriles) por año. Un simple cálculo muestra que si los niveles de consumo siguen constantes, las reservas de petróleo crudo del mundo, de aproximadamente 1 billón de barriles, se agotarán cerca de 2040 (11).

Las crisis del petróleo de los años setenta, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) frenó su producción, han pasado a formar parte de la memoria popular. Sin embargo, fueron acompañadas por perturbaciones masivas y una recesión económica global. Lo mismo ocurrió en 1980 y en 1991 (12)

Colin J. Campbell, un destacado analista de la industria del petróleo, cree que futuras crisis serán mucho peores. «Los choques del petróleo de los años setenta fueron de corta duración porque en aquel entonces había muchos hallazgos nuevos de petróleo y gas que explotar. Esta vez no hay en la práctica nuevas cuencas prolíficas que generen una cosecha de suficientes campos gigantes para tener un impacto global. El creciente control del mercado por Medio Oriente probablemente llevará a un aumento radical y permanente del precio del petróleo, antes de que comience a aparecer una escasez física dentro de la primera década del Siglo XXI. La economía mundial ha sido impulsada por un suministro abundante de energía basada en petróleo barato, durante la mayor parte de este siglo. La próxima crisis del petróleo representará por lo tanto una discontinuidad económica y política de proporciones históricas, al ajustarse el mundo a un nuevo entorno energético» (9).

Los tres principales propósitos para los que el petróleo es utilizado en todo el mundo son alimentos, transportes y calefacción. En el futuro cercano la competencia de estas tres actividades por petróleo será dura y real. Una hambruna energética comenzará probablemente por afectar a los países más pobres, cuando los aumentos en el coste de la parafina, utilizada para cocinar, la pongan fuera de su alcance. Después del pico en la producción, los suministros de alimentos en todo el mundo comenzarán a dislocarse, no sólo por los aumentos de precios, sino porque ya no habrá petróleo.

¿ES DIFERENTE LO ORGÁNICO?

El sistema orgánico es más eficiente en cuanto a la energía…

Uno de los beneficios de la producción orgánica es que el consumo de energía y, por lo tanto, el consumo de combustible fósil y las emisiones de gases invernadero, son inferiores que en sistemas convencionales.

La energía utilizada en la producción de alimentos es separada en insumos directos e indirectos. Los insumos indirectos incluyen la producción y suministro de pesticidas, nutrientes y fertilizantes, mientras que los insumos directos de energía son los hechos en la granja, como ser la maquinaria. Una medida de la eficiencia energética de la producción de alimentos que permite una comparación entre diferentes prácticas agrícolas es la energía consumida por unidad de producción, expresada a menudo como la energía consumida por tonelada de alimento producida (MJ/tonelada) o la energía consumida por kilogramo de alimento (MJ/kg.).

Un estudio que compara el ganado, los productos lácteos, vegetales y los sistemas de cultivo, orgánicos y convencionales, en el Reino Unido, estableció que, con producciones promedio, el ahorro de energía mediante la producción orgánica variaba entre 0,14 MJ/kg y 1.79 MJ/kg., con un promedio de 0,68 MJ/kg. o sea de un 42 por ciento (13). La mejora de la eficiencia energética en los sistemas orgánicos se debe en gran parte a menores (o cero) insumos de fertilizante y pesticida, que representan la mitad del insumo de energía en la producción convencional de patatas y trigo y de hasta un 80 por ciento de la energía consumida en algunos cultivos vegetales.

En la producción convencional de ganado de tierras altas, el mayor insumo de energía es de nuevo indirecto en la forma de nutrientes concentrados y de cereales. Cuando se cría orgánicamente, una mayor proporción del alimento para ganado lechero,, vacuno y ovino montañés proviene del pasto. En el caso de la producción de leche, se ha establecido que los sistemas orgánicos son casi cinco veces más eficientes desde el punto de vista de la energía sobre una base por cabeza de animal y tres veces y media más eficientes en términos de unidad de producción (la energía requerida para producir un litro de leche) (13).

… pero no cuando se vuelve global.

Hasta ahora todo va bien – pero una vez que se pasa la puerta de la granja, las cosas comienzan a ir mal. Gran Bretaña importa más de tres cuartos de sus productos orgánicos, y a pesar de la demanda de los consumidores, sólo un 2 por ciento de la tierra es cultivada orgánicamente (14). A medida que el mercado crece, es cubierto con importaciones.

Un estudio que considera el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono al importar productos alimenticios orgánicos al Reino Unido por avión (15) estableció que las emisiones de dióxido de carbono van de 1,6 kilogramos a 10,7 kilogramos. El transporte de alimentos es la peor opción medioambiental, pero el transporte por carretera, especialmente los viajes innecesarios, también es malo. Por ejemplo, 5 kilos de patatas sicilianas que viajan 3.900 kilómetros emiten 771 gramos de dióxido de carbono.

El problema es que, en general, los seres humanos han desarrollado una tendencia a tratar los problemas sobre una base ad hoc – es decir, tratar los «problemas del momento». Esto no fomenta una actitud de ver un problema encastrado en el contexto de otro problema. La globalización imposibilita que las sociedades modernas se derrumben en aislamiento. Toda sociedad que cae en el caos en la actualidad, no importa cuán remota esté, puede causar problemas para sociedades prósperas en otros continentes, y está también sujeta a su influencia (positiva o desestabilizadora).

Por primera vez en la historia, confrontamos el riesgo de una decadencia global.

Choques para el sistema

Como ya mencionáramos, los tres fines principales para los que se utiliza el petróleo mundialmente son la alimentación, el transporte y la calefacción. La agricultura depende casi por completo de suministros seguros de petróleo para cultivos y para bombear agua, así como de gas para sus fertilizantes; además, por cada caloría de energía usada por la agricultura en sí, cinco más son usadas para el procesamiento, el almacenamiento y la distribución.

Ya que la agricultura y la industria alimentaria no son reputadas por sus gastos innecesarios de dinero, debe existir de una presunción de que hay muy poca «flojedad» que permita que su necesidad de energía sea reducida a breve plazo sin perturbar los precios de los alimentos. En el caso del combustible para transporte y calefacción, hay más espacio para ahorrar energía a breve plazo; eliminar viajes de placer, por ejemplo, utilizar más suéters y, a un plazo un poco más lejano, conducir coches más pequeños pueden jugar un papel mientras que, a largo plazo, hay un paradigma de baja energía totalmente diferente que debe ser desarrollado. Pero primero hay que sobrevivir el corto plazo y, en ese corto plazo, la competencia por petróleo para alimentos, transporte y calefacción va a ser real y dura.

A través de su dependencia del petróleo, la agricultura contemporánea está expuesta a todo el problema de la sostenibilidad de nuestro uso de combustibles fósiles. Costó 500 millones de años para producir esos depósitos de hidrocarburos y estamos utilizando a un ritmo de más de 1 millón de veces su tasa natural de producción. En una perspectiva de siglos, ciertamente no podemos esperar que vayamos a continuar utilizando el petróleo de modo tan libre y omnipresente como lo hacemos en la actualidad. Algo tendrá que cambiar.

Lo mismo vale más ampliamente para todos los recursos naturales en los que se basa la civilización industrial. Además, podría pensarse que existe un problema agravado. No sólo hay más gente que consume estos recursos, su consumo per capita también aumenta en línea con la elaboración de tecnología. Parece que afrontamos un problema de rendimientos decrecientes, ciertamente de agotamiento de las materias primas vitales requeridas para apoyar nuestro crecimiento económico.

Casi todo esfuerzo humano actual, del transporte a la manufactura, de la electricidad a los plásticos, y especialmente la producción de alimentos está inextricablemente entrelazado con los suministros de petróleo y gas natural.

La producción comercial de alimentos es impulsada por el petróleo. La mayoría de los pesticidas vienen del petróleo, y casi todos los fertilizantes comerciales se basan en amoníaco. El amoníaco es producido de gas natural. La agricultura basada en el petróleo es fundamentalmente responsable de la explosión de la población mundial de 1.000 millones a mediados del Siglo XIX a 6.300 millones al comenzar el Siglo XXI. El petróleo posibilitó implementos agrícolas como tractores, sistemas de almacenamiento de alimentos como refrigeradores, y sistemas de transporte de alimentos, como ser camiones. Al aumentar la producción del petróleo, también aumentó la de alimentos. Al desarrollarse la producción de alimentos, ocurrió lo mismo con la población. Al crecer la población, se acrecentó la demanda de alimentos, lo que aumentó la demanda de petróleo. Y entramos en el círculo infernal. El petróleo es también uno de los principales responsables de los adelantos en la medicina que han sido logrados en los últimos 150 años. El petróleo permitió la producción masiva de medicamentos, y el desarrollo de la infraestructura de atención sanitaria como hospitales, ambulancias, carreteras, etc.

Ahora hemos llegado a un punto en el que la demanda de alimento/petróleo continúa aumentando, mientras nuestra capacidad de producirlos de modo asequible está a punto de caer.

Unos pocos años antes del Pico del Petróleo, los precios de los alimentos aumentarán vertiginosamente porque el costo de los fertilizantes se disparará. El costo del almacenamiento (electricidad) y del transporte (gasolina) de los alimentos que son producidos también se disparará.

Se necesita petróleo para mucho más que sólo alimentos, medicina y transporte. También se necesita para casi todo artículo de consumo, para el bombeo del suministro de agua, el tratamiento de aguas residuales, la eliminación de basuras, mantenimiento de calles y aparcamientos, hospitales y servicios de salud, policía, servicios de bomberos y defensa nacional..

Además, como es de conocimiento general, las guerras se libran a menudo por petróleo.

¿El resultado?

Si pensamos que contamos con seguridad alimentaria aquí en el Reino Unido y en otros países industrializados simplemente porque tenemos gasolina en el coche, francamente, nos estamos engañando. A pesar de la apariencia de prodigalidad ilimitada de alimentos, es una abundancia frágil, que depende de la integridad de la producción mundial de petróleo, la refinación y el sistema de entrega. Ese sistema depende enteramente del hilo de la tecnología. La agricultura moderna, basada en la tecnología produce alimento como semillas para los alimentos del próximo año, sobre una base justo a tiempo. Hay muy pequeñas reservas de alimentos o semillas para sostener una interrupción prolongada.

La tecnología y el tejido increíblemente rico que ha posibilitado crearon un falso sentido de seguridad para muchos de nosotros. Pero el hilo tiene fallas; el tejido es ahora frágil; las hambrunas son posibles. Tenemos que tomar en serio la situación…

Nuestro suministro de alimentos, y nuestra supervivencia económica en su conjunto, dependen de la disponibilidad permanente de petróleo a precios razonables. ¿Es el petróleo nuestro talón de Aquiles?

Esto significa que nuestro suministro de alimentos es:

Vulnerable:

Los suministros de petróleo que abastecen el sistema alimentario podrían agotarse en 2040 (19). En muchas regiones la producción de petróleo ha llegado a su pico y la mayoría de las reservas se encuentran en Medio Oriente. La seguridad alimentaria también está amenazada: por ejemplo, incluso si toda la producción de frutas del Reino Unido fuera consumida en el Reino Unido, de cada 100 productos de fruta comprados, sólo 5 habrán sido cosechados en el Reino Unido.

Ineficiente:

Por cada caloría de zanahoria, traída por avión de Sudáfrica, usamos 66 calorías de combustible. El inmenso uso de combustible en el sistema alimentario significa más emisiones de dióxido de carbono, lo que significa cambio climático, lo que significa más daño a los suministros de alimentos, así como otros importantes problemas sanitarios y sociales.

Insostenible:

Incluso los suministros orgánicos están causando inmensos daños a medida que las importaciones llenas nuestras estanterías (17). Una canasta de compras de 26 productos orgánicos importados puede haber viajado 241.000 kilómetros y liberado tanto dióxido de carbono a la atmósfera como un hogar de cuatro habitaciones cuando cocina comidas durante ocho meses ((18).

Otros problemas destacados incluyen la pérdida de nutrientes en los alimentos, la creciente incidencia y propagación de enfermedades como la fiebre aftosa y otros importantes problemas de bienestar animal. Los países pobres que producen alimentos para mercados distantes no obtienen necesariamente beneficios gracias a la producción aumentada y a menudo intensiva para la exportación. El informe revela cómo tales tendencias podrían ser cambiadas radicalmente mediante la acción industrial, gubernamental y pública. En otras palabras, no será necesario que se nos acabe por completo el petróleo para que seamos brutalmente despertados. El pánico comienza una vez que el mundo necesite más petróleo del que obtiene.

Para comprender el por qué, hay que entender nuestra total adicción al petróleo. Sabemos que el petróleo es extraído de pozos profundos y destilado para obtener gasolina, carburante de aviación, e innumerables otros productos que forman el alma de la industria y la adrenalina del poder militar. Es menos conocido que el alimento del mundo es nutrido actualmente por petróleo; el petróleo y el gas natural son cruciales en cada etapa de la agricultura moderna, desde el fertilizante hasta el embarque de la cosecha. Las implicaciones son lúgubres. Para millones, la diferencia entre una hambruna energética y una hambruna bíblica podría llegar a ser algo académico..

El analista político independiente David Fleming escribe en la revista británica Prospect (Noviembre de 2000):

Con una crisis global que se viene encima como la Roca del Juicio Final, ¿por qué parecen mostrar tan poca preocupación un número tan limitado de dirigentes políticos? Muchos expertos se niegan a tomar en serio el problema porque «cae afuera del modo de pensar de la economía de mercado». Gracias al triunfo del capitalismo global, el modelo de libre mercado reina ahora por casi todas partes. El problema es que sus principios «tienden a derrumbarse cuando son aplicados a recursos naturales como el petróleo». El resultado es potencialmente catastrófico y demasiado humano. Nuestros sumos sacerdotes – los economistas de mercado – están ciegos ante una realidad que no puede existir en su cosmología.

Fleming ofrece varios ejemplos de esta lógica decrépita en función. Muchos adhieren a una creencia en que precios más elevados de petróleo llevarán a más descubrimientos de petróleo, pero ignoran lo que los científicos han estado diciendo desde hace años: no hay muchos grandes descubrimientos por hacer. Muchas de las reservas petrolíferas que explotamos actualmente fueron realmente identificadas a mediados de los años sesenta. Existe mucho petróleo bajo tierra – tal vez más de las mitad del suministro total recuperable. Fleming dice que ése no es el problema. La verdadera preocupación es el punto más allá del cual no se puede satisfacer la demanda. Y como la demanda va a crecer hasta un 3 por ciento por año, los barriles faltantes se sumarán rápidamente. Una vez que el dolor sea real, el impulso darviniano se impone y el mercado ordenado deja lugar al caos.

Algunos insisten en que las sociedades industriales dependen menos actualmente del petróleo Fleming dice que se engañan. Hablan del uso del petróleo como un porcentaje del uso total de energía, no de las cantidades reales de petróleo quemado. Midiendo en barriles, estamos quemando más y más. En Gran Bretaña, por ejemplo, las necesidades de transporte se han más que duplicado en volumen desde 1973 y todavía dependen casi enteramente del petróleo. El transporte es el vínculo débil en cualquiera economía moderna; se estrangula el petróleo y un país se paraliza rápidamente.

Esto no tendría mucha importancia, se queja Fleming: «Si el mundo hubiese pasado los últimos 25 años preparando con urgencia energías alternativas, tecnologías de conservación, y modelos de uso del suelo con mucho menos dependencia del transporte». (Estima que 25 años constituyen el tiempo que le tomaría a un país como Gran Bretaña para perder la mala costumbre.) Pero, «el tan esperado choque nos sorprende sin que estemos preparados».

ALGUNAS ESTADÍSTICAS ALIMENTARIAS DEL REINO UNIDO

La cadena alimentaria británica:

El mercado minorista británico tuvo un valor de 103.800 millones de libras en 2001.

Por sí sola, la fabricación de alimentos fue la mayor industria del Reino Unido.

La cadena de suministro alimentaria emplea un 12,5% de toda la fuerza laboral del Reino Unido.

La cadena de suministro alimentaria contribuye un 8% a la economía del Reino Unido.

Los alimentos y las bebidas consumen un 21% de los gastos semanales de cada hogar.

 

La cadena de suministro alimentario y la insostenibilidad:

La cadena de suministro alimentario es el mayor usuario de energía en el Reino Unido.

La producción de alimentos y su distribución contribuyen hasta un 22% de las emisiones totales de gases invernadero del Reino Unido.

El alimento viaja más que cualquier otro producto – 129 kilómetros comparados con el viaje promedio de productos de 94 kilómetros.

Los salarios en la industria alimentaria son notoriamente inferiores a los de otros sectores.

Casi un 30% de los residuos caseros están constituidos por residuos de alimentos.

CONCLUSIONES

La proximidad y la localización del sistema alimentario serían beneficiosas.

El sistema alimentario contemporáneo es inherentemente insostenible.

Indicadores de rendimiento social, ecológico y económico, como la seguridad alimenticia, las emisiones de gases invernadero, los kilómetros recorridos por los alimentos, los ingresos agrícolas y la biodiversidad subrayan este hecho. Este proceso podría ser cambiado drásticamente si se restablecieran sistemas locales y regionales de suministro de alimenticios y se sustituyera ‘cerca en lugar de lejos’ en los sistemas de producción y distribución. Esto reduciría la demanda de transporte, y las cargas medioambientales asociadas con éste.

El principio de proximidad es un concepto simple en el aceite comestible, en el que los procesos de producción están ubicados lo más cerca posible del consumidor. Cuando se aplica al suministro de alimentos, sistemas locales de alimentos en la forma de planes de entrega a domicilio, mercados de agricultores y tiendas de venta de productos locales reemplazarían a alimentos importados y de distribución centralizada. Considerando el suministro y el comercio alimentarios del Reino Unido en la actualidad, existe un gran potencial para aplicar el principio de proximidad, en la forma de sustitución de importaciones. Aparte de productos como plátanos, café y té, muchos de los alimentos que son importados actualmente podrían ser producidos en Gran Bretaña. Muchos productos de carne, cereales, lácteos y aceites de cocina están – o podrían estar – disponibles aquí durante todo el año. Lo mismo vale para frutas y vegetales, tal vez los grupos alimenticios más estacionales, mediante una combinación de cultivo de diferentes variedades y técnicas tradicionales y modernas de almacenamiento y preservación. El suelo utilizado actualmente para producir alimentos que son exportados podría ser utilizado para aumentar nuestra autosuficiencia.

Existe una creciente evidencia de beneficios medioambientales del aprovisionamiento local de alimentos en cuanto a una reducción del impacto ecológico relacionado con el transporte. En el caso de productos orgánicos, un estudio de minoristas comparó el aprovisionamiento local y global de productos vendidos en diferentes negocios entre junio y agosto de 2001. Escogieron productos disponibles en el Reino Unido durante esos meses pero que son importados en la actualidad por los múltiples minoristas. Entre ellos, cebolletas importadas por avión desde México, patatas importadas por tierra desde Sicilia, cebollas importadas por barco desde Nueva Zelanda. Se estableció que el abastecimiento local a través de un mercado de agricultores, por ejemplo reduciría las emisiones de gas invernadero asociadas con la distribución en un factor de 650 en el caso de un mercado de agricultores y más en cajas de surtido variado y ventas de tiendas de granjas (16).

El valor de las importaciones de alimentos, pienso y bebidas en 1999 fue de más de 17.000 millones de libras en 1999. Es evidente que una reducción de las importaciones de alimentos mediante la sustitución de importaciones no sólo beneficiaría a la economía británica en su conjunto, sino que sería un importante impulso en la regeneración rural ya que los ingresos de las granjas aumentarían sustancialmente. Los sistemas alimentarios locales también tendrían un importante potencial para reducir los efectos ecológicos dañinos del actual sistema de suministro alimentario.

Un sistema alimentario sostenible no puede basarse, casi por entero, en una fuente finita de energía, una fuente de energía que causa enormes niveles de polución durante su producción, distribución y uso. Aunque los suministros de alimentos en países ricos como el Reino Unido parecen seguros y la variedad, en términos de miles de productos alimenticios disponibles en los supermercados, parece ilimitada, se trata de una ilusión.

La vulnerabilidad de nuestro sistema alimentario a cambios repentinos fue demostrada durante la crisis del combustible en 2001. Un aumento acentuado del precio del petróleo o una reducción en los suministros de petróleo, podrían presentar una amenaza mucho más seria para la seguridad alimentaria, y son probables al entrar el petróleo en su fase de agotamiento. La producción y la distribución de alimentos, tal como están organizadas en la actualidad, no podrían funcionar. Además, las alternativas, en la forma de una agricultura sostenible y suministros locales de alimentos, que minimizan el uso de petróleo crudo, son incapaces actualmente de reaccionar ante el aumento de la demanda debido a la baja inversión y capacidad.

El sistema alimentario es ahora un contribuyente de importancia al cambio climático. La reducción de las emisiones de dióxido de carbono de la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos mediante la reducción a un mínimo de la distancia entre productor y consumidor debería ser una parte crítica de toda estrategia para mitigar el calentamiento global.

Hay muchos beneficios en la agricultura orgánica, que incluyen las reducciones del consumo de energía de combustibles fósiles y de las emisiones de gas invernadero. Sin embargo, éstas son eclipsadas a menudo por el daño al medio ambiente causado por el transporte a larga distancia. Productos orgánicos que son transportados sobre largas distancias, particularmente cuando la distribución es por avión, son casi tan dañinos como sus homólogos convencionales transportados por avión. Alimentos orgánicos altamente procesados y embalados tienen un impacto sobre el medio ambiente adicionalmente adverso. La prioridad debe ser el desarrollo de sistemas locales y regionales de alimentos, preferentemente sobre base orgánica, en los que un gran porcentaje de la demanda es satisfecho dentro de la localidad o la región. Este enfoque, combinado con el comercio justo, asegurará suministros seguros de alimentos, reducirá a un mínimo el consumo de combustible fósil y reducirá la vulnerabilidad asociada con una dependencia de exportaciones de alimentos (así como de las importaciones). La localización del sistema alimentario requeriría diversificación, investigación y apoyo importantes que hasta ahora no han tenido lugar. Pero es factible y tenemos pocas alternativas.

Compilado por Norman Church
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Norman Church
2 de abril de 2005

EPÍLOGO

El mayor problema que veo no es la actual desaparición de combustibles fósiles, como el pico del petróleo, sino que todos nuestros sistemas: finanzas, comunicaciones y energía (eléctrica) se interrelacionan y dependen directa o indirectamente unos de otros. Obviamente, desde este punto de vista, el petróleo es un proveedor importante no sólo de energía sino de numerosos otros productos. Esto es, evidentemente una causa de preocupación fundamental para la alimentación que hay que comprender. También pienso que al comprender esto la gente podrá discernir mejor lo que se dice sobre el pico del petróleo.

Me pregunto si los que parecen aceptar los problemas del pico del petróleo, o mejor aún el problema del combustible fósil, ven los efectos que tendrá y que puede ser que ya sea demasiado tarde para hacer gran cosa para mitigar su futuro efecto sobre la sociedad.

Comienzo a trabajar en otro artículo similar que amplía mi anterior artículo «El efecto dominó y las interdependencias» que está en:
http://www.powerswitch.org.uk/portal/index.php?option=content&task=view&id=452&Itemid=2

Siento que esto terminará por afectarnos a todos, a medida que la cantidad de petróleo disminuya y el precio aumente.

Es la dependencia de este sistema lo que no es comprendido o apreciado claramente. También incluye la relación entre el pico del petróleo y situaciones de cambio global de la tierra como el calentamiento global, la erosión de los suelos, el crecimiento de los niveles del mar, el agotamiento del agua y la deforestación, para sólo nombrar unos pocos. Todos están interrelacionados.

Norman Church
Somerset, Reino Unido.

REFERENCIAS

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