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Presentan en el estado español el libro de “El Camaján”

Entrevista para Rebelión: Los autores denuncian la financiación del gobierno español a disidentes cubanos

Fuentes: Rebelión

Durante algo más de una semana los periodistas cubanos Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo, han presentado su libro, «El Camaján», por varias ciudades españolas. Arleen Rodríguez es editora de la revista Tricontinental y Lázaro Barredo, además de periodista, es diputado de la Asamblea Nacional de Cuba, y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores de […]

Durante algo más de una semana los periodistas cubanos Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo, han presentado su libro, «El Camaján», por varias ciudades españolas.

Arleen Rodríguez es editora de la revista Tricontinental y Lázaro Barredo, además de periodista, es diputado de la Asamblea Nacional de Cuba, y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores de esta institución.

En las diferentes presentaciones, los periodistas han denunciado la complicidad de determinados gobiernos en la financiación de los grupos de la disidencia cubana y el enriquecimiento personal como única motivación de los individuos que componen estos grupos. Este es el caso de Elizardo Sánchez, protagonista del libro «El Camaján».

En el caso español, el libro recoge un documento de la Agencia Española de Cooperación Internacional, donde se certifica que «el 28 de noviembre de 2001, el ministerio de Asuntos Exteriores de España, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional, le otorgó 50.000 dólares [43.250 euros] a Elizardo Sánchez» para el fomento de la contrarrevolución en Cuba.

Los periodistas finalizan su gira por el estado español hoy viernes.

Rebelión ha tenido la oportunidad de entrevistarles.

¿Cómo surge el libro?

Arleen Rodríguez (AR). A mediados de este año se presentó el libro «Los Disidentes», que recoge las entrevistas de 12 personas de la seguridad cubana que se infiltraron en grupos de la oposición. Estas personas cuentan cómo se financiaban estos grupos, cómo trabajaban, quiénes les daban las orientaciones, etc.

De la persona que más se habla en este libro, es probablemente, de Elizardo Sánchez. Pero Elizardo no estaba entre los 12 y tampoco fue de los 75 detenidos. Esta circunstancia nos hizo indagar sobre la personalidad de este individuo. En un principio, trabajamos cada uno por nuestra cuenta. Lázaro tenía mucho trabajo adelantado porque a principios de los 90, como parte de su labor como diputado, había realizado un seguimiento de todo lo que se publicaba en el exterior sobre los disidentes y de todas las declaraciones de estos.

Cuando indagamos más a fondo, nos encontramos con que Elizardo trabajaba para la Seguridad del Estado. Pedimos entonces una autorización para publicar la información que teníamos sobre él. En ese momento nos dimos cuenta de que había que escribir con cierta rapidez al ser una noticia de tanto alcance. No es noticia, por ejemplo, que los EE.UU. financien por ley a la disidencia en Cuba, pero encontramos que había otros gobiernos que mantenían relaciones oficiales con Cuba y que sin embargo aparecían en los documentos y en las cartas de Elizardo, financiando a estos grupos. La idea en un primer momento fue la de hacer un trabajo periodístico, pero había demasiados documentos y creímos necesario darlos a conocer. Decidimos entonces hacer un libro que recogiera nuestro trabajo de investigación y las valiosas pruebas a las que tuvimos acceso.

¿Qué hay detrás de estos grupos opositores?

Lázaro Barredo (LB). Cuando escribí el libro El Chairman soy yo, sobre Mas Canosa, estuve más de 3 años realizando el trabajo de investigación junto con otro compañero. Hicimos más de 300 entrevistas a personas de Miami. Tuvimos acceso al archivo de documentos desclasificados de Washington y también al de la Seguridad cubana. Entonces conocimos la existencia de documento Santa Fe I (de 1998). En el mismo se dice que en la época de Reagan se planteó una directiva de seguridad nacional (Nº 77) que tiene un ramal (Proyecto de Democracia para Cuba) donde se articula una plataforma de financiación para cualquier grupo o método que apoye la disidencia en Cuba. Desde 1997 hasta finales del año 2002, se han entregado por esta vía más de 30 millones de dólares. En estos momentos está pendiente la aprobación del proyecto de los presupuestos. En este proyecto se contempla una partida de 7 millones de dólares para la disidencia en Cuba, y ya la Administración Bus ha asegurado que para el año que viene esa partida se aumentará hasta los 9 millones de dólares.

Lo que quiero decir es que en todo momento, de lo único que se habla en las filas de la disidencia es de dinero. En el libro se pueden leer cartas de Elizardo pidiendo dinero a Miami, pidiendo dinero a Washington, pidiendo dinero a España, a Francia…

¿Cómo se inicia la «colaboración» entre Elizardo Sánchez y la Seguridad cubana?

(LB). En diciembre de 1997, este hombre empieza a pedir insistentemente a los órganos de la Seguridad cubana un contacto, hasta que finalmente lo consigue. Eso genera, en un primer momento, un gran dilema para la dirección de la seguridad debido al perfil del personaje. Se consideró incluso que estuviera cumpliendo un encargo de la CIA, con la cual se sabía que desde la década de los 80 había tenido contactos. Elizardo pidió algunas garantías, que no fueron concedidas, a pesar de lo cual él se decidió a colaborar voluntariamente. Elizardo proporcionó multitud de informes y documentos muy valiosos sobre la disidencia interna y sobre la FNCA. Los documentos aportados implicaban, en la financiación de los grupos disidentes, no sólo al gobierno de los EE.UU. y a los grupos extremistas de Miami, también al gobierno español, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), al gobierno de Francia y al de Noruega. Además de numerosos premios que se le concedieron y que entraron a formar parte de su financiación.

En el año 2002 los contactos se van haciendo cada vez más esporádicos. En julio de ese año Elizardo realiza unas declaraciones en las que pide a la administración Bush que se acabe de una vez por todas con la revolución cubana. En septiembre se da por perdido, definitivamente, el contacto. Eso permite que la Seguridad cuna nos autorizara a publicar el material referente a Elizardo cuando se lo solicitamos. Esta circunstancia (el cambio de actitud de Elizardo) vino motivada por la llegada a La Habana del nuevo director de la SINA, James Cason.

¿Cuáles fueron las reacciones tras la aparición del libro?

(LB). Cuando sacamos el libro, las primeras declaraciones de Elizardo fueron para negar todas las pruebas que presentábamos, para decir que eran una infamia. Que la foto donde aparece él recibiendo una medalla, fue quizá en una ocasión -en el aeropuerto- en que un agente le colocó un bolígrafo en el bolsillo y no una condecoración. Que podía ser un doble suyo, pero que en cualquier caso no recordaba ese momento. En similares términos se manifestó el resto de la disidencia. Osvaldo Payá declaró que cuando no hay nada más que decir, se recurre a la infamia y se miente sobre lo más abominable que es decir que alguien trabaja para la Seguridad del Estado. Vladimiro Roca aseguró no creer una palabra y mostró su apoyo a Elizardo.

Dejamos entonces transcurrir unos días, antes de presentar una nueva prueba. De modo que la gente tuviera más elementos de juicio. Esta prueba era un vídeo de 8 minutos donde se ve claramente el momento, el acto, en el que se le impone la condecoración por la labor desarrollada en apoyo a la seguridad nacional. Cuando presentamos este vídeo ante la prensa internacional en Cuba, la agencia France Press se puso en contacto con él para conocer su explicación. Elizardo dijo entonces que probablemente fue algo que le prepararon, que le echaron alguna sustancia psicotrópica en alguna bebida, y que por eso aparece él hablando con los órganos de la seguridad cubana. Aunque el vídeo pone al desnudo la falsedad de estas afirmaciones. También dijo que en Cuba hay muchas cajas con medallas y que se dan a cualquiera. A partir de ese momento Elizardo decide reconocer que había tenido unos 20 encuentros con la Seguridad, pero que nunca facilitó información alguna, que su único intención era interesarse por la suerte de los prisioneros políticos.

Osvaldo Payá hace entonces una declaración de apoyo, en la que dice que si en el pasado Elizardo fue agente de la Seguridad, ahora ya no lo era y que por tanto era bienvenido en las filas de la disidencia.

(AR). Este cambio de actitud entre la disidencia, que tradicionalmente siempre andaban peleando entre ellos, viene motivado por la llegada de James Cason a La Habana. Tras desembarcar, Cason expresó públicamente que traía la orden de Washington de unir a todos los grupos disidentes. De acuerdo con esto, y a pesar de los grandes desacuerdos que existían, los disidentes han cerrado filas entorno a Elizardo.

El libro levantó una tormenta de insultos y descalificaciones sobre sus autores ¿Cómo valoran personalmente su trabajo?

(LB). En nuestro libro no culpamos o acusamos a nadie. Nosotros sólo hemos intentado sacar unas conclusiones a partir de determinados elementos y documentación, y dejar que cada cual juzgue por su cuenta.

Es un libro muy necesario. Para Cuba estos trabajos son una prioridad, porque según dijo el presidente de la NED los grupos disidentes podrían convertirse en partidos políticos en la Cuba postcastrista. Y en febrero de 2002 el Herald publicó un reportaje con el titular: «Llueven sobre Miami millones para el cambio en Cuba».

Hay que tener una cosa presente, 2 meses y 2 días después del triunfo de la Revolución, en 1959, la Casa Blanca redactó un documento en el que se comprometía a acabar con la el nuevo gobierno cubano. La causa de la permanente agresión de EE.UU. hacia Cuba no se encuentra ni en el marxismo, ni en el comunismo. Únicamente es la pelea entre una política independentista y otra anexionista. Lo que molesta a EE.UU. es que Cuba sea independiente. Durante todos estos años la administración estadounidense ha gastado más dinero en fomentar la subversión de cualquier tipo, incluida la armada, dentro y fuera de Cuba que el monto total destinado a la ayuda al desarrollo para el conjunto de todos los países de América Latina.

¿Hay un antes y un después desde la muerte, en 1997, de Mas Canosa?

(AR). No. Lo que hay desde 1997 es el aumento del protagonismo español. En este asunto, para nosotros el protagonismo siempre está en Miami, pero para España el protagonismo se inicia a partir de 1997.

(LB). Aznar visita Miami a finales del 95. Y desde allí viaja a Centroamérica en el avión privado de la FNCA. Es entonces cuando surge la idea de crear una sucursal de la FNCA e intentar reproducir ese mismo lobby en territorio español. Mas Canosa fue una de las primeras figuras que Aznar recibe tras ser elegido presidente del gobierno. También lo recibe el ministro de exteriores de entonces, Abel Matutes. En esos días, El País entrevista a Mas Canosa, que agradece al nuevo presidente el haberlo recibido. Tras éste visita España Al Gore. Y entonces vienen las declaraciones públicas y el compromiso político del nuevo gobierno español, de cambiar su política respecto a Cuba. Todo esto tiene que ver con un documento que se gesta en Washington y en Miami y que se materializa en la carta escrita por Elizardo Sánchez en 1997.

En esta carta, fechada el 21 de marzo de 1997, Elizardo Sánchez plasma las directivas del gobierno estadounidense y del exilio de Miami. En la misiva, Elizardo habla de la futura transición política en Cuba y solicita del gobierno español («en tanto que ‘referente europeo’ de todo lo relacionado con Cuba») que realice «acciones prácticas concertadas» con la UE, Canadá y los gobiernos más influyentes de América latina en cuanto a la situación de Cuba. Que exponga «al más alto nivel» al gobierno de los EE.UU. la conveniencia de «una transición gradual en Cuba y que ello supone el imprescindible apoyo de la Casa Blanca». Igualmente le solicita que proponga a una alta personalidad española, «de reconocida autoridad y experiencia, que diseñe, inicie y culmine las gestiones de mediación entre las partes».