Por una verdadera democracia
a. Lo llaman democracia y no lo es:
En España no hay democracia. Todo lo más se podrá afirmar que hay un sistema de libertades y de gran prosperidad (ambas con todas las reservas correspondientes), o que las elecciones son técnicamente limpias. Antonio García-Trevijano, tan lúcido y crítico como censurado en esta España de las libertades (he aquí un ejemplo de las reservas a las que nos referíamos al hablar de nuestro sistema de libertades y prosperidad), sostenía que en España no hay democracia, sino “una oligarquía de partidos”.
Las razones, concretas y a mi parecer irrefutables, que niegan el hecho de que en nuestro país haya democracia alguna son las siguientes:
-La ciudadanía no tiene derecho a votar al presidente del gobierno. Así, éste es votado por el Parlamento, en grave conculcación no sólo del principio de soberanía popular sino del de separación de poderes.
-La ciudadanía no tiene derecho a elegir al Jefe del Estado. En nuestro régimen, éste es masculino, vitalicio, hereditario y no sujeto a responsabilidad penal. Además, se ha sabido, por confesión de la propia Victoria Prego, que Adolfo Suárez no convocó el demandado plebiscito monarquía-república porque sabía que lo perdía.
-No hay separación de poderes, tal y como ha demostrado el poco sospechoso de veleidades izquierdistas César Vidal, historiador, en su libro titulado El traje del emperador. Así, el legislativo, que sí emana de las urnas, elige al ejecutivo y al judicial. Esta es la razón del bloqueo de la renovación tanto del CGPJ como del TC por parte del PP, por lo cual se habla de “jueces progresistas” y “jueces conservadores”, eufemismos que guardan las formas pero no ocultan el fondo.
-La constitución se elaboró de espaldas a la ciudadanía, y sin participación popular: Así, no sólo no se abrieron mecanismos efectivos de participación, sino que, en rigor, y esto es muy significativo como veremos con posterioridad, no hubo proceso constituyente, sino que a unas cortes ordinarias se les otorgo a posteriori una facultad constituyente.
-Los partidos no son cauces, sino tapones, de participación popular: Con listas cerradas, puertas giratorias, cúpulas de poder no muy distintas a la del PCUS de la URSS, dependientes de los créditos del poder financiero y del beneplácito del poder mediático, sin que los electores puedan fiscalizar la gestión unos cargos electos que sólo dependen de la cúpula del partido; se puede afirmar que los partidos, en la práctica, son la correa de transmisión de los poderes fácticos no electos (el gran empresariado y las altas finanzas, principalmente).
En la prácticala ciudadanía no tiene derecho a decidir sobre cuestiones fundamentales: por ejemplo, los desahucios: durante varios años, según cifras oficiales, se han producido unos 600 desahucios diarios, lo que ha generado unos 3 mil suicidios (se supone que quienes expropiaban las casas eran los comunistas, no los banqueros). Frente a esta calamidad anticonstitucional (“todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”, según el artículo 47), el 80% de la ciudadanía estaba a favor de cambiar las leyes para evitar dicha lacra que tanto sufrimiento social generó y sigue generando. Pero el poder político prefirió gobernar no para los ciudadanos sino para la minoría del poder financiero, responsable de los desahucios, provocando lo que el expresidente ecuatoriano Rafael Correa denomina como “el peor de los mundos: gente sin casa que necesitan casas y bancos con casas que no necesitan casas”. Sencillamente, no se puede calificar de democrático a un sistema que permite esta situación.
b. El origen de este sistema no democrático:
La denominada transición ha sido presentada por algunos propagandistas (Fernando García de Cortázar, Victoria Prego, Juan Luís Cebrián, y así un largo etcétera) con más sentido apologético que crítico. Pero otros pensadores bastante más lúcidos, así Juan Carlos Monedero desde la izquierda como César Vidal desde la derecha, o Antonio García-Trevijano desde el constitucionalismo, han apuntado a un elemento clave que explica la inexistente calidad democrática de la denominada transición: ésta fue una operación a favor de los poderes facticos (principalmente las grandes empresas y la banca) para crear un sistema formalmente democrático, pero sin que ellos (los poderes fácticos) vieran lesionado su poder por dicho sistema.
Para ello, llevaron a cabo las siguientes estrategias:
-La domesticación de la izquierda: Por la ley del péndulo, se pensaba que tras los 40 años de la dictadura de Franco, era previsible que la ciudadanía optara por un sistema de izquierda. Por ello, frente al PCE (que representaba la izquierda real, y como tal fue la oposición verdadera al franquismo), se domesticó al PSOE (que como izquierda nominal, apenas jugó papel real alguno contra la dictadura). Por ello, Ricardo de la Cierva (otro historiador poco sospechoso de izquierdismo) sostiene que la domesticación del PSOE era un proyecto ya diseñado por el Departamento de Estado de EEUU en torno a 1958; y el investigador José Luís Capilla que dicha domesticación del PSOE fue también un proyecto de la Comisión Trilateral desde su fundación en 1973.
Así se comprende, por parte del PSOE, Suresnes, la renuncia al marxismo, el acabar de integrarnos a la OTAN, las medidas económicas tendentes al neoliberalismo, las privatizaciones, la legislación anti-laboral (merecedora de hasta tres huelgas generales), el terrorismo de Estado, o la creación de las SICAVs (argucia fiscal que permite que las grandes fortunas no tributen).
-La estrategia de la reforma versus estrategia de la ruptura: Al final de la dictadura, había dos vías para lograr la democracia que se anhelaba:
a. La ruptura: El grueso de los partidos políticos exigirían un proceso constituyente, mediante el cual todos los poderes institucionales (el Parlamento, la judicatura, el ejecutivo, la presidencia del gobierno, la jefatura del Estado) quedarían sometidos al poder popular constituyente. Y esto es fundamental, porque de facto podría permitir el someter los poderes fácticos (la gran empresa y las finanzas) a dicho poder constituyente, pudiendo lesionar sus privilegios.
b. La reforma: El grueso de los partidos pactarían con el poder político franquista, con la excusa de evitar que la transición fuese violenta (torpe excusa, porque la ruptura podía darse perfectamente en ausencia de violencia; y porque la reforma sí fue violenta, recuérdese el Batallón Vasco-Español, el GAL, las matanzas de Atocha y de Vitoria, los torturas de Intxaurrondo, el caso Almería, los atentados de la ETA y del GRAPO…). Dicho pacto consistiría en permitir elecciones libres a partidos hasta hace poco prohibidos, pero en el marco de un ejecutivo, una judicatura y una jefatura del Estado herederas del franquismo. Esta herencia permitiría no someter al poder popular constituyente los privilegios de los poderes fácticos.
Como es sabido, Antonio García-Trevijano, jurista institucionalista de derechas, logró en 1976 aglutinar a toda la oposición (PSOE, PCE, liberales, democristianos, socialdemócratas, carlistas…) en torno a la Platajunta, o alianza opositora que pretendía una ruptura pacifica que de haber prosperado, es más que probable que hoy gozáramos de un sistema mucho más democrático que el que tenemos.
Finalmente, se impuso la reforma, o pacto franquismo-oposición, donde no se cuestionaba ni al jefe de Estado, ni a la judicatura, ni al presidente en su totalidad (éste sí concurrió, pero de modo simultáneo al del pilotaje del proceso). Lo democrático hubiese sido que Suárez, en cuanto que puesto en el gobierno de modo no electo, delegase el pilotaje del proceso en un gobierno técnico e interino, lo cual hubiese significado la ruptura que a su vez hubiese permitido un proceso constituyente real, pudiendo someter los poderes fácticos al poder constituyente.
La reforma, por tanto, se aplicó mediante los siguientes pasos:
-El rey nombra presidente a Suárez.
-Suárez propone y logra que las cortes franquistas se disuelvan a sí mismas al votar la Ley para la Reforma Política.
-A partir de dicha ley, se legalizan los partidos políticos y se convocan elecciones.
-Gana Suárez, y al congreso, con mayoría de UCD, se otorga a posteriori de su composición, una facultad constituyente.
-La constitución se elabora a partir de un anteproyecto, elaborada por los denominados “padres constituyentes”, a partir de la cual se retoca en encuentros informales, a espaldas de la ciudadanía. Finalmente, es ratificada en referéndum en 1978.
Repetimos que, al definirse la vía de la reforma y no la de la ruptura, no se permite que se someta a la ciudadanía los poderes fácticos por los siguientes elementos, los cuales le restan calidad democrática al presente sistema:
-La jefatura del Estado y la judicatura no son sometidas a la decisión de la ciudadanía.
-No se crean mecanismos efectivos de participación popular para elaborar la Carta Magna.
-No se convocan diputados constituyentes ex profeso, lo que hubiese dado mayor poder constituyente a la gente de la calle.
-No se designa una presidencia técnica e interina, de modo que el pilotaje lo lidera un presidente no electo puesto por el rey, puesto a su vez por Franco, por lo que los poderes fácticos, a través de esta línea de continuidad, están blindados ante el proceso.
c. El 15-M y Podemos como oportunidad perdida
A lo largo de todas estas décadas, éstas han sido las características principales del presente régimen:
-Una monarquía altamente corrupta, tal y como se supo más tarde, cuando se quebró la omertá en torno a la figura del jefe del Estado.
-Unos partidos altamente corruptos, gracias en parte a un sistema judicial politizado y dependiente del Parlamento.
-Una sociedad próspera y modernizada gracias a las políticas de los dos grandes partidos, pero despreocupada por la pobreza y la precariedad de los más desfavorecidos.
-Un bipartidismo protagonizado por dos partidos (PSOE y PP) en cuyo contenido político y modo de gobernar difieren en muy poco.
-Un conflicto no resuelto entre el nacionalismo español centralista y los nacionalismos periféricos vasco y catalán, pese a la desaparición del terrorismo de ETA.
-Una dicotomía entre las amplias libertades para el grueso de la ciudadanía y unas fuerzas de seguridad del Estado altamente represivas, si bien de modo selectivo (El Gal, Intxaurrondo, el caso Mengele, la masacre del Tarajal, los malos tratos en CIES y comisarías, las condenas al Estado desde Europa por no investigar posibles torturas, etc.).
La crisis de 2007 dejó patente la ínfima calidad democrática del presente sistema, por las siguientes razones:
-El maridaje partitocrático PSOE-PP de naturaleza ejecutiva-legislativa-judicial permitió el drama de los desahucios, gobernando a favor de la minoritaria casta financiera y en contra de sus votantes, posibilitando unos 600 desahucios diarios durante unos años, lo que generó cerca de 3.000 suicidios, y contra el parecer del 80% de la opinión pública.
-Durante el gobierno de Zapatero, el tándem PSOE-PP aprobó una reforma de la constitución donde se anteponía el pago de la deuda con Alemania a la inversión social, anteponiendo la sumisión a “los mercados” al bienestar de sus votantes. Se aprobó a la prisa, sin debate y justo antes de las vacaciones, con la opinión pública desactivada. Se trató de una medida totalmente antidemocrática, pero técnicamente legal.
Tras la crisis, surgió el movimiento del 15-M, tal vez la iniciativa social más transformadora y democrática de aquí a varias décadas atrás. Dotado de gran espíritu fraternal y utópico, tomó las plazas y caminos de España, y de modo asambleario, democrático y alternativo fue capaz de generar una batería de propuestas lúcidas y oportunas, avaladas explícita y presencialmente (al menos las de índole económica) por Josep Stiglitz, ex-asesor de Clinton, exdirector del Banco Mundial, catedrático de Columbia y Nobel de Economía.
Un elemento fundamental que el 15-M puso en el centro del debate fue la necesidad de un proceso constituyente para crear una nueva carta magna, clave para una novedosa arquitectura político-institucional, como marco de todas las propuestas emergidas a lo largo de las miles de asambleas desarrolladas a lo largo de los pueblos y ciudades de nuestro país.
El heredero natural del 15-M fue el Podemos de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Iñigo Errejón, entre otros. Su función fue dar cauce de efectividad a la energía liberada por el 15-M, mediante una agrupación que, al menos en su primera etapa, prescindía de los bancos, la base de su poder de decisión eran los círculos, sus medidas económico-sociales apuntaban a una efectiva redistribución de la riqueza (y por tanto a la lucha contra la pobreza), y a nivel político planteaba una democratización real de la institucionalidad, contemplando la apertura de un proceso constituyente para una nueva Carta Magna.
Desde un principio, el poder se asustó por la viabilidad de su programa, lo exitoso de sus primeras comparecencias electorales (sacaron 5 europarlamentarios a los pocos meses de su existencia sin todavía tener una estructura sólida, y llegaron en algún momento a situarse los primeros en las encuestas a las generales). Y, como era de esperar, el poder reaccionó y tomó una serie de medidas, exitosas en conjunto, que acabaron con Podemos como una vía de democratización real. Las medidas fueron las siguientes:
-Creación de nuevos partidos como supuestos regeneradores de la democracia, como Ciudadanos y vox.
-El cambio generacional de líderes jóvenes (Arrimadas, Casado, Sánchez…) que sustituyeran a toda una vieja guardia (Rajoy, Zapatero…).
-La abdicación de un Borbón por otro Borbón.
-La campaña mediática-jurídico-policial (el fererrasgate, el juez Alba, el comisario Villarejo…), que ha linchado mediáticamente a Podemos, contribuyendo a su desprestigio.
Todas estas medidas surtieron efecto, junto a algunos errores de Podemos, entre ellos los siguientes:
-La pérdida de peso de los círculos, y la consecuente verticalización del poder.
-La división y subdivisión del partido en escisiones, subpartidos, marcas, etc.
-Algunos casos menores de corrupción no atajados con suficiente energía, o algunas inconsistencias de sus líderes (como la compra de la casa de Galapagar por parte de Pablo Iglesias tras pronunciarse públicamente en sentido contrario).
-El dejar de pronunciarse a favor de un proceso constituyente, si quiera como objetivo remoto.
-El pactar con el PSOE para ocupar un gobierno de coalición.
Este último punto, el pacto con el PSOE, tal vez sea el mayor error y el que, de modo significativo, apenas ha sido reconocido como tal. Tal vez el pacto se debió a que Podemos no iba alcanzando el éxito electoral que necesitaba, y en lugar de ocupar un papel opositor a la vez que acumulara poder social para una larga travesía del desierto decidió, quizá inconscientemente, renunciar a la hegemonía necesaria para transformar el país (para lo que nació) a cambio de posibilitar algunas medidas laborales (para lo que no nació), sin duda positivas, pero que probablemente los partidos del bipartidismo ya lo irían a hacer (como sucedió cuando se abolió la mili, se universalizó la Seguridad Social, se aplicó la Ley de Dependencia o se legalizaron las bodas homosexuales).
Además, el PSOE fue el agente encargado de domesticar a Podemos. Es decir, darle una parcela de poder y algunas concesiones, pero anularlo como elemento de construcción de una democracia real. Por eso hoy siguen los desahucios, la precariedad y la pobreza, las grandes fortunas sin tributar, etc. El PSOE no es (y no ver esto ha sido el gran error de Podemos) parte de la solución, sino del problema. Es el poli bueno, pero trabaja para el mismo comisario que el poli malo.
Así, el PSOE fue el agente del Departamento de Estado de EEUU y de la Comisión Trilateral. Y como tal fortaleció a la monarquía, acabó con la ya entonces ínfima separación de poderes, creó las SICAVs (argucia legal para que las grandes fortunas no paguen impuestos), nos acabó de meter en la OTAN, privatizó empresas públicas, y llevó a cabo toda una legislación anti-laboral. Con todo este prontuario, el pacto Podemos-PSOE es tan lógico de cara a implantar la democracia como el pacto del violador y el abusado para acabar con la pederastia.
Consumada la domesticación de Podemos, la vida sigue su curso: se fortalecen el bipartidismo y la monarquía, continúan los desahucios y la precariedad y los bancos hacen su agosto. Y la democracia, ni está ni se le espera.
d. A la espera activa de otra oportunidad:
La salida de la crisis económica ha sido en falso, y es inevitable otro ciclo de descontento, de resistencia y de intentos de crear alternativas. Es decir, de que llegue otro 15-M. Se debe luchar por ello, pero aprendiendo de los errores de Podemos para no volver a repetirlos. Debemos articular resistencias y alternativas para volver a llenar las calles y plazas. Y para ver que si el disco está roto, no cabe cambiar a la cara B, sino poner otro disco.
Por ello, cuando haya hegemonía social (y ésta hay que crearla trabajando cada día), habrá que proponer un proceso constituyente para que la ciudadanía elabore de modo participativo, en proceso de ruptura pacífica, una nueva constitución de contenido democrático. Lo cual no lo será si la ciudadanía no controla de hecho un poder político que su vez de hecho controle a los poderes fácticos. Y para ello, proponemos algunas medidas que posibiliten la democratización real del país:
-Separación de poderes real: Elecciones directas y separadas para el ejecutivo y el legislativo, y auto-renovación del poder judicial.
-Democratización de los partidos: Listas abiertas, primarias (esta medida en buen parte ya existe), retirada de subvenciones y donaciones, sustituir la “disciplina de partido” por una comparecencia vinculante del electo ante los electores, posibilitar candidatos sin partidos, acabar con las puertas giratorias.
-Participación democrática: implantar la figura del revocatorio, posibilitar que la ciudadanía convoque plebiscitos vinculantes, etc.
-Someter la monarquía a referéndum.
-Fomentar las asambleas de barrio, articulando el territorio comarcal, y dotándola de facultades presupuestarias (poder económico) y ejecutivas (poder político), descentralizando el poder en su mayor dimensión posible.
-Eliminación de la figura del SICAV: sólo esta medida posibilitará el aumento drástico de los recursos asignados a la inversión social.
-Reforma fiscal, racionalización de los recursos y persecución del fraude fiscal: con lo que aumentarán de modo más drástico todavía los recursos asignados a la inversión social.
-Plan radical para la erradicación de la extrema pobreza y del abandono de los sin techo: medida técnicamente factible, y presupuestariamente viable, pero sin voluntad política para llevarla a cabo, tendrá como efecto secundario la creación de decenas de miles de puestos de trabajo para sociólogos, educadores, asistentes sociales, psicólogos, médicos, terapeutas…
-Eliminación de las subvenciones a iglesias, sindicatos, partidos políticos, colegios privados, ongs, aristócratas rentistas, etc., pero contemplando especificidades y excepcionalidades.
-Creación de una ley de comunicación para redistribuir el espacio radioeléctrico, regular los contenidos éticos y estéticos, combatir los linchamientos mediáticos, y penalizar a posteriori las mentiras vertidas en los medios de prensa.
-Subida del Salario Mínimo Interprofesional, y del sueldo de los funcionarios, de la Renta Mínima Vital, etc.
-Creación de una banca pública de peso para que la banca privada tenga competencia a la hora de concesiones de créditos. Y obligar, ley en mano, a que la banca reinvierta sus ganancias (desorbitadas a día de hoy) dando créditos a sectores productivos en condiciones más positivas para estos últimos. Fomento de la banca ética y el microcrédito.
-Fomento del cooperativismo, la economía alternativa, el autoempleo, el trabajo autónomo, las ecoaldeas.
-Eliminar los desahucios y fomentar alternativas al mercado inmobiliario. Legalización de la okupación, en según qué casos y contextos.
-Aplicar un plan radical de repoblación de la España vaciada, aumentando la calidad de los servicios públicos (salud, educación, infraestructuras…), la exención fiscal para emprendedores rurales, importar trabajadores de otros países para trabajos no cubiertos (los cuales con su dinamismo y con sus familias reactivan la demografía y la economía rural).
Conclusión:
Ciertos historiadores se refieren a la España de Felipe II como la de mayor gloria de nuestra historia. Y si se refieren a batallas ganadas y números de posesiones tendrían razón. Pero triste gloria aquella que sumió Europa de cadáveres y sangre por las guerras de religión, mientras la inmensa mayoría de los campesinos españoles se hundían en la más profunda de las miserias.
“¿De qué sirve a un hombre ganar el mundo si a cambio pierde su alma?”, dice el Evangelio. Lo que en nuestro contexto significaría: ¿de qué sirve el poder de un país si sus habitantes no son felices? Y los poderes públicos tienen el deber de posibilitar dicha felicidad creando un orden social lo más justo posible para erradicar la pobreza.
En Barcelona, según datos oficiales del propio ayuntamiento, en 2012 había unos 3 mil niños desnutridos. Frente a eso, que tales niños pertenezcan a un Estado catalán o a un Estado español es más que secundario. Lo importante es que esos niños no pasen hambre.
Esperemos, conspiremos y construyamos otro 15-M. Y esta vez sí: hacer realidad el sueño de los comuneros castellanos del siglo XVI, de los arbitristas del XVII, de los reformistas del XVIII, de los constituyentes del Cádiz del XIX, de los regeneracionistas del XX…y del del 15-M del siglo XXI.
Nacho Dueñas, historiador y cantautor
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.