Naciones Unidas presentó su estudio «Hacer las paces con la naturaleza». Insta a modificar el actual modelo productivo, que crece a costa de pobreza, hambre y contaminación.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) expuso la gravedad de las tres crisis ambientales que amenazan al planeta: cambio climático, pérdida de biodiversidad y perjuicios para la salud humana. Durante la presentación del estudio “Hacer las paces con la naturaleza” (por ahora disponible solo en inglés) alertó sobre las crisis generadas por un modelo económico insostenible. Llaman a cambiar la forma de producir y de consumir para limitar los estragos.
“Estamos librando una guerra suicida contra la naturaleza. El 2021 es el año decisivo para evitar lo irreversible ”, indicó António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas durante la presentación del informe. “Debemos reflejar el verdadero valor de la naturaleza en todas nuestras políticas, planes y sistemas económicos. Con una nueva conciencia, podemos dirigir la inversión a políticas y actividades que la protejan y restauren”, puntualizó el titular del organismo.
El Secretario General insistió: “No es demasiado tarde, pero debemos asegurarnos no sólo de crear las condiciones para una reducción drástica de emisiones en la próxima década de manera de limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura“. “Necesitamos tener un nuevo marco para preservar la biodiversidad, y este es el año en el que debemos tomar una serie de medidas cruciales para reducir la contaminación“, enfatizó.
Una amenaza al planeta
Según el informe de Naciones Unidas, si no se realizan cambios radicales e
inmediatos en los comportamientos económicos, sociales e individuales, la
temperatura global se elevará al menos 3 grados Celsius por encima de los
niveles preindustriales para fines de este siglo. Esa cifra -advierten- duplica
el objetivo acordado por los países en el Acuerdo de París. El aumento de las temperaturas agudizaría los problemas que resultan de las
crisis ambientales y que incluyen, entre otros, la muerte de casi nueve millones de
personas cada año a causa de enfermedades relacionadas con la contaminación.
Además, los estragos debidos a la acción humana también ocasionaron que varias
especies de plantas y animales del planeta estén en riesgo de extinción. La explotación insostenible de la naturaleza también ha degradado los
suelos afectando el sustento de más de 3000 millones de personas. Y apenas
se mantienen intactos el 15 por ciento de los pantanos.
El informe de la ONU señala que “el mundo vierte anualmente en el agua hasta 400 millones de toneladas de metales pesados, sustancias tóxicas y otros desechos industriales. A ello se agrega que el 60 por ciento de los peces se obtiene de forma insostenible; existen más de 400 zonas marinas muertas sin oxígeno; y la contaminación del mar con plástico se ha multiplicado por diez en tan sólo 40 años”.
Crecimiento económico con miseria y hambre
La investigación del Pnuma-ONU señala que en los últimos 50 años la economía mundial se ha quintuplicado basándose en una extracción de recursos naturales y energía que se multiplicó por tres durante el mismo periodo. Al mismo tiempo, la población mundial se duplicó para alcanzar los 7800 millones de personas, de las cuales 1300 millones son pobres y 700 millones sufren hambre.
“Este patrón de crecimiento y generación de miseria es insostenible y ha llegado a un punto en el que el futuro humano depende del uso cuidadoso de un planeta finito y de sus recursos restantes, así como de la protección y restauración de sus sistemas y tiempos naturales de autorrenovación y absorción de desechos”, afirma el organismo.
Los científicos aseveran que para aliviar la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y la salud a nivel planetario, al igual que para alcanzar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es imprescindible ponerle fin al deterioro ambiental en todas sus formas.
Esto requiere cambiar la forma de comer, de generar energía, de transportarse, de valorar la producción económica, de cultivar y de consumir bienes, y de cómo operen los fiscos nacionales, acciones que precisan de la participación de toda la sociedad en la toma de decisiones, apunta el Puma.