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¿Existen límites al crecimiento económico? Es hora de poner fin

Fuentes: Viento sur [Imagen: Donella Meadows]

Los investigadores deben intentar resolver una disputa sobre la mejor manera de utilizar y cuidar los recursos de la Tierra.

Este mes se cumplen cincuenta años de que el grupo de Dinámica de Sistemas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (Cambridge) lanzara un duro mensaje al mundo: el continuo crecimiento económico y demográfico agotaría los recursos de la Tierra y provocaría el colapso económico mundial en 2070. Esta conclusión se desprende de su libro de 200 páginas Los límites del crecimiento, uno de los primeros estudios de modelización que preveía las repercusiones medioambientales y sociales de la industrialización.

Para su época, se trataba de un pronóstico impactante, y no cayó bien. Nature calificó el estudio de «otro tufillo a catástrofe» (véase Another Whiff of Doomsday, Nature 236, 47-49; 1972). Era casi una herejía, incluso en los círculos de investigación, sugerir que algunos de los fundamentos de la civilización industrial -la extracción de carbón, la fabricación de acero, la perforación de pozos de petróleo y la pulverización de cultivos con fertilizantes- podrían causar daños duraderos. Los líderes de la investigación aceptaban que la industria contaminaba el aire y el agua, pero consideraban que esos daños eran reversibles. Los que se formaron en una época anterior a la informática también se mostraron escépticos respecto a la modelización, y defendieron que la tecnología acudiría al rescate del planeta. El zoólogo Solly Zuckerman, antiguo asesor científico jefe del gobierno británico, dijo: «Independientemente de lo que digan los ordenadores sobre el futuro, no hay nada en el pasado que dé crédito a la opinión de que el ingenio humano no pueda sortear a tiempo las dificultades materiales del ser humano».

Pero la autora principal del estudio, Donella Meadows, y sus colegas se mantuvieron firmes, señalando que la estabilidad ecológica y económica sería posible si se actuara con prontitud. Los límites fueron decisivos para la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, también en 1972. En total, se han vendido más de 30 millones de ejemplares del libro.

Pero los debates no han cesado. Aunque ahora existe un consenso sobre los efectos irreversibles de las actividades humanas sobre el medio ambiente, los investigadores no se ponen de acuerdo sobre las soluciones, especialmente si éstas implican frenar el crecimiento económico. Este desacuerdo impide actuar. Es hora de que los investigadores pongan fin a su debate. El mundo necesita que se centren en los grandes objetivos de detener la destrucción catastrófica del medio ambiente y mejorar el bienestar.

Investigadores como Johan Rockström, del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania), defienden que las economías pueden crecer sin hacer inhabitable el planeta. Señalan que hay pruebas, sobre todo en los países nórdicos, de que las economías pueden seguir creciendo aunque las emisiones de carbono empiecen a bajar. Esto demuestra que lo que se necesita es una adopción mucho más rápida de la tecnología, como las energías renovables. Un movimiento de investigación paralelo, conocido como «post-crecimiento» o «decrecimiento», afirma que el mundo debe abandonar la idea de que las economías deben seguir creciendo, porque el propio crecimiento es perjudicial. Entre sus defensores se encuentra Kate Raworth, economista de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y autora del libro de 2017 Doughnut Economics, que ha inspirado su propio movimiento mundial.

El crecimiento económico se suele medir por el producto interior bruto (PIB). Este índice compuesto utiliza el gasto de los consumidores, así como la inversión empresarial y gubernamental, para obtener una cifra de la producción económica de un país. Los gobiernos tienen departamentos enteros dedicados a garantizar que el PIB siempre apunte hacia arriba. Y eso es un problema, dicen los investigadores del postcrecimiento: cuando se enfrentan a una elección entre dos políticas (una más ecológica que la otra), es probable que los gobiernos opten por la que sea más rápida a la hora de impulsar el crecimiento para reforzar el PIB, y esa puede ser a menudo la opción que cause más contaminación.

Un informe publicado la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud (Valuing Health for All: Rethinking and building a whole-of-society approach) afirma que si los responsables políticos no tuvieran una «obsesión patológica por el PIB», gastarían más en hacer asequible la sanidad a todos los ciudadanos. El gasto sanitario no contribuye al PIB del mismo modo que, por ejemplo, el gasto militar, dicen los autores, dirigidos por la economista Mariana Mazzucato, del University College de Londres.

Ambas comunidades deben esforzarse más por hablar entre ellas, en lugar de hacerlo contra ellas. No será fácil, pero el aprecio por la misma literatura podría ser un punto de partida. Al fin y al cabo, los límites inspiraron tanto a la comunidad del crecimiento verde como a la del poscrecimiento, y ambas se vieron igualmente influidas por el primer estudio sobre los límites planetarios (J. Rockström et al. Nature 461, 472-475; 2009), que intentó definir los límites de los procesos biofísicos que determinan la capacidad de autorregulación de la Tierra.

Las oportunidades de cooperación son inminentes. A finales de enero, la Plataforma Intergubernamental Científico-Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas anunció un gran estudio sobre las causas de la pérdida de biodiversidad, incluido el papel de los sistemas económicos. Más de 100 autores de 40 países y de diferentes campos pasarán dos años evaluando la literatura. Recomendarán «un cambio transformador de los sistemas que nos llevan a la catástrofe», dice el copresidente del estudio, el politólogo Arun Agrawal, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.

Otra oportunidad es la próxima revisión de las normas de medición del PIB. Estas normas serán acordadas por los jefes de estadística de los países y organizadas a través de la ONU, y deberán estar finalizadas en 2025. Por primera vez, los estadísticos se preguntan cómo la sostenibilidad y el bienestar podrían alinearse más estrechamente con el PIB. Tanto los defensores del poscrecimiento como los del crecimiento verde tienen perspectivas valiosas.

La investigación puede ser territorial: a veces surgen nuevas comunidades científicas por desacuerdos entre los campos. Pero los científicos del crecimiento verde y del postcrecimiento deben ver el panorama general. En este momento, ambos articulan visiones diferentes ante los responsables políticos, y existe el riesgo de que esto retrase la acción. En 1972, todavía había tiempo para debatir, y menos urgencia para actuar. Ahora, el mundo se está quedando sin tiempo.

+ Info: Emergencia climática. Advertencia de los científicos https://vientosur.info/advertencia-de-los-cientificos/

Texto original: https://www.nature.com/articles/d41586-022-00723-1

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/existen-limites-al-crecimiento-economico-es-hora-de-poner-fin-a-una-discusion-de-50-anos/