Mubarak se ha ido. En Facebook llaman a revueltas en Cuba. Este 24 de febrero se conmemora el 116 aniversario del Grito de Baire. Son hechos en apariencia aislados, pero que, sin embargo, por diversas razones se conectan. A los dos primeros, por ejemplo, les establecen vínculos Yoani Sánchez o The Wall Street Journal (perdonen […]
Mubarak se ha ido. En Facebook llaman a revueltas en Cuba. Este 24 de febrero se conmemora el 116 aniversario del Grito de Baire. Son hechos en apariencia aislados, pero que, sin embargo, por diversas razones se conectan. A los dos primeros, por ejemplo, les establecen vínculos Yoani Sánchez o The Wall Street Journal (perdonen el pleonasmo); el tercero, en cambio, lo recuerda no ya el pueblo cubano, sino la propia Historia. Lo que la historia registra como Grito de Baire, fue en realidad un clamor de «Independencia o muerte» que el 24 de febrero de 1895 resonó de manera simultánea en 35 pueblos y ciudades de Cuba. No hizo falta Twitter, Facebook, sms ni correos electrónicos para que al unísono se levantaran miles de cubanos contra el déspota español.
Aparte de Saturnino Lora, en Baire, ese día se alzaron también Periquito Pérez en Guantánamo, Quintín Banderas en San Luis, Bartolomé Masó en Manzanillo, Victoriano Garzón en Santiago de Cuba, Alfonso Goulet en El Cobre, Silvestre Ferrer en Loma del Gato; mientras, en las cercanía de Bayamo, lo hicieron Joaquín Estrada Castillo, Esteban Tamayo y José Manuel Capote, cada cual al frente de sus hombres.
Nadie se justificó con el pretexto de que entonces hubiera una férrea censura en Cuba: los telégrafos, los heliógrafos, la prensa, estaba en manos del gobierno español. Nadie se amilanó por el hecho de que la inmensa mayoría de la población fuese ignorante. Se fueron a la manigua, de la misma manera que, ante semejantes condiciones, Fidel lo hiciera 61 años después. Miren entonces cómo a la hora de explicar por qué en Cuba no sucede lo mismo que en Egipto, cierta prensa coloca por causa tales razones. Por todo el oriente cubano estalló la insurrección mambisa, y, de ese modo, también hubo alzamientos en Jiguaní, en Matabajo, en la Confianza, en Hatibonico, lugar este último donde las fuerzas insurrectas obtendrían su primera victoria: allí, Enrique Tudela y 12 valientes mal armados, lograron tomar un fortín. Pero no solo hubo alzamientos en Oriente, sino también en Occidente. A la manigua se fueron patriotas en Jagüey Grande, Aguada de Pasajeros, e Ibarra. Por ejemplo, en Ibarra se alzó Juan Gualberto Gómez, el mismo que días atrás recibiera el original con las instrucciones para la asonada. Cuentan que el histórico documento lo trajo a Cuba Juan de Dios Barrios, y no precisamente en un pendrive, ni en un DVD, ni para ser distribuido mediante un mensaje de Google Talk, porque previamente les hubieran repartido computadoras y teléfonos satelitales a los patriotas. Lo trajo en el bolsillo de la camisa, envuelto en un tabaco, y luego, a lomo de mulas este fue distribuido por toda la isla. La orden de alzamiento la firmó José Martí, quien, como ya sabemos, al morir dejó inconclusa una carta dirigida a su amigo Manuel Mercado, donde declaraba que cuanto había hecho, y haría en el futuro, sería para impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos cayeran con esa fuerza más sobre los pueblos de América. De esta orden envió copia a Antonio Maceo, Flor Crombet y otros patriotas que por entonces se hallaban en Costa Rica.
Contrasta el secreto con que fue planeado todo -y citemos nuevamente aquella carta postrera de Martí: «en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrla han de andar ocultas»– con la alharaca de los modernos «blogueros», «tuiteros» «feisbukeros» que ahora llaman a la revuelta en Cuba. Perdonen, la suspicacia, pero tanta bulla, matizada por performances o mojigangas mediáticas, simplemente me suena a «manden plata que estamos ganando». Una tesis que obviamente no saco del aire: ahí están los documentos publicados recientemente por Wikileaks. Como estamos relacionando cosas dispares, y como ya desde el título tangencialmente me asomo a un conocido refrán, de pronto los famosos cables develados por Julian Assange me hacen recordar otro: Roma paga a los traidores pero también los desprecia. Desde luego, en ese gallinero virtual destacan muchos que niegan nuestra historia: se masturban sobre la bandera o simplemente la consideran apenas un trapo de colores (sin embargo, para pedir la libertad de Posada Carriles, otros de esa misma nómina llenan de banderas norteamericanas las calles de El Paso). Entonces qué sentido práctico tendría recordarle, por ejemplo, aquella memorable frase escrita por Antonio Maceo en carta Federico Pérez Carbó: «mejor subir o caer sin su apoyo, que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso». Creo yo, sin embargo, que por lo menos deberían hacerse una pregunta. Una elemental pregunta, si es que no quieren ofender la inteligencia de ese pueblo cubano que dicen defender: ¿Qué de diferente a ellos tenían aquellos Mambises en el pensamiento, en el pecho y, también intra scrotum? (una frase en latín que de pronto ni sé por qué coloco: quizá porque antes mencioné a Roma)
Fuente: http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2011/02/facebook-las-bardas-de-mubarak-y-el.html