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Fidalgo

Fuentes: Rebelión

Es llamativo el comportamiento de los lemmings. Estos roedores de las praderas del Ártico se arrojan al mar, se «suicidan» colectivamente, sólo porque los que encabezan el grupo se tiran primero. Nosotros actuamos de forma parecida cuando aceptamos como buenas, a fuerza de escucharlas machaconamente, las profecías de los economicistas que no vieron venir la […]

Es llamativo el comportamiento de los lemmings. Estos roedores de las praderas del Ártico se arrojan al mar, se «suicidan» colectivamente, sólo porque los que encabezan el grupo se tiran primero. Nosotros actuamos de forma parecida cuando aceptamos como buenas, a fuerza de escucharlas machaconamente, las profecías de los economicistas que no vieron venir la crisis actual; los mismos que tampoco acertaron cuando en los noventa anunciaron el déficit de las pensiones para el año 2000, pero que aun así siempre cuentan con micrófono y auditorio donde graciosamente expresarse, como portavoces multiplicados que son de las grandes empresas.

El último fichaje del sector empresarial se llama José María Fidalgo, quien si ya fue dañino para los intereses de los trabajadores como secretario general de Comisiones Obreras entre los años 2000-2008 por su estrategia pactista a cualquier precio, ahora es igualmente pernicioso; esta vez creando opinión interesada como asesor a sueldo de la IE Business School.

Fidalgo dirige «Negocia» desde el pasado año, una unidad de investigación del Centro de Negociación y Mediación del IE Business School, que «analiza las mejores prácticas de negociación y los sistemas sociales más equilibrados en un contexto de crisis», un fichaje anunciado en su momento por la propia escuela de negocios, pero una vinculación que casualmente nunca se menciona cuando Fidalgo se posiciona, según él libremente, a favor de extender la edad de jubilación en los debates de televisión a los que profusamente -¡cómo no!- es invitado.

IE Business School es otra más de las fundaciones y plataformas (Fedea o Everis son otras) que financian las grandes empresas (sólo hay que consultar sus memorias de gestión para encontrar sus nombres), con un objetivo nada filantrópico: extender eficazmente sus propuestas de signo neoliberal. Porque una mentira interesada, repetida mil veces y de origen -en apariencia- variado, gozará de mayor crédito y amplificación mediática que aquellas otras opiniones que no disfrutan de patrocinador ni de plataforma difusora, aunque sean bastante más justas, coherentes y acertadas que las primeras.

Fidalgo, a quien le queda bien largo su apellido, habla de dar soluciones «no ideológicas a la crisis», mientras opina que la propuesta del gobierno de alargar la edad de jubilación «va en la buena dirección», porque de no llegarse a acuerdo «la solución sería más traumática, pudiendo llegarse a fórmulas que no gustarán a la gente». Y tiene el cinismo de pedir que se propongan soluciones alternativas, porque asegura no haber escuchado ninguna. Evidentemente que en los debates televisivos a los que acude como invitado, no; pero ¿es que tampoco lee el señor Fidalgo?

Porque hay expertos como el catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra, Vicenc Navarro; o el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres, que, entendiendo que el retraso en la jubilación es una medida socialmente regresiva, han apuntado otras fórmulas, como ampliar las fuentes de financiación del sistema vía IRPF o impuesto de sociedades, no haciéndolo recaer en exclusiva en las cotizaciones, del mismo modo que ya lo hacen 8 de los 27 países de la UE; dotar de mayor progresividad al sistema de cotizaciones; o facilitar la integración laboral de la mujer. Todos estos expertos, aunque no se les dé voz, gozan de infinita mayor credibilidad que un exsindicalista a sueldo del sector empresarial.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.