El líder de la revolución cubana cumple 84 años en medio de una actividad intensa donde se lo ve recorriendo las calles de la isla socialista y denunciando la prepotencia del imperio
Ya no quedan dudas de que el pensamiento de Fidel Castro Ruz atravesó todas las fronteras y, por más que todavía sea combatido por el establishment estadounidense y por los grandes medios de comunicación, sus ideas calaron hondo desde que encabezó al ejército rebelde que derrocó al dictador Fulgencio Batista el primero de enero de 1959.
Desde ese momento Cuba fue Fidel y Fidel fue Cuba. Aunque desde el poder hegemónico acusen al líder revolucionario de autoritario, personalista, déspota y demás calificativos, basta recorrer la isla caribeña y hablar con la gente para sentir el aprecio que ese pueblo le profesa a su máximo dirigente.
Al conversar en algún agromercado de La Habana o intercambiar algunos comentarios sobre lo que pasa en el país con comerciantes del occidental pueblito de Viñales se conoce de primera mano que Fidel no es el hombre que imprime miedo o terror, sino uno más el que la mayoría de cubanos reconoce como estratega y pensador, combatiente y estadista, quien desde siempre ha sostenido que por más teoría existente la realidad es la que marca el pulso de la revolución.
Por eso no resulta extraño que el día de su cumpleaños 84, el 13 de agosto, el líder cubano muestre nuevamente su capacidad de pensamiento y acción.
Desde hace semanas Fidel volvió a las calles cubanas para entrevistarse con diferentes sectores de la sociedad sin dejar de analizar la coyuntura internacional.
Si bien desde que dejó su actividad pública, luego de una enfermedad de la que se recuperó en forma satisfactoria, siempre mantuvo el pensamiento crítico como arma fundamental a través de sus reflexiones escritas, por estos días muchos medios de prensa remarcaron que el líder revolucionario sólo se dedicaba a los análisis de la situación internacional sin meterse en la política interna cubana.
¿Alguien puede creer esto? ¿Acaso la característica de hombre incansable, que todos le reconocen, la dejaría de lado para no inmiscuirse en otros asuntos?. Desde antes de la revolución, Fidel estuvo en cada detalle de lo que sería un nuevo país. Esto se puede rastrear en libros y fotografías, los cuales evidencian que el líder cubano nunca descansó, ya sea como máximo dirigente del gobierno, como voluntario para la zafra azucarera o como combatiente contra la invasión de la CIA en playa Girón, en abril de 1961.
Hace pocos días atrás fue entrevistado por un grupo de periodistas venezolanos. Durante más de una hora dejó expuesto su pensamiento sobre una posible guerra nuclear y la actualidad geopolítica del mundo. Se vio lúcido, sonriente y siempre respetuoso.
«Yo no hablé (en la Asamblea Nacional de Cuba) como un líder latinoamericano. Yo hablé como un representante de nuestro país que ha estado insistiendo en ese problema y, sobre todo, que ha estado meditando mucho, mucho, mucho sobre ese problema», dijo al referirse a las amenazas de Israel y Estados Unidos contra Irán.
Pero el pensamiento de Fidel no es teoría dura o inaccesible, sino que logra pasar por el ámbito de la política temas referidos al deporte, como el campeonato mundial de beisbol o el mundial de fútbol disputado en Sudáfrica.
«El fanatismo deportivo crece incesantemente, cautivando a cientos y tal vez miles de millones de personas en todo el planeta. Habría que preguntarse cuántos, en cambio, han conocido que desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones más potentes que los de los viejos acorazados utilizados en la última guerra mundial entre 1939 y 1945, navegaban hacia las costas iraníes a través del Canal de Suez», escribió el 24 de junio pasado.
Otro de los temas recurrentes en el pensamiento de Fidel es el rol de la mujer en la revolución y su aporte esencial para que un proyecto transformador se concrete.
En el primer discurso después del triunfo del Ejército Rebelde el primero de enero de 1959 en Santiago de Cuba, expresó: «La mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en muchos otros aspectos de la vida».
La irrupción de la mujer al trabajo fue concebida por Fidel como la vía fundamental de su liberación y factor irrenunciable para el desarrollo. Por esta razón no dudó al calificar la participación femenina en Cuba como una revolución en la revolución.
Pero si algo resume el pensamiento político de Fidel, que es síntesis de la experiencia del pueblo cubano, son los logros conseguidos luego de la victoria en Sierra Maestra.
Antes de enero de 1959 Cuba presentaba la situación característica de una economía neocolonial, atrasada y dependiente. Existían grandes latifundios azucareros y ganaderos, con 75% de las tierras en manos de
8% de la población. El desempleo afectaba en ocasiones a más del 25% de la fuerza de trabajo, con más de 600 mil desempleados en el período entre zafras. Sólo 12% de la fuerza de trabajo era femenina.
El 20% de la población más rica recibía 58% de los ingresos, en tanto que el 20% más pobre percibía 2%. También 45% de los niños de seis a 14 años no asistía a las escuelas y 23,6% de la población mayor de 10 años era analfabeta. La población mayor de 15 años presentaba un nivel educativo promedio inferior a tres grados. Había más de 10 mil maestros desempleados y el servicio estatal de salud era totalmente insuficiente y de baja calidad.
Hoy la isla muestra niveles sociales comparables a países del llamado primer mundo, con acceso garantizado a una alimentación básica, a salud y a educación, además de protecciones fundamentales en el ámbito laboral. Estos datos son anualmente refrendados por organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Propulsor incansable de las ideas de José Martí y Simón Bolívar, defensor del pensamiento marxista como motor de liberación de los pueblos y, sobre todo, convencido practicante del internacionalismo como forma de derrotar a los sistemas que promueven injusticia, lo que quedó demostrado con la participación de Cuba en las guerras de liberación en África, Fidel Castro llega este viernes a sus 84 años esperanzado de que la guerra nuclear impulsada por Estados Unidos puede evitarse y convencido también de que el ser humano es el actor fundamental en la construcción de un mundo nuevo.
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