A propósito del histórico encuentro, denominado del Milenio, que sostuvieron hace pocas horas en La Habana el papa Francisco y su Santidad Kirill de Rusia, y tras leer el más reciente artículo del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, titulado «luchar por la paz es el deber más sagrado de todos», busqué la definición […]
A propósito del histórico encuentro, denominado del Milenio, que sostuvieron hace pocas horas en La Habana el papa Francisco y su Santidad Kirill de Rusia, y tras leer el más reciente artículo del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, titulado «luchar por la paz es el deber más sagrado de todos», busqué la definición más exacta de Patriarca.
Según diferentes diccionarios, Patriarca es un hombre que por su experiencia o sabiduría es respetado por un grupo familiar o una comunidad en las cuales goza de autoridad y prestigio, como lo tienen el actual Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, y su similar ortodoxo Kirill de Rusia.
Entonces me pregunté: ¿No es Fidel el Patriarca de Cuba y de los revolucionarios de toda la Patria Grande, y uno de los seres humanos más respetados por los pueblos y gobiernos del mundo por su ejemplo, su autoridad moral y sus valores?
La respuesta es obvia, el siempre Comandante en Jefe cubano es el Prelado de los procesos progresistas en Latinoamérica y de otras regiones de nuestro planeta tierra, el guía que volvió a encender el faro de la independencia desde el Río Bravo hasta la Patagonia, y quien hoy, próximo a cumplir sus 90 años, lucha con todas sus fuerzas en defensa de la distensión internacional junto al actual presidente de la mayor de las Antillas, Raúl Castro.
Fidel y Raúl, y sus valerosos compatriotas, han convertido a su pequeño pero gran país no solo en la Isla de la dignidad, sino también en la de la paz, la solidaridad, la unidad y la hermandad.
Tanto Francisco como Kirill reconocieron los esfuerzos de Cuba por evitar que una eventual terrible guerra acabe con la especie humana, y por poner fin a conflictos como el de Colombia, el más prolongado y sangriento de Nuestra América.
En su breve pero magistral artículo, publicado este lunes 15 de febrero, Fidel subrayó que la singular importancia de la reunión entre Francisco y Kirill en La Habana fue que suscitó la esperanza de los pueblos del mundo.
Apuntó que la paz ha sido el sueño dorado de la humanidad y el anhelo de todos en cada momento de la historia, al tiempo de reiterar su alerta de que miles de armas nucleares penden sobre nuestras cabezas.
Fidel concluyó que luchar por la paz es el deber más sagrado de los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud.
El Patriarca de Cuba y toda la Patria Grande volvió a demostrar que es un Gigante de todos los tiempos, y que está pendiente de los detalles de lo que ocurre en cualquier rincón del planeta tierra, augurando los peligros y procurando soluciones para demostrar que un mundo mejor es posible.
Gracias Fidel y Raúl, gracias Cuba, en nombre de los latinoamericanos y caribeños, y de todos los hombres de bien.
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