Crispación, dos Españas, recogida de firmas, manifestaciones… El estado español vive un cierto periodo de convulsión política. Todo comenzó en la segunda legislatura del gobierno de José Maria Aznar, cuando obtuvo la mayoría absoluta. En su primer mandato pactó con partidos nacionalistas vascos, catalanes y canarios. En aquellos días, como todos nosotros recordamos, el gobierno […]
nalistas vascos, catalanes y canarios. En aquellos días, como todos nosotros recordamos, el gobierno conservador negoció con E.T.A. el fin del conflicto vasco. Nadie protestó por ello, su primera legislatura discurrió con una tranquilidad en la vida política como no se recordaba desde hacía años. Cuando Aznar tuvo más margen de acción, al conseguir la mayoría absoluta parlamentaria, demostró su verdadera manera de gobernar, sobre todo en política exterior. El mandatario español se convirtió en un invitado habitual del rancho de G.W. Bush, donde, con los pies encima de la mesa, trabajaron juntos para diseñar la invasión, ilegal, inmoral y criminal de Iraq.Frente a esta política de pacificación se ha posicionado el conservador Partido Popular No ha hecho una oposición realmente firme a la retirada de las tropas de Iraq, sabía que hasta sus votantes estaban en contra de dicha presencia, pero la posibilidad de una salida pactada al conflicto vasco le ha brindado la posibilidad de reivindicar su política belicista, apoyados en su base social más reaccionaria y en algunas de las asociaciones de víctimas del terrorismo. El componente interno de este último conflicto impide la unanimidad social que sí se obtuvo en las movilizaciones contra la guerra de Iraq. Las continuas manifestaciones de los simpatizantes del P.P. tratan de presionar al gobierno para que no busque una salida negociada y se continúe con la política estrictamente policial del anterior gobierno. En esa línea también se realizó recientemente un «congreso mundial de víctimas del terrorismo» en la que los participantes fueron seleccionados cuidadosamente, conforme al estándar de «víctima del terrorismo» marcados por los medios de masas, con el objetivo de realizar un acto de oposición a la política del gobierno, en lugar de servir de mesa para el dialogo en pos de la paz1.
Aún admitiendo que existe una parte importante de la sociedad que no quiere una negociación y solo admite el final de la violencia mediante medidas policiales (algo en la práctica imposible como demuestra nuestra historia más y menos cercana), la mayoría social del estado español desea la paz2, y respetando el dolor de todas las víctimas, tiene el anhelo de que no haya más sufrimientos. Si ambas partes (Gobierno y E.T.A) tienen el coraje de iniciar un proceso de paz, la gran mayoría de la ciudadanía les sabrá reconocer su labor.
Notas:
1 http://www.uch.ceu.es/principal/congreso_victimas/inicio.asp
2 http://www.elpais.es/articulo/elpporesp/20060220elpepunac_1/Tes/espana/77/ciudadanos/apoya/negociacion/ETA/banda/deja/armas


