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El miedo y el aislamiento son legión en Europa

Galicia… Cataluña… País Vasco

Fuentes: Rebelión

Traducido por C Palma

Gabriel García Márquez buscó y encontró su ascendencia «en los verdes frenéticos de mayo hasta el mar» de la campiña gallega, fértil gracias «a las lluvias feraces y los vientos eternos». Allí el mundo es mítico (o es mitificado) por posibilidades ilimitadas, y lo ilógico es vuelve hermano de la cruda realidad. De esta manera, los muertos caminan entre los viejos para mantener con ellos una conversación lluviosa sobre un sol que no brilla sino como avergonzada disculpa. Los sabores sospechados de carnes ahumadas dejan tímidamente la infancia de García Márquez, pero le prestan la ocasión de pensar -ilógicamente- sobre la relación entre el linaje familiar y la demencia de la que se podría acusar a una abuela gallega.

La última vez que me encontré con X. M. S. R. fue durante su último día en Grecia, en la ateniense plaza de Exarjia. Un lugar emplazado a alimentar una ilusión de libertad en la ceguera de los movimientos izquierdistas griegos. Si bien es cierto que los jóvenes han logrado impedir la entrada de la policía en el vecindario de Exarjia, mediante una larga tradición de defensa de sus derechos, la plaza se ha convertido en reflejo de una juventud que ha perdido todos los significados de la revolución y de la libertad a través del fracaso económico y las derrotas internas.

En medio de un asfixiante y cálido olor a hachís que inundaba toda la plaza, X. M. relató cómo al día siguiente regresaría a Galicia. De allí proceden las cuatro personas que, en medio de una profunda politización, están siendo juzgadas por pertenencia a banda armada. El resultado del juicio determinará el futuro del conflicto político en Galicia.

Las autoridades españolas -de acuerdo con X. M.- están intentando probar la implicación terrorista de los movimientos gallegos, empleando como pretexto el juicio. Él, sin embargo, regresará a su comunidad, gobernada por la derecha conservadora- para proseguir con su lucha política, sea cual sea el resultado del juicio. «Aunque nos describan como terroristas, no dejaré de defender los derechos de Galicia… En nuestra lucha se solapan las maneras públicas y clandestinas. Si nuestra actividad es desterrada de lo público y nos pasan a busca y captura no dejaré Galicia. Me quedaré y seguiré adelante.»

El aislamiento existe en Europa

En un análisis sobre los módulos FIES publicado en 2009, el periódico Diagonal señalaba que este sistema se implementó en 1991, sin que mediara aprobación por parte del Parlamento. Este decreto pretendía poner fin a los movimientos de protesta que se estaban produciendo en las prisiones, en concreto a las huelgas de hambre protagonizadas por presos de ETA.

Los prisioneros condenados por pertenecimiento a bandas armadas pueden ser transferidos a cárceles alejadas de sus lugares de origen. También personas aún a la espera de juicio pueden, bajo la Ley Antiterrorista, permanecer encarceladas por periodos de hasta 18 meses. En caso de medidas extraordinarias, se les puede detener en prisiones de máxima seguridad, y en situación de incomunicación.

Los responsables de las prisiones a menudo retrasan deliberadamente las comunicaciones con el exterior, de manera que mientras los mensajes y su contenido son examinados, las cartas se quedan dormidas en los ficheros de la policía. Ello ocurre como parte de un intento de controlar los intercambios de información y evitar filtraciones a los medios.

A pesar de que el sistema no permite la detención de personas no condenadas en firme en estas prisiones, es algo que sucede también en algunos casos. La función fundamental de los FIES es aislar a los prisioneros los unos de los otros, de manera que únicamente pueden salir al patio solos, durante una hora. En otras ocasiones no les está permitido tener en la celda más de dos libros a un tiempo, y ningún otro tipo de objetos personales, como ropas o fotografías.

Esta situación reprehensible, que constituye una violación de los derechos humanos, recuerda a las condiciones de detención en los centros de los servicios secretos sirios, donde a los prisioneros políticos únicamente se les permiten brevísimas visitas familiares. Bajo la graciosa guía de Bashar Al Asada (el rey Hafez II) pueden contemplar durante un abrir y cerrar de ojos las fotos de sus familias, que el resto del tiempo permanecen retenidas en los depósitos.

Varias organizaciones internacionales de derechos humanos lograron que el sistema FIES fuera llevado ante el Tribunal Supremo y que se declarara su ilegalidad. Sin embargo, el Ministerio del Interior lo mantuvo, aunque bajo otro nombre. En este contexto, según informe anual de Human Rights Watch de 2013, la Corte Europea de Derechos Humanos señaló que en España se habían dado casos de tortura. En una declaración independiente, la Corte estimó que se habían producido otras violaciones de derechos humanos relativas al alargamiento de las condenas y a la privación de la libertad condicional para los convictos de terrorismo, así como irregularidades en los estándares de un juicio justo. A pesar de que aún no se haya producido un pronunciamiento definitivo, semejantes informes harían a cualquiera pensárselo dos veces antes de visitar el legado del caudillo Franco.

¿Es un caso de explotación política? ¿O son adictos a la conspiración?

A medias y veladamente, X. M. relata el caso de uno de sus amigos, que fue detenido en una emboscada en las inmediaciones de un zulo con armas supuestamente pertenecientes a una organización gallega armada. Según su versión de la historia, su amigo fue detenido cuando atravesaba un tramo de bosque, volviendo hacia su pueblo desde la parada del autobús. El joven fue mantenido en el mismo lugar durante toda la noche a pesar del frío, y desde enero de 2013 permanece encarcelado por medio de la Ley Antiterrorista mientras se lleva a cabo la instrucción del juicio. De acuerdo con X. M., el registro de su casa y de su ordenador no arrojaron ninguna evidencia que permitiera vincularlo con ningún tipo de grupo armado.

«El simple hecho de ser un activista político por la independencia de Galicia te convierte en objetivo», prosigue, «de manera que es posible que la policía fabrique un caso si quieren detenerte». Su amigo ya había sido acusado en 2005 de daños a la propiedad privada y desorden público, así como de ultrajes a la bandera e insultos a la monarquía.

Por su parte, la policía mantiene que el detenido poseía tres bombas caseras, cuya composición y construcción coincidía además con las que Resistencia Galega había empleado ya en otros ataques, una argumentación esta última ambigua y de la que es fácil hacer un uso político. La defensa del acusado mantiene que no hay ninguna prueba que demuestre su implicación en actos terroristas. A pesar de que las informaciones son contradictorias, puede afirmarse que el sistema judicial no está libre de sesgo político.

La resistencia: entre el brazo político y el armado.

X. M. define Resistencia Galega únicamente como un término que pretende actuar como paraguas de todas las grupúsculos armados gallegos que buscan la independencia, no como un movimiento definido.

En el ámbito de las reivindicaciones políticas existe, por otro lado, una gran disparidad entre las organizaciones, en términos de si lo que demandan es el derecho a la autodeterminación e independencia o únicamente una expansión de las competencias autonómicas y de los derechos culturales.

Después del fin simbólico de la dictadura franquista, los distintos pueblos en España buscaron encontrar de nuevo aliento en la supuesta «democracia emergente». Los vascos y los catalanes fueron los pioneros en esta tendencia.

Quizá el leve resentimiento que traslucen las palabras de X. M. al hablar del monopolio de los independentistas vascos en la atención de los medios y la comunidad internacional se debe al hecho de que este bloque se adentrara más temprano en la lucha por la independencia y cuente con un número mayor de presos políticos. A pesar de que ETA abandonó la lucha armada el 20 de Octubre de 2011, los principales partidos políticos españoles se niegan a sopreponerse al pasado y cientos de miembros de la organización continúan encarcelados.

La muerte de Franco se produjo en 1975, aunque la nueva Constitución se aprobó tres años más tarde, dividiendo España en 17 regiones administrativas con competencias de autogobierno. Muchas organizaciones con reivindicaciones nacionalistas surgieron entonces. En Galicia la mayor parte de estos partidos pertenecen a la izquierda, como NOS-UP, que se considera marxista-leninista, o BNG y AGE, que adoptan la perspectiva del socalismo democrático y desarrollan una labor parlamentaria. Esto hace que ambos partidos sean acusados por organizaciones más radicales de comerciar con los derechos de la región, ya que exigen una mayor autonomía pero sin separación.

Según X. M., las líneas armada y política de los movimientos independentistas gallegos no han coincidido en el pasado, aunque las condiciones de encarcelamiento y los abusos cometidos contra prisioneros independentistas han llevado a una mayor convergencia entre los objetivos de ambas ramas. Una cuestión que ha imprimido mayor urgencia a las demandas de cara a los órganos legislativos gallegos.

No se puede descartar que los resultados de las elecciones autonómicas vascas y catalanas, favorables a los partidos independentistas, actúen como un catalizados de la popularidad de la vía política en el conflicto gallego. Las luchas prolongadas a menudo caen en una rutina cuya repetición a menudo no satisface la motivación apasionada de la juventud por incurrir en la desobediencia. La exigencia de cambios radicales y la sensación de satisfacción producida por su consecución, junto con el rechazo de todo aquello que no sea una adopción voluntaria de estas ideas, deberían ser más atractivas que el mero radicalismo armado o las operaciones de propaganda armada.

Unos resultados tangibles seguramente promoverían la implicación de la juventud en movimientos políticos y sociales, ya que la sensación de logro vinculada al concepto de esperanza es necesaria para mantener la pasión de la rebeldía.

Colapso económico: una maquinaria atroz.

X. M. mantiene que la emergencia de las organizaciones independentistas gallegas ha conllevado un desarrollo de la condición del nacionalismo gallego, modificando el concepto de pertenencia. A pesar de que estas organizaciones se han centrado en la cuestión del idioma gallego, el proceso de disolución y amalgama cultural sigue en marcha.

Aún cuando la amplia mayoría de las personas de generaciones anteriores utilizaban el gallego para comunicarse, los jóvenes se han fundido en amplia medida en el crisol español, viéndose disuelto su lenguaje y distorsionada su habla local.

Aún es más, cuando X. M. escribió un artículo sobre la huelga de hambre de los inmigrantes kurdos en el campo de refugiados de Lavrio, empleó para ello el gallego, que Google Translate traduce únicamente en términos muy vagos.

En este contexto, X. M. prosigue: «mis abuelos utilizaban una forma de lenguaje más pura, prácticamente extinta, que estamos tratando de recuperar. Nos valemos de centros educativos en barrios y en pueblos. El lenguaje en el que escribí mi artículo es la misma forma lantigua del idioma que utilizan la mayoría de movimientos radicales, más próxima al portugués que al castellano. Pero la mayoría de nosotros no pretende imponer un dialecto específico, queremos que la gente tenga la libertad de usar el lenguaje hablado de la vida cotidiana».

Pero el proceso de protección de su lengua materna por parte de los movimientos gallegos no es únicamente una cuestión de las condiciones subjetivas de un movimiento político por la independencia o los derechos nacionales.

La emigración de jóvenes gallegos y de otras regiones está convirtiendo a la sociedad española en una comunidad envejecida, sin la capacidad suficiente para innovar o desarrollarse. La atroz maquinaria de la crisis económica está incidiendo en los patrones de desarrollo histórico.

El caminor recorrido hasta España por progenitores procedentes de África o Latinoamérica se está viendo hoy invertido por sus hijos, un reflejo del patrón migratorio de escape de un país sin esperanzas.

La prosperidad y la salida de la crisis no son más que sueños desesperados y falsas promesas electorales.

Las imágenes e historias traídas por la generación procedente de América Latina hablaban de la minería, las mafias y el hambre, la tortura en las prisiones y los conflictos armados. Quizá todos estos relatos sean en cierta medida similares a aquellos que Laura, la estudiante española, contará a sus hijos tras haberse llevado a Argentina su maleta y su diploma, uniendo sus raíces con su infancia y uventud en España. Laura regresará a Argentina, el país en que su padre fue en su día secuestrado, para relatar una nueva novela, que ahora trata de Europa y del pecho fláccido del capitalismo.

Jowan Akkash. Periodista sirio de origen kurdo.