La visita que el Papa Francisco acaba de concluir en Cuba es sin duda alguna un acontecimiento que prevalecerá en la Historia, además de un reconocimiento al pueblo y las autoridades de esa Isla solidaria y de la esperanza, que ha servido siempre a todos en el mundo, y claro que sirve para vivir. […]
La visita que el Papa Francisco acaba de concluir en Cuba es sin duda alguna un acontecimiento que prevalecerá en la Historia, además de un reconocimiento al pueblo y las autoridades de esa Isla solidaria y de la esperanza, que ha servido siempre a todos en el mundo, y claro que sirve para vivir.
Gracias a usted primer Sumo Pontífice latinoamericano, desde la Patria Grande, por bendecir y alagar a la mayor de las Antillas, ejemplo de humildad, resistencia y dignidad para nuestro planeta, y especialmente para los pueblos de la región que se extiende desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Sus mensajes de paz y consejos fraternos durante su estancia de casi cuatro días en la nación caribeña fueron replicados en el mundo entero, y escuchándolo a usted, los cubanos encontraron lo que aprendieron de su Héroe Nacional José Martí, y del líder de su Revolución, Fidel Castro.
Como ha reiterado el afamado teólogo brasileño Frei Betto, los valores del Socialismo en Cuba son valores Evangélicos porque sus ciudadanos han socorrido y tendido invariablemente la mano a los más desposeídos, sin distinción de ideologías, razas, etnias y credos religiosos.
Eso está más que demostrado, como igual patentizado que los cubanos han tenido y tienen bien esclarecido el sendero por donde deben transitar, razón por la que han resistido todo tipo de embates durante más de 50 años de Revolución, incluso en algunos momentos prácticamente solos.
No por gusto el decano archipiélago del Caribe conoce solo de triunfos, y desconoce de reveses, frente a continuas agresiones, bloqueo y guerras mediáticas provenientes del Norte, que aun no han cesado.
Es sabido que se pretendió sin éxito sabotear la visita del Papa Francisco a Cuba desde Miami y por mercenarios financiados por sectores ultraconservadores de Estados Unidos y de Europa, y que de otro lado algunos descolocados criticaron la presencia del Sumo Pontífice en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, alegando que transmitiría a sus anfitriones dosis de capitalismo.
Los primeros ya están sepultados por el curso de los hechos, y para los segundos la respuesta es que el actual Papa ha sido un crítico cotidiano del capitalismo que impera hoy en la humanidad.
Frei Betto, entrañable y fiel amigo de Cuba, afirmó además sobre Francisco en una reciente entrevista que es un Santo Padre revolucionario, y que no solo quiere cambiar la Iglesia Católica, sino también el mundo.
Precisamente, en su intervención tras su llegada a La Habana, el Sumo Pontífice, considerado el Papa de la Paz y de la Patria Grande, alertó que la humanidad necesita reconciliación en esta atmósfera de Tercera Guerra Mundial por etapas que estamos viviendo.
Subrayó que Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como «llave» entre el Norte y el Sur, entre el Este y el Oeste, y su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó Martí, «por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares».
Termino mi nota con el concepto de Revolución definido por Fidel Castro en su intervención el Día de los Trabajadores, el 1 de Mayo de 2000, el cual está hoy más vigente que nunca.
«Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender los valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo».
Pd. Francisco rece por Cuba y por la Patria Grande, que los cubanos, y los latinoamericanos y caribeños rezarán siempre por usted.