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En primicia el Capítulo VII del libro "La lidere s.a.", de Alfredo Grimaldos

«Guantanamera» Aguirre

Fuentes: Rebelión

«Es un honor que me insulte la dictadura liberticida de Fidel Castro», afirma Esperanza Aguirre el 1 de febrero de 2009 durante la manifestación anticastrista que se celebra, con su decidido apoyo, en la madrileña Puerta del Sol. De ese modo responde la presidenta de la Comunidad de Madrid a las críticas recibidas de la […]

«Es un honor que me insulte la dictadura liberticida de Fidel Castro», afirma Esperanza Aguirre el 1 de febrero de 2009 durante la manifestación anticastrista que se celebra, con su decidido apoyo, en la madrileña Puerta del Sol. De ese modo responde la presidenta de la Comunidad de Madrid a las críticas recibidas de la embajada cubana en España y del propio diario oficial Granma, que la acusan de financiar a la mafia cubana de Miami.

A la concentración de la Puerta del Sol asisten dos centenares de personas, sólo un día después de que, también en el centro de la capital, varios miles de manifestantes festejaran el 50 aniversario de la Revolución cubana. La Asociación Iberoamericana por la Libertad (AIL) y la Asociación Española Cuba en Transición (AECT) son los convocantes del acto en el que participa Esperanza Aguirre, que cuenta también con el respaldo del PP, UPyD, CiU y UPN.

Las críticas de la embajada y la prensa cubanas llevan a Aguirre incluso a pedir el respaldo del ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. En el Granma Internacional se puede leer, por ejemplo:

La preocupación de Aguirre por las «libertades» la llevó, hace dos años, a erigirse como madrina de la mafia de Miami, desviando cantidades del presupuesto público para cooperación y desarrollo y entregándolo a terroristas que operan contra Cuba. Recibió un premio de esta organización por su miseria contrarrevolucionaria. Esa estrecha unión que tiene con la mafia de Miami la lleva a respaldar la concentración en contra del pueblo cubano prevista para el 31 de enero en Madrid.

La fijación de Esperanza Aguirre con Cuba es muy notable desde hace tiempo. El 23 de noviembre de 2008, durante la clausura del XI Congreso de Nuevas Generaciones del Partido Popular, celebrado en Las Rozas, en la que intervienen José María Aznar y ella, la presidenta de la Comunidad de Madrid dice a los participantes en el acto: «Vosotros os habéis atrevido a rechazar el relativismo moral y a decir que hay héroes como Miguel Ángel Blanco y canallas como el Che Guevara, y eso no está de moda decirlo». También anima a los jóvenes de su organización a mantener la rebeldía para «llamar por su nombre a las dictaduras como la castrista o regímenes liberticidas como los de Chávez o Evo Morales».

Su obsesión por la isla ya le provocó una metedura de pata monumental en mayo de 20061: «¿Dónde está Dulce, en Cuba? ¿Por eso no ha venido?», le preguntó Aguirre a la madre de la escritora Dulce Chacón, fallecida en 2003, durante la inauguración del colegio de Fuenlabrada que lleva el nombre de la escritora extremeña. La madre de la autora de La voz dormida, lógicamente, no entendió aquella insensatez y, muy confundida, le tuvo que contestar: «Mi hija murió». Quizá Aguirre confundió a Dulce Chacón con la escritora cubana Dulce María Loynaz, galardonada con el premio Nobel de Literatura, que falleció en 1997 y a quien la ilustrada presidenta del Gobierno regional madrileño debía de considerar poco afín al régimen de Castro.

En la Puerta del Sol, el 1 de febrero de 2009, en primera línea de la manifestación apoyada por Aguirre y por su querido amigo el histórico líder anticastristra Carlos Alberto Montaner, aparecen varias decenas de miembros de dos organizaciones ultraderechistas: el Frente Nacional y Alternativa Española. Eminentemente racista y xenófobo, el Frente Nacional exige la «preferencia nacional para los españoles ante un puesto de trabajo», como se puede leer en su página web, y reclama medidas de represión policial más duras contra la delincuencia «provocada por la inmigración». El grupo, que tiene intención de presentar candidatos en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2009, protagonizó en ma­yo de 2008 una manifestación racista en el barrio madrileño de Salamanca en protesta por la cesión de edificios municipales a Casa Árabe. Por su parte, Alternativa Española (AE) se ha dado a conocer por sus actos de intimidación contra los trabajadores de clínicas de planificación familiar en las que se practican abortos. Aunque la afluencia de manifestantes a la concentración convocada por Aguirre es mínima, el acto recibe una extensa cobertura de palmeros habituales como la COPE y Libertad Digital.

Según escribe Andrés Villena Oliver en su columna del periódico digital El Plural, Esperanza Aguirre ha apoyado «con más de medio millón de euros» a grupos «que han sido vinculados a atentados terroristas contra Cuba». Y añade:

Un estudio de las relaciones y conexiones de la lideresa madrileña y de José María Aznar con ciertos colectivos ultraderechistas residentes en Miami y también en España confirman estas conjeturas. Quienes han hecho de la lucha contra el terrorismo etarra su principal activo electoral no han rechazado sentarse junto a quienes han consentido asesinatos masivos de ciudadanos cubanos.

Uno de los inventos de Carlos Alberto Montaner, el viejo amigo de Esperanza Aguirre que la acompaña en la manifestación, es la Fundación Hispano-Cubana, sucursal española de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), organización que, durante años, financió y orientó las actividades del terrorista Luis Posada Carriles, responsable de planificar el atentado contra un avión cubano que explotó en pleno vuelo, el 6 de octubre de 1976, frente a las costas de Barbados, provocando la muerte de 73 personas2.

Desde que llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre ha mantenido una estrecha relación con el embajador de los Estados Unidos en España durante los últimos años, Eduardo Aguirre -que dejó su cargo el mismo día que George Bush abandonó la Casa Blanca-, un «duro» a la hora de plantear cualquier tipo de relación con Cuba. La presidenta del Gobierno regional siempre ha apoyado también el anticastrismo más radical e incluso se ha enfrentado con otras figuras del Partido Popular proclives a posturas dialogantes en este asunto.

La Asociación Iberoamericana por la Libertad (AIL), convocante de la manifestación de la Puerta del Sol, es una variante local de la Fundación Internacional para la Libertad. Estuvo también detrás del IV Foro Atlántico, celebrado en la Casa de América de Madrid el 4 de julio de 2007, en el que participaron Mario Vargas Llosa y Fernando Savater. Entre el surtido de opositores a los regímenes actuales de Cuba, Venezuela y Bolivia que intervinieron en esta «conferencia internacional», convocada bajo el título de «Un diálogo por la democracia y la libertad en Europa y América», destacaron -además de Carlos Alberto Montaner, por supuesto- Manuel Rosales, adversario de Hugo Chávez en las elecciones a la presidencia de Venezuela, su paisano el golpista Julio Borges, líder del partido opositor Primero Justicia, estrechamente vinculado a los intereses norteamericanos en Venezuela, y su socio Leopoldo López, entonces alcalde de Chacao. Y detrás del sarao, Esperanza Aguirre apoyando el encuentro con dinero de los contribuyentes madrileños. Además, ella fue la encargada de clausurar el encuentro.

Ana Botella y la subvención desaparecida

«La Fundación Internacional para la Libertad, que organiza el acto, está dirigida por lo más granado de la derecha estadounidense, española y latinoamericana», comenta El Confidencial Digital acerca de los padrinos de este desfile de portavoces de Washington. Durante su intervención en el acto, lógicamente, Montaner se abstuvo de precisar su papel, durante los años 60, como jefe de Acción y Sabotaje, sección «estudiantil» del llamado Frente Revolucionario Democrático y del grupo terrorista Rescate, de Manuel Antonio de Varona Loredo, alias «Tony», cuando este agente de la CIA colaboraba con los capos mafiosos Sam Giancana y Johnny Rosselli. Tampoco habló de su presencia en una unidad cubanoamericana del Ejército estadounidense, donde recibió un adiestramiento especial, junto a varios personajes que luego participaron en actos de terrorismo o se convirtieron en agentes de la contrainsurgencia yanqui a lo largo de América del Sur.

Entre los asesores de Montaner en la convocatoria de aquel evento celebrado en la Casa de América se encontraba Marc Wachtenheim, miembro de la PanAmerican Development Foundation, una institución que recibe su financiación, de forma opaca, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA) y cuyos siete directivos son estadounidenses. Por su parte, la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), de Carlos Alberto Montaner, recibe financiación de la Agencia de Estados Unidos pa­ra el Desarrollo Internacional (USAID) y de sus organizaciones afiliadas (NED, IRI), cuyos planes contra Cuba engrasó la Administración Bush, en 2008, con 45 millones de dólares.

La FIL está integrada por elementos vinculados a instituciones nortea­mericanas de derecha fundamentalista, como el Cato Institute, la Heritage Foundation, el Manhattan Institute y la Atlas Research Foundation, y también por sus principales afiliados iberoamericanos, la Fundación Iberoamérica. Europa FIE-España, la Fundación Libertad de Argentina, el Instituto Atlántico de Brasil, el Instituto Libertad y Desarrollo de Chile, el Centro de Estudios Legales de Chile, el Instituto de Políticas Públicas de Ecuador y el CEDICE de Venezuela.

Una de estas entidades, la Fundación Iberoamérica-Europa, saltó a la fama cuando fue acusada de hacer desaparecer cientos de miles de euros en subvenciones de la Unión Europea destinados a un proyecto comunitario en El Salvador. La FIE estaba entonces presidida por Ana Botella, esposa del ex presidente del Gobierno español José María Aznar y actualmente concejala en el Ayuntamiento de Madrid. Esta organización fue creada por el ex portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Luis de Grandes, un personaje que, curiosamente, además de compartir furor anticastrista con la presidenta de la Comunidad de Madrid, está también muy vinculado a los intereses inmobiliarios de la familia del marido de Esperanza Aguirre en la provincia de Guadalajara.

El evento organizado en 2008 en la Casa de América es una versión reciclada de la primera conferencia de la FIL, que se celebró en 2002, cuando esa organización se beneficiaba de las bondades de la presidencia de Aznar y del rendido apoyo a los anticastristas de la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio. El punto más relevante de aquel «histórico» encuentro fue la intervención del ex ministro chileno Hernán Buchi, quién exaltó el golpe militar de Augusto Pinochet.

Esperanza Aguirre ha desarrollado una larga historia de amor con los más destacados dirigentes de la comunidad cubana de Miami.

En abril de 2006 realizó un viaje a Florida, bastión de los más extremistas enemigos del régimen de la isla. Allí fue acogida triunfalmente por directivos de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), reducto organizativo de la familia Mas Canosa, cuyos jugosos y poco transparentes negocios con José María Aznar están aún pendientes de ser esclarecidos por la justicia española.

Poco antes de su viaje, Aguirre había otorgado una subvención de 239.100 euros a la Fundación Hispano-Cubana (FHC), vinculada a la FNCA, que se sumaban a otros 150.000 euros de la Comunidad de Madrid recibidos también por esta misma entidad en 2004, provenientes de la partida de Fondos de Ayuda al Desarrollo. El Boletín Oficial número 45 del 22 de febrero de 2006 de la Comunidad de Madrid confirma esta escan­dalosa subvención, que se otorga para el «Desarrollo cívico y formativo en libertad», y anuncia posteriores planes de «financiación de programas y proyectos de cooperación al desarrollo» en Cuba. Nunca se supo con certeza a qué bolsillos fue a parar este dinero de los contribuyentes madrileños.

En 2007, Esperanza Aguirre rubrica su vieja amistad con Carlos Alberto Montaner otorgándole el Premio a la Tolerancia de la Comunidad de Madrid, galardón que el viejo colaborador de los servicios de inteligencia norteamericanos comparte con una respetable militante en defensa de los derechos de la mujer, la senegalesa Khady Koita. Aguirre obvia las convicciones racistas y machistas del «intelectual» de origen cubano, responsable de un notable escándalo en Estados Unidos, en 1990, por haber difamado a las mujeres puertorriqueñas emigradas a la cuna del Imperio.

La estrecha y cálida relación entre Carlos Alberto Montaner y Esperanza Aguirre es anterior a la llegada de ésta a la presidencia de la Comunidad de Madrid. En la biografía de la presidenta del Gobierno regional escrita por la periodista Virginia Drake3, cuando se relata la tensa noche que viven los dirigentes del Partido Popular, en su sede central de la madrileña calle de Génova, el día de las elecciones generales de 1996 (finalmente ganadas por el PP por un ajustadísimo margen), se puede leer: «Esperanza Aguirre sube a la séptima planta y sigue la noche de las elecciones muy cerca del despacho de José María Aznar, donde se reúne con el resto de los dirigentes del partido y algunos amigos, como el escritor y periodista cubano, afincado en España, Carlos Alberto Montaner».

El amigo Montaner

Pero ¿quién es este entrañable amigo de la presidenta de la Comunidad de Madrid? La historia comienza hace casi cincuenta años. Tras la explosión de una bomba en la popular tienda Flogar, en La Habana, el 24 de diciembre de 1960, que provoca heridas a varios niños, Carlos Alberto Montaner es detenido por la policía cubana. El diario Hoy, del 30 de diciembre de 1960, citando a investigadores antiterroristas de la época, señala que

el Frente Revolucionario Democrático (FRD), organización contrarrevolucionaria subordinada a la CIA que dirige desde Miami «Tony» Varona, ha perdido unos agentes activos con el arresto, el día 26, del terrorista Carlos Alberto Montaner, en su domicilio de Calle 88.a, número 309, del exclusivo barrio habanero de Miramar, junto a dos cómplices, Néstor Manuel Piñango Pérez y Alfredo Carrión Obeso.

En el domicilio de Montaner, precisa el periódico, «se ocupó un maletín de lona, cuatro detonadores, un rollo de mecha, un pomo con tres barras de fósforo vivo, dos rollos de tape, cuatro cartuchos de municiones, dos pantalones verde olivo y dos camisas de miliciano». Según el investigador canadiense Jean-Guy Allard, profundo conocedor de las actividades de los grupos anticastristas que tienen su base en Miami, «en ese momento, aunque tiene sólo 17 años, Montaner ya ha desarrollado lazos con la CIA, por su vinculación con el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR)».

Tras su detención, las autoridades judiciales, teniendo en cuenta la edad de Montaner, deciden ingresarlo en el Reclusorio Nacional para Menores Torrens, de donde se escapa meses más tarde, para refugiarse en la embajada de Honduras. Allí lo esperan con instrucciones de facilitarle un salvoconducto. Sale de Cuba con destino a Estados Unidos el 8 de septiembre de 1961.

Según Jean-Guy Allard,

en su nueva patria, Montaner se alista en las Fuerzas Armadas y, a principios de 1963, está integrado en un grupo operativo de la CIA, en la academia norteamericana de Fort Benning, Georgia. Ahí, coincide con Luis Posada Carriles, Jorge Mas Canosa, Orlando Bosch y otros futuros «líderes» de la mafia cubana de Miami. Después de tres años en Puerto Rico, el entonces oficial de la CIA Montaner es asignado a la España de Francisco Franco, donde rea­liza varias tareas por cuenta de la compañía, siempre en colaboración con la policía secreta española, sometida a las orientaciones de los servicios especiales estadounidenses. Se sabe que Montaner siempre mantuvo lazos muy fluidos con sus socios de Fort Benning: Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, los fundadores del CORU, el grupo más activo del terrorismo de Miami, y Jorge Mas Canosa, creador de la Fundación Nacional Cubano-Americana, que aseguró un apoyo financiero y logístico indefectible a Posada y sus mercenarios.

Unos meses después de su salida de Cuba, bajo la protección de sus jefes de Miami, Montaner confirma al periodista Ángel de Jesús Piñera, en una entrevista publicada en la revista Avance, el 27 de abril de 1962 -texto recuperado, recientemente, por Raúl Gómez en el periódico digital Rebelión-, que pertenecía a Rescate Estudiantil y revela al entrevistador que «compartía la jefatura nacional de su grupo «especial», Acción y Sabotaje, con Alfredo Carrión Obeso».

Jean-Guy Allard, autor, entre otros libros, de La conexión terrorista del FBI, señala que

el grupo de Carrión y Montaner fue creado por el agente operativo de la CIA E. Howard Hunt (implicado, posteriormente, en el caso Watergate), junto con Manuel Tony Varona, ex primer ministro y ex presidente del Senado cubano en la época del dictador Fulgencio Batista, para desarrollar acciones terroristas contra la entonces naciente Revolución. Montaner recordará que, a fin de ejecutar sus acciones, los miembros de Rescate Estudiantil, organización vinculada al grupo terrorista Frente Revolucionario Democrático, de Tony Varona, se reunían en la casa de Carrión Obeso, en el 86-A esquina a 3.a, en Miramar. Esta casa está ubicada a sólo una cuadra de distancia del lugar de residencia de Montaner donde fueron ocupados materiales explosivos.

Y continúa:

Hay que recordar que las operaciones de la CIA en Cuba a principios de los 60 están manejadas, desde la estación JM/WAVE de Miami, por Ted Shack­ley. Tan identificado con la CIA se encontraba el FRD de Tony Varona, que el oficial Jack Esterline confirmó, en una ocasión, que la Agencia confiaba al grupo terrorista la tarea de seleccionar sus reclutas para las mencionadas Unidades Militares Cubanas, de las cuales Montaner pretendía ser un líder.

Documentos norteamericanos desclasificados revelan cómo en Was­h­ing­ton, el 22 de abril de 1961, el general Maxwell Taylor, encargado por el presidente John F. Kennedy de revisar las operaciones de la CIA relacionadas con Cuba, se reúne con el fiscal general Robert Kennedy y un grupo de oficiales superiores de la Agencia, entre los cuales están el general C. P. Cabell, C. Tracy Barnes, el coronel J. C. King y el propio Jacob «Jack» Esterline. El FRD es entonces mencionado como una pieza clave de las operaciones clandestinas de la CIA contra Cuba. Montaner no sólo estuvo cerca de Varona, un hombre al servicio de la embajada norteamericana en La Habana ya antes de la Revolución, sino que conservaba por él un profundo cariño aún bastantes años después de exilarse en Madrid. El 30 de octubre de 1992, el Miami Herald, al informar de la muerte del viejo colaborador de la CIA, destaca con qué emoción lo elogia Montaner, al igual que el jefe del grupo terrorista Alpha 66, Nazario Sargen.

Ya en Madrid -donde se había exiliado y fallecería el ex dictador cubano Fulgencio Batista-, Montaner se convierte en el enlace principal entre la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y los políticos españoles más proclives a mantener una política dura frente a Cuba. Además, Montaner hace de maestro de ceremonias en los viajes de éstos a Miami. Por ejemplo, el 23 de septiembre de 1994, cuando José María Robles Fraga, entonces dirigente del Partido Popular, visita Miami, Carlos Alberto Montaner está allí para recibirlo en el aeropuerto.

Y lo hace junto a Antonio «Toñín» Llama, director de la FNCA. Este mismo personaje es, además, el propietario del barco terrorista La Esperanza, interceptado en 1998 en Puerto Rico. Llama confesaría más tarde, en junio del 2006, haber comprado también, por cuenta de la FNCA, helicópteros teleguiados con la intención de bombardear un mitin que se iba a celebrar en la habanera Plaza de la Revolución.

Con la llegada al poder de José María Aznar, cuya maquinaria electoral fue engrasada por sus socios de Miami a cambio de privilegios financieros en España (ahí está la venta fraudulenta de Sintel), Montaner colabora estrechamente con la Fundación Hispano-Cubana (FHC). Bajo la presidencia de Aznar, Montaner y su agencia de contrainformación prosperan, conectándose a una red de diarios sudamericanos alineada en la Sociedad Interamericana de Prensa, la asociación de editores de las oligarquías del continente, creada por el difunto agente de la CIA Jules Dubois. En 2006, el nombre de Montaner aparece en una lista de periodistas de Miami que alquilan su pluma al Office of Cuba Broadcasting (OCB) -el barco madre de Radio y TV Martí-, la maquinaria de propaganda anticubana del Gobierno norteamericano.

Casi medio siglo después del comienzo de sus aventuras con el FRD y la CIA, Montaner, que acaba de cumplir 65 años, se pasa hoy el tiempo conspirando contra el régimen cubano, alentado por su amiga Esperanza Aguirre. Vive a caballo entre Madrid -posee una casa cerca del Retiro- y Miami, donde es titular de otra vivienda, situada en Brickell Avenue. Desde su creación bajo el Gobierno de Ronald Reagan, la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) ha conservado siempre lazos políticos extremadamente fuertes con cada presidente norteamericano y con los más destacados dirigentes tanto de los republicanos como de los demócratas.

De Aznar a Esperanza Aguirre

El ex presidente del Gobierno español José María Aznar no es ajeno a las actividades de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA). Aznar se reunió, en 1995, antes de ser presidente, con el propietario de la embarcación donde viajaban, con todo un arsenal, los cuatro miembros del comando que, según ellos mismos reconocieron al FBI norteamericano, tenían el objetivo de asesinar al presidente cubano, Fidel Castro, durante la VII Cumbre Iberoamericana, en isla Margarita. El individuo era el citado José Antonio Llama, miembro de la FNCA, presidida entonces por el fallecido Jorge Mas Canosa.

Llama era, según los dirigentes de la Fundación, el responsable del llamado «Buró España»; es decir, el encargado de las gestiones con el Partido Popular y, desde el triunfo de Aznar en las elecciones de 1996, directamente con el Gobierno de España. La definitiva formalización de las relaciones entre el PP y la FNCA tuvo lugar aquel mismo año 1995, durante un encuentro en la sede del PP, en la madrileña calle de Génova. El testimonio que más claramente acredita la existencia de esa reunión es una foto en la que aparecen Guillermo Gortázar (marido de la ministra de Cultura de Aznar Pilar del Castillo), diputado del PP y responsable de la política del partido sobre Cuba, el propio José María Aznar, Jorge Mas Canosa y José Antonio Llama. A éste se le puede ver estrechando la mano de Aznar4.

Poco después, en noviembre de 1995, José María Aznar comió en Miami con los dirigentes de la FNCA y viajó a El Salvador y Costa Rica en el avión particular de Jorge Mas Canosa, acompañado por su hijo, Jorge Mas Santos. Fruto de estos encuentros fue el inicio de las gestiones para poner en marcha en España una fundación sucursal de la FNCA. Es decir, la Fundación Hispano-Cubana (FHC), de la que Guillermo Gortázar sería fundador y cabeza visible. José Antonio Llama y Mas Canosa formaban parte del patronato fundador.

En la propia sede del PP en Génova se recogerían las invitaciones para la presentación de la FHC en la Casa de América, reducto habitual de los anticastristas que actúan en Madrid. José Antonio Llama formó parte, según la propia FNCA, de la llamada «Brigada 2506», que cayó derrotada en bahía de Cochinos, en abril de 1961, durante la fallida invasión de Cuba patrocinada, financiada y dirigida por la CIA norteamericana. La compro­bación de que el barco utilizado para intentar perpetrar el atentado contra Fidel Castro en isla Margarita era propiedad de José Antonio Llama supuso la confirmación de que Aznar mantenía contactos no sólo con el FNCA, sino, en concreto, con personajes implicados en acciones criminales.

El 9 de febrero de 1996, pocos meses antes de las elecciones generales que lo van a llevar a La Moncloa, José María Aznar patrocina, en Madrid, una reunión del «Grupo de Trabajo sobre Cuba». El encuentro tiene como objetivo «coordinar iniciativas de respaldo a las fuerzas que luchan por democratizar la isla». La organización de las jornadas corre a cargo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), de Mas Canosa y Montaner, y en ellas participa un invitado de excepción: Richard Nuccio, veterano analista de los servicios de información de los Estados Unidos especializado en asuntos centroamericanos y, en ese momento, asesor del presidente Bill Clinton para los «temas cubanos».

El propósito de Aznar y su séquito no es precisamente filantrópico: el objetivo es obtener dinero del minoritario pero enriquecido lobby cubano, que tiene gran poder y enorme influencia en la Casa Blanca y el Pentágono. A cambio del apoyo financiero, Aznar se compromete a enfriar las relaciones del Estado español con el Gobierno de Cuba cuando ascienda a la presidencia del Gobierno. En ese momento, Jorge Mas Canosa y Carlos Alberto Montaner han dejado de lado sus viejas rencillas personales para trabajar juntos en la creación de un lobby cubano en España, al calor del Gobierno del PP, siguiendo el modelo de la FNCA en Estados Unidos. Mas Canosa pone el dinero y Montaner asegura sus contactos políticos con la derecha española. Miami se empieza a convertir en un lugar de referencia para un importante sector del PP4.

Poco antes de que Aznar llegue a la presidencia del Gobierno español, el 1 de abril de 1996, en plena campaña electoral y con las Cortes disueltas, tiene lugar una oscura operación, la venta de la firma Sintel (Sistemas e Instalaciones de Telecomunicación) -una pieza codiciada del grupo Telefónica- a la empresa norteamericana MasTec Internacional, propiedad del jefe de la FNCA, Jorge Mas Canosa. Sintel gozaba de una aceptable situación económica -una facturación anual de 50.000 millones- y de un más que envidiable patrimonio cuando cayó en manos de Mas Tec. Los tentáculos de Sintel se extendían también a Iberoamérica: contaba con clientes en Chile, Argentina y Venezuela. Jorge Mas Canosa consiguió que el entonces presidente de Telefónica, Cándido Velázquez, aceptara vender­le la empresa por una cantidad exigua: 4.900 millones de pesetas. El propietario de Mas Tec sólo entregó 650 millones al firmar el contrato, ya que Telefónica le consintió abonar el resto en cómodos plazos. Todo fueron facilidades para el cubanoamericano: Telefónica se comprometió a contratarle trabajos valorados en 75.000 millones durante tres años.

La descapitalización de Sintel se hizo patente poco después, cuando Telefónica se quedó con todos sus inmuebles en Madrid por precios sensiblemente inferiores a los de mercado. La muerte del patriarca de la FNCA, en noviembre de 1997, marcó el principio del fin de Sintel. Al frente de esta empresa y de la FNCA le sustituyó su primogénito, Jorge Mas Santos. Los sindicatos españoles siempre calificaron la operación de venta de Sintel de «fraudulenta y opaca», y, de hecho, presentaron ante la Fiscalía Anticorrupción una demanda contra los antiguos gestores, a los que acusaron de «vaciar» la empresa. Finalmente, Sintel presentó suspensión de pagos, entró en barrena, con sus 1.808 trabajadores sin cobrar las nóminas y acampados en el centro de Madrid.

En 2001, José María Aznar, con el respaldo de su entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, invita a visitar Miami a los reyes de España, a quienes reúne, en la Casa de Vizcaya, con «El Baby» Mas Santos, «Pepe» Hernández y el propio Toñín Llamas. Y tras perder el poder, en 2004, Aznar vuelve a Florida para ser homenajeado por sus socios de Miami con una fastuosa cena -a 100 dólares por cubierto- en el hotel Biltmore, de Coral Gables.

Esperanza Aguirre, por su parte, también se aficiona a visitar Miami. En abril de 2006, el evento clave de la gira de la presidenta de la Comunidad de Madrid por el sur de Florida es la recepción que protagoniza en la sede del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, financiado por la empresa Bacardí y la agencia norteamericana USAID, en ese momento dirigida por el funcionario cubanoamericano Adolfo Franco, ahora implicado en un escándalo de desfalco. El ICCAS está entonces dirigido por Jaime Suchlicki, un ex analista de la Agencia Central de Inteligencia. En ese viaje, Aguirre se reúne, además, con la cúpula del extremista Cuban Liberty Council (CLC). Según Jean-Guy Allard, «la presidenta del Gobierno regional madrileño regresa a España llevando en sus maletas un singular regalo: una pintura de Luis Posada Carriles».

El Miamigate y la querencia de los alcaldes de Esperanza Aguirre por Florida

Dentro de las investigaciones realizadas en el marco de la Operación Gürtel, Baltasar Garzón ha tomado declaración a Guillermo Martínez Lluch, director de la oficina de Bancaja en Miami e imputado por el juez. En esta sucursal bancaria había varias cuentas vinculadas al empresario Francisco Correa, presunto cabecilla de la trama corrupta. Según parece, Correa tenía importantes intereses en el estado norteamericano de Florida. Hace seis meses, el director de la sucursal, Martínez Lluch, decidió cancelar dos de esas cuentas.

El diario Levante recuerda que, el 24 de abril de 1998, Bancaja celebró «con mucha pompa», en el restaurante Rusty Pelican, de Key Biscayne, la apertura de su agencia en Miami. Según este periódico, la institución bancaria valenciana eligió para instalarse en Florida el 801 de Brickell Square, «la lujosa avenida de Miami donde acampan los grandes bancos. Desde entonces, la marcha de la entidad valenciana ha sido imparable. Abrió con 10 empleados y ahora son casi 40 los trabajadores a las órdenes de Guillermo Martínez Lluch, su director».

La imputación de Martínez Lluch en el caso Gürtel está vinculada con los negocios del empresario Francisco Correa, quien -según se sospecha- manejó en la sucursal bancaria de Bancaja en Miami las cuentas de varios de los demás encausados. Al parecer, Correa tenía ya establecido un sólido círculo de relaciones en Miami, donde alardeaba de su amistad con José María Aznar y de sus estrechos vínculos con el PP para abrirse puertas. Parte del dinero lo invirtió en propiedades inmobiliarias en Miami y en la construcción de tres edificios por valor de cuatro millones de euros. Según el diario Levante, Francisco Correa tiene inversiones millonarias en Miami y en todo el estado de Florida. El cabecilla de la trama corrupta vinculada a la Comunidad de Madrid «ha participado en desarrollos de proyectos urbanísticos y ha adquirido propiedades inmobiliarias en la zona de Jade Beach».

Según el auto de Garzón, mientras que otros subalternos trabajaban en las estrategias de ocultamiento de las operaciones financieras, mediante testaferros y la apertura de cuentas en paraísos fiscales, la «función prioritaria» de Correa era «la valoración de posibles negocios en distintos sectores» y «negociar de forma directa un proyecto de negocio y supervisar su ejecución en países (sic) como China, Azerbaiyán y Miami». Desde cuentas bancarias en Suiza y Miami la organización enviaba fondos a Colombia y Brasil para canalizar sus inversiones. Correa contaba con la ayuda de su hombre de confianza, Pablo Crespo Sabarís, quien fue encargado de negociar la posibilidad de participar en explotaciones petroleras como socio capitalista a través de una empresa que actúa en Miami. Crespo fue secretario de organización del PP de Galicia.

Pablo Crespo adquirió cuatro apartamentos en un edificio colonial del casco histórico de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias (el vicepresidente de Esperanza Aguirre, Ignacio González, la conoce bien), siguiendo órdenes de Correa.

También estaba a cargo de tramitar «de forma fraudulenta» la residencia de Correa en Panamá. La organización operaba con 23 empresas, entre las cuales las más conocidas eran Special Events, Orange Market, S. L. y Odiseas Servicios 2001, S. L. Estas firmas estaban controladas por una estructura de corporaciones en Inglaterra y Holanda, en las que participaban sociedades creadas en paraísos fiscales, señala Garzón. La superposición de sociedades era un mecanismo diseñado para el ocultamiento de la identidad de sus verdaderos gestores.

Para sus negocios en Miami y Latinoamérica, Correa tenía otro delegado, además de Crespo: su primo Antoine Sánchez, también detenido. El papel de Sánchez era instrumental y, a cambio de su participación, recibió di­versos pagos y el ofrecimiento de Correa de cederle alguna participación en negocios de fibra óptica en Cuba y en actividades turísticas en Colombia.

Correa ha viajado varias veces a Miami acompañado de políticos del PP, entre otros el alcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, y José Galeote, concejal de esa localidad madrileña entre 1995 y 2003 y padre del eurodiputado del PP Gerardo Galeote. Este último también ha sido imputado por Garzón, como implicado en la red corrupta que ha aflorado a raíz de la Operación Gürtel. El magistrado de la Audiencia Nacional atribuye a Gerardo Galeote y al tesorero del PP, Luis Bárcenas, la posible percepción de casi dos millones de euros en sobornos y considera a ambos parte de la trama empresarial creada por Correa en torno a la actividad del PP, tanto la organización de eventos del partido como la obtención irregular de contratos en las administraciones públicas controladas por los «populares».

En uno de los listados remitidos a la Fiscalía Anticorrupción consta que el alcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, viajó a Miami el 18 de abril de 2002, junto a Francisco Correa. Un resguardo del billete de avión confirma que viajaron en primera clase. Junto a ellos también voló hasta Florida el entonces concejal del PP José Galeote.

Al llegar a Miami, alquilaron un coche y se alojaron en un hotel de lujo. Su intención era «comprar». Posteriormente, González Panero volvió a Florida, esta vez acompañado por su mujer, Elena Vilarroya, y su amigo Javier del Valle, propietario de la empresa Renta 4. El 14 de julio de 2003, el alcalde y Francisco Correa coincidieron de nuevo en Miami. Los registros de la propiedad de esta ciudad norteamericana ya reflejaban el nombre de Correa y de algunas de sus empresas, pero a partir de esos viajes del cabecilla de la trama y de González Panero empezó a quedar constancia de las compras realizadas por personas con los mismos nombres que el alcalde de Boadilla del Monte y algunas de sus personas de confianza. Según el informe remitido a los fiscales, hay al menos nueve propiedades registradas a nombre de Arturo González en Miami. Un patrimonio evaluado en 2.200.000 dólares.

Los propios investigadores reconocen que el sistema de funcionamiento del registro de Miami dificulta las identificaciones de este tipo, pero señalan: «Es importante destacar que en la página 2 de uno de los documentos, doña María C. Rodríguez figura con una dirección (5953 W 28 Ave.) que es la que posteriormente utiliza D. Arturo González como comprador». María del Carmen Rodríguez era la esposa de Francisco Correa y está también imputada por su participación en la trama de corrupción investigada en la Operación Gürtel.

En el registro de la propiedad de Miami aparece un Francisco Correa comprador de un inmueble en el 2800 de Townhome Residential ,y también constan los nombres de personas que se llaman Guillermo Ortega, Miguel Ángel Valdés o Javier del Valle, como, respectivamente, el ex alcalde de Boadilla del Monte, el ex alcalde de Majadahonda, el marido de la teniente de alcalde de Boadilla, Belén Húmera, y el amigo de Arturo González Panero de la empresa Renta 4 que viajó con él a los Estados Unidos. Todos ellos formaban parte del denominado «Club de Miami».

Notas:

1 El País, 23 de mayo 2006.

2 Luis Posada Carriles ha sido identificado como el principal planificador y autor intelectual, junto a Orlando Bosch, del atentado contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación en 1976. Ambos fueron detenidos en Caracas y sometidos a proceso judicial, junto a Hernán Ricardo y Freddy Lugo, autores materiales del atentado.

Entre 1976 y 1985, Posada Carriles permanece preso en una cárcel venezolana a la espera del fallo de un dilatado proceso judicial. El 18 de agosto de 1985, durante un cambio de guardia, sale por la puerta de la prisión. Después de permanecer 15 días en Caracas, es trasladado a Aruba en un barco camaronero. De allí viaja, en un avión privado, a Costa Rica y posteriormente a El Salvador. Toda esta operación está financiada por la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) e, indirectamente, por la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA). Después, Posada Carriles se incorpora, en la base aérea de Ilopango, al grupo que organiza los suministros para la contrarrevolución nicaragüense y forma parte de la red de tráfico de armas controlada desde Washington por Oliver North, asesor para la seguridad interna del entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. En 1992, la FNCA crea un «ala militar», encargada de preparar y ejecutar acciones terroristas contra Cuba y sus principales líderes. En estas tareas participan activamente los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll y Luis Posada Carriles. El 5 de noviembre de 2000, Posada llega a Panamá con pasaporte salvadoreño a nombre de Franco Rodríguez Mena, uno de sus alias, para organizar un atentado con explosivos en el paraninfo de la Universidad Nacional, donde está previsto un discurso de Fidel Castro. Funcionarios panameños encuentran explosivos en su poder y arrestan a Posada, junto a Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll. En abril de 2004, los implicados en el caso son condenados a penas entre ocho y cuatro años de cárcel, y cuatro meses después la entonces presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, los indulta. De madrugada, tomando extremas precauciones, son sacados de la prisión «El Renacer» y conducidos al aeropuerto de Albrook, donde embarcan en una avioneta que los lleva hasta el aeropuerto de Tocumen. Allí toman un jet particular que parte con rumbo a Honduras, donde se queda Posada Carriles, mientras los otros siguen vuelo hacia Miami. El 4 de mayo de 2005, el embajador de Venezuela en Washington, Alí Rodríguez, pide a los Estados Unidos que se cumplan los acuerdos firmados y se extradite a Posada Carriles para que sea juzgado en Caracas. Actualmente, Luis Posada Carriles se encuentra en libertad en los Estados Unidos.

3 Virginia Drake, op. cit.

4 Pascual Serrano, «Implicación de los anticastristas de Miami en los crímenes de Pinochet», Rebelión, 10 de febrero de 2000.

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