Un informe de la organización británica Changing Markets señala cómo los mayores contaminadores de plástico tratan de socavar nuevas leyes de reciclaje
Demorar, distraer y descarrilar: eso es lo que hacen las grandes compañías de la industria del plástico para obstruir y socavar las diferentes iniciativas legislativas que tratan de poner coto a uno de los sectores más contaminantes del planeta. Esta es la principal conclusión que se desprende del informe Hablan basura. El manual corporativo de soluciones falsas a la crisis del plástico elaborado por la Fundación Changing Markets.
La organización británica ha examinado la situación actual de 15 países en los cinco continentes para revelar cómo actúan realmente los mayores contaminadores de plástico y cuáles son las asociaciones y proyectos conjuntos más destacadas para tratar de dar una imagen ecologista: “Las empresas han utilizado estas iniciativas como una táctica para demorar y descarrilar cualquier tipo de legislación progresista, mientras a la vez distraen a los consumidores y gobiernos con promesas vacías y soluciones falsas”.
Son numerosos los ejemplos que dan solidez a esta conclusión. En 1990, Coca-Cola se comprometió a vender bebidas en botellas que contuviesen al menos un 25% de compuestos reciclados; a día de hoy, 30 años más tarde, apenas alcanzan el 10%. Año tras año, la cascada de promesas rotas de Coca-Cola y otras compañías han inundado de plástico nuestros bosques, nuestros mares y nuestras calles.
El informe también revela las puertas giratorias entre estas diferentes iniciativas para combatir la contaminación por plástico: las grandes marcas de consumo o los principales productores de plástico tienen representación en organizaciones como How2Recycle, Alliance to End Plastic Waste, The Recycling Partnership o World Plastic Council, entre otras muchas. Según denuncia Changing Markets, este tipo de proyectos ha sido utilizado en países como Estados Unidos “para distraer de cualquier tipo de rendición de cuentas”, y se han amparado en falsos grupos ecologistas para transferir la culpa y la responsabilidad a la población y autoridades mientras el reciclaje les sirve como excusa para seguir produciendo más plástico.
En Europa, estos grandes productores y marcas de consumo se han centrado en retrasar la Estrategia de Plásticos y la Directiva de Plásticos de un Solo Uso (SUP, por sus siglas en inglés), que finalmente los Estados miembros deberán transponer antes del 3 de julio de 2021. Las tácticas de la industria en países como Austria, República Checa y España han tenido como objetivo socavar cualquier intento de Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), mediante el cual se devuelve al consumidor el depósito que ha pagado una vez entrega el envase a uno de los puntos de recogida, alegando que perjudica a los consumidores.
La investigación pone de manifiesto diferentes problemáticas alrededor del mundo. En Japón, por ejemplo, el principal problema tiene que ver con las tecnologías de incineración, que resultan altamente contaminantes; en Uruguay, tiene que lidiar con el “lobby más descarado” de todos, el cual provoca que solo se recicle el 10% de los residuos plásticos generados y haciendo que cada día un millón de envases de bebidas terminen en los vertederos o en el medio natural; en Bolivia, Changing Markets denuncia “la precipitada reacción” de la industria ante un ambicioso intento de prohibir los plásticos, principalmente por parte de la Cámara Nacional de Industria, que calificó la nueva ley de “’un problema grave”; en Kenia apuntan hacia la “asfixia” a la que se ve sometido el país por culpa de los desechos plásticos de empresas que buscan ampliar su mercado en África.
Todos estos ejemplos conforman la radiografía de una industria mundial que se encuentra en el ojo del huracán por su importante contribución a la crisis climática, principalmente durante su producción, aunque también por su mala gestión al final de su ciclo de vida. Es por ello que “la crisis de contaminación por plástico es una crisis climática, una crisis de biodiversidad, una crisis de salud pública, y una crisis de rendición de cuentas, combinadas todas en una sola”, se explica en el informe.
Según Nusa Urbancic, directora de campaña de Changing Markets, “este informe expone la hipocresía de las grandes compañías, que por un lado dicen estar comprometidas con las soluciones, pero por el otro utilizan trucos sucios para seguir usando plástico barato y desechable que contamina el planeta a un ritmo devastador”. Ante ello, reclaman a los legisladores que miren “más allá de esta cortina de humo” y adopten “políticas eficientes a nivel mundial” como el SDDR.
Ante el escenario actual –se espera que en los próximos 10-15 años se duplique la producción de envases plásticos–, la organización pide que se obligue a recoger al menos el 90% de los desechos plásticos por separado. También que se introduzcan objetivos tanto de reutilización como de uso de contenido mínimo de material reciclado para los nuevos envases.
*Dani Domínguez, junto a José Antonio Bautista, es uno de los colaboradores locales de Changing Markets para la elaboración de este informe