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Debate calentamiento global I

Hacia los + 3 ºC de aquí a 2100: consecuencias y falsos remedios

Fuentes: Viento sur

El año 2024 fue el más caluroso en miles de años. ¡El récord anterior lo ostentaba el año 2023!

Celeste Saulo, exdirectora del Servicio Meteorológico Nacional de Argentina y actual secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, advierte que los fenómenos meteorológicos extremos nunca han sido tan frecuentes ni tan intensos, y que aumentarán todavía más1/. ¿La creerán? Desde 1990, cuando comenzaron las preocupaciones por el efecto invernadero, hasta 2019 se han quemado más combustibles fósiles que de 1750 a 1990, o sea, ¡desde el comienzo de la revolución industrial!2/ Desde 1990, ¿acaso toda la política de calentamiento climático no ha sido más que una farsa hipócrita? ¿Qué parte corresponde a las buenas intenciones impotentes y qué parte a la mala voluntad?

El nuevo presidente del GIEC,3/ el escocés Jim Skea, afirmaba en julio de 2023: “Nos hallamos en una situación muy difícil. Las medidas adoptadas por los Estados hasta ahora no permiten alcanzar los objetivos de la COP 21 de París. El hecho de que hayamos avanzado tan poco en la reducción de las emisiones de CO2 refuerza la necesidad de acelerar el proceso de mitigación de los efectos del calentamiento”.4/ El objetivo de la COP de París, en 2015, era no sobrepasar, en 2100, un aumento de 1,5 ºC a 2 ºC con respecto a 1850. Hoy ya hemos alcanzado un aumento de 1,5 ºC y el mundo sigue quemando cada vez más combustibles fósiles. A este ritmo nos acercamos a un aumento de 3 ºC o incluso 4 ºC en 2100. Será un mundo inhabitable para los miles de millones de seres humanos más vulnerables.

El GIEC había calculado que era necesario reducir las emisiones de gas de efecto invernadero un 50 % hasta el año 2030, para anularlas completamente en 2050. Y que por tanto el uso de carbón, gas natural y petróleo debía reducirse de aquí a 2050 un 95 %, un 60 % y un 45 %, respectivamente (con respecto a 2019).5/ ¡No vamos por buen camino!

¿Quién iba a esperar que un paladín del neoliberalismo como el exprimer ministro británico Tony Blair declarara recientemente: “La estrategia actual no funciona”? Es lo menos que se puede decir. Tony Blair pronunció estas palabras en la presentación del informe de su Institute for Global ChangeLa paradoja climática: por qué es preciso relanzar la acción contra el cambio climático.6/

No obstante, los banqueros más influyentes, por su parte, señalan que el mercado necesitará  generaciones para abandonar los combustibles fósiles, ya que las inversiones en las energías renovables simplemente no son rentables y tan solo los combustibles fósiles generan beneficios de dos dígitos porcentuales.7/

¿Quién se preocupa todavía?

Las tres últimas conferencias internacionales sobre el clima se han celebrado en sendos países petroleros: en Sharm el-Sheij en 2022, en Dubaï en 2023 y en Bakú en 2024. Donald Trump, quien había retirado a EE UU del Tratado suscrito en París en 2015, ha sido reelegido. Un presidente que está a favor de un mayor consumo de carbón y un aumento de los pozos de petróleo y que prohíbe a los funcionarios federales cualquier alusión al calentamiento climático. Los partidos de extrema derecha niegan que el calentamiento climático sea un problema real. El movimiento internacional contra el calentamiento climático parece desubicado. El ambiente está lastrado por el exterminio del pueblo palestino en Gaza, la reciente guerra de Israel y EE UU contra Irán y la continuación de la ofensiva rusa contra Ucrania, así como por los avances de la extrema derecha en todas partes, y con ella el negacionismo climático.

Los días 10 a 21 de noviembre próximos tendrá lugar la COP 30 en Belem, Brasil, en plena selva amazónica.

El hambre, la miseria, las guerras, la opresión, la explotación con sus bajos salarios y la precariedad, así como las distracciones de los medios, enmascaran el problema ante la población en general, mientras los gobiernos no se ocupan, por cierto, de ilustrarla y alertarla.

El rotundo fracaso de treinta años de políticas contra el efecto invernadero muestra una realidad terrible: la enorme masa de la industria de los combustibles fósiles sobre el planeta. No solo se trata de la potencia financiera y política de las grandes multinacionales petroleras, sino de la omnipresencia física de esta industria: “En efecto, la extensión física del sistema energético actual, basado en los combustibles fósiles, es enorme. Hay miles de grandes minas de carbón y centrales eléctricas de carbón, unos 50.000 campos pertolíferos, una red mundial de unos 300.000 km por lo menos de oleoductos, 500.000 km de gasoductos y 300.000 km de líneas de transmisión. Globalmente, el coste de sustitución de la infraestructura fósil y nuclear existente asciende por lo menos a unos 15 a 20 trillones de dólares.”8/ Sustitución por energías renovables, se entiende.

El capitalismo se ha construido desde el siglo XVIII sobre los combustibles fósiles, primero el carbón, después el petróleo. Es la prosperidad de millones de empresas, los beneficios de sus accionistas y los escuetos salarios de la clase trabajadora, que depende de ellos todos los días. Su abandono suscita por tanto enormes resistencias. ¿Qué va a ser de los países petroleros en una economía mundial sin petróleo? Claro que esos países y esas empresas han tenido 30 años para reconvertirse. En su famoso informe de 2006, el execonomista jefe del Banco Mundial, el muy neoliberal Nicholas Stern, calificó el cambio climático de “el fracaso más grave de la economía de mercado”.9/

Cómo será el mundo con 3 ºC de más calor que en 1850

En 2100, este mundo en que haya aumentado la temperatura 3 ºC con respecto a 1850, el Sahara habrá engullido Madrid, Roma y Atenas, el desierto de Nuevo México se habrá extendido hasta San Francisco, el de Namib llegará hasta Johanesburgo y el de Gobi hasta Pekín. Los Alpes estarán tan nevados como lo está hoy el Atlas marroquí y los hogares de mil millones de habitantes de los países tropicales y ecuatoriales se habrán vuelto inhabitables, con temperaturas de más de 42 ºC al sol durante 145 días al año, cuando trabajar en el exterior será peligroso y 200 noches al año serán demasiado cálidas para refrescarse del calor del día y para dormir. La mayoría de ciudades portuarias del mundo se verán inundadas regularmente debido al aumento del nivel del mar.

La retirada de los glaciares del Himalaya, junto con los de los macizos montañosos circundantes, reducirá el caudal de los ríos que riegan India y Pakistán (Indus, Ganges, Brahmaputra), Indochina (Mekong), China (Yang Tse Kiang y Río Amarillo). Con ello estará amenazada la agricultura que alimenta a miles de millones de personas.

El GIEC ha calculado que la subida del nivel de los océanos, debido a la fusión de los hielos y la dilatación del agua a causa del aumento de la temperatura, podría alcanzar entre 0,4 et 1,4 m en promedio. Daniel Tanuro, en su libro de 2010, L’impossible capitalisme vert (El imposible capitalismo verde), señala que entre1990 y 2006 el nivel medio de los océanos aumentó a razón de 3,3 mm al año, mientras que el GIEC habría previsto 2 mm al año. Es decir, un 60 % más.10/

Una subida de 1 m, o cercana a 1 m, significa que las costas y los estuarios, donde habita la mayoría de la población humana, sufrirán grandes inundaciones más frecuentes y más catastróficas. Los deltas quedarán sumergidos, al igual que las playas, los bosques de ribera, los estuarios, las desembocaduras de los ríos, las ciudades portuarias, y los litorales urbanizados se verán completamente alterados, junto con las líneas de costa. Un país como Bangladés, que se asienta sobre los deltas del Ganges y del Brahmaputra y se halla en su totalidad en el nivel del mar, desaparecerá junto con muchos pequeños países insulares del Pacífico y del Índico, amplias zonas de Florida y de Luisiana, por no decir nada de los Países Bajos. 

El mundo a + 4ºC en 2100

Si la temperatura media en el nivel de los mares aumentara 4 ºC, el Himalaya ya no tendrá más que la mitad de su cubierta de hielo y los Alpes no más que un 10 %. El casquete de hielo de la Antártida occidental habrá comentado a resquebrajarse. El nivel de los mares habrá subido 2 m, desplazando a cientos de millones de habitantes de las regiones costeras. Cientos de millones de personas refugiadas que no sabrán a dónde ir. Las regiones mediterráneas y subtropicales serán desiertos y la Amazonia, junto con las demás selvas ecuatoriales, invadidas por el mar, se habrá secado y abrasado por terribles incendios.

En las latitudes que hoy calificamos de templadas, con Tokio, Shanghái, Río de Janeiro y Nueva York, la larga temporada con más de 40 ºC imposibilitará trabajar al aire libre y matará a miles de personas por golpes de calor. Entre la subida del nivel de los mares, la desertificación y la calor y humedad extremas, India, Pakistán, Bangladés, Florida y Luisiana, así como el delta del Mekong en Vietnam, habrán dejado de existir tal como los conocemos.

A 40 ºC ya no podrán crecer los cereales alimentarios. La producción de maíz en EE UU se hundirá. Tres cuartas partes de los cultivos de trigo del mundo desaparecerán debido a las sequías. En las décadas previas, los cultivos habrán prosperado sin duda en el Gran Norte, en Canadá, Siberia y Alaska. Pero en un mundo con 4 ºC de más, se verán atrapados por la sequía que ascenderá desde el sur y por la fusión del permafrost en el norte e inundados por los lodos generados por dicha fusión.11/

La humanidad no se extinguirá, pero si se producirá una reversión catastrófica de la civilización humana. Esta previsión de un mundo a +3 ºC o +4 ºC debe servir de arma política, explicada y recordada a la población por los gobiernos y por los movimientos sociales a fin de justificar y definir las medidas radicales que habrá que adoptar, y de guía para el esfuerzo colectivo.

Los peligros de agravamientos en cascada o retroacciones positivas

El agravamiento de un futuro más cálido no es lineal, sino exponencial, porque una Tierra más caliente incrementa el efecto invernadero. Más calor provoca todavía más calor:

– La fusión del permafrost ártico y antártico desprende metano, que en la atmósfera es un potente gas de efecto invernadero, además del gas carbónico.

– La fusión de los hielos reduce las superficies blancas del planeta, que reflejan los rayos solares. Una Tierra más oscura.

– Los bosques absorben grandes cantidades de CO2, pero la creciente sequía reducirá la cubierta arbórea de las regiones ecuatoriales y tropicales. Una Tierra menos verde se calentará con mayor rapidez.

– En particular, el calor y la sequía incrementan el número y las dimensiones de los incendios forestales, que a su vez liberan grandes cantidades de CO2 y pueden reducir la cubierta arbórea.

A paso de tortuga

Es cierto que de 1990 a 2021, la proporción de la producción mundial de energía primaria a partir de combustibles fósiles ha descendido del 81,36 % al 80,34 % gracias al desarrollo de las energías renovables. Sin embargo, su cantidad absoluta casi se ha duplicado, pasando de 298 millones a 496 millones de terajulios. Incluso la parte del carbón ha pasado de 93 millones de terajulios en 1990 a 168 millones en 2021.12/ La producción de electricidad en India, nuevo gigante económico, se basa principalmente en carbón, y su representante en la COP26 de Glasgow, en 2021, impidió que la resolución final apuntara a una eliminación rápida del carbón.

El crecimiento económico ha sido fósil desde 1990 y lo sigue siendo. Los capitalistas de los combustibles fósiles no solo defienden sus beneficios, sino sobre todo la rentabilidad de sus enormes capitales fijos, todavía no amortizados, resultantes de las inversiones realizadas en tiempos relativamente recientes en todo el mundo.

La Comisión de la Unión Europea anuncia que la UE se aproxima a una reducción del 55 % de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1990 y a un crecimiento al 42,5 % de la parte de las energías renovables. Son sus objetivos para 2030. Sin embargo, en realidad se trata de los planes nacionales anunciados por los gobiernos y no de una meta alcanzada y verificada.13/

El gobierno chino ha anunciado que las emisiones de CO2 de China han descendido un 1 % en 2024 y que las energías renovables, entre las que incluye la nuclear, constituyen el 57 % de la producción de energía y el 89 % de las capacidades instaladas durante el último año.14/

Naomi Klein, quien defiende un New Deal Verde, ha hecho una observación certera sobre la posición de Donald Trump:

“A veces dicen que Donald Trump es un negacionista del cambio climático. No creo que él niegue la existencia del cambio climático. Sabe perfectamente que habrá cambios climáticos, pero cree que todo irá bien. De ahí que se pregunte cómo comprar Groenlandia para aprovechar la fusión de la cubierta de hielo y apoderarse del petróleo y gas del subsuelo. Alguien que niega el cambio climático no estará interesado en Groenlandia. Este territorio solo interesa porque el hielo se funde y con ello se abren rutas comerciales y se liberan reservas de combustibles fósiles. No hay más que indiferencia y la creencia de que los ricos podrán aislarse.”15/

Para Donald Trump, el calentamiento y el ascenso del nivel de los mares abren perspectivas de promoción inmobiliaria en torno a las nuevas orillas con sus playas y hoteles de lujo. Retiró a EE UU del Tratado de París de 2015 porque no acepta ninguna limitación ni restricción de las empresas y la rentabilidad de los capitales. En virtud del egoísmo sagrado de su nacionalismo, no acepta que su gobierno se vea condicionado por acuerdos multilaterales que establecen compromisos que debería respetar. Por eso ha retirado a EE UU de la Organización Mundial de la Salud. Las políticas promovidas contra el calentamiento climático y contra las pandemias son para él manifestaciones del “extremismo socialista europeo”.16/

Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de extrema derecha de la Comunidad de Madrid, declara que detecta, en las soluciones que se proponen contra el calentamiento climático, un comunismo que no dice su nombre. Hay ahí un grano de verdad, pues las soluciones exigen ir a contracorriente del business as usual. Es probable que muchos gobiernos del mundo se queden tranquilos pensando que el progreso científico aportará, dentro de diez o veinte años, soluciones hoy insospechadas que no perturbarán la marcha de los negocios e incluso permitirán generar pingües beneficios.

Las alternativas a los combustibles fósiles no son rentables

De COP en COP, los gobiernos y quienes mandan en el mundo postulan que el abandono progresivo de los combustibles fósiles deben financiarlo inversores privados. Sin embargo, sus promesas de inversión no se concretan. Y quieren que la factura la paguen a ser posible la clase trabajadora y la población consumidora por medio de un sistema de precios que protege los beneficios, cosa que no deja de desacreditar la lucha contra el cambio climático a los ojos de los sectores más pobres de la población, un sentimiento que la extrema derecha sabe explotar perversamente.

Michael Roberts lo explicó recientemente sobre la base del libro de Brett Christophers, The Price is Wrong-Why Capitalism won’t save the Planet (El precio no cuadra: por que el capitalismo no salvará el planeta), Verso, 2023: en primer lugar, la rentabilidad es estructuralmente floja en el mercado mundial capitalista desde hace décadas, debilitando la inversión. En segundo lugar, sin embargo, el descenso de los precios de las energías renovables reduce la rentabilidad de los capitales que se invierten en ellas para venderlas. Una vez vendidos e instalados los paneles solares, el sol es gratuito, mientras que los combustibles fósiles han de comprarse todos los días..

Únicamente los combustibles fósiles ofrecen tasas de beneficio de dos dígitos. “Por eso, los economistas del banco JPMorgan concluyen que ‘el mundo necesita un baño de realidad’ en su transición de los combustibles fósiles a la energía renovable, y afirman que tardará ‘generaciones’ hasta alcanzar el objetivo de cero neto. JPMorgan considera que cambiar el sistema energético del mundo ‘es un proceso que debe medirse en décadas, o en generaciones, no en años’. Porque la inversión en la energía renovable ‘no ofrece actualmente más que retornos mediocres’.”

De ahi que Brett Christophers concluya que el freno al calentamiento climático requiere la acción del poder público, es decir, inversiones masivas por parte de los Estados.17/ (En la segunda parte del artículos proponemos cinco posibles medidas de política pública para reducir la emisión de CO2.)

Capturar el CO2 emitido en vez de dejar de emitirlo

El nuevo presidente del GIEC, el británico Jim Skea, declaró al asumir el cargo en 2023: “Incluso después de alcanzar la neutralidad del carbono, tendremos que extraer CO2 de la atmósfera”.18/ Con ello reconoció el fracaso de las políticas de reducción del efecto invernadero hasta ahora.

La COP 29 del año pasado en Bakú consagró técnicas experimentales para extraer el CO2 ya emitido y enfriar la atmósfera y la Tierra. Se trata de promesas futuristas azarosas para no tener que renunciar a los combustibles fósiles. Esta decisión se introdujo en la resolución final de la conferencia con el término de nuevo cuño de combustibles fósiles no atenuados (unabated fossil fuels), es decir, aquellos cuyo CO2 emitido no se recaptura. Los combustibles fósiles buenos, por tanto, serán aquellos cuyo CO2 emitido sí serán objeto de recaptura.19/ Todo un ejército de investigadores trabajan con esta idea en experimentaciones financiadas por Bill Gates y otros oligarcas superricos.

Es cierto que existe la tecnología para retirar el CO2 de los gases emitidos, por ejemplo en una fábrica de acero o de cemento, que emite mucho CO2, pero aplicar esto al aire ambiente, a la atmósfera en general, parece más bien ficción científica. Existen medios para integrar el CO2 en un material, por ejemplo una roca carbonática, o para transformarlo en un carburante, lo que aplaza el problema para más adelante. Sin embargo, lo que se plantea actualmente y ya se practica a pequeña escala, es encerrar el CO2 en un depósito, en una cavidad subterránea, o en una roca permeable, pero estanca, en minas de sal subterráneas, lagos subterráneos… Esto es posible, pero sumamente peligroso, porque si hay una fuga en el depósito y el CO2 vuelve a salir a la atmósfera, todo se habrá perdido. Son las NET, las tecnologías de emisiones negativas.

Kevin Anderson, climatólogo de la Universidad de Manchester, denunció en 2016 que las NET ya habían formado parte, a escondidas, de los cálculos optimistas de la COP21 de París en 2015.20/

Las NET, tecnologías de emisiones negativas

– La NET técnicamente disponible que recibe los favores de la industria de combustibles fósiles es la BECCS, bioenergía con captura y secuestro del carbono: consiste en cultivar en inmensas extensiones hierbas o árboles de crecimiento rápido, por ejemplo eucaliptos, para quemarlos en vez de los combustibles fósiles. Mientras crecen, absorben CO2 del aire. Como combustibles, permiten emplear tecnologías que domina la industria petrolera. El CO2 emitido al quemarlos se conserva, confina, comprime y conduce a través de redes de conductos hasta los pozos donde se pretende mantenerlo encerrado durante miles de años. Aparte de la apuesta azarosa de este confinamiento, esta BECSS, debido a las enormes extensiones que ocuparían sus plantaciones, competiría con la agricultura por la producción de alimentos. Recordemos que el presidente de Nestlé denunció públicamente, en 2009, los cultivos de cereales para la producción de alcohol como combustible, puesto que agravaban la crisis alimentaria.

– Captura del CO2 del aire mediante una resina adsorbente. El principio es conocido por esas pequeñas perlas de resina amarilla que sirven para desionizar el agua descalcificándola. Se cubrirían enormes extensiones con esa resina, que adsorbería el CO2. Periódicamente habría que lavar esa resina para después extraer el CO2 del agua de aclarado, confinarlo, comprimirlo y conducirlo mediante tuberías a un depósito subterráneo.

– Fijación mediante sosa cáustica. Es sabido que el CO2 reacciona con la sosa cáustica para formar carbonato sódico. Se fijaría el CO2 del aire mediante sosa cáustica en torres de lavado. El carbonato sódico podría verterse en el mar o calcinarse para recuperar la sosa cáustica a reutilizar y confinar el CO2. La sosa cáustica se genera mediante electrólisis del agua salada en un proceso que consume electricidad.

– Aumentar la absorción del CO2 atmosférico en los océanos esparciendo cal en el agua. Esto produce carbonato cálcico, caliza, que precipita en el fondo marino. Para esparcir la cal se precisa una inmensa flota de embarcaciones que hay que propulsar. La cal se obtiene mediante la calcinación de la caliza, un proceso que consume energía y emite el CO2 que se piensa confinar.21/

Todo esto se halla en fase experimental o de prueba en pequeñas plantas piloto. De allí a tratar todo el CO2 de la atmósfera para reducir su cantidad hay un salto como mínimo incierto. Todo esto es absurdo, pero se plantea para poder seguir quemando petróleo, gas natural y carbón.

Enfriar la atmósfera para seguir quemando petróleo

Las grandes erupciones volcánicas enfrían la atmósfera durante varios meses al inyectar en la atmósfera aerosoles, en parte azufrados, y partículas, que filtran la radiación solar. Hasta la década de 1970, los petróleos consumidos contenían una elevada proporción de azufre, que una vez quemado generaba dióxido de azufre (SO2), que a su vez se mezclaba con el agua de lluvia formando gotas de ácido sulfúrico. De 1940 a 1975, estas gotas filtraban los rayos de sol y frenaban el efecto invernadero. Pero por otro lado, esas lluvias ácidas dañaban la vegetación y provocaban enfermedades pulmonares en millones de personas. Por tanto, se optó por utilizar petróleos de bajo contenido de azufre y se procedió a desulfurar previamente el carburante. Así fue cómo a partir de 1975 el calentamiento climático pudo acelerarse.22/

– La idea con la que trabajan varios equipos bien financiados consiste en inyectar en la atmósfera exterior aerosoles químicos que imiten este efecto de enfriamiento del azufre y de los volcanes, pero sin perjudicar la salud de las personas y de la vegetación. Sin embargo, la propia atenuación de la luz solar ya es dañina para la vegetación.

– Otra solución: el metano o gas naturalestá presente en el aire en cantidades mucho más bajas que el CO2. Poco a poco abandona por sí mismo la atmósfera y se pierde en el espacio, mientras que el CO2 permanece en ella durante miles de años. Por otro lado, se trata de un gas cuyo efecto invernadero es 84 veces más potente que el CO2. La idea de algunos es eliminar por lo menos este metano atmosférico provocando a gran altura reacciones químicas que lo transforme en CO2.

– Finalmente, hay quienes piensan en compensar la disminución de la superficie de nieve y hielo, que reflejan los rayos de sol, blanqueando las nubes o amplias extensiones de terreno con polvo de titanio, el blanco de la pintura blanca o gigantescas telas blancas.

Todo esto se llama geoingeniería, cuyo estudio financian las partes interesadas. Otra idea es poner en órbita gigantescas sombrillas. La industria petrolera está dispuesta a financiar todo eso con tal de preservar la gallina de los huevos de oro del petróleo.

¡Cuánto tiempo perdido!

¡Cuánto tiempo perdido desde la Conferencia de Río de 1992, que levantó la liebre sobre el efecto invernadero y votó por unanimidad el Convención marco sobre el cambio climático al amparo de Naciones Unidas!

¡Cuánto tiempo perdido desde la declaración ante el Congreso, en Washington en 1988, del climatólogo James Hansen, de la NASA!

¡Cuánto tiempo perdido desde la fundación, en 1988, por la Asamblea General de Naciones Unidas, del GIEC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, cuyos informes sientan cátedra desde entonces!

¡Cuánto tiempo perdido desde su informe de 1990, que concluyó que para estabilizar el nivel de CO2 en la atmósfera en el doble de su valor preindustrial, es decir, en unas 580 ppm, hacía falta reducir las emisiones anuales de CO2 en un 60 %!23/ Ahora, en 2025, todavía estamos en 420 ppm, pero el nivel aumenta todos los años.

¡Cuánto tiempo perdido desde 1982, cuando los ingenieros de la compañía petrolera EXXON, en un informe secreto, calcularon que el aumento del consumo de petróleo incrementaría el nivel de CO2 en la atmósfera y con su efecto invernadero recalentaría el clima del planeta!

¡Cuánto tiempo perdido desde 1959, cuando el físico nuclear Edward Teller (1908-2003) expuso en la Universidad de Columbia, en Nueva York, que la combustión des carburantes fósiles provocaría, por su efecto invernadero, la fusión de las capas de hielo a partir del año 2000 y la subida del nivel de los mares!24/

¡Cuánto tiempo perdido desde 1954, cuando una Air Pollution Foundation, creada por las compañías petroleras y automovilísticas de EE UU, financiaba las mediciones del nivel de CO2 en el aire por parte de Charles Keeling y preveía las “consecuencias planetarias” de su aumento.25/

El mercado contra el clima

De la COP1 de Berlín en 1995 a la COP3 de Kyoto en 1997 y después a la COP 21 de París en 2015, las potencias del mundo estuvieron buscando medios para luchar contra el efecto invernadero que no menoscaben los negocios ni los beneficios, y a ser posible algún truco para enganchar las propias leyes del mercado capitalista a la tarea. El resultado muestra que fue un espejismo:

– El comercio de derechos de emisión de carbono no es más que un casino de especulaciones financieras. Estos mercados artificiales de derechos y créditos de emisión comercializables apenas han comportado una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.26/

– Los fondos de inversión verdes y sostenibles son un timo porque los productos de petróleo son mucho más rentables.

– La neutralidad de carbonoes un engaño porque postula que las emisiones de CO2 se compensen con su absorción por la actividad humana, por el mar y por la vegetación. Esta absorción es difícil de medir con precisión y se exagera sistemáticamente para evitar reducir las emisiones. La neutralidad de carbono es actualmente un auténtica estafa que permite a las empresas alardear de ella financiando supuestos proyectos de fijación del CO2 en parcelas forestales que financian con poco dinero en países pobres.

Así, Air France, por ejemplo, se compromete a compensar desde 2020 las emisiones de sus vuelos en Francia metropolitana gracias a proyectos ubicados en Brasil, Perú, Kenia, India y  Camboya.27/ En febrero de 2019, el gobierno francés, en su nueva ley sobre la energía, sustituyó el objetivo de reducir a una cuarta parte las emisiones de CO2 de Francia hasta 2050, establecido en 2005, bajo la presidencia de de Jacques Chirac, por el objetivo de alcanzar en 2050 la neutralidad de carbono, cosa que no es en absoluto lo mismo y que supone mantener el mismo volumen de emisiones.28/

Todos los instrumentos contemplados en las 24 conferencias de Naciones Unidad sobre el clima celebradas desde 1992 respetan las reglas no solo del capitalismo, sino más exactamente del neoliberalismo, que es la ortodoxia que impera desde hace 50 años. Enno Schröder y Servaas Storm, del Institute for New Economic Thinking, comentan al respecto:

“Solamente seremos capaces de poner fin progresivamente a las emisiones de gases de efecto invernadero antes de mediados de siglo si ponemos a nuestras sociedades y nuestras economías ‘en pie de guerra’ (…) Nuestro análisis estadístico muestra que para evitar una catástrofe climática, el futuro ha de ser radicalmente diferente del pasado. La estabilización del clima requiere un cambio fundamental de las infraestructuras de energías fósiles, de producción y de transporte, una reversión general de los intereses privados en las energías fósiles y en su producción e inversiones públicas a gran escala, y todo ello deberá llevarse a cabo lo antes posible. La analogía de Steffen de una movilización masiva frente a una amenaza existencial es básicamente correcta. El problema para la mayoría de economistas es que esto sugiere que el rumbo lo marquen agentes estatales y huele a planificación, coordinación e intervencionismo público, lo que va en contra del sistema de creencias orientadas al mercado de la mayoría de economistas.”29/  Y en contra de los intereses económicos dominantes.

Kevin Anderson y sus colegas juzgan de este modo el tiempo perdido en su gran artículo de 2021:

“¿Por qué no hemos invertido la curva de emisiones?”: “Los informes históricos indican que a finales de la década de 1980 industriales influyentes, científicos y políticos sabían que el cambio climático de origen humano era un problema real que requería actuar. Así, la cuestión se abordó en la Asamblea General de Naciones Unidas en 1988, y ese mismo año se creó el GIEC. La toma de conciencia pública de la cuestión comenzó a difundirse en todo el mundo en la década de 1990, aunque el grado de comprensión del asunto era limitado. Si se hubiera emprendido en aquel entonces una acción concertada y decisiva, mediante modestas reducciones de las emisiones y una transición cumulativa progresiva de abandono de los combustibles fósiles, se podría haber evitado gran parte del cambio climático que hoy está inscrito irremediablemente en la naturaleza. En vez de ello, y en tan solo 30 años, se ha emitido más CO2 fósil que en todo el periodo anterior desde la industrialización: 804 gigatoneladas durante los 240 años transcurridos de 1750 a 1990 y 872 gigatoneladas durante la treintena de años de 1990 à 2019.”30/

La curva decisiva

La curva decisiva a tener en cuenta es la del aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera. Es la curva de Keeling, así llamada por Charles Keeling (1928-2005), quien midió hora tras hora la concentración de CO2 desde 1958 en la cumbre de Mauna Loa en Hawai. En 1960 era de 320 partes por millón (0,32 ‰); en 1978: 330 ppm. Hoy está en 420 ppm. La Conferencia de París en 2015 preveía que al alcanzar un aumento de la temperatura de 1,5 ºC en 2040, la curva por fin se invertiría y la concentración de CO2 dejaría de aumentar y comenzaría a descender o, por lo menos, a estabilizarse en 440 ppm.

Para retornar a un nivel de 400 ppm de CO2 en la atmósfera en 2050, lo que correspondería a limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 2 °C de aquí a 2100, el GIEC ha calculado que habría que reducir del 50 % al 85 %, de aquí a 2050, el total de emisiones de gases de efecto invernadero.31/

Si no se invierte la curva antes de 2100, la temperatura planetaria habrá aumentado entonces 3 ºC desde el nivel de 1850. La inflexión de la curva hacia 2050-2060 será el comienzo, esperemos, del descenso de la concentración de CO2 en el aire y por tanto de una disminución del efecto invernadero que calienta la atmósfera. Pero aún estamos lejos.

La web Carbon Brief acaba de publicar la curva de China, que muestra una inflexión desde marzo de 2024 y un ligero descenso desde entonces (citado por Adam Tooze, Chartbook 5/06/2025). Sin embargo, puede que la causa sea la reducción de la producción de electricidad a base de combustibles fósiles, más que la reducción de las emisiones de CO2.

La catástrofe inminente

Lo que se ha hecho en este terreno desde 1992 es, en el mejor de los casos, una serie de avances dispersos, como por ejemplo la generación de electricidad aprovechando el sol y el viento en Europa y los progresos del automóvil eléctrico. Red Eléctrica, que gestiona la red eléctrica española, informa de que la producción de electricidad a base de energías renovables ‒hidroeléctrica, fotovoltáica y eólica‒ ha alcanzado un máximo histórico y sigue aumentando: en 2024, el 56,8 % de la demanda total, un 10 % más que el año anterior, y que en 2024 se alcanzó un mínimo de emisiones de CO2 en España.32/ El GIEC calcula que en el mundo entero la energía solar y la eólica representan hoy el 10 % de la generación de electricidad.33/

No obstante, los pequeños avances se ven anulados continuamente por el crecimiento económico y el aumento del consumo de combustibles fósiles en otra parte del mundo. Esto se produce en orden disperso, país por país, a veces ciudad por ciudad, unos más avanzados, otros más atrasados. Se ha calculado que a este ritmo hará falta un siglo y medio para alcanzar el objetivo de reducción de las emisiones de CO2 que la COP de París fijó en 2015 para 2050.

La pavorosa perspectiva y la terrible inacción de los poderes establecidos suscitan en la gente joven, consciente de lo que está en juego, un gran desespero e incluso provoca suicidios, y sobre todo la negativa a tener hijos, un fenómeno cada vez más frecuente y que en el ámbito de la demografía se comenta cada vez más a menudo. Pero lo peor no es inevitable y todavía estamos a tiempo si se adoptan medidas eficaces sin más demora para invertir esta curva de Keeling. Tengo una nieta de cinco años y escribo esto por ella. Tendrá 40 años en 2060. ¿Qué futuro voy a dejarle? ¿Hasta cuándo estaremos todavía a tiempo?

Daniel Tanuro ha citado de su libro de 2020 los versos de François Villon de 1489: “Frères humains qui après nous vivrez, N’ayez les cœurs contre nous endurcis”.34/

Sin presión social no harán nada

Es evidente, por desgracia, que hoy en día no existe una correlación de fuerzas sociales que empuje a los gobiernos a actuar de manera efectiva. Sin movimientos populares politizados que exijan medidas eficaces, los gobiernos y los capitalistas no harán nada.

Pueden servirnos de modelo las manifestaciones masivas contra las centrales nucleares de la década de 1970 en varios países. Fue un movimiento multitudinario, insistente, imaginativo, con comités de base que organizaban a mucha gente y acumulaban conocimientos para vigilar a la industria nuclear y las agencias estatales competentes y polemizar con ellas con conocimiento de causa.

Para un movimiento de este tipo vamos a esbozar en una segunda parte un programa de medidas posibles de política pública. 

NOTAS

1/ Entrevista de Celeste Saulo, El Pais, 11/03/2025

2/ Isak Stoddard, Kevin Anderson, Stuart Capstick, Wim Carton, Joanna Depledge, Keri Facer, Clair Gough, Frederic Hache,Claire Hoolohan, Martin Hultman, Niclas Hällström, Sivan Kartha, Sonja Klinsky,  Magdalena Kuchler, Eva Lövbrand,Naghmeh Nasiritousi, Peter Newell, Glen P. Peters, Youba Sokona, Andy Stirling, Matthew Stilwell, Clive L. Spash y Mariama Williams, “Three Decades of Climate Mitigation: Why Haven’t We Bent the Global Emissions Curve?” (Tres décadas de mitigación del clima: ¿Por qué no hemos reducido las emisiones globales?), Annual Review of Environment and Resources, www.environ.annualreviews.org, 29/06/2021

3/ Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático

4/ Le Temps, Ginebra, 25/07/2023

5/ Daniel Tanuro, “OPA fósil sobre la COP”, alencontre.org, 8/12/2023

6/ El País, 30/04/2025

7/ Michael Roberts, “Fixing the climate – it just ain’t profitable (Cuidar el clima simplemente no es rentable), thenextrecession.wordpress.com, 23/06/2024

8/ Naciones Unidas, World Economic and Social Survey 2011: The Great Green Technological Transformation, Ginebra, 5/07/2011, citado por Daniel Tanuro, ¡Demasiado tarde para ser pesimistas!, editorial Sylone en coedición con viento sur, Barcelona, 2020

9/ Daniel Tanuro, “COP 28, Ahmed al-Jaber inscrit son nom dans l’histoire de l’enfumage capitaliste”, alencontre.org, 15/12/2023

10/ Daniel Tanuro, L’impossible capitalisme vert, La Découverte, París, 2010

11/ Mark Lynas, Our Final Warning, Six Degrees of Climate Emergency, HarperCollins, Dublín, 2020, p. 167-211

12/ Agencia Internacional de la Energía/AIE, citada por Alain Bihr, “Le mirage des énergies ‘renouvelables’”, alencontre.org, 15/10/2024

13/ El País, 29/05/2025

14/ El País, 26/05/2025

15/ The Nation, 10/09/2019. Naomi Klein es autora de numerosas obras, entre ellas Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, Paidós, Barcelona, 2014

16/ Gilbert Achcar, “Néofascisme et changement climatique”, Mediapart, 7/07/2025

17/ Michael Roberts, “Fixing the climate – it just ain’t profitable”, thenextrecession.wordpress.com, 23/06/2024

18/ Le Temps, Ginebra, 25/06/2023

19/ Pascaline Minet, “La capture du carbone au cœur des débats à la COP28”, Le Temps, Ginebra, 9/12/2023

20/ Kevin Anderson, “The Hiddden Agenda: How Veiled Techno-Utopias shore up the Paris Agreement” (El plan oculto: cómo utopías tecnológicas encubiertas subyacen al acuerdo de París), https://www.geoengineeringmonitor.org

21/ Daniel Tanuro, Demasiado tarde para ser pesimistas, op. cit., p. 148

22/ Robert Lochhead, “Effet de serre, Pour quelques degrés de plus”, page*2, n.º 8/9, enero-febrero de 1997

23/ Robert Lochhead, art. cit.

24/ Benjamin Franta, “Ce que le Big Oil savait sur le changement climatique, selon ses propres termes”, The Conversation, 28/10/2021

25/ Oliver Milman, “L’industrie des combustibles fossiles était au courant du danger climatique dès 1954”, alencontre.org, 31/01/2024, traducción de The Guardian, 30/01/2024

26/ Daniel Tanuro, L’impossible capitalisme vert, La Découverte, París, 2010, p. 290

27/ Coralie Schaub y Aurore Coulaud, “La ‘neutralité carbone’”: la grande arnaque. Le seul zéro qui compte, c’est à la source”, Libération, 4/11/2021

28/ Arjuna Andrade, “France/Climat. Macron ordena ‘no cambiar nada’”, Les nouvelles de l’éco, France Culture, 11/02/2019

29/ https://braveneweurope.com/enno-schroder-and-servaas-storm-why-green-growth-is-an-illusion

30/ Isak Stoddard, Kevin Anderson, y cols., art. cit.

31/ Martina Igini, “Atmopsheric CO2 Jump in 2024 off Track With Trajectory Needed to Meet 1,5 ºC Goal, Met Office Says”, Earth Org, 19/01/2024

32/ El Pais, 30/04/2025

33/ Le Temps, Ginebra, 3/09/2023

34/ Daniel Tanuro,¡Demasiado tarde para ser pesimistas!, editorial Sylone en coedición con viento sur, Barcelona, 2020

Texto original: À l’encontre

Traducción: viento sur

Segunda parte

Fuente: https://vientosur.info/hacia-los-3-oc-de-aqui-a-2100-consecuencias-y-falsos-remedios/