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¿Hacia un nuevo gobierno «de facto» en Navarra?

Fuentes: Rebelión

A lo largo de la breve pero intensa historia de CDN como formación política (desde su fundación por Juan Cruz Alli en 1995), el maquiavelismo ha sido unas de sus notas predominantes, encontrándonos en estos momentos en la antesala de una nueva estrategia que intentará hacer renacer el partido de sus cenizas y perpetuarse en […]

A lo largo de la breve pero intensa historia de CDN como formación política (desde su fundación por Juan Cruz Alli en 1995), el maquiavelismo ha sido unas de sus notas predominantes, encontrándonos en estos momentos en la antesala de una nueva estrategia que intentará hacer renacer el partido de sus cenizas y perpetuarse en la vida política navarra.

Tras su ingreso en Unión del Pueblo Navarro (UPN) procedente de UCD, Juan Cruz Alli llegará a la presidencia del Gobierno de Navarra (1991-1995), desde donde abogará por llevar a UPN a posiciones más centristas y menos intransigentes en su navarrismo al propugnar un mejor entendimiento con la comunidad autónoma del País Vasco y con el nacionalismo vasco en general.

En 1994, debido a su «deriva nacionalista« entrará en conflicto con su partido y será sustituido por un suplente de circunstancias (Miguel Sanz), lo que le llevará a abandonarlo en 1995 y reconvertirse en Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN) y desde su nueva atalaya volverá a ejercer de mago político y sacará de su chistera el tripartito de Otano (PSN-CDN-EA) del que será vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra entre 1995 y 1996, convirtiéndose desde entonces en la bestia negra de UPN.

Tras la dimisión de Javier Otano como presidente del Gobierno de Navarra al estar implicado en un caso de corrupción política, ejercerá el cargo de presidente en funciones entre los meses de junio y septiembre de 1996 y será posteriormente sustituido por uno de sus discípulos menos aventajados pero más moldeables a las tesis antivasquistas de UPN (Miguel Sanz), haciendo añicos su sueño de una Navarra plural y progresista.

En el año 2000 (a pesar de su reconocida animadversión personal con Sanz), comenzará un paulatino acercamiento a UPN en aras de la supervivencia de CDN plasmado en un pacto presupuestario y tras las elecciones autonómicas de 2003 en un pacto de gobierno de coalición entre UPN y CDN que alcanzará la mayoría absoluta, aunque no entrará a formar parte del mismo dadas sus diferencias insuperables con la dirección de UPN.

Tras la pérdida de la mayoría absoluta del centro derecha navarrista en 2007 y el acuerdo tácito alcanzado in extremis entre Pepe Blanco y Jaime Ignacio del Burgo se constituirá un gobierno en minoría UPN-CDN, quedando el PSN como árbitro de la contienda y ejerciendo una oposición tan leal y constructiva que serán en realidad sus propuestas las que serán apoyadas por el gobierno minoritario en un espléndido ejercicio de ventriloquismo escénico por el que recibirá todo tipo de cargos y prebendas políticas.

Ello supondrá el inicio de la campaña mediática contra Sanz por parte del PP, acusándole de intento de ruptura del acuerdo de colaboración con el PP suscrito en 1.991 y de entreguismo al PSOE en aras de perpetuarse en el poder; produciéndose el posterior divorcio de todos conocido y logrando Sanz el verdadero objetivo de su movida mediática: el paso de su diputado Salvador al Grupo Mixto para contrarrestar el eco de la hasta ahora única voz de Navarra en el Congreso (Uxue Barcos).

En la altivez de su nueva posición, el PSN se percatará pronto de que Sanz es sólo una marioneta en sus manos e iniciará una política de acoso y derribo de los consejeros de CDN en el Gobierno de Navarra (Esparza y Pérez Nievas), acusándoles de «falta de compromiso en el cumplimiento del Pacto de Gobernabilidad de Navarra» y exigirá a Sanz actuar en consecuencia para defenestrarlos políticamente y constituir un Gobierno de Coalición de facto UPN-PSN, con el objetivo confeso de dejar a CDN en soledad política y en las próximas elecciones forales del 2011 intentar absorber su otrora fiel electorado (14.400 votos en las pasadas elecciones del 2007).

Con el regreso en septiembre al nuevo curso político, asistimos al segundo acto del intento de acoso y derribo de CDN:

El PSN habría conseguido seducir a CDN con sus cantos de sirena y logrado la abstención de los dos representantes de CDN en la admisión a trámite en el Parlamento de la iniciativa de IU para cambiar la Ley del Vascuence y ampliar la zona mixta a nueve localidades cayendo en la tela de araña urdida por el cerebro en la sombra Román Felones, pues dicha inciativa ya fue rechazada en el curso político anterior por el PSN aprovechando la ausencia del montañero de Nabai.

Miguel Sanz habría amenazado con destituir a los dos consejeros convergentes si la formación que preside José Andrés Burguete no se opone a la reforma de la ley del euskera, ( postura avalada por el monolítico comité ejcutivo de UPN), pues UPN rechaza cualquier modificación de la norma y defiende que el pacto de gobierno obliga a los dos partidos a ir al unísono en este tema y avisa que CDN debe rectificar y oponerse públicamente a ampliar la zona mixta del euskera. , apelando a la «literalidad» del pacto de gobierno que, en su opinión, no admite interpretaciones, lo que unido a la propuesta de reforma del Amejoramiento de CDN, (favorable a que el Parlamento pueda tener iniciativa en una reforma de la Ley Orgánica), habría creado el microclima adecuado para lograr la defenestración de los dos consejeros de CDN y enviarlo de paso al ostracismo político.

La ejecutiva de CDN deberá decidir de forma inmediata su futura estrategia, oportunidad que podría ser aprovechada por CDN para en una arriesgada jugada política hacer salir a sus dos consejeros del Gobierno minoritario UPN-CDN e iniciar una política de aproximación a las filas del PP con vistas a lograr un pacto de coalición PPN-CDN que se presentara a las futuras elecciones forales del 2011, asegurando una supervivencia de CDN que quedaría plasmada en una posible presencia en el Parlamento Navarro y posteriormente en el Congreso de Madrid.

Dicho pacto arrojaría a UPN en brazos del PSN por lo cual no sería descartable un posible gobierno de coalición «de facto» UPN-PSN «en aras de la gobernabilidad y estabilidad de Navarra» hasta las Elecciones del 2011, con lo que la Presidenta de UPN Yolanda Barcina vería así en serio peligro su aspiración de detentar en su persona el liderazgo de UPN y la Presidencia del Gobierno de Navarra tras ser criticada duramente por los portavoces del PSN , llegando a acusarle abiertamente «de trama conspiratoria contra Sanz» y de «pertenecer a la extrema derecha emparentada con Busch y Aznar» y negarle de antemano su legitimidad como interlocutor válido.

Barcina deberá mover con urgencia sus peones para evitar el jaque a la reina urdido por Pepe Blanco, aunque previamente será necesario un acuerdo con el poder fáctico representado por la corriente subterránea liderada por Alberto Catalán para lograr un consenso que instauraría de nuevo la Bicefalia en el partido navarrista tras ser nombrado Catalán Presidente de UPN.

Dicho Pacto daría la estabilidad y legitimidad que Barcina necesita dentro de UPN y le permitiría presentarse como candidata al Gobierno de Navarra en las elecciones del 2011 con el objetivo de lograr la anhelada mayoría absoluta (tras un posterior acuerdo con la hipotética coalición CDN-PPN que incluiría la entrada en un futuro gobierno foral de cuatro consejeros de dicha coalición y la Reformulación del Pacto UPN-PP).,objetivo factible pues los últimos sondeos realizados tras las Elecciones Europeas del 2009 darían 16-17 escaños para UPN y 7-8 para la hipotética coalición CDN-PPN.

No obstante, el logro de dicha mayoría absoluta dependerá de la tasa de abstención y de la fidelidad de los votantes de una Nafarroa Bai sumida en una crisis identitaria y en luchas intestinas por el liderazgo, por lo que no sería descartable que Uxue Barcos encabezara la lista de una nueva coalición integrada casi en su totalidad por personas independientes con amplio eco mediático en la vida navarra que aglutinara el voto nacionalista y progresista de Navarra y quedara como segunda fuerza política navarra, tesitura que obligaría al PSN a escenificar de nuevo la ceremonia de la confusión para constituir un «Gobierno de Mayoría Progresista».

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.