Se ultiman los procesos de confluencia, selección de candidatos y elaboración de programas y argumentarios para las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. En Madrid este proceso largo y complejo de puesta en común ha cuajado en la candidatura «Ahora Madrid», encabezada por la jueza Manuela Carmena. Una de las plataformas que ha […]
Se ultiman los procesos de confluencia, selección de candidatos y elaboración de programas y argumentarios para las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. En Madrid este proceso largo y complejo de puesta en común ha cuajado en la candidatura «Ahora Madrid», encabezada por la jueza Manuela Carmena. Una de las plataformas que ha contribuido a la convergencia es Convocatoria por Madrid, que desde el primer momento apostó por la Unidad Popular. La cofundadora de esta plataforma y exdiputada de IU, Tania Sánchez, considera que ante el desplome del PP y el PSOE como responsable y cómplice de la gestión de la crisis, «mucha gente está buscando una alternativa». Tania Sánchez Melero ha participado con el politólogo Manolo Monereo y el miembro de la Mesa Estatal del Frente Cívico, Héctor Illueca, en un acto político a favor de la unidad popular, organizado por el Frente Cívico-Valencia.
-Los documentos y discursos de la plataforma a la que perteneces, Convocatoria por Madrid, apelan de manera permanente a la «unidad popular». ¿En qué consiste?
-Se trata de que las mayorías sociales que sufren las consecuencias de la crisis sean capaces de articularse socialmente para resistir los embates de ésta, y construir una alternativa de sociedad para frenar lo que se nos viene encima. Eso es complejo de construir si no pensamos que es en los espacios cotidianos -donde una se relaciona con sus vecinos, en los barrios o en el colegio de sus hijos- donde se construye la cotidianidad; es aquí donde uno se construye como individuo y también donde podemos configurar un nuevo modelo de sociedad. Entiendo la unidad popular como el esfuerzo por llevar la transformación social a la cotidianidad de los barrios y de las gentes.
-¿Qué puntos de referencia tomáis para la propuesta de la «unidad popular»?
-La forma de articular la sociedad y de cómo en la cotidianeidad se construyen identidades e ideologías, es una constante de la acción política y social. Son un ejemplo claro los proyectos de nuevos modelos educativos de Paulo Freire en poblaciones muy subalternas, analfabetas y marginadas de la sociedad, para construir empoderamiento ciudadano y hacerlas protagonistas de sus vidas y comunidades. Hay muchos otros ejemplos a lo largo de la historia.
-Tu organización ha apoyado a Manuela Carmena como candidata a la alcaldía por la lista de «Ahora Madrid». La opinión pública conoce a Carmena por su trayectoria profesional como jueza (emérita del Tribunal Supremo), ¿qué otros aspectos destacarías y qué puede aportar al gobierno de la capital? Por ejemplo, fue cofundadora del despacho de los abogados laboralistas de Atocha.
-En los últimos tiempos Manuela Carmena viene dedicándose a una idea muy interesante: un proyecto económico y social en torno a una pequeña tiendita de mujeres, que crean sus propios productos para luego venderlos y constituirse en una alternativa económica. Además de su recorrido como jueza, Manuela Carmena ha mantenido una trayectoria vital muy vinculada a la transformación de las vidas cotidianas. Y creo que Madrid necesita recuperarse como una ciudad de individuos que construyen un nuevo proyecto para devolver la ciudad a la gente. El presupuesto del Ayuntamiento de Madrid está repartido entre las grandes empresas a través de las contratas de servicios públicos. Eso determina en gran medida la política que se hace en Madrid, la forma en que se construye la ciudad y también la manera como se disfruta. Eso es lo que hay que transformar. Se trata de devolver a los vecinos una ciudad llena de barrios periféricos en los que las instituciones no se preocupan de lo que le pasa a la gente.
-«Ahora Madrid» plantea una serie de medidas para los primeros días de gobierno en caso de que acceda al poder municipal: poner todos los medios y recursos municipales para la paralización de desahucios; parar la privatización de servicios públicos; garantizar los suministros básicos de luz y agua, y el acceso a las prestaciones sanitarias municipales; por último, desarrollar un plan urgente para la inserción laboral de jóvenes y parados de larga duración. Vistas las dificultades de Syriza, ¿es suficiente con la voluntad política para aplicar estas propuestas?
-Hay que ajustar bien la definición de esa voluntad política. La voluntad política se compone, en mi opinión, de quienes son los responsables y tienen el deseo de llevar adelante una transformación, así como del poder político y social que tienen para desarrollarlo. ¿Desde las instituciones hay capacidad de gestionar la cosa pública de otra manera y de garantizar el bienestar de las mayorías? Sí. Ahora bien, ¿es inmediata la transformación de un modelo y la generación de herramientas económicas y políticas para poder hacerlo? Esto no es inmediato. Es imprescindible que la ciudadanía forme parte de esa voluntad política unitaria para la transformación. En cuanto a Syriza, creo que está en una pelea muy dura con los grandes poderes económicos europeos. Y me parece que va a ser capaz de ganarla en la medida en que tenga a las mayorías sociales de su lado. En ello están trabajando. Al menos alguien ha llegado a Bruselas y ha dicho que va a dejar de ser el mayordomo que cumple órdenes de la banca alemana…
-Los procesos de confluencia, por ejemplo «Ahora Madrid» o los diferentes «Ganemos»-«Guanyem», son sumamente complejos y en muchas ocasiones la comprensión parece al alcance sólo de los muy iniciados o inmersos de lleno en estos procesos. ¿Puede esta complejidad (muchas veces de mecanismos y procedimientos) poner barreras entre estas plataformas populares y la gente común? ¿Sería posible una articulación más sencilla y accesible?
-Los procesos para poner de acuerdo a personas y colectivos distintos son complejos. En este país ha habido una tendencia a mitificar el consenso como elemento de acuerdo, cuando lo que estábamos construyendo en realidad era un modelo político en el que se eliminaba el disenso. Y no hay democracia sin disenso. No es posible llegar a posiciones comunes y a definir qué es lo común (los intereses de todo el mundo), si no partimos de posiciones distintas. También ha sido difícil compaginar la cotidianeidad de los espacios que elaboran las propuestas y que trabajan en procesos de unidad, con las mayorías sociales que puedan esperar una alternativa. Pero a día de hoy tenemos por delante una pre-campaña y una campaña electoral en la que es muy posible transmitir esa idea de que hay una alternativa única al modelo del PP, y de que todo lo demás son alternancia de modelos.
-¿Cuáles son las expectativas en la calle en torno a «Ahora Madrid»? ¿Puede darse, como ha ocurrido con Podemos, un intento de hinchar los pronósticos por parte del PP, con el fin de cohesionar a su electorado («o nosotros o el caos»), erosionar al PSOE y de ese modo fragmentar el voto de sus rivales?
-Creo que hay unas expectativas muy grandes de cambio. Durante mucho tiempo el PP ha pensado que la «Crisis de Régimen» era una crisis de la izquierda, un problema del PSOE que al PP no le afectaba. Pero lo que está saliendo en las encuestas es, sobre todo, que el Partido Popular se desploma porque todo el mundo lo identifica como responsable de la parte más dura de la crisis económica. También se da una clara incapacidad de reflote por parte del PSOE, pues se le identifica como parte cómplice en el modelo desarrollado. Por tanto, hay mucha gente buscando una alternativa. Otra cosa es la capacidad que tengamos colectivamente de garantizar que la alternativa quiera apostar por un cambio, y no por una sustitución de líderes…
-¿Te refieres a Ciudadanos?
-Me parece que la emergencia de Ciudadanos es una operación perfecta de un partido que conecta con la necesidad de algo nuevo, de cambiar determinadas cosas, pero que no tiene realmente una voluntad de transformación. Hay que ser claro en eso. El modelo económico y político que defiende Ciudadanos no plantea un proyecto de cambio.
-Fuiste cuatro años (2011-2015) diputada autonómica en la Asamblea de Madrid por Izquierda Unida. Por tanto, tuviste que lidiar durante mucho tiempo con Esperanza Aguirre. ¿Qué fotografía guardas de la llamada «lideresa»?
-Esperanza Aguirre es una persona muy lista, a la que nunca hay que menospreciar políticamente, y que básicamente defiende los intereses de su posición y de su grupo social. Además, ha sido capaz de hacer algo que hay que revertir: convencer a las mayorías sociales de Madrid de que sus intereses coincidían con los de las grandes empresas que invertían en autopistas radiales, grandes obras e infraestructuras, o se dedicaban a la especulación urbanística. Si les iba bien a las empresas, nos iría bien a todos los madrileños. El resultado ha sido absolutamente nefasto. El personaje de Esperanza Aguirre hay que mirarlo como el responsable de un determinado modelo que está en decadencia…
-¿Qué opinas de su último «fichaje», el economista Daniel Lacalle, gestor de fondos de inversión en la City de Londres?
-Es un de los máximos defensores de un modelo absolutamente liberal, que en realidad esconde un sometimiento de los intereses colectivos a los intereses privados.
-Abandonaste Izquierda Unida tras vencer en las primarias de esta organización para la Comunidad de Madrid. ¿Tu salida de IU se debió, en el fondo, a una batalla política e ideológica o a una querella interna por el poder?
-A una batalla política que se expresaba a través de una mayoría de militantes apostando por un proyecto de cambio y transformación, sin ningún tipo de miedo a dejar a un lado las siglas; con mucha generosidad y con el convencimiento de que los cuadros políticos que han desarrollado las luchas sociales en este país, en los tiempos en que nadie luchaba, están más que de sobra preparados para formar parte de los cambios y transformaciones sin perder su identidad. Y que juntarse con otros no es un riesgo. Frente a ello lo que ha habido es el atrincheramiento de un «aparato»; lo más duro es reconocer que este «aparato» no sólo tenía miedo a perder sus espacios de poder, sino que tiene un modelo de alternativa que pasa por una alianza con el PSOE. Esto es así, y lo estamos viendo en la batalla que ahora viene contra Alberto Garzón. Creo que es un proyecto históricamente agotado, y que lo urgente es garantizar que lo mejor que ha producido ese espacio político -una generación de cuadros tremendamente preparados (porque han trabajado en espacios sociales, de movilización y de unidad)- formen parte del cambio, y no se queden atrapados en una estructura que opera contra el cambio.
-Sin embargo, muchos de estos conflictos intestinos se producen en otras formaciones de izquierda y organizaciones sociales (también en Podemos se han criticado duramente designaciones y tomas de partido por parte de los líderes más significados; o batallas internas en el seno de los «círculos»). ¿Falta autocrítica y generosidad?
-Ya te decía que construir definiciones de lo común entre sensibilidades distintas es muy complicado, y requiere de una cultura democrática que en este país no tenemos; lo hemos construido todo a partir de un falso consenso, donde no se discutían los elementos centrales de la sociedad que queríamos construir. Poner a discutir a gente que tradicionalmente no está acostumbrada a hacerlo; a que participen ciudadanos que no lo han hecho nunca y además con un bagaje cultural muy vinculado a la hegemonía neoliberal. Es muy complejo y va a costar mucho. Pero creo que se trata de problemas muy distintos. Lo que le ocurre a IU no tiene nada que ver con lo que sucede en los «círculos» de Podemos, o lo que le pueda ocurrir a una organización social con disputas en su seno (mejor o peor lo resuelven). Pero al final, creo que hemos de ser capaces de resolver las discrepancias de manera constructiva y positiva.
-Por último, personas de «Convocatoria por Madrid» (plataforma de la que eres cofundadora) figuran en la lista que ha presentado Podemos para las elecciones autonómicas. ¿Es en tu opinión Podemos el referente actual de la izquierda española?
-Considero que Podemos ha sido la formación capaz de traducir toda la indignación, necesidad de cambio e ilusión colectiva en un resultado electoral. Y considero que lo va a continuar siendo posiblemente en los próximos diez años. Hay que entender que si tenemos esta potencia electoral ya estructurada de una determinada manera, se ha de complementar con una estructuración del potencial social que se ha quedado más disgregado (o menos organizado). La gente que participa en la candidatura de Podemos tiene claro que es la forma de garantizar que hay, en la Comunidad de Madrid, una conexión entre la representación institucional y todo lo que se está cosiendo en los municipios, que ha sido mucho más plural y compartido.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.