La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha unido a sus socios en la producción y uso de estadísticas para hacer un llamamiento a la acción con el objetivo de mejorar los datos de género, basándose en las lecciones aprendidas y las lagunas expuestas o exacerbadas durante la pandemia de Covid-19. Este informe destaca cinco áreas clave en las que se requiere una acción fuerte y decisiva para lograr una mejora sostenible en la disponibilidad de datos clave de género, incluso en el mundo del trabajo.
La OIT tiene un largo historial de promoción de mejoras en la disponibilidad de datos relevantes para el género. “En este momento presenta tanto una elección como una oportunidad. Podemos seguir volando a ciegas, diseñando respuestas políticas en el vacío», señalan los autores.
«O podemos invertir en nuestra propia recuperación dando prioridad y financiando la recopilación de datos que nos den una imagen real de los retos a los que nos enfrentamos. Tenemos la oportunidad de construir los cimientos de un sistema de datos sólido y receptivo, un sistema que nos permitirá diseñar políticas inteligentes y específicas que tengan un impacto real”, añaden
La igualdad de género ¿una cuestión de datos?
Los datos son muy claros en un punto; la pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto desproporcionadamente negativo en las mujeres. Dado que hay más mujeres que trabajan en el turismo, el comercio minorista y los sectores informales, que han sido los más afectados por la pandemia, sus medios de vida se han visto alterados.
Comprender el alcance de este impacto es el primer paso para invertir el rumbo. Sin embargo, la pandemia también ha puesto de manifiesto y ha exacerbado las lagunas de datos que socavan la capacidad para actuar intencionadamente y elaborar respuestas políticas eficaces.
Sin dudas que los esfuerzos de producción de datos se han visto seriamente perturbados por la pandemia de Covid-19, afectando a todo, desde la recogida de datos hasta su posterior gestión, análisis y comunicación. A estos desafíos se suma una gran cantidad de lagunas de datos existentes, especialmente en lo que respecta a la salud, la educación y las oportunidades económicas.
Si no se abordan estas falencias y los obstáculos a la recopilación, no podremos comprender ni abordar plenamente las repercusiones de la pandemia desde el punto de vista del género.
La recopilación y el uso de datos oportunos y fiables desglosados por sexo no sólo son fundamentales para reconocer y abordar las desigualdades de género, sino que son esenciales para la recuperación económica mundial.
Si optamos ahora por comprometernos a aumentar la recopilación y el uso de datos, construiremos una base mejor preparada para futuras crisis. Todo el mundo -desde los altos cargos de los sistemas estadísticos nacionales y los responsables de las encuestas hasta los financiadores, los organismos multilaterales y los socios de investigación- tiene un papel que desempeñar.
Pero este trabajo debe realizarse de forma sistemática para analizar eficazmente las repercusiones sanitarias y socioeconómicas de la pandemia. Sin embargo, en la actualidad sólo uno de cada tres países informa regularmente de las estimaciones de casos y muertes relacionadas con el COVID-19 desglosadas por sexo.
La violencia de género, el trabajo remunerado, el trabajo de cuidados no remunerado y el acceso a los servicios son sólo algunos ejemplos importantes en los que persisten o se han exacerbado importantes lagunas de datos. El seguimiento y el análisis de la forma en que los gobiernos responden y utilizan los datos para garantizar la rendición de cuentas también es crucial.
Los datos procedentes de la actividad de los medios de comunicación sociales y tradicionales y del uso de Internet, los datos geoespaciales generados por los dispositivos móviles y el sector privado pueden proporcionar información fundamental en un plazo más breve que las fuentes de datos tradicionales.
Aunque no sustituirán a las encuestas de hogares bien diseñadas como fuente clave de información sobre la mano de obra, estos tipos de fuentes no tradicionales pueden aprovecharse para informar sobre las previsiones relacionadas con la pandemia. Hasta la fecha, las respuestas políticas a la pandemia han sido en gran medida involuntarias desde el punto de vista del género. Por ejemplo, sólo un 8% de las medidas de protección social y del mercado laboral han abordado directamente los cuidados no remunerados.
Para que las medidas políticas sean eficaces, deben reflejar lo que nos dicen los datos, pero el progreso mundial se ve obstaculizado por las limitaciones en el acceso a los datos y la infrautilización de los datos disponibles en la elaboración y evaluación de las políticas.
Es fundamental una inversión sustancial en infraestructuras de datos, tanto ahora como después de la pandemia. El pasado año ha puesto a prueba los sistemas de datos, que están sobrecargados y carecen de fondos.
Antes de la pandemia, sólo el 13% de los países contaban con un presupuesto dedicado a la recopilación y el análisis de datos de género, y los sistemas de encuestas de hogares suelen carecer de recursos, lo que limita gravemente la capacidad de los países para emprender la recopilación de datos esenciales.
Es probable que el impacto económico de COVID-19 en los países erosione aún más los presupuestos nacionales, exacerbando las deficiencias de financiación y de datos. La modernización de la recopilación de datos y el fortalecimiento de las infraestructuras de datos es una inversión que nos servirá ahora y que también preparará nuestros sistemas para responder mejor a futuras crisis.
La economía informal del mundo que ignoramos y ninguneamos
Dos mil millones de personas, más del 61 por ciento de la población empleada en el mundo, se ganan la vida en la economía informal sin acceso al diálogo social; el 58 por ciento de las mujeres y el 63 por ciento de los hombres del mundo trabajan en la economía informal.
Aquí también las mujeres, tienen muchas más probabilidades que los hombres de pertenecer a los segmentos más vulnerables de la economía informal como trabajadores domésticos, trabajadores a domicilio o trabajadores familiares auxiliares, lo que significa que tienen poca o ninguna protección contra el despido y poco acceso a la protección social, incluida la licencia de enfermedad remunerada.
Los trabajadores de la economía informal también carecen de acceso a los mecanismos de diálogo social. Aunque el diálogo social para los trabajadores informales sigue siendo un desafío, se promueve el diálogo social tripartito a través de la Recomendación sobre la transición de la economía informal a la economía formal, 2015 (núm. 204) para representar los intereses y la participación de los trabajadores informales y su transición a la economía formal.
La superación de la escasa cobertura de los trabajadores informales en el diálogo social y la negociación colectiva ha llevado a los sindicatos a destinar mayores esfuerzos a contratar, organizar y representar a los trabajadores informales, a menudo con organizaciones de trabajadores informales, por ejemplo, la Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA) y la red mundial Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO).
Ello ha ayudado a fortalecer la voz colectiva de las trabajadoras informales, como en el caso de ‘los trabajadores informales, sus organizaciones y sus campañas, que representan lo más destacado del cambio notable que ha registrado el movimiento obrero mundial en más de un siglo’.
Las estructuras en los sindicatos que representan a los trabajadores informales incluyen el establecimiento en 2015 por el Congreso de Sindicatos (TUC) de Ghana del Sindicato de Asociación de Trabajadores del Sector Informal para representar a los trabajadores informales, y la Comisión de Trabajadores del sector informal del Sindicato Unificado de Trabajadores Generales y del Transporte de Uganda, centrado en las trabajadoras informales del sector del transporte.
En la misma línea, organizaciones de empleadores han colaborado con unidades de la economía informal y con pequeños empleadores en la promoción de la transición de la economía informal a la economía formal.
Algunos ejemplos incluyen la representación de los intereses de pequeñas empresas informales como han hecho la Federación de Empleadores de Kenya, la Asociación de Empleadores de Ghana y la organización de empleadores de la República Democrática del Congo, Copemeco.
Con motivo del establecimiento del Comité de las Mujeres Trabajadoras del Sector Informal del ATGWU se han celebrado negociaciones para mejorar la seguridad de las mujeres y su acceso a retretes seguros y otras instalaciones, así como a la protección social.
Tras la incorporación de asociaciones de trabajadores informales del transporte y de la organización y el apoyo a Galima (una asociación de mujeres supervivientes del VIH y el sida en el sector del transporte), así como con la organización de comerciantes y trabajadores que trabajan desde su domicilio a través de la Asociación de Desarrollo de la Artesanía Tukolere Wamu, entre otros, se ha producido un aumento en la afiliación al sindicato.
El Comité de las mujeres trabajadoras del sector informal del ATGWU también ha promovido la constitución de comités de trabajadoras locales, ayudando a las mujeres a conocer sus derechos y alentándolas a informar cuando sufren abusos o violaciones de sus derechos.
Además, la organización de talleres de educación y la impartición informal de educación en las calles, en los principales centros de transporte y en el sindicato, ha ayudado a cambiar la actitud de los hombres y a las mujeres a tener más confianza e informar de los abusos. Algunos trabajadores informales han entrado en el ámbito de aplicación del diálogo social y la negociación colectiva, por ejemplo, en lo relativo a la fijación de salarios mínimos, la seguridad social o los derechos de maternidad.
Así es compañera: si te sientes débil, asustada y sola, quemar tus manos y mojar tu frente sudorosa por la explotación, derramar lagrimas de injusticia, frente al mundo, de nada sirve el idioma inclusivo, si las sombras se alargan y te abrazan en la empañada sombra del capitalismo.
*Sobre el autor: Periodista uruguayo, acreditado en ONU-Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Fuente: http://estrategia.la/2021/03/04/idioma-inclusivo-estadisticas-y-explotacion-de-genero/