España está en crisis pero la lengua y la cultura española en el mundo, no. Al contrario, los alumnos que estudian castellano (y también euskera, catalán y gallego) en los 77 centros que hasta ahora tenía el Instituto Cervantes en 44 países no han dejado de aumentar en los últimos años. Un hecho al que […]
España está en crisis pero la lengua y la cultura española en el mundo, no. Al contrario, los alumnos que estudian castellano (y también euskera, catalán y gallego) en los 77 centros que hasta ahora tenía el Instituto Cervantes en 44 países no han dejado de aumentar en los últimos años. Un hecho al que no es ajena la labor de los profesionales de esta institución que cada año mejora sus resultados, tanto en ingresos como en aumento de su labor de difusión cultural.
Pese a ello, sus nuevos responsables -nombrados por el Gobierno del PP, que asegura que la defensa de la «Marca España» es uno de sus estandartes-, anunciaron hace días un recorte de su presupuesto para 2013 que oficialmente será de cerca de 13,5 millones de euros, un 13,9% de los fondos. Unas cifras «engañosas» para Comisiones Obreras (CCOO), que ha denunciado que el tajo se elevará en realidad al 37,32%, 30 de los 97 millones con los que este año se ha financiado la institución
La diferencia entre estas cantidades se debe, explica María Antonia López Jiménez, secretaria para el personal del Cervantes en la Federación de Enseñanza Exterior del sindicato, a que los presupuestos presentados por su director, Víctor García de la Concha, se basan en un cálculo de los ingresos para 2013 que prevé «un supuesto incremento del 98% del resultado comercial». Una perspectiva «irreal» para CCOO, que considera que los recortes tendrán el efecto contrario.
El plan de ahorro de García de la Concha prevé, no sólo el cierre de cinco centros -los de Cuturiba y Recife, en Brasil, el de Damasco (a causa de la guerra), el de Sofía y el aula de español de Nicosia- sino también el casi inevitable despido de alrededor de 195 de los 1.137 trabajadores del Cervantes.
Cinco centros menos y menos empleados equivalen a «menos cursos, menos matrículas y menos ingresos por los exámenes oficiales de español en el extranjero», deplora López Jiménez. El sindicato resumió las intenciones del Gobierno en un comunicado asegurando que éste quiere convertir al «buque insignia» de la enseñanza del castellano en una «patera del español».
El «enchufe» de García de la Concha
Los intentos de los responsables del Cervantes por minimizar el alcance de estos recortes y la amenaza de despidos no han tenido éxito hasta ahora. Todo lo contrario; las declaraciones de García de la Concha desde la presentación de los presupuestos para 2013 no han hecho sino aumentar la consternación de los trabajadores.
También su indignación, pues el director del Cervantes ha ofrecido como alternativa a los profesores afectados por los futuros despidos «recomendarlos» para una plaza de lector de español en universidades extranjeras. Estos puestos están pensados para licenciados jóvenes y exigen a los aspirantes tener menos de 35 años.
María Antonia López rechaza de plano esta oferta: «García de la Concha ofreció a los trabajadores que serán despedidos un enchufe como alternativa; también que abrieran centros asociados al Cervantes, lo que es un escándalo y apunta a que lo que quiere el Gobierno es estrangular el Instituto, privatizarlo y luego venderlo a precio de saldo a algún amigo».
Este panorama que se antoja negro tiene además un tufo de autoritarismo para CCOO. La secretaria del Personal del Cervantes de Comisiones da cuenta del temor a que se imponga una censura de las actividades culturales que ofrece el Instituto en el extranjero, que muy pronto podrían tener que contar con «una autorización previa de la sede central». Una amenaza que, de hacerse realidad, explica, «tendría como consecuencia ver a conferenciantes como Pío Moa en los centros en el exterior».
Los buenos resultados del Cervantes
Las cifras de este organismo creado en 1991 hablan. Según sus propias estadísticas, el año pasado, 243.000 alumnos se matricularon en sus 77 sedes, un 7% más que el año anterior. A sus actividades culturales asistieron más de dos millones de personas.
Todo ello por un presupuesto que en 2012 ha sido de 97 millones de euros, una cifra que parece astronómica para el ciudadano de a pie pero que no representa una partida elevada para un Estado, sobre todo si se tiene en cuenta la relación coste-beneficio. Máxime porque el Cervantes se ha revelado como un eficaz instrumento de creación de élites hispanófilas.