Bajo este tipo de gestión, 47 cooperativas agropecuarias implicadas en un proyecto solucionaron problemas que afectan la producción y por tanto la disponibilidad de alimentos.
Con la frase «Solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos», la iniciativa Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (Apocoop) fortaleció la gestión en cooperativas de cuatro municipios cubanos e incrementó la producción local de alimentos, un problema acuciante para el país en la actualidad.
Esos resultados trascendieron en un encuentro nacional realizado en el Hotel Comodoro, de esta capital, el 17 y 18 de junio, donde participaron más de 50 personas relacionadas con el proyecto que facilitó «un proceso de creación de condiciones y capacidades para alcanzar a mediano plazo formas superiores de gestión cooperativa en el sector agropecuario en Cuba».
Desde 2015, esta iniciativa trabaja con 47 cooperativas distribuidas en las localidades de El Salvador (Guatánamo), Manatí (Las Tunas), Banao (Sancti Spíritus) y Alquízar (Artemisa), bajo la coordinación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, con el apoyo de la organización internacional humanitaria Oxfam y el financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
«La fórmula de la intercooperación arrojó un crecimiento de 95 por ciento en las ganancias de los productores vinculados, con respecto al año inicial del proyecto», aseguró en la inauguración del encuentro Rolando García, coordinador nacional de Apocoop.
Además, el proyecto logró elevar hasta 29 por ciento el autoabastecimiento de alimentos en los territorios beneficiados, una cifra que aspira a elevar en la segunda etapa, que continuaría a la que cierra ahora, en 2019.
La intercooperación consistió en crear capacidades conjuntas entre los productores y las cooperativas para superar obstáculos en la producción, crear encadenamientos productivos, reducir costos y aumentar la eficiencia en la labor agrícola. Todo ello con vistas a elevar la disponibilidad de alimentos en los mercados locales.
A pesar de que el país importa entre 60 y 70 por ciento de la comida para sus 11,2 millones de habitantes, resulta usual la pérdida de cosechas en las fincas por la ausencia de un servicio estable de transporte o porque los productores carecen de un espacio para el procesamiento y la comercialización de los alimentos.
De ahí que parte del financiamiento se destinó a construir minindustrias, centros de beneficios y mercados; aseguramiento de los servicios de transportación y la apertura de talleres para la reparación y mantenimiento de la maquinaria agrícola, en muchos casos obsoleta y sobrexplotada.
«Tras el paso del huracán Irma (septiembre de 2017), las cooperativas involucradas en Apocoop mostraron una capacidad de recuperación mayor, en parte porque se ha generado una cultura de trabajo con una mayor capacidad organizativa y horizontalidad», aseguró en el encuentro Jerome Fauré, representante de Oxfam en Cuba.
Para Miguel Cabrera, coordinador del proyecto en Manatí, «fue beneficioso que las cooperativas pudieran trazar sus estrategias y proyectar lo que querían de forma autónoma».
El productor también destacó el valor de trabajar con un plan de negocios, algo prácticamente desconocido para ellos, y que se lograra el reconocimiento por las autoridades de los espacios creados por el proyecto.
La gestión de conocimientos para el desarrollo fue otro de los objetivos de Apocoop. Por ello, entre otras acciones, organizó de conjunto con la no gubernamental Asociación Nacional de Economistas de Cuba un diplomado titulado «Gestión integral de Cooperativas Agropecuarias sobre bases de intercooperación».
Durante el taller, también se destacó la necesidad de eliminar las trabas burocráticas en la gestión cooperativa, la falta de cohesión que en ocasiones se presenta entre actores y decisores, y la importancia de que se respete la autonomía de estas formas productivas.
Mujeres en la agricultura
Las vulnerabilidades de las mujeres en entornos productivos, mayormente dominados por hombres, la necesidad de facilitar medios que ayuden a su independencia y el enfrentamiento a la violencia de género, fueron problemas que abordó el proyecto durante los tres años de la primera fase.
En el Salvador, promover iniciativas con enfoque de género aún resulta un desafío, compartió Suleidis Aguirre, la coordinadora de Apocoop en este municipio.
En esa localidad, se implementaron acciones como la apertura de un servicio de lavandería con precios asequibles que alivió a las familias de dicha labor doméstica, en especial a las mujeres.
«Ha sido muy bien acogida por la comunidad, sobre todo por las mujeres que están directamente vinculadas al trabajo agrícola, aunque a los campesinos todavía no les gusta mucho que les laven la ropa en lavanderías», indicó Aguirre.
Con el nombre de «El descanso de los puños», pues antes muchas familias realizaban esa labor manualmente, el centro de lavado es también una de las fuente de ingreso económico creadas en la comunidad, aunque por el momento solo ofrece empleo a dos trabajadoras.
Apocoop desarrolló a nivel nacional 22 alternativas económicas de apoyo a las mujeres, la familia y comunidad, entre las que se cuentan talleres de artesanía, florerías, peluquerías-barberías, naves para la crianza de aves, casas de posturas y viveros tecnificados.
De los 304 empleos creados, el 51 por ciento fueron ocupados por mujeres, con un sueldo que promedia los 45 dólares mensuales, lo que supera el salario promedio en el empleo estatal que es de 30 dólares.
Entre los logros de la estrategia de género, el coordinador nacional distinguió el movimiento hacia roles con más poder de decisión, «al concluir esta primera etapa, las mujeres representaban el 70 por ciento de los puestos de dirección», aseguró García.
Fuente: http://www.ipscuba.net/economia/intercooperacion-una-formula-que-llega-al-agro-cubano/